Viernes - 6- Septiembre a las 22:10 horas en La 1, foto,.
Una visita guiada por los enclaves del río,.
TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - Los niños pueden ser princesas y las niñas pueden ser guerreras,.
«Los niños pueden ser princesas y las niñas pueden ser guerreras»,.
La escuela de formación teatral imparte talleres infantiles y prepara a jóvenes para las pruebas de acceso de la ESAD | En el taller de teatro y creatividad infantil de Skene Teatro los niños se dejan llevar por la imaginación,.
Este es el tercer verano que se realizan talleres de teatro y creatividad para niños de 4 a 14 años en esta escuela de formación teatral situada en la calle Blas Infante, en el Casco Antiguo de Badajoz.
Durante las cinco horas de taller los niños pueden ser lo que quieran, sin prejuicios y sin ser juzgados. Eligen qué ropa vestir, si se quieren maquillar o si ponerse tacones o no. Una vez que entran en Skene se olvidan de todos los límites impuestos por la sociedad.
El objetivo es que los niños se olviden en las sesiones de los límites impuestos por la sociedad
Además, desarrollan la empatía y el trabajo
en equipo. «Si el compañero no se acuerda del texto, se ayudan entre
ellos», aclara Fernández.Dividen las cinco horas en dos: de 9 a 11.30 se dedican a las manualidades: hacen máscaras, libretas, muñecos, marionetas con calcetines y pelotas de malabares; después llega un descanso para el desayuno y a partir de media mañana empiezan las actividades teatrales, como improvisación, juegos dramáticos, escenografía o maquillaje. También escriben sus propias obras y luego las representan.
Los padres pueden optar por apuntar a sus hijos el tiempo que quieran. Es decir, pueden ir días sueltos, una semana o hasta que se termine la escuela, el día 31 de agosto.
Las mañanas en Skene son muy divertidas y productivas. No solo aprenden los pequeños, sino que gracias a ellos la monitora puede ver el mundo desde otra perspectiva. «Llamamos espacio a la zona de trabajo. En una ocasión estaba calentando con ellos y dije 'ahora caminamos por el espacio', y se pusieron literalmente a caminar por el espacio, iban sin gravedad», cuenta riéndose. «Claro, son cosas que los adultos obviamos, pero ellos van más allá porque no tienen toda la carga que llevamos los mayores».
Skene Teatro fue fundada en julio de 2017 por Cristina Fernández y Marysol Díaz, dos mujeres valientes que se conocieron en 2004 cuando estudiaban interpretación textual en la Escuela de Teatro y Danza de Olivenza. Cuatro años más tarde decidieron crear una asociación, «pero no sabíamos qué hacer con ella», recuerda Fernández.
Un año después se creó la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Extremadura y decidieron formarse en Dirección y Dramaturgia, para así poder dedicarse a la docencia. Tenían la asociación y las ganas de hacerla crecer, pero no sabían qué les esperaba en el futuro. «En 2016 nos sentamos y dijimos: tenemos la asociación desde hace ocho años, vamos a hacer algo».
El principio no fue fácil. Había poca gente involucrada, contaban con un lugar para las actividades más pequeño que el actual y también tenían dudas, pero sabían que para lograrlo era necesario arriesgar. En ese momento se guiaron por la «necesidad propia de tener un espacio en el que nosotras pudiésemos crear nuestras piezas». Además, querían ofrecer a otras personas que tienen la misma pasión que ellas la oportunidad de formarse en el arte escénico.
Aparte del taller de teatro y creatividad infantil en verano, durante el resto del año, de septiembre a junio, imparten clases regulares de técnicas interpretativas para niños, jóvenes y adultos. El 13 de septiembre se inaugurará el nuevo curso con la presencia de Charles Delgadillo, que fue profesor de voz en la ESAD de Extremadura.
Los fines de semana realizan también talleres especializados en los que cuentan con la participación de profesionales de renombre como Silvia Garzón, actriz de la compañía Atalaya TNT, que estuvo en una de las actividades el año pasado. «Además de las clases y talleres tenemos pensado realizar un espectáculo de pequeño formato una vez al mes», añade Fernández entre las novedades para el próximo curso.
TITULO: Lazos de sangre -«Mi objetivo es ser actor» ,.
El miercoles -4- Septiembre a las 21:30 por La 1, foto,.
«Mi objetivo es ser actor»
Galán tiene 22 años, es estudiante de Biotecnología y sólo tiene pendiente entregar el trabajo de fin de grado para terminar la carrera. Pero a principios de este año se dio cuenta de que su verdadera pasión es actuar. «Me apunté a las clases regulares de teatro para quitarme el miedo escénico y ser más extrovertido a la hora de contar algo en público, pero cada vez que venía a clase sentía que algo se despertaba en mí».
Si le preguntan a qué se quiere dedicar en el futuro, no duda en responder: «Mi objetivo es ser actor».
El joven recibe clases particulares de dos horas durante cinco días para preparase para las pruebas que realizará a partir del 10 de septiembre. El 27 de ese mes la ESAD publicará la lista definitiva de admitidos y Galán sabrá si su sueño se hará realidad.
TITULO: VUELTA AL COLE - El museo del paludismo, en Losar de la Vera,.
El museo del paludismo, en Losar de la Vera,.
El espacio, único en el país, está en mitad del campo, a unos ocho kilómetros de la localidad, y ocupa el edificio del antiguo dispensario antipalúdico, construido en 1923 en una zona de cultivos conocida como El Robledo,.
En el año 1961 se declaró en España el último caso de paludismo autóctono, es decir, contraído en el propio país y no importado por alguien a quien el mosquito picó en el extranjero. Y ese último diagnóstico se dio en un vecino de Rosalejo (Cáceres), lo cual tenía todo el sentido, pues las comarcas de La Vera y el Campo Arañuelo fueron durante décadas el principal foco nacional de paludismo o malaria. Su clima y la abundancia de zonas húmedas eran un hábitat estupendo para el insecto que aún hoy la transmite.Esta información está en los libros, y desde hace unos meses, también en los paneles que recorren los pasillos del centro de interpretación del paludismo, inaugurado este año en Losar de La Vera (abre lunes, martes y miércoles de 9 a 15 horas y el resto de días de 9.30 a 14.30, más los viernes y sábados por la tarde, de 16 a 18 horas). El espacio, único en el país, está en mitad del campo, a unos ocho kilómetros de la localidad, y ocupa el edificio del antiguo dispensario antipalúdico, construido en 1923 en una zona de cultivos conocida como El Robledo.
La señal que lo anuncia surge en la carretera EX-203, la que de curva en atraviesa la comarca. De entrada, el viajero puede sorprenderse al conocer la existencia de un centro de interpretación del paludismo, y quizás se pregunte qué pinta aquí un sitio como este. Cuando regrese al coche, tras haber leído los paneles y escuchado las explicaciones de Esperanza Martín, todo cobrará sentido.
Para llegar hasta el lugar, hay que atravesar Losar de La Vera, en el caso de quienes vengan desde Plasencia. Tras dejar atrás esta localidad, conocida entre otros motivos por lo artístico de los setos que hay a ambos lados de la travesía, hay que seguir hacia adelante, y aproximadamente un kilómetro después de la garganta de Cuartos surge el desvío a la derecha. A partir de él, toca circular primero por una carretera asfaltada pero estrecha durante 2,5 kilómetros, y luego unos 250 metros por una pista de arena bien acondicionada.
La entrada es gratuita, y nada más cruzar la puerta, la guía, solícita, se ofrece para acompañar la visita. Ella contará que hasta aquí venían los vecinos de la zona a recibir las pastillas amarillas (de cloroquina) que tanto les ayudaban. Y que en la cercana Navalmoral de La Mata se creó el Instituto Nacional Antipalúdico (donde hoy está el palacio de justicia), el centro de referencia nacional en la lucha contra esta patología que mató a Tutankamon, a Teresa de Calculta, a Lord Byron o a San Agustín. También a Carlos V, que vivió el último año de su vida en el monasterio de Yuste, a 20 minutos en coche de este centro que aún es mayoritariamente desconocido en la región.
El recorrido permite conocer que hubo una época en la que Extremadura entera estuvo salpicada de centros antipalúdicos parecidos al que se ha recreado en este museo, en la sala Antonio Nieto 'Manguilla', que fue el guarda del edificio y cuyos hijos han quedado tan agradecidos por el recuerdo a su padre que escribieron una carta que figura enmarcada en la puerta de esta estancia.
Tiene todo el sentido que haya un centro de interpretación de la malaria aquí, pues la zona fue el mayor foco del país
Un 'selfie' de otra época
En ella, el visitante puede hacerse una foto con un atuendo que hoy resultará gracioso, en particular a los más jóvenes, pero que en la primera mitad del siglo XX vestía mucha gente por la calle sin dar pie a murmuraciones. Consiste en una red blanca agujereada, al estilo de las mosquiteras, que se sujetaba por arriba a un sombrero y por abajo a un pañuelo anudado al cuello. Con esto y unos guantes, más los pantalones, el calzado y la ropa de manga larga, el cuerpo entero se protegía de la posible picadura del insecto 'Anopheles', que transmitía una enfermedad que podía ser mortal.Aún hoy lo es. No en España, pero sí en otras partes del mundo, principalmente en el África subsahariana. Queda constancia de ello en otra de las salas del centro de interpretación, la dedicada a transmitir la realidad actual de esta patología. La idea de los promotores de este espacio es que atraiga a distintos perfiles de turistas: biólogos, historiadores interesados en Carlos V, familias... Para estas últimas se han ideado recursos como la charca que hay en el exterior, en la que se pueden pescar -y acto seguido devolver al agua, claro- gambusias, que son los peces que se esparcieron por charcas, pozas y gargantas de la zona, porque su voracidad les llevaba a devorar las larvas del mosquito cuya temida picadura daba inicio a un proceso infeccioso que no siempre terminaba bien. En la zona, la gambusia era más conocida como «el pez del paludismo». Así se le explica al visitante que llega hasta este centro que acaba de echar a andar.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -11- Septiembre - PREPARADOS PARA EL FINAL DEL MUNDO ,.
En la tuya o en la mía - Miercoles -11- Septiembre ,.
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín
Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de
personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una
hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al
invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles - 11 - Septiembre,, etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -PREPARADOS PARA EL FINAL DEL MUNDO ,.
PREPARADOS PARA EL FINAL DEL MUNDO ,.
Algunos creen en teorías apocalípticas, la mayoría solo pretende estar listo
para sobrevivir a cualquier tipo de catástrofe. El fenómeno,.
Foto de la Revista XL Semanal, etc,.
Algunos creen en teorías apocalípticas, la mayoría solo pretende estar listo para sobrevivir a cualquier tipo de catástrofe. El fenómeno,.
Foto de la Revista XL Semanal, etc,.
La predicción apocalíptica de que el fin del mundo
sucederá de forma casi inminente, el 21 de diciembre, por una errónea
interpretación del calendario
maya, ha puesto de actualidad el movimiento «prepper» o
survivalista, personas que se preparan activamente para
afrontar por su cuenta cualquier emergencia, desde una catástrofe
natural como una gran inundación o el impacto de una llamarada solar a una
guerra, un colapso económico, una pandemia o una explosión atómica. El fenómeno
se ha hecho muy famoso en EE.UU., donde se vive de forma más extrema, pero
también hay preparacionistas en España. Los miembros de este
colectivo son muy diversos. Para la mayoría, sus motivaciones están muy lejos de
ser fantásticas o pseudoreligiosas, no creen que el mundo vaya a acabarse en una
fecha determinada y se sienten molestos por ser confundidos con los más
crédulos. Algunos grupos tienen sus propios búnkeres ocultos
por la geografía española -así lo confirman a ABC.es-, y están listos para
afrontar el futuro de forma autosuficiente. Otros optan sencillamente por tener
conocimientos de protección civil y saber paso por paso cómo actuar y protegerse
si las cosas se complican durante un tiempo. Sin embargo, lo cierto es que la
profecía de 2012 ha disparado la venta de útiles y objetos que parecen sacados
de una trinchera, los cursos de supervivencia e, incluso, aunque parezca
mentira, la construcción de refugios atómicos.
Miguel Ferrero, empresario de la localidad
madrileña de Tres Cantos, es «prepper». Forma parte de un grupo de supervivencia
en el que participan militares, médicos, ingenieros... «Nos preparamos para
tener un protocolo de actuación y un plan de evacuación ante distintos
escenarios catastróficos, como una catástrofe nuclear o una tormenta solar,
escenarios que realmente pueden suceder», explica. El grupo ha
construido tres refugios alternativos, que utilizaría según fuera
necesario, «en Asturias, Huelva (porque es la zona con menos
probabilidad de contaminación nuclear de España) y un tercer lugar que
no te puedo revelar», se guarda Ferrero. Allí tienen comida, sistemas
de energía y todo cuanto necesitan para sobrevivir durante un tiempo. Cuando se
le pregunta cuál es el motivo de todo este esfuerzo, explica que este país «está
muy atrasado en materia de seguridad y planes de protección civil. Queremos ser
independientes de un sistema que está fracasando».
Ferrero tiene un negocio de aventura, NoName Sport, e imparte cursos de supervivencia. «En el último
año ha venido más gente y, es verdad, tiene que ver con el fin del mundo. Ven
cosas en internet y se preocupan; no solo por los mayas, sino también por la
gran tormenta solar que se espera para 2013», confiesa. En esos cursos aprenden
a vivir alejados de la civilización: hacer un fuego, construir un refugio,
potabilizar agua, cazar, distinguir plantas medicinales, orientarse sin
instrumentos... Incluso se enseña a construir baterías, dinamos o motores.
Un búnker en Arturo Soria
Los mismos motivos, el apocalipsis
de 2012 y el máximo solar para 2013, han provocado que el almacén online de útiles de supervivencia de José Antonio
Pascual, en Barcelona, no pueda siquiera garantizar la entrega de los productos
para el día 21. «Sí, he vendido más estos días», dice. La tienda en internet «ha
pasado de tener 2.500 visitantes diarios hace un año a tener 10.000». En la web
se venden máscaras antigas, raciones del ejército español «procedentes de un
trueque», recarga de gasolina para mecheros... Según relata, «lo que más me
piden son pastillas y filtros para potabilizar el agua (10 y 8 euros), y
pedernales para encender fuego».
Pascual explica que existen muchos tipos de
«preppers». Él no considera que sea necesario construirse ningún refugio y cree
que es mejor estar preparado con medidas como la «mochilla de 72 horas»(contiene agua, una radio,
una navaja suiza, mapa, botiquín, etc,) por si es necesaria una evacuación, pero
coincide con el preparacionista madrileño en la idea de tener una ventaja a la
hora de buscarse la vida si ocurre algo grave. «Parece de ciencia ficción, pero
que se lo pregunten a los argentinos», dice en referencia a las largas colas
para adquirir productos de primera necesidad ante un colapso financiero.
Pero las cosas pueden ser aún peores que los
estantes vacíos de los supermercados. ¿Cómo sobrevivir al impacto de un gran
meteorito como el que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años? ¿Y a
una guerra nuclear? El ingeniero nuclear catalán Antonio Alcahud lleva 35 años
construyendo refugios atómicos. «En 2008 comenzaron a surgir
clientes que me pedían un búnker para prevenir las catástrofes que se anunciaban
para 2012. El 80% son españoles», apunta. Sus estructuras, según afirma por
teléfono, están en los alrededores de Madrid -una de ellas en la misma ciudad,
en la calle Arturo Soria- y de Barcelona. Un refugio estándar se
construye para 25 personas y tiene unos 100 metros cuadrados. Si se
levanta completo (desde la estructura de hormigón armado hasta los trajes de
protección de radioactividad) cuesta unos 130.000 euros. «Se caracterizan por
tener una gran resistencia mecánica para soportar incendios, inundaciones o
terremotos; hermeticidad total para soportar la contaminación química,
radiactiva o bacteriológica; y habitabilidad suficiente para el tiempo
calculado, desde 15 días hasta 20años».
«Madmaxistas»
Alcahud dice que los refugios resisten
explosiones mil veces la de Hiroshima a 2 km de distancia. «El aire se filtra
del exterior, para el agua puede haber pozos propios o filtrarse y depurarse de
la red, se guardan alimentos de larga duración (liofilizados, pan eterno, etc) y
se utilizan grupos electrógenos, depósitos de gasoil y placas solares para
generar energía». La entrada es blindada, estanca, y soporta una presión de 200
toneladas. Una vez dentro se accede a una esclusa de descontaminación y a la
sala de máquinas, también estanca. Una segunda puerta blindada lleva al interior
del refugio, el espacio habitable de 30 a 50 metros cuadrados. Suele ser diáfano
y reunir la cocina, la sala de estar y los dormitorios. El ingeniero dice tener
entre sus clientes también a gente «muy famosa: banqueros, empresarios, un
cantante... normalmente, personas que quieren tomar precauciones, por si
acaso... Otros sí tienen creencias más especiales».
La petición más extravagante le llegó de un
industrial mexicano que le pidió «un refugio para 500 personas y cien
habitaciones con quirófano, biblioteca y una morgue... Debía estar a 2.500
metros de altura por si llegaba una ola gigante, así que incluso lo diseñamos
flotante». Finalmente, el industrial se echó a atrás temeroso de que las bandas
violentas de su país lo asaltaran, «pero ahora está estudiando hacerlo en
Namibia».
Ernesto Blanco, militar, es un survivalista de
Málaga. Autor de un blog donde imparte consejos de supervivencia, no es amigo de
fantasías ni de días del juicio final. «Desde mi punto de vista, un 'prepper' es
alguien que reconoce los beneficios reales de la prevención y la preparación y
las practica -dice-, pero aquel que cree en escenarios apocalípticos y se
prepara activamente para ello es un 'madmaxista' (por la famosa película de
George Miller), básicamente viene a ser un preparador radical y son una
minoría». A su juicio, el asunto interesa no solo por lo que nos pueda caer del
cielo, sino por «la situación social tan vulnerable que atravesamos y la
necesidad de controlar nuestras vidas. Cuando hablamos del fin
del mundo, hablamos del fin del mundo tal y como lo conocemos.
Otras civilizaciones y modelos de sociedad han caído antes».
Kits y bolas flotantes para sobrevivir a la profecía maya
Miles de personas en Estados
Unidos esperan una calamidad el próximo viernes y se preparan para
sobrevivir a lo que esté por llegar (que, por supuesto, no será nada escrito en
un calendario). Los preppers tienen hasta su propio reality show en el canal de
National Geographic. Acumulan alimentos, medicamentos, herramientas, linternas,
baterías y, como no puede ser de otra forma en EE.UU., armas y munición. Los que
esperan un colapso económico acaparan monedas de oro y compran tierras,
fertilizantes y semillas. La versión preparacionista «high cost» se está
construyendo en un silo de misiles abandonado en
Kansas, un condominio de lujo para millonarios con todas las comodidades
modernas, piscina, cine y hasta una biblioteca, para soportarlo todo, desde el
colapso económico y las llamaradas solares hasta los ataques terroristas y las
pandemias.
En Rusia, existe una auténtica psicosis fin del mundo. Algunos
programas de distintos canales de televisión han dado recomendaciones de cómo
ponerse a salvo, qué regiones del país son las más seguras y qué llevar consigo.
Hay quien ha excavado galerías subterráneas y las ha llenado de conservas,
harina, azúcar y queroseno. En muchos centros de población de Rusia, sobre todo
de Siberia, se han quedado sin velas y cajas de cerillas.
En la ciudad siberiana de Tomsk se vende un kit de supervivencia
que incluye cereales, una pastilla de jabón, una navaja, pastillas purificadoras
de agua, un botiquín, velas, cerillas y... una botella de vodka. Vale mil rublos
(unos 25 euros) y ya se han vendido miles.
Lo más divertido al respecto del apocalipsis ha ocurrido en China,
donde se han inventado la solución para sobrevivir al fin del mundo: un refugio
en forma de esfera de alta tecnología, capaz de soportar hasta el Armagedón. Un
antiguo agricultor convertido en fabricante de muebles ha sido el precursor de
esta curiosa iniciativa.
TITULO:
EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA -
VIERNES - 13 - Septiembre - LOS FUNDIMOS A DEBERES,.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes -13-Septiembre , etc.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes -13-Septiembre , etc.
EL
BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - VIERNES
-13-Septiembre -LOS FUNDIMOS A DEBERES,.
LOS FUNDIMOS A DEBERES,.
fotos / Prohibir los deberes. Esa es la propuesta estrella de la reforma
educativa que prepara el gobierno francés. El presidente François Hollande
argumenta que el trabajo debe hacerse en la escuela, no en casa.
Y que los papás no deben sacarles 'las castañas del fuego' (llámese 'la
castaña' a un análisis morfológico o una división de dos cifras) a sus retoños,
porque eso penaliza a las familias con menos educación y con menos recursos, ya
que los niños no pueden recibir la ayuda de sus padres, de un profesor
particular o de una academia. Hollande invoca el viejo lema republicano de la
égalité. La igualdad debería empezar en las aulas. También la sobrecarga de
trabajo de los pequeños, aunque en Francia solo van al cole cuatro días por
semana (el miércoles es día libre). La medida es polémica y sigue la
estela de 'revolución de los deberes', con huelgas de 'lápices caídos' de los
padres en Francia y Bélgica el pasado curso. Además, los deberes en
Primaria ya estaban teóricamente prohibidos desde 1956, aunque cada maestro
tiene su librillo y para la mayoría el librillo incluye aún las tareas para
casa.
¿Deberes, sí; deberes, no? ¿Son una condena a trabajos forzosos o una manera
de inculcar el sentido de la responsabilidad? La reforma francesa ha
reavivado un debate muy enconado en los países que heredaron un modelo de
enseñanza basado en la tradición enciclopédica, como España, Alemania o Rusia,
donde al exceso de lecciones discursivas y una gran carga de horas lectivas hay
que sumar las tareas de propina en el hogar. Total, para cosechar unos
resultados muy mediocres. En otros modelos, como el anglosajón, con clases mucho
más ligeras y mayor autonomía de los estudiantes a la hora de elegir su
itinerario académico, apenas ha calado la controversia. De hecho, los gobiernos
suelen recomendar que no falten los deberes. Aunque sus resultados tampoco son
para tirar cohetes. Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos pueden presumir de las
calificaciones de sus adolescentes en PISA, aunque luego sus universidades
marcan la diferencia.
En cuanto a los dos modelos más exitosos, el escandinavo y el de los
países punteros del sudeste asiático son como el día y la noche, aunque
ambos funcionan de maravilla. El primero apenas le da importancia a los deberes
(aunque los hay), el segundo es tan competitivo que es necesario ir a academias
privadas, con lo que el trabajo extraescolar se convierte en realidad en una
doble jornada agotadora para los estudiantes.Aquí se mira con envidia a
Finlandia. Frustrados, muchos padres españoles se preguntan cómo puede ser que
nueve de cada diez niños finlandeses, que han entrado al colegio un año o dos
más tarde (a los siete) que sus hijos, que han dado 1500 clases menos (y,
además, más cortas) y que solo han hecho deberes durante un cuarto de hora (o
como mucho media) al día, se saquen el título de Secundaria, mientras aquí
estamos a la cabeza de la tasa de abandono escolar en Europa. ¿Pueden
ser los deberes por exceso o por defecto un factor determinante?
Lo primero que habría que saber es si estamos agotando y estresando a
los más pequeños. Para muchos niños de cinco a doce años, las 24 horas
del día parecen no ser suficientes. A esas edades, estiman los expertos, es
necesario dormir del orden de once horas diarias. Una media de difícil alcance
en un país donde los escolares salen del colegio entre las cuatro y las cinco de
la tarde y apenas les quedan unas tres horas y media para merendar, bañarse,
cenar, jugar y hacer deberes antes de acostarse. Esto es, para despertarse a las
7.30, deberían estar dormidos a las 20.30. Es una carrera contrarreloj capaz de
'fundir' a padres e hijos. Los niños, entienden los pedagogos, necesitan jugar,
correr, moverse, sorprenderse y descubrir que van superando sus propios límites
tanto o más que estudiar.
La lista de argumentos a favor de la reducción drástica de los deberes no ha
dejado de crecer en los últimos años. El ejemplo de países como Finlandia,
Japón, Dinamarca o la República Checa, donde los maestros suelen asignar pocos
deberes a sus alumnos, ha espoleado esta reclamación. No se trata se argumenta
de ver los deberes como los responsables de los males infantiles, sino su
exceso. «No es malo que a partir de los siete años los niños dediquen
algún tiempo, no mucho, a ir creando en casa hábitos de trabajo, de lectura, de
creación artística... pero sin agobios, entiende Tomás Andrés Tripero,
profesor de Psicología del Desarrollo y de la Educación en la Universidad
Complutense. Esas actividades intelectuales serán buenas para practicar la
concentración, fundamental para el desarrollo neurológico y cerebral». Una carga
desmesurada, opina Tripero, es contraproducente ya que el niño puede verse
abrumado por una agenda ante la cual se siente desbordado. «De esa manera, el
estudio se convierte en algo terrible y desconcertante, en vez de en una
aventura de descubrimiento y placer».
Y no es solo la cantidad. «Hay deberes inútiles y pesados que pueden
interpretarse casi como un castigo», subraya Enric Roca, catedrático de
Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Deberían ser tareas
atractivas vinculadas a la realidad del mundo, que ayuden a los niños a
reafirmar el aprendizaje que no se haya consolidado en horario escolar o
profundizar y ampliar lo que se haya aprendido». Por ejemplo, algo tan simple
como acompañar a los padres al supermercado y fijarse en las etiquetas de los
alimentos. Qué mejor manera de aprender lo que son las proteínas o las grasas y
al mismo tiempo adquirir hábitos de consumidor responsable.
Pero no se trata de desterrar por completo esta práctica del sistema
educativo. Profesionales como Joan Miquel Sala, presidente de la Asociación
Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, creen que se deben hacer deberes
en Secundaria. «Entre una y dos horas no es un tiempo excesivo. Cuando hacen los
deberes fuera del aula, los niños se enfrentan a dificultades que tienen que
superar. Desarrollan el esfuerzo personal y la autonomía».
«Los deberes también sirven para que los padres se enteren de lo que
hacen sus hijos, estableciendo con ellos una relación de colaboración. Los
niños, a su vez, ven que a sus padres les preocupa lo que hacen en la escuela y
se implican», advierte el catedrático Enric Roca, subrayando la
importancia de la complicidad entre padres e hijos. «A padres implicados
corresponden, por regla general, alumnos eficientes», añade Sala, aunque matiza
que no se trata de sentarse y hacer con ellos la tarea, sino de ayudar en casa a
crear hábitos de disciplina y trabajo. «La familia debe tutelar la realización
de las tareas escolares», dice Sala.
Es lo que hace Pablo Gortázar, un padre de dos niñas, de 10 y 13 años, que se
indigna al ver que «de la hora y media que la mayor, extremadamente
responsable, pasaba haciendo sus deberes, 20 minutos los dedicaba a copiar en
rojo los títulos de los ejercicios, por exigencia de su profesor».
Gortázar emprendió la búsqueda de un centro educativo donde su hija pequeña no
necesitara emplear más de media hora al día en hacer sus deberes. Los deberes,
al igual que no deben acaparar el tiempo libre, tampoco pueden privar a los
niños de clases extraescolares como deporte o música.
«Pero los deberes no son el único 'villano' que impide a los niños disfrutar
de entretenimiento de calidad», incide Tripero. Pasar demasiado tiempo
ante la televisión, las videoconsolas, las tabletas o los smartphones es también
muy perjudicial. «Lo único que hacen es saturar los sistemas
perceptivos». Los padres deben poner los límites para que el tiempo del
niño tampoco se vaya por el desagüe con lo electrónico. Hay estudios que asocian
el aumento del sedentarismo y la obesidad a la excesiva carga de tareas.
Prenderá la llama revolucionaria francesa en España? Los padres están
muy divididos. «Provocan desigualdades sociales», comenta Jesús María
Sánchez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y
Madres de Alumnos (Ceapa) que representa a más de tres millones de familias y el
cual aplaude las reivindicaciones y medidas que llegan desde el país
vecino. «Y crean tensiones entre padres e hijos. Muchas veces, para
poder hacer los deberes, se quedan sin jugar, por lo que generan
rechazo». La otra gran confederación, Concapa, advierte, sin embargo,
que eliminar los deberes «acarreará más fracaso escolar». Esta asociación
católica defiende que los deberes «refuerzan la capacidad de razonamiento y
memoria en los niños; puede cuestionarse si la carga de trabajo que conllevan es
o no excesiva, pero la supresión sería una gran irresponsabilidad».
Los deberes en el mundo
España: ¿Hay que hacer deberes? Sí. De 1,5 a 3 horas diarias de
media. Horas pasadas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 7300.
Fracaso escolar (no terminan la Secundaria): 26,5%. Ranking en PISA: 33.
Finlandia: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Muy ligeros: de 15 a 30
minutos. Horas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 5700. Fracaso
escolar (no terminan la Secundaria): 9,8%. Ranking en PISA: 3.
Corea del Sur: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Mínimo 3 o 4 horas, pero
se hacen en academias, no en casa. Horas lectivas de los 7 a los 14
años: 5900. Fracaso escolar (no acaban Secundaria): 2%. Ranking en PISA: 2.
Francia: ¿Hay que hacer deberes? No, están prohibidos en Primaria,
pero muchos profesores se saltan esta norma. El Gobierno propone ahora
que por ley todas las tareas se realicen en la escuela. Horas lectivas de los 7
a los 14 años: 7400. Fracaso escolar: 12%. Ranking en PISA: 21.
Reino Unido: ¿Hay que hacer deberes? Sí. El Gobierno recomienda de
1,5 horas (en Primaria) a 2,5 (Secundaria). Horas lectivas de los 7 a
los 14 años: 7150 Fracaso escolar: 15%. Ranking en PISA: 26.
Alemania: ¿Hay que hacer deberes? Sí, y los padres se quejan de que
los niños pasan más horas en clase y haciendo deberes (38,5 semanales) que con
ellos (18). Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 6300. Fracaso
escolar: 11,5%. Ranking en PISA: 19.
Dinamarca: ¿Hay que hacer deberes? No. Los colegios no pueden mandar
deberes para los fines de semana. Horas lectivas: 6500. Fracaso
escolar: 9,6%. Ranking en PISA: 2
Cuatro modelos de educación: Así funcionan
El modelo continental. El más seguido en España
La tradición enciclopédica y memorística francesa que importaron España,
Alemania... Pocos descansos. Muchas materias. Abundancia de lecciones
discursivas del profesor, con toma de apuntes y exámenes en los que hay que
responder al pie de la letra. Currículos tan cargados que no hay manera
de completarlos sin refuerzo extraescolar. No es extraño que la 'revolución de
los deberes' haya surgido en Francia. Los padres creen que les restan demasiado
tiempo libre a sus hijos... y a ellos, porque tienen una mayor tendencia a
ayudarlos: la estructura familiar es más protector
El modelo anglosajón. Premio a la creatividad
Británicos y estadounidenses aconsejan que los niños trabajen una hora y
media en casa y dos horas y media si van al instituto. Así equilibran un sistema
en el que las clases son bastante ligeras frente al modelo continental.
Se intenta no 'quemar' a los alumnos con un exceso de carga académica,
aunque esto ha conllevado una caída en el nivel de las asignaturas
técnicas. Las tareas de casa tienen un gran valor en la nota y se
premia la creatividad; al contrario que en el modelo continental, donde se
consideran una obligación y su incidencia solo suele tener carácter penalizador
si no se hacen.
El modelo escandinavo. Menos horas lectivas
No hay sobrecarga de horas lectivas (un niño finlandés tendrá unas
1500 horas menos de clase que un español para sacarse la Secundaria). Las clases
son cortas. Muchos recreos y descansos. Relajadas y con prácticas
variadas. Se huye de la memorización. Y no hay obsesión por evaluar
continuamente. La única obsesión de este sistema es detectar cuanto antes a los
niños con dificultades de aprendizaje para garantizar la igualdad de
oportunidades. Pocos exámenes y con escasa trascendencia. Se mandan algunas
tareas para casa, pero muy ligeras. Eso sí, es impensable que no las lleven
hechas.
El modelo asiático. El poder de la exigencia
Los alumnos reciben clases privadas después del horario escolar: el
90 por ciento de los coreanos, el 85 en Hong Kong y el 97 en Singapur.
Así que los deberes no se suelen hacer en casa, sino en las academias. Y eso a
pesar de que en los colegios el horario suele ser de mañana y tarde. Los
estudiantes llegan a casa exhaustos, sobre las ocho de la noche. El sistema es
muy competitivo. Se sigue la tradición confuciana, que premia el mérito. Los
padres ni se plantean que no haya deberes. Las clases son tensas. Se pregunta la
lección. Se castiga. Los exámenes son a cara de perro. Generan un gran nivel de
angustia. Alto índice de suicidios.
Dos expertos, dos posturas,
Pamela Sammons Lleva 30 años investigando diferentes métodos de
educación. Titular del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford
desde 2009.
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. Hacer deberes promueve el progreso y el rendimiento de
los alumnos. Refuerzan los conocimientos adquiridos en clase y también fomentan
el aprendizaje independiente y la autorregulación.
XL. ¿A qué edad hay que empezar?
P.S. Nuestros resultados se aplican a estudiantes de
Secundaria, pero también hemos hallado efectos positivos en edades tempranas.
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Todos, tanto los que sacan buenas notas como los que
no, se benefician.
XL. ¿Es excesiva la cantidad de deberes que se mandan?
P.S. El horario escolar es breve en muchos países. Y el
tiempo que, por ejemplo en Inglaterra, se invierte en trabajo académico a veces
no pasa de tres horas y media de las seis que están en el colegio. Por eso,
invertir una hora al día en hacer deberes es importante.
XL. ¿Deberes es igual a resultados académicos?
P.S. Una de las razones por las que los niños chinos e
indios tienen mejores resultados es que invierten más tiempo en hacer deberes.
Tiene que ver tanto con el esfuerzo como con la capacidad de los alumnos. ¡Los
colegios privados suelen tener mejores resultados porque ponen más énfasis en
los deberes!
XL. Algunos aseguran que los deberes discriminan a las clases más
humildes.
P.S. La investigación demuestra que los padres de clase
trabajadora pueden ayudar a sus hijos a tener éxito 'contra viento y marea' por
tener grandes aspiraciones para ellos. Los niños procedentes de medios
desfavorecidos que obtuvieron buenos resultados fueron respaldados por padres
que valoran el aprendizaje y alientan sus actividades extracurriculares.
Su estudio. El estudio, realizado por los académicos del
Instituto de Educación de Oxford y el Birkbeck College de la Universidad de
Londres, ha seguido la evolución durante los últimos 15 años de 3000 niños desde
Preescolar hasta los 14 años. Y concluye que dos horas diarias de deberes y
estudio mejoran las califica-ciones escolares.
Harris Cooper. Eminencia mundial en educación. Doctor en psicología
social y profesor de psicología en la Universidad de Duke (Estados
Unidos)
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. En su justa medida pueden ser beneficiosos, pero si son
demasiados generan estrés y tienen un efecto negativo en el rendimiento
académico y en la actitud hacia la asignatura.
XL. Pero fomentan valores como el esfuerzo, ¿no?
P.S. Desde luego. Pero si son excesivos generan fricción y
peleas con los padres. Tanto el tiempo como las tareas tienen que depender de la
edad del niño y de su nivel de desarrollo.
XL. ¿Y cuánto tiempo es recomendable?
P.S. ¡Apliquemos la regla de los diez minutos! Los niños de
seis años empiezan con diez minutos diarios y cada año se van sumando diez
minutos más.
XL. ¿En qué asignaturas se debe hacer más énfasis?
P.S. Los deberes tienen que ser variados. Son muy útiles
aquellos que ayudan a los niños a aprender a través de la práctica. ¡Apliquemos
las matemáticas a su deporte favorito!
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Ambos, pero para ello los profesores tienen que valorar
la capacidad de cada estudiante cuando mandan trabajo para casa. La misma tarea
en la que el alumno notable brillará, puede llevar al mal estudiante a la
frustración.
XL. En Finlandia apenas mandan deberes, en China obligan a hacer
muchos; pero ambos tienen buenos resultados académicos.
P.S. Cuando se comparan los resultados académicos de dos
países, no se puede evaluar un único aspecto. No se trata solo del tiempo que
cada niño invierte en hacer deberes, sino del tiempo que están en el colegio, la
enseñanza fuera del aula que imponen los padres y, en general, el sistema de
valores culturales de cada país. ¡No se puede tomar un solo factor educacional y
atribuirle toda la responsabilidad!
Su estudio. Su investigación sobre las tareas escolares ha
arrojado una conclu-sión: la correlación entre la cantidad de deberes y el éxito
escolar es muy pequeña en la Enseñanza Primaria y solo moderada en la
Secundaria. Sus recomendaciones han tenido su traducción en políticas educativas
en todo Estados Unidos.
EL
BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - VIERNES
-13-Septiembre -LOS FUNDIMOS A DEBERES,.
LOS FUNDIMOS A DEBERES,.
fotos / Prohibir los deberes. Esa es la propuesta estrella de la reforma
educativa que prepara el gobierno francés. El presidente François Hollande
argumenta que el trabajo debe hacerse en la escuela, no en casa.
Y que los papás no deben sacarles 'las castañas del fuego' (llámese 'la
castaña' a un análisis morfológico o una división de dos cifras) a sus retoños,
porque eso penaliza a las familias con menos educación y con menos recursos, ya
que los niños no pueden recibir la ayuda de sus padres, de un profesor
particular o de una academia. Hollande invoca el viejo lema republicano de la
égalité. La igualdad debería empezar en las aulas. También la sobrecarga de
trabajo de los pequeños, aunque en Francia solo van al cole cuatro días por
semana (el miércoles es día libre). La medida es polémica y sigue la
estela de 'revolución de los deberes', con huelgas de 'lápices caídos' de los
padres en Francia y Bélgica el pasado curso. Además, los deberes en
Primaria ya estaban teóricamente prohibidos desde 1956, aunque cada maestro
tiene su librillo y para la mayoría el librillo incluye aún las tareas para
casa.
¿Deberes, sí; deberes, no? ¿Son una condena a trabajos forzosos o una manera
de inculcar el sentido de la responsabilidad? La reforma francesa ha
reavivado un debate muy enconado en los países que heredaron un modelo de
enseñanza basado en la tradición enciclopédica, como España, Alemania o Rusia,
donde al exceso de lecciones discursivas y una gran carga de horas lectivas hay
que sumar las tareas de propina en el hogar. Total, para cosechar unos
resultados muy mediocres. En otros modelos, como el anglosajón, con clases mucho
más ligeras y mayor autonomía de los estudiantes a la hora de elegir su
itinerario académico, apenas ha calado la controversia. De hecho, los gobiernos
suelen recomendar que no falten los deberes. Aunque sus resultados tampoco son
para tirar cohetes. Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos pueden presumir de las
calificaciones de sus adolescentes en PISA, aunque luego sus universidades
marcan la diferencia.
En cuanto a los dos modelos más exitosos, el escandinavo y el de los
países punteros del sudeste asiático son como el día y la noche, aunque
ambos funcionan de maravilla. El primero apenas le da importancia a los deberes
(aunque los hay), el segundo es tan competitivo que es necesario ir a academias
privadas, con lo que el trabajo extraescolar se convierte en realidad en una
doble jornada agotadora para los estudiantes.Aquí se mira con envidia a
Finlandia. Frustrados, muchos padres españoles se preguntan cómo puede ser que
nueve de cada diez niños finlandeses, que han entrado al colegio un año o dos
más tarde (a los siete) que sus hijos, que han dado 1500 clases menos (y,
además, más cortas) y que solo han hecho deberes durante un cuarto de hora (o
como mucho media) al día, se saquen el título de Secundaria, mientras aquí
estamos a la cabeza de la tasa de abandono escolar en Europa. ¿Pueden
ser los deberes por exceso o por defecto un factor determinante?
Lo primero que habría que saber es si estamos agotando y estresando a
los más pequeños. Para muchos niños de cinco a doce años, las 24 horas
del día parecen no ser suficientes. A esas edades, estiman los expertos, es
necesario dormir del orden de once horas diarias. Una media de difícil alcance
en un país donde los escolares salen del colegio entre las cuatro y las cinco de
la tarde y apenas les quedan unas tres horas y media para merendar, bañarse,
cenar, jugar y hacer deberes antes de acostarse. Esto es, para despertarse a las
7.30, deberían estar dormidos a las 20.30. Es una carrera contrarreloj capaz de
'fundir' a padres e hijos. Los niños, entienden los pedagogos, necesitan jugar,
correr, moverse, sorprenderse y descubrir que van superando sus propios límites
tanto o más que estudiar.
La lista de argumentos a favor de la reducción drástica de los deberes no ha
dejado de crecer en los últimos años. El ejemplo de países como Finlandia,
Japón, Dinamarca o la República Checa, donde los maestros suelen asignar pocos
deberes a sus alumnos, ha espoleado esta reclamación. No se trata se argumenta
de ver los deberes como los responsables de los males infantiles, sino su
exceso. «No es malo que a partir de los siete años los niños dediquen
algún tiempo, no mucho, a ir creando en casa hábitos de trabajo, de lectura, de
creación artística... pero sin agobios, entiende Tomás Andrés Tripero,
profesor de Psicología del Desarrollo y de la Educación en la Universidad
Complutense. Esas actividades intelectuales serán buenas para practicar la
concentración, fundamental para el desarrollo neurológico y cerebral». Una carga
desmesurada, opina Tripero, es contraproducente ya que el niño puede verse
abrumado por una agenda ante la cual se siente desbordado. «De esa manera, el
estudio se convierte en algo terrible y desconcertante, en vez de en una
aventura de descubrimiento y placer».
Y no es solo la cantidad. «Hay deberes inútiles y pesados que pueden
interpretarse casi como un castigo», subraya Enric Roca, catedrático de
Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Deberían ser tareas
atractivas vinculadas a la realidad del mundo, que ayuden a los niños a
reafirmar el aprendizaje que no se haya consolidado en horario escolar o
profundizar y ampliar lo que se haya aprendido». Por ejemplo, algo tan simple
como acompañar a los padres al supermercado y fijarse en las etiquetas de los
alimentos. Qué mejor manera de aprender lo que son las proteínas o las grasas y
al mismo tiempo adquirir hábitos de consumidor responsable.
Pero no se trata de desterrar por completo esta práctica del sistema
educativo. Profesionales como Joan Miquel Sala, presidente de la Asociación
Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, creen que se deben hacer deberes
en Secundaria. «Entre una y dos horas no es un tiempo excesivo. Cuando hacen los
deberes fuera del aula, los niños se enfrentan a dificultades que tienen que
superar. Desarrollan el esfuerzo personal y la autonomía».
«Los deberes también sirven para que los padres se enteren de lo que
hacen sus hijos, estableciendo con ellos una relación de colaboración. Los
niños, a su vez, ven que a sus padres les preocupa lo que hacen en la escuela y
se implican», advierte el catedrático Enric Roca, subrayando la
importancia de la complicidad entre padres e hijos. «A padres implicados
corresponden, por regla general, alumnos eficientes», añade Sala, aunque matiza
que no se trata de sentarse y hacer con ellos la tarea, sino de ayudar en casa a
crear hábitos de disciplina y trabajo. «La familia debe tutelar la realización
de las tareas escolares», dice Sala.
Es lo que hace Pablo Gortázar, un padre de dos niñas, de 10 y 13 años, que se
indigna al ver que «de la hora y media que la mayor, extremadamente
responsable, pasaba haciendo sus deberes, 20 minutos los dedicaba a copiar en
rojo los títulos de los ejercicios, por exigencia de su profesor».
Gortázar emprendió la búsqueda de un centro educativo donde su hija pequeña no
necesitara emplear más de media hora al día en hacer sus deberes. Los deberes,
al igual que no deben acaparar el tiempo libre, tampoco pueden privar a los
niños de clases extraescolares como deporte o música.
«Pero los deberes no son el único 'villano' que impide a los niños disfrutar
de entretenimiento de calidad», incide Tripero. Pasar demasiado tiempo
ante la televisión, las videoconsolas, las tabletas o los smartphones es también
muy perjudicial. «Lo único que hacen es saturar los sistemas
perceptivos». Los padres deben poner los límites para que el tiempo del
niño tampoco se vaya por el desagüe con lo electrónico. Hay estudios que asocian
el aumento del sedentarismo y la obesidad a la excesiva carga de tareas.
Prenderá la llama revolucionaria francesa en España? Los padres están
muy divididos. «Provocan desigualdades sociales», comenta Jesús María
Sánchez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y
Madres de Alumnos (Ceapa) que representa a más de tres millones de familias y el
cual aplaude las reivindicaciones y medidas que llegan desde el país
vecino. «Y crean tensiones entre padres e hijos. Muchas veces, para
poder hacer los deberes, se quedan sin jugar, por lo que generan
rechazo». La otra gran confederación, Concapa, advierte, sin embargo,
que eliminar los deberes «acarreará más fracaso escolar». Esta asociación
católica defiende que los deberes «refuerzan la capacidad de razonamiento y
memoria en los niños; puede cuestionarse si la carga de trabajo que conllevan es
o no excesiva, pero la supresión sería una gran irresponsabilidad».
Los deberes en el mundo
España: ¿Hay que hacer deberes? Sí. De 1,5 a 3 horas diarias de
media. Horas pasadas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 7300.
Fracaso escolar (no terminan la Secundaria): 26,5%. Ranking en PISA: 33.
Finlandia: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Muy ligeros: de 15 a 30
minutos. Horas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 5700. Fracaso
escolar (no terminan la Secundaria): 9,8%. Ranking en PISA: 3.
Corea del Sur: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Mínimo 3 o 4 horas, pero
se hacen en academias, no en casa. Horas lectivas de los 7 a los 14
años: 5900. Fracaso escolar (no acaban Secundaria): 2%. Ranking en PISA: 2.
Francia: ¿Hay que hacer deberes? No, están prohibidos en Primaria,
pero muchos profesores se saltan esta norma. El Gobierno propone ahora
que por ley todas las tareas se realicen en la escuela. Horas lectivas de los 7
a los 14 años: 7400. Fracaso escolar: 12%. Ranking en PISA: 21.
Reino Unido: ¿Hay que hacer deberes? Sí. El Gobierno recomienda de
1,5 horas (en Primaria) a 2,5 (Secundaria). Horas lectivas de los 7 a
los 14 años: 7150 Fracaso escolar: 15%. Ranking en PISA: 26.
Alemania: ¿Hay que hacer deberes? Sí, y los padres se quejan de que
los niños pasan más horas en clase y haciendo deberes (38,5 semanales) que con
ellos (18). Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 6300. Fracaso
escolar: 11,5%. Ranking en PISA: 19.
Dinamarca: ¿Hay que hacer deberes? No. Los colegios no pueden mandar
deberes para los fines de semana. Horas lectivas: 6500. Fracaso
escolar: 9,6%. Ranking en PISA: 2
Cuatro modelos de educación: Así funcionan
El modelo continental. El más seguido en España
La tradición enciclopédica y memorística francesa que importaron España,
Alemania... Pocos descansos. Muchas materias. Abundancia de lecciones
discursivas del profesor, con toma de apuntes y exámenes en los que hay que
responder al pie de la letra. Currículos tan cargados que no hay manera
de completarlos sin refuerzo extraescolar. No es extraño que la 'revolución de
los deberes' haya surgido en Francia. Los padres creen que les restan demasiado
tiempo libre a sus hijos... y a ellos, porque tienen una mayor tendencia a
ayudarlos: la estructura familiar es más protector
El modelo anglosajón. Premio a la creatividad
Británicos y estadounidenses aconsejan que los niños trabajen una hora y
media en casa y dos horas y media si van al instituto. Así equilibran un sistema
en el que las clases son bastante ligeras frente al modelo continental.
Se intenta no 'quemar' a los alumnos con un exceso de carga académica,
aunque esto ha conllevado una caída en el nivel de las asignaturas
técnicas. Las tareas de casa tienen un gran valor en la nota y se
premia la creatividad; al contrario que en el modelo continental, donde se
consideran una obligación y su incidencia solo suele tener carácter penalizador
si no se hacen.
El modelo escandinavo. Menos horas lectivas
No hay sobrecarga de horas lectivas (un niño finlandés tendrá unas
1500 horas menos de clase que un español para sacarse la Secundaria). Las clases
son cortas. Muchos recreos y descansos. Relajadas y con prácticas
variadas. Se huye de la memorización. Y no hay obsesión por evaluar
continuamente. La única obsesión de este sistema es detectar cuanto antes a los
niños con dificultades de aprendizaje para garantizar la igualdad de
oportunidades. Pocos exámenes y con escasa trascendencia. Se mandan algunas
tareas para casa, pero muy ligeras. Eso sí, es impensable que no las lleven
hechas.
El modelo asiático. El poder de la exigencia
Los alumnos reciben clases privadas después del horario escolar: el
90 por ciento de los coreanos, el 85 en Hong Kong y el 97 en Singapur.
Así que los deberes no se suelen hacer en casa, sino en las academias. Y eso a
pesar de que en los colegios el horario suele ser de mañana y tarde. Los
estudiantes llegan a casa exhaustos, sobre las ocho de la noche. El sistema es
muy competitivo. Se sigue la tradición confuciana, que premia el mérito. Los
padres ni se plantean que no haya deberes. Las clases son tensas. Se pregunta la
lección. Se castiga. Los exámenes son a cara de perro. Generan un gran nivel de
angustia. Alto índice de suicidios.
Dos expertos, dos posturas,
Pamela Sammons Lleva 30 años investigando diferentes métodos de
educación. Titular del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford
desde 2009.
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. Hacer deberes promueve el progreso y el rendimiento de
los alumnos. Refuerzan los conocimientos adquiridos en clase y también fomentan
el aprendizaje independiente y la autorregulación.
XL. ¿A qué edad hay que empezar?
P.S. Nuestros resultados se aplican a estudiantes de
Secundaria, pero también hemos hallado efectos positivos en edades tempranas.
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Todos, tanto los que sacan buenas notas como los que
no, se benefician.
XL. ¿Es excesiva la cantidad de deberes que se mandan?
P.S. El horario escolar es breve en muchos países. Y el
tiempo que, por ejemplo en Inglaterra, se invierte en trabajo académico a veces
no pasa de tres horas y media de las seis que están en el colegio. Por eso,
invertir una hora al día en hacer deberes es importante.
XL. ¿Deberes es igual a resultados académicos?
P.S. Una de las razones por las que los niños chinos e
indios tienen mejores resultados es que invierten más tiempo en hacer deberes.
Tiene que ver tanto con el esfuerzo como con la capacidad de los alumnos. ¡Los
colegios privados suelen tener mejores resultados porque ponen más énfasis en
los deberes!
XL. Algunos aseguran que los deberes discriminan a las clases más
humildes.
P.S. La investigación demuestra que los padres de clase
trabajadora pueden ayudar a sus hijos a tener éxito 'contra viento y marea' por
tener grandes aspiraciones para ellos. Los niños procedentes de medios
desfavorecidos que obtuvieron buenos resultados fueron respaldados por padres
que valoran el aprendizaje y alientan sus actividades extracurriculares.
Su estudio. El estudio, realizado por los académicos del
Instituto de Educación de Oxford y el Birkbeck College de la Universidad de
Londres, ha seguido la evolución durante los últimos 15 años de 3000 niños desde
Preescolar hasta los 14 años. Y concluye que dos horas diarias de deberes y
estudio mejoran las califica-ciones escolares.
Harris Cooper. Eminencia mundial en educación. Doctor en psicología
social y profesor de psicología en la Universidad de Duke (Estados
Unidos)
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. En su justa medida pueden ser beneficiosos, pero si son
demasiados generan estrés y tienen un efecto negativo en el rendimiento
académico y en la actitud hacia la asignatura.
XL. Pero fomentan valores como el esfuerzo, ¿no?
P.S. Desde luego. Pero si son excesivos generan fricción y
peleas con los padres. Tanto el tiempo como las tareas tienen que depender de la
edad del niño y de su nivel de desarrollo.
XL. ¿Y cuánto tiempo es recomendable?
P.S. ¡Apliquemos la regla de los diez minutos! Los niños de
seis años empiezan con diez minutos diarios y cada año se van sumando diez
minutos más.
XL. ¿En qué asignaturas se debe hacer más énfasis?
P.S. Los deberes tienen que ser variados. Son muy útiles
aquellos que ayudan a los niños a aprender a través de la práctica. ¡Apliquemos
las matemáticas a su deporte favorito!
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Ambos, pero para ello los profesores tienen que valorar
la capacidad de cada estudiante cuando mandan trabajo para casa. La misma tarea
en la que el alumno notable brillará, puede llevar al mal estudiante a la
frustración.
XL. En Finlandia apenas mandan deberes, en China obligan a hacer
muchos; pero ambos tienen buenos resultados académicos.
P.S. Cuando se comparan los resultados académicos de dos
países, no se puede evaluar un único aspecto. No se trata solo del tiempo que
cada niño invierte en hacer deberes, sino del tiempo que están en el colegio, la
enseñanza fuera del aula que imponen los padres y, en general, el sistema de
valores culturales de cada país. ¡No se puede tomar un solo factor educacional y
atribuirle toda la responsabilidad!
Su estudio. Su investigación sobre las tareas escolares ha
arrojado una conclu-sión: la correlación entre la cantidad de deberes y el éxito
escolar es muy pequeña en la Enseñanza Primaria y solo moderada en la
Secundaria. Sus recomendaciones han tenido su traducción en políticas educativas
en todo Estados Unidos.
Y que los papás no deben sacarles 'las castañas del fuego' (llámese 'la castaña' a un análisis morfológico o una división de dos cifras) a sus retoños, porque eso penaliza a las familias con menos educación y con menos recursos, ya que los niños no pueden recibir la ayuda de sus padres, de un profesor particular o de una academia. Hollande invoca el viejo lema republicano de la égalité. La igualdad debería empezar en las aulas. También la sobrecarga de trabajo de los pequeños, aunque en Francia solo van al cole cuatro días por semana (el miércoles es día libre). La medida es polémica y sigue la estela de 'revolución de los deberes', con huelgas de 'lápices caídos' de los padres en Francia y Bélgica el pasado curso. Además, los deberes en Primaria ya estaban teóricamente prohibidos desde 1956, aunque cada maestro tiene su librillo y para la mayoría el librillo incluye aún las tareas para casa.
¿Deberes, sí; deberes, no? ¿Son una condena a trabajos forzosos o una manera de inculcar el sentido de la responsabilidad? La reforma francesa ha reavivado un debate muy enconado en los países que heredaron un modelo de enseñanza basado en la tradición enciclopédica, como España, Alemania o Rusia, donde al exceso de lecciones discursivas y una gran carga de horas lectivas hay que sumar las tareas de propina en el hogar. Total, para cosechar unos resultados muy mediocres. En otros modelos, como el anglosajón, con clases mucho más ligeras y mayor autonomía de los estudiantes a la hora de elegir su itinerario académico, apenas ha calado la controversia. De hecho, los gobiernos suelen recomendar que no falten los deberes. Aunque sus resultados tampoco son para tirar cohetes. Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos pueden presumir de las calificaciones de sus adolescentes en PISA, aunque luego sus universidades marcan la diferencia.
En cuanto a los dos modelos más exitosos, el escandinavo y el de los países punteros del sudeste asiático son como el día y la noche, aunque ambos funcionan de maravilla. El primero apenas le da importancia a los deberes (aunque los hay), el segundo es tan competitivo que es necesario ir a academias privadas, con lo que el trabajo extraescolar se convierte en realidad en una doble jornada agotadora para los estudiantes.Aquí se mira con envidia a Finlandia. Frustrados, muchos padres españoles se preguntan cómo puede ser que nueve de cada diez niños finlandeses, que han entrado al colegio un año o dos más tarde (a los siete) que sus hijos, que han dado 1500 clases menos (y, además, más cortas) y que solo han hecho deberes durante un cuarto de hora (o como mucho media) al día, se saquen el título de Secundaria, mientras aquí estamos a la cabeza de la tasa de abandono escolar en Europa. ¿Pueden ser los deberes por exceso o por defecto un factor determinante?
Lo primero que habría que saber es si estamos agotando y estresando a los más pequeños. Para muchos niños de cinco a doce años, las 24 horas del día parecen no ser suficientes. A esas edades, estiman los expertos, es necesario dormir del orden de once horas diarias. Una media de difícil alcance en un país donde los escolares salen del colegio entre las cuatro y las cinco de la tarde y apenas les quedan unas tres horas y media para merendar, bañarse, cenar, jugar y hacer deberes antes de acostarse. Esto es, para despertarse a las 7.30, deberían estar dormidos a las 20.30. Es una carrera contrarreloj capaz de 'fundir' a padres e hijos. Los niños, entienden los pedagogos, necesitan jugar, correr, moverse, sorprenderse y descubrir que van superando sus propios límites tanto o más que estudiar.
La lista de argumentos a favor de la reducción drástica de los deberes no ha dejado de crecer en los últimos años. El ejemplo de países como Finlandia, Japón, Dinamarca o la República Checa, donde los maestros suelen asignar pocos deberes a sus alumnos, ha espoleado esta reclamación. No se trata se argumenta de ver los deberes como los responsables de los males infantiles, sino su exceso. «No es malo que a partir de los siete años los niños dediquen algún tiempo, no mucho, a ir creando en casa hábitos de trabajo, de lectura, de creación artística... pero sin agobios, entiende Tomás Andrés Tripero, profesor de Psicología del Desarrollo y de la Educación en la Universidad Complutense. Esas actividades intelectuales serán buenas para practicar la concentración, fundamental para el desarrollo neurológico y cerebral». Una carga desmesurada, opina Tripero, es contraproducente ya que el niño puede verse abrumado por una agenda ante la cual se siente desbordado. «De esa manera, el estudio se convierte en algo terrible y desconcertante, en vez de en una aventura de descubrimiento y placer».
Y no es solo la cantidad. «Hay deberes inútiles y pesados que pueden interpretarse casi como un castigo», subraya Enric Roca, catedrático de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Deberían ser tareas atractivas vinculadas a la realidad del mundo, que ayuden a los niños a reafirmar el aprendizaje que no se haya consolidado en horario escolar o profundizar y ampliar lo que se haya aprendido». Por ejemplo, algo tan simple como acompañar a los padres al supermercado y fijarse en las etiquetas de los alimentos. Qué mejor manera de aprender lo que son las proteínas o las grasas y al mismo tiempo adquirir hábitos de consumidor responsable.
Pero no se trata de desterrar por completo esta práctica del sistema educativo. Profesionales como Joan Miquel Sala, presidente de la Asociación Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, creen que se deben hacer deberes en Secundaria. «Entre una y dos horas no es un tiempo excesivo. Cuando hacen los deberes fuera del aula, los niños se enfrentan a dificultades que tienen que superar. Desarrollan el esfuerzo personal y la autonomía».
«Los deberes también sirven para que los padres se enteren de lo que hacen sus hijos, estableciendo con ellos una relación de colaboración. Los niños, a su vez, ven que a sus padres les preocupa lo que hacen en la escuela y se implican», advierte el catedrático Enric Roca, subrayando la importancia de la complicidad entre padres e hijos. «A padres implicados corresponden, por regla general, alumnos eficientes», añade Sala, aunque matiza que no se trata de sentarse y hacer con ellos la tarea, sino de ayudar en casa a crear hábitos de disciplina y trabajo. «La familia debe tutelar la realización de las tareas escolares», dice Sala.
Es lo que hace Pablo Gortázar, un padre de dos niñas, de 10 y 13 años, que se indigna al ver que «de la hora y media que la mayor, extremadamente responsable, pasaba haciendo sus deberes, 20 minutos los dedicaba a copiar en rojo los títulos de los ejercicios, por exigencia de su profesor». Gortázar emprendió la búsqueda de un centro educativo donde su hija pequeña no necesitara emplear más de media hora al día en hacer sus deberes. Los deberes, al igual que no deben acaparar el tiempo libre, tampoco pueden privar a los niños de clases extraescolares como deporte o música.
«Pero los deberes no son el único 'villano' que impide a los niños disfrutar de entretenimiento de calidad», incide Tripero. Pasar demasiado tiempo ante la televisión, las videoconsolas, las tabletas o los smartphones es también muy perjudicial. «Lo único que hacen es saturar los sistemas perceptivos». Los padres deben poner los límites para que el tiempo del niño tampoco se vaya por el desagüe con lo electrónico. Hay estudios que asocian el aumento del sedentarismo y la obesidad a la excesiva carga de tareas.
Prenderá la llama revolucionaria francesa en España? Los padres están muy divididos. «Provocan desigualdades sociales», comenta Jesús María Sánchez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) que representa a más de tres millones de familias y el cual aplaude las reivindicaciones y medidas que llegan desde el país vecino. «Y crean tensiones entre padres e hijos. Muchas veces, para poder hacer los deberes, se quedan sin jugar, por lo que generan rechazo». La otra gran confederación, Concapa, advierte, sin embargo, que eliminar los deberes «acarreará más fracaso escolar». Esta asociación católica defiende que los deberes «refuerzan la capacidad de razonamiento y memoria en los niños; puede cuestionarse si la carga de trabajo que conllevan es o no excesiva, pero la supresión sería una gran irresponsabilidad».
Los deberes en el mundo
España: ¿Hay que hacer deberes? Sí. De 1,5 a 3 horas diarias de media. Horas pasadas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 7300. Fracaso escolar (no terminan la Secundaria): 26,5%. Ranking en PISA: 33.
Finlandia: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Muy ligeros: de 15 a 30 minutos. Horas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 5700. Fracaso escolar (no terminan la Secundaria): 9,8%. Ranking en PISA: 3.
Corea del Sur: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Mínimo 3 o 4 horas, pero se hacen en academias, no en casa. Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 5900. Fracaso escolar (no acaban Secundaria): 2%. Ranking en PISA: 2.
Francia: ¿Hay que hacer deberes? No, están prohibidos en Primaria, pero muchos profesores se saltan esta norma. El Gobierno propone ahora que por ley todas las tareas se realicen en la escuela. Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 7400. Fracaso escolar: 12%. Ranking en PISA: 21.
Reino Unido: ¿Hay que hacer deberes? Sí. El Gobierno recomienda de 1,5 horas (en Primaria) a 2,5 (Secundaria). Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 7150 Fracaso escolar: 15%. Ranking en PISA: 26.
Alemania: ¿Hay que hacer deberes? Sí, y los padres se quejan de que los niños pasan más horas en clase y haciendo deberes (38,5 semanales) que con ellos (18). Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 6300. Fracaso escolar: 11,5%. Ranking en PISA: 19.
Dinamarca: ¿Hay que hacer deberes? No. Los colegios no pueden mandar deberes para los fines de semana. Horas lectivas: 6500. Fracaso escolar: 9,6%. Ranking en PISA: 2
Cuatro modelos de educación: Así funcionan
El modelo continental. El más seguido en España
La tradición enciclopédica y memorística francesa que importaron España, Alemania... Pocos descansos. Muchas materias. Abundancia de lecciones discursivas del profesor, con toma de apuntes y exámenes en los que hay que responder al pie de la letra. Currículos tan cargados que no hay manera de completarlos sin refuerzo extraescolar. No es extraño que la 'revolución de los deberes' haya surgido en Francia. Los padres creen que les restan demasiado tiempo libre a sus hijos... y a ellos, porque tienen una mayor tendencia a ayudarlos: la estructura familiar es más protector
El modelo anglosajón. Premio a la creatividad
Británicos y estadounidenses aconsejan que los niños trabajen una hora y media en casa y dos horas y media si van al instituto. Así equilibran un sistema en el que las clases son bastante ligeras frente al modelo continental. Se intenta no 'quemar' a los alumnos con un exceso de carga académica, aunque esto ha conllevado una caída en el nivel de las asignaturas técnicas. Las tareas de casa tienen un gran valor en la nota y se premia la creatividad; al contrario que en el modelo continental, donde se consideran una obligación y su incidencia solo suele tener carácter penalizador si no se hacen.
El modelo escandinavo. Menos horas lectivas
No hay sobrecarga de horas lectivas (un niño finlandés tendrá unas 1500 horas menos de clase que un español para sacarse la Secundaria). Las clases son cortas. Muchos recreos y descansos. Relajadas y con prácticas variadas. Se huye de la memorización. Y no hay obsesión por evaluar continuamente. La única obsesión de este sistema es detectar cuanto antes a los niños con dificultades de aprendizaje para garantizar la igualdad de oportunidades. Pocos exámenes y con escasa trascendencia. Se mandan algunas tareas para casa, pero muy ligeras. Eso sí, es impensable que no las lleven hechas.
El modelo asiático. El poder de la exigencia
Los alumnos reciben clases privadas después del horario escolar: el 90 por ciento de los coreanos, el 85 en Hong Kong y el 97 en Singapur. Así que los deberes no se suelen hacer en casa, sino en las academias. Y eso a pesar de que en los colegios el horario suele ser de mañana y tarde. Los estudiantes llegan a casa exhaustos, sobre las ocho de la noche. El sistema es muy competitivo. Se sigue la tradición confuciana, que premia el mérito. Los padres ni se plantean que no haya deberes. Las clases son tensas. Se pregunta la lección. Se castiga. Los exámenes son a cara de perro. Generan un gran nivel de angustia. Alto índice de suicidios.
Dos expertos, dos posturas,
Pamela Sammons Lleva 30 años investigando diferentes métodos de educación. Titular del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford desde 2009.
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. Hacer deberes promueve el progreso y el rendimiento de los alumnos. Refuerzan los conocimientos adquiridos en clase y también fomentan el aprendizaje independiente y la autorregulación.
XL. ¿A qué edad hay que empezar?
P.S. Nuestros resultados se aplican a estudiantes de Secundaria, pero también hemos hallado efectos positivos en edades tempranas.
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes o los que tienen dificultades?
P.S. Todos, tanto los que sacan buenas notas como los que no, se benefician.
XL. ¿Es excesiva la cantidad de deberes que se mandan?
P.S. El horario escolar es breve en muchos países. Y el tiempo que, por ejemplo en Inglaterra, se invierte en trabajo académico a veces no pasa de tres horas y media de las seis que están en el colegio. Por eso, invertir una hora al día en hacer deberes es importante.
XL. ¿Deberes es igual a resultados académicos?
P.S. Una de las razones por las que los niños chinos e indios tienen mejores resultados es que invierten más tiempo en hacer deberes. Tiene que ver tanto con el esfuerzo como con la capacidad de los alumnos. ¡Los colegios privados suelen tener mejores resultados porque ponen más énfasis en los deberes!
XL. Algunos aseguran que los deberes discriminan a las clases más humildes.
P.S. La investigación demuestra que los padres de clase trabajadora pueden ayudar a sus hijos a tener éxito 'contra viento y marea' por tener grandes aspiraciones para ellos. Los niños procedentes de medios desfavorecidos que obtuvieron buenos resultados fueron respaldados por padres que valoran el aprendizaje y alientan sus actividades extracurriculares.
Su estudio. El estudio, realizado por los académicos del Instituto de Educación de Oxford y el Birkbeck College de la Universidad de Londres, ha seguido la evolución durante los últimos 15 años de 3000 niños desde Preescolar hasta los 14 años. Y concluye que dos horas diarias de deberes y estudio mejoran las califica-ciones escolares.
Harris Cooper. Eminencia mundial en educación. Doctor en psicología social y profesor de psicología en la Universidad de Duke (Estados Unidos)
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. En su justa medida pueden ser beneficiosos, pero si son demasiados generan estrés y tienen un efecto negativo en el rendimiento académico y en la actitud hacia la asignatura.
XL. Pero fomentan valores como el esfuerzo, ¿no?
P.S. Desde luego. Pero si son excesivos generan fricción y peleas con los padres. Tanto el tiempo como las tareas tienen que depender de la edad del niño y de su nivel de desarrollo.
XL. ¿Y cuánto tiempo es recomendable?
P.S. ¡Apliquemos la regla de los diez minutos! Los niños de seis años empiezan con diez minutos diarios y cada año se van sumando diez minutos más.
XL. ¿En qué asignaturas se debe hacer más énfasis?
P.S. Los deberes tienen que ser variados. Son muy útiles aquellos que ayudan a los niños a aprender a través de la práctica. ¡Apliquemos las matemáticas a su deporte favorito!
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes o los que tienen dificultades?
P.S. Ambos, pero para ello los profesores tienen que valorar la capacidad de cada estudiante cuando mandan trabajo para casa. La misma tarea en la que el alumno notable brillará, puede llevar al mal estudiante a la frustración.
XL. En Finlandia apenas mandan deberes, en China obligan a hacer muchos; pero ambos tienen buenos resultados académicos.
P.S. Cuando se comparan los resultados académicos de dos países, no se puede evaluar un único aspecto. No se trata solo del tiempo que cada niño invierte en hacer deberes, sino del tiempo que están en el colegio, la enseñanza fuera del aula que imponen los padres y, en general, el sistema de valores culturales de cada país. ¡No se puede tomar un solo factor educacional y atribuirle toda la responsabilidad!
Su estudio. Su investigación sobre las tareas escolares ha arrojado una conclu-sión: la correlación entre la cantidad de deberes y el éxito escolar es muy pequeña en la Enseñanza Primaria y solo moderada en la Secundaria. Sus recomendaciones han tenido su traducción en políticas educativas en todo Estados Unidos.
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