miércoles, 22 de noviembre de 2023

Cartas en el tiempo - La historia olvidada de Nicholas Winton, el «Schindler inglés» ,. / Las rutas de Ambrosio - La tradición viva de la artesanía en Gata ,. / LAS RUTAS DE VERONICA - La Ribera de Navarra, una tierra para despertar todos tus sentidos ,. / ¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 7 - Diciembre - Ángel Gabilondo,. / ¿Dónde estabas entonces? - La Armada española no desapareció en Trafalgar ,. Martes -5 - Diciembre, . / Informe Robinson - Fútbol - El Getafe B y el Badajoz no encuentran el gol y se reparten los puntos (0-0),.

 

TITULO: Cartas en el tiempo - La historia olvidada de Nicholas Winton, el «Schindler inglés» ,.



Cartas en el tiempo ,.
 

 

 Miércoles -  6  - Diciembre a las 20:00 en La 2 / foto.

 

 

La historia olvidada de Nicholas Winton, el «Schindler inglés»,.

El escritor Fabiano Massimi recupera en una novela a este personaje, que llegó a postularse como Premio Nobel de la Paz y cómo salvó durante la Segunda Guerra Mundial a más de seiscientos niños,.


Nicholas Winton logró esquivar la escrutadora mirada de las SS
 
Nicholas Winton logró esquivar la escrutadora mirada de las SS,.

El Talmud dice que quien salva a una vida, salva a la humanidad. Nicholas Winton, entonces, salvó a la humanidad 669 veces. Sucedió entre 1938 y 1939, cuando la conferencia de Múnich, que había reunido a Neville Chamberlain y Adolf Hitler, había fracasado; el Tercer Reich amplió su «lebensraum», el espacio vital, incorporando a su territorio los Sudetes, crecían las posibilidades de una invasión en Checoslovaquia por parte de los ejércitos nazis y Europa contemplaba en silencio cómo una oleada de refugiados, disidentes y opositores políticos del nazismo, y largas filas de judíos huían a otros países para escapar de la Gestapo y sus hombres. Pero, y a pesar de la ingente bibliografía de la Segunda Guerra Mundial, esta historia permaneció durante décadas en el olvido y nadie sabía quiénes habían sido los hombres y mujeres que la protagonizaron.

Hubo que esperar hasta la década de los años ochenta del siglo pasado, en concreto, a 1988, para que el mundo la descubriera. Durante la emisión en directo de un programa de la BBC, la presentadora enseñó a la audiencia un libro viejo, más que antiguo, con las páginas, decoloradas por el tiempo, pero todavía bien conservadas, repletas de fotografías, recortes, cartas y una larga lista llena de nombres. En el plató, unos minutos antes había entrado un hombre mayor con cierto aire a Spencer Tracy, la viva estampa que cualquiera emparejaría con la de un abuelete. El calendario había sido benévolo con él y todavía peinaba canas. Gastaba unas gafas gruesas y vestía un traje que desprendía la impresión de una persona con distinción, pero no propenso a enormes estipendios. Se sentó entre el público, ordenado a lo largo y lo alto de unas gradas. Cuando la presentadora mencionó el nombre de una mujer, esta, ya adulta, envejecida, se abrazó a él para su sorpresa. Entonces, en ese momento, se escuchó una pregunta: ¿alguien más le debe la vida a Nicholas Winton? Y todas las personas que estaban en el estudio se pusieron en pie.

Nicholas Winton, un nombre que, durante demasiado tiempo en el silencio, era discreto y prefirió no hablar nunca, con nadie, de lo que había hecho en el pasado, como si careciera de importancia. Únicamente la decidida intervención de su esposa, convencida de que su acción no solo debía conocerse, sino que suponía un ejemplo para todos, reveló que él fue una de las personas que organizaron la evacuación de niños de la ciudad de Praga antes de que estallara la contienda de 1939. En esa época era un hombre mucho más joven, aunque ya luciera gafas. Un corredor de bolsa exitoso que tenía un elegante apartamento y que, por la influencia de un amigo, cambió sus vacaciones en Suiza, que había planeado cuidadosamente para dedicarse a uno de sus deportes favoritos, el esquí, por una visita a la ciudad donde las leyendas judías ubicaban la leyenda del Golem. Su trabajo lo había acostumbrado a tomar decisiones rápidas, determinantes, y a jamás amedrentarse ante las dificultades.

Cuando estuvo allí y presenció la enorme cantidad de refugiados de todas condiciones y procedencias y que entre esa masa había alrededor de 20.000 niños, no lo dudó. Había que implicarse. Y lo hizo. Para él, no había nada imposible, y, cuando entendió que una evacuación por aire, a través de las líneas aéreas que aún viajaban a Londres, resultaba poco factible y difícil, no desfalleció y decidió indagar para encontrar nuevas vías.

El escritor Fabiano Massimi, autor de la celebrada «El ángel de Múnich», uno novela que indaga en la misteriosa muerte de Geli Raubal, la sobrina de Hitler, y el asesinato que el Tercer Reich trató de silenciar, ahonda en uno de los episodios menos conocidos de esos momentos en «Los niños de Winton» (Alfaguara), un libro revelador que muestra cómo la humanidad aparece en los momentos más oscuros; una historia que trasciende su época y que invoca problemas que todavía nos afectan y son actuales. El autor italiano descubre los pormenores de la Operación Kindertransport, que, con la ayuda de voluntarios y organizaciones no gubernamentales, ayudó y salvó a 10.000 menores de edad en los dos años inmediatos al inicio de las hostilidades en Europa. Pero también pone de relieve cómo Nicholas Winton, el «Schindler inglés» que ahora interpretará Anthony Hopkins en el filme «One Life», se topó con un problema que nos recuerda lo que sucede hoy en día.

El problema que tenía, para conseguir que esos niños no terminaran más tarde en campos de concentración, no provenía, como sería fácil augurar, de la economía ni, tampoco de obtener los visados, que también arrastraba difíciles complicaciones. La principal dificultad que encontró provenía de la reticencia de los países a aceptar a estos refugiados. La mayoría no quiso saber nada. Solo un puñado, de manera puntual, aceptó algunos de los chicos, cuyas edades se comprendían entre los dos y los tres años hasta los quince, y el único que, de manera lógica, tomó la resolución de prestar su colaboración puso una serie de condiciones muy claras. Una de ellas era que cada niño debía llegar a Inglaterra con una familia de acogida ya asignada de antemano.

 

A través del tren

Pero, ¿cómo llevar a estos muchachos a un continente abocado a la guerra y con las fronteras militarizándose? La única manera que Nicholas Winton encontró fue a través del tren. Las líneas ferroviarias conectaban Praga con Holanda y, una vez allí, podían embarcar hacia un puerto inglés y después hacia Londres. Era un trayecto que no estaba exento de riesgos y amenazas. De entrada, había que pasar por territorio alemán. Para conseguirlo, había que obtener permisos, visados, papeles para estos críos, que viajaban solos, sin sus padres (algunos de ellos no volverían a verlos nunca más), que les permitieran cruzar las aduanas sin que los detuvieran y les obligaran a descender del tren. Toda una odisea.

Nicholas Winton, con sus colaboradores, que resultaron tan imprescindibles como él a la hora de sacar adelante este ambicioso plan, tuvieron que esquivar la concienciada mirada de las SS, pendientes de que nadie los burlara, y conseguir fletar varios trenes.

Al final, durante una serie de meses, consiguieron ocho. Los llenaron de niños. Muchos de ellos fueron los que después se pondrían en pie durante aquel programa de la BBC para honrar a su salvador. La lástima fue un último viaje que, cuando ya salía de la estación, fue detenido. En otra parte de Europa, los cañones habían sonado. La Segunda Guerra Mundial comenzaba. Nunca se supo que pasó con estos pequeños. Quizá, ahora que han transcurridos décadas, podría pensarse que parte del prudente anonimato en el que decidió vivir Nicholas Winton procede de un tema de conciencia. Fabiano Massimi describe en la novela lo duro que era para las personas como él decidir qué niños salvar. Sobre todo, porque aquellos que no pudieron sacar y que quedaron atrás suponían heridas difícil de restañar, aunque pasara el tiempo. Es, con toda probabilidad, uno de los instantes más duros a los que puede enfrentarse una persona. Y Winton, que organizó todo desde la habitación de su hotel, sabía muy bien lo que eso suponía.

Pero el libro de Fabiano Massimi, lejos de ser una novela histórica, es una obra de tremenda actualidad, sobre todo, cuando en el horizonte hay dos guerras abiertas: la de Ucrania y la de Israel. Y que, antes, Europa había sido testigo de las oleadas de personas que huían del conflicto de Siria y que apelaban a los valores europeos para que les dieran asilo. El controvertido asunto de los refugiados, y de la abierta reticencia de algunas naciones a recibirlos sigue siendo un tema candente y espinoso hoy en día. Nicholas Winton, junto a sus ayudantes y las organizaciones como Save the Children, que ya existía entonces y que el autor cita en la narración, son un acicate para algo tan elemental como no apartar la mirada y tener presentes los principios que siempre han dignificado a Europa.

Un relato de la Segunda Guerra Mundial

La contienda que el nazismo abrió en la vieja Europa genera cada año un montón de bibliografía. Su atracción ha generado, además, numerosos documentales que se emiten en televisión y plataformas en streaming. Lo sorprendente de este conflicto, que abrió la carne de los europeos y que está considerado uno de los capítulos más nefastos de nuestro pasado, es que todavía existen pasajes que no han llegado al gran público. Uno de ellos es el papel que desarrollaron las grandes organizaciones, empujadas por voluntarios, para intentar salvar vidas antes de que comenzaran las hostilidades y luego durante la guerra, aunque esto era más complejo. Lo que esto pone de relieve es la persecución de disidentes y judíos, y la cantidad de hombres, mujeres y niños que ya eran refugiados. Esta palabra, refugiado, es la más importante, porque, a pesar de que esta obra se desarrolle en el pasado, muchos aspectos de ella nos suenan y siguen teniendo, tristemente, vigencia.

 

TITULO: Las rutas de Ambrosio - La tradición viva de la artesanía en Gata,.

 

El sabado - 2 - Diciembre  a las 19:10 por La 2, foto,.

La tradición viva de la artesanía en Gata,.

Las tiendas de esparto y "llata", efervescentes en los años 70, resisten y atraen incluso a decoradores que buscan inspiración,.

Imagen de los años 70 de las tiendas de artesanía en la travesía de la N-332 en Gata. | LEVANTE-EMV

Imagen de los años 70 de las tiendas de artesanía en la travesía de la N-332 en Gata. | 

No son buenos tiempos para el comercio tradicional de los pueblos. La autopista de internet acapara las compras. Pero hay esperanza. En Gata de Gorgos, sobrevive la artesanía. Las tiendas a pie de la travesía urbana de la N-332 resisten.

Las imágenes de los años 70 muestran la vitalidad de estos comercios. Los turistas paraban a comprar los «souvenirs» de esparto y «llata» (palmito).

Décadas después, hay efervescencia en estas tiendas (también venden bolsitas de pasa). Sus productos son únicos. Esa es la clave. La artesanía tiene futuro. A estas tiendas acuden hoy decoradores de interiores que buscan inspiración y productos con identidad,.

 

TITULO: LAS RUTAS DE VERONICA -  La Ribera de Navarra, una tierra para despertar todos tus sentidos    ,.

 

El sabado - 2- Diciembre , a las 18:10 por La 2, fotos,.

 

La Ribera de Navarra, una tierra para despertar todos tus sentidos,.

Naturaleza, historia, cultura, gastronomía... Todo, al alcance de la mano en un excepcional destino para disfrutar unos días únicos.

 

Unos días de viaje por la Ribera de Navarra suponen un encuentro con todo tipo de gratificantes sensaciones, y de colores, desde los ocres del desierto de las Bardenas Reales, de sus templos (como la catedral de Tudela), castillos y monasterios; a los verdes de sus espacios naturales (como la Vía Verde del Tarazonica), y de su huerta; a los rojos de los vinos D.O. Navarra y al oro de sus aceites.

Un homenaje a los sentidos en una zona de Navarra por debajo del Pirineo y la Zona Media, que se suma a la espectacular propuesta que supone pasar, en toda su extensión, por sus valles, bosques y tierras pirenaicas, por sus castillos, por el Camino de Santiago, etc.

Un recorrido por entornos naturales, pueblos y ciudades en los que la huella del crisol de culturas (árabes, judíos y cristianos) saldrá a nuestro encuentro, y que puede comenzar (un impactante inicio de ruta) por el Parque Natural de Las Bardenas Reales (Reserva de la Biosfera por la UNESCO). Un enclave de película (y de series, como en el caso de 'Juego de Tronos'), con raíces en el Mioceno inferior (hace unos 20 millones de años), con una fauna que incluye 32 especies de mamíferos y una flora que combina los caracteres estepario y mediterráneo. Una mezcla de mundos en la que se puede disfrutar de rutas a pie, en bicicleta o en coche.

Otro despliegue natural lo encontramos en el Parque de la Naturaleza Sendaviva, parque temático inspirado en la madre naturaleza (con aves rapaces y multitud de animales exóticos y de granja), con atracciones para todos los públicos: como Bumpers, Splash, el Laberinto o las barcas del lago. También cuenta con actividades interactivas para los más pequeños, como 'Animales de cuidado', 'Encuentro con lémures' o 'Experiencia Zookeeper'. Y, los más valientes de la casa, pueden disfrutar de la Gran Tirolina, o la Mansión Encantada. 

 

En el caso de Tudela, la Capital de la Verdura y la segunda ciudad en importancia de Navarra, ofrece un surtido de restaurantes donde saborear, por ejemplo, las verduras de La Mejana (como borrajas, alcachofas, cardos, cogollos, tomates, pimientos y espárragos con D.O. Navarra). La Portada del Juicio, el claustro románico de la catedral, sus iglesias y palacios o la Plaza de los Fueros garantizan una grata experiencia, como en destinos de naturaleza como El Bocal Real, la Reserva Natural de la Balsa del Pulguer, etc.

No muy lejos, se encuentran otros tres buenos motivos para visitar estas latitudes: los monasterios cistercienses de Fitero, el primer cenobio cisterciense de la Península Ibérica, declarado Monumento Nacional en 1931 (cuenta con visitas guiadas y visitas teatralizadas nocturnas); La Oliva, declarado Monumento Nacional en 1880, con un hermoso claustro gótico del siglo XIV, cerrado por obras hasta mediados de 2024 y Tulebras, el primer cenobio femenino de la Orden del Císter en España, con una ininterrumpida actividad religiosa desde su fundación, en 1157 y en el que destacan la iglesia, el claustro, el palacio abacial, el museo y los restos de una antigua torre romana.

Otros enclaves urbanos a considerar son Fitero que, además del monasterio, cuenta con un balneario centenario y el sendero Circuito de las Roscas y Corella, donde el barroco sale a nuestro encuentro en todos sus rincones (se organizan visitas teatralizadas) y donde se celebra, desde 1719, la Procesión barroca de Viernes Santo, toda una referencia en este lugar en el mundo. A ellas se añade Cascante, de origen romano, con atractivos naturales como la Laguna de Lor o la Vía Verde del Tarazonica, además de la iglesia de Nuestra Señora del Romero.

Tampoco faltan en esta nómina de lujo los castillos y yacimientos de la zona. Como el Castillo de Cortes, del siglo XII (Bien de Interés Cultural desde 1993) reformado en el siglo XIX o el Castillo de Marcilla, fortaleza de estilo gótico (siglo XV), restaurada entre 2008 y 2012, Bien de Interés Cultural que tuvo entre sus muros vestigios del pasado como la espada Tizona del Cid Campeador, así como su armadura.

Parte de recorridos para el recuerdo en el que, en todo momento, en todo lugar, desde la barra de un bar o una bodega a un restaurante, podremos disfrutar de la rica gastronomía navarra: menestras de verduras, cardo o alcachofas con jamón, borraja con patatas, acelga con zanahoria, tomates y espárragos frescos, pimientos asados con aceite y ajos… toda una gama de sorpresas gastronómicas para unos días inolvidables.

 

TITULO:   ¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 1- Diciembre -  Ángel Gabilondo ,.    

¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2.
El programa comenzaba con una presentacLa actriz Juana Acostaión de la película que se emitía esa noche, posteriormente esta película se emitía y acababa con una tertulia entre Garci y los invitados del día sobre ella.1​ El programa comenzó a llevarse a cabo en enero de 1995 y
comenzó sus emisiones el 13 de febrero del mismo año., etc.

¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 1 - Diciembre - Ángel Gabilondo , fotos,.

 Ángel Gabilondo,.

 Il Sismografo: Spagna Ángel Gabilondo: “La Iglesia debería comprometerse  con toda rotundidad a colaborar en la reparación de las víctimas”

 Ángel Gabilondo,.

Preguntas y respuestas sobre el informe de pederastia en la Iglesia del Defensor del Pueblo,.

 

Los obispos españoles se reúnen hoy en asamblea extraordinaria para valorar el estudio, 779 páginas con un enorme caudal de información y potencial polémico que requieren contexto y explicación de cifras,.

EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es,.

TITULO: ¿Dónde estabas entonces?  - La Armada española no desapareció en Trafalgar , Martes - 5 - Diciembre   ,.

Este martes -  5 - Diciembre  , a las 22.30, La Sexta emite una nueva entrega de la tercera temporada de '¿Dónde estabas entonces?', presentada por Ana Pastor , foto,.

 

  La Armada española no desapareció en Trafalgar,.

 

 

Un estudio, que por primera vez reúne el punto de vista de los países implicados en el combate, prueba que la flota siguió manteniendo su poder y que en realidad se perdió cuando los franceses invadieron España,.

Muerte de Churruca en Trafalgar
 
«Muerte de Churruca en Trafalgar, a bordo de su navío San Juan Nepomuceno», lienzo de Eugenio Álvarez Dumont que conserva el Museo del PradoMuseo del Prado,.

La memoria colectiva ha vinculado durante décadas la destrucción de la Armada española con la derrota de Trafalgar. Aquella batalla –que pudo haberse evitado si se hubiera contado con hombres de Gobierno político más notables y de mayores horizontes– ha permanecido en la historia como nuestro descalabro naval. Inglaterra la recuerda como una proeza heroica, mientras que en el discurso francés posee el mismo relieve que una nota a pie de página y en el relato español pervive aún a través de un hábil eufemismo concebido para restañar heridas y subrayar el valor poco recompensado que se derramó en aquellas embarcaciones: «La gloriosa derrota».

Pero la realidad resulta diferente de lo que apuntalan tantos discursos nacionales y deja entrever la mitología de ese acontecimiento. Por detrás asoman hechos que, si no cambian lo que ocurrió, sí que ofrecen una mirada distinta y deslegitiman el falso tópico de que los españoles dejaron allí su flota, una idea que ahora enmienda una nueva monografía, «Trafalgar» (Desperta Ferro), una obra colectiva dirigida por Agustín Guimerá, pionera en la bibliografía dedicada a este tema, que reúne por primera vez los distintos puntos de vista de los tres contendientes que libraron el enfrentamiento naval.

Un duro combate

El 21 de octubre de 1805 es una fecha viva y cargada de emociones para muchos. El choque se inició al mediodía y perduró hasta las cinco de la tarde. La escuadra francoespañola contaba con 33 navíos y la británica, con 27, y, ya desde el primer cañonazo, resultaba fácil augurar un combate de corte duro y violento. Las balas llenaron los puentes de astillas y cuñas de madera, el olor a pólvora impregnó el aire, la sangre de los combatientes bañó las cubiertas, las órdenes de los oficiales se mezclaron con los gritos de los heridos y la marinería, la disciplina de la tripulación se mediría en mitad de un caos de cadáveres y aparejos desarbolados mientras, por un lado y por otro, se ponían a prueba el coraje, la templanza y la determinación. El Royal Sovereign, una soberbia embarcación, sorprendió por detrás al Santa Ana –los navíos de su categoría eran como los portaaviones de la época– y sus baterías atravesarían la embarcación española desde la popa y hasta la proa, dejando un reguero de heridos.

«Aquellos dos leviatanes combatieron a tocapenoles con una bravura desmedida hasta que Ignacio María de Álava, herido, rindió el barco», describe Agustín Guimerá, responsable de esta edición, delante de la maqueta que el Museo Naval de Madrid conserva del Santa Ana. El historiador señala a continuación una pieza sobresaliente, de enorme valor nostálgico. Un resto donde, como él mismo señala, aún se puede tocar la historia: es lo que queda de uno de los mástiles de este mismo buque. «El principal responsable de lo que ocurrió fue Napoleón. Los militares españoles dijeron que había que obtener victorias cuando los ingleses estuvieran lejos de sus bases, en el Mediterráneo, con calma y preparación, pero no se les escuchó. Napoleón pensaba que los barcos se movían como las tropas en Austerlitz, y no es así. Hay que añadir que Godoy, que entonces luchaba por su supervivencia política, aceptó los designios de Bonaparte, y que Villeneuve, el oficial francés al mando, que ya había defraudado a Napoleón y que era consciente de que ya estaba en camino su sustituto, el almirante Rosily, decidió entonces salir a buscar a los ingleses», comenta Agustín Guimerá, mientras observa una galería de retratos: Federico Gravina, Cosme D. Churruca, Dionisio Alcalá Galiano que conserva el museo: todos buenos y esforzados marinos españoles. Hombres, como él mismo remarca, de probada valentía que aquel día bregaron con arrojo junto a sus tripulaciones.

 

Aquella elección, tomada en contra de los consejos de los españoles, supuso un terrible balance, como reconoce esta nueva síntesis: «De los dieciocho navíos implicados, trece se perdieron. Cinco fueron tomados y retenidos por el enemigo, cuatro naufragados bajo control enemigo, tres naufragados fuera de control enemigo, uno destruido en combate. Las pérdidas de personal fueron de 3.500 muertos, 1.136 heridos y 2.200 prisioneros. Una comparación con las pérdidas españolas (1.050 muertos, 1.390 heridos) y británicas (450 muertos, 1.214 heridos) muestra que fueron los franceses quienes hicieron los mayores sacrificios».

Para Guimerá, al primer error, mantener a Villeneuve, un hombre de carácter pesimista, poco apropiado para los acontecimientos que se avecinaban, siguió otro igual de fatal: acudir al encuentro de Nelson. Y como no existen dos errores sin un tercero, se añadió una equivocación más, pero que esta vez resultó decisiva y le brindó la victoria a los británicos antes de que ningún buque abriera fuego: «A las siete y media de la mañana, al ver que el enemigo arribaba en dos columnas dispuesto a cortar el centro y la retaguardia aliadas, Villeneuve, hacia las ocho, ordenó virar en redondo para quedar mura a babor, para evitar que su retaguardia quedara envuelta y tener el viento favorable para volver a Cádiz. Para añadir más confusión, Villeneuve había dado la orden de volver al orden natural, por lo que cada navío debió maniobrar además para restituirse en la línea. Una maniobra difícil».

Gran valor

Esto permitió que Nelson rompiera las líneas españolas, aunque fue a un alto precio. Las crónicas inglesas reconocen cómo se peleó en cada barco español y el precio que tuvieron que pagar por ello (le costó la vida al mismo Nelson). «La Armada española fue la tercera del mundo durante todo el siglo XVIII. A finales, el país atravesó una dura crisis financiera y política. Los oficiales y marineros no recibían sueldos. No tenían entrenamiento y carecían de gavieros, hombres esenciales para subir al alto de los palos. La Royal Navy no arrastraba estos defectos».

Pero, al contrario de lo que muchos sostienen, Trafalgar no fue el final de nuestra flota. Al día siguiente, de hecho, se produjo un hecho inaudito en la historia naval. La escuadra francoespañola volvió a salir. Escaño y Gravina ordenó a los barcos que salieran para recuperar los buques apresados, a pesar de los daños sufridos, aprovechando un fuerte temporal que había dispersado a los ingleses.

Collingwood, que había quedado al mando de la escuadra inglesa tras la muerte de Nelson, receló. Formó una línea y se preparó para el combate. Él sabía que los españoles aún eran poderosos en el mar. De hecho, tras la batalla, España todavía contaba con 42 navíos, algo nada desdeñable. ¿Dónde, entonces, se arruinaron nuestros barcos? «La Armada española no se perdió en Trafalgar. De hecho, que saliera al día siguiente, recuperaran varias embarcaciones y que los ingleses la temieran, lo demuestra. La flota se perdió con la invasión francesa de España, cuando las tripulaciones se emplearon en luchar contra Napoleón en tierra. Su desaparición fue uno de los motivos de la pérdida de América y que dejara de ser una gran potencia. Era el inicio del declive del siglo XIX.

 TITULO: Informe Robinson - Fútbol -   El Getafe B y el Badajoz no encuentran el gol y se reparten los puntos (0-0),.

 

 

El Getafe B y el Badajoz no encuentran el gol y se reparten los puntos (0-0),.

El Getafe obtuvo solo un punto al no poder superar como local al Badajoz,.

El Getafe B y el Badajoz no encuentran el gol y se reparten los puntos (0-0)

foto / El Getafe B y el Badajoz no encuentran el gol y se reparten los puntos (0-0)

El partido celebrado este domingo en el Ciudad Deportiva Fernando Santos de la Parra y que enfrentó al Getafe y al Badajoz concluyó con un empate a cero entre ambos contendientes. El Getafe B llegó con la intención de volver al camino de la victoria después de sufrir una derrota por 4-0 en el partido anterior ante el Villanovense. Con respecto al equipo visitante, el Badajoz ganó al Cacereño en su feudo por 2-0 y anteriormente lo hizo también a domicilio, frente al Villanovense por 1-2 y llevaba una racha de tres victorias consecutivas. Con este marcador, el equipo local se situó en decimocuarta posición, mientras que el Badajoz se quedó en décimo lugar al concluir el encuentro.

Durante la primera parte no hubo goles de ninguno de los jugadores de cada equipo, por lo que el resultado se mantuvo 0-0 durante los 45 primeros minutos.

Ninguno de los equipos consiguió marcar en la segunda mitad, por lo que el duelo finalizó con un resultado de 0-0.

En el capítulo de los cambios, los futbolistas del Getafe que entraron al partido fueron García, Moi Parra, Marcos Denia, Calçada y Alex Rodriguez en sustitución de Keita, Carbonell, Rafa Diz, Patrick y Jordi Martín, mientras que los cambios del Badajoz fueron Kandoussi, Sandro Toscano, Adrián Carrasco y Pablo Gálvez, que entraron para reemplazar a Castri, Manchón, Jurgi Oteo y Cinta.

El árbitro sancionó con tarjeta amarilla a cuatro jugadores, dos para los locales y dos para los visitantes. Por parte de los locales la tarjeta fue para Facu Esnaider y Patrick y por parte de los visitantes para Castri y Chacartegui.

Con este empate, el Getafe B se situó en el decimocuarto puesto de la tabla con 14 puntos, ocupando una plaza de descenso a Tercera División. Por su parte, el Badajoz con este punto se quedó en décima posición con 16 puntos al término del partido.


 

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