Para y decime quién sos vos,
quién soy yo
y quién es aquel,
perdidos en la multitud
no somos nadie,
no (hablamos hormigas)
Lavalle a la hora 23, las chuchis hierven.
Las luces se encienden,
calle Corrientes,
se llena de gente,
que viene y que va,
salen del cine,
ríen y lloran,
se aman, se pelean,
se vuelven a amar
y en la Universal,
fin de la noche,
moscato, pizza y fainá,
moscato y pizza.
Las luces se encienden,
calle Corrientes,
se llena de gente,
que viene y que va,
salen del cine,
ríen y lloran,
se aman, se pelean,
se vuelven a amar,
y en la Universal,
fin de la noche,
moscato, pizza y fainá,
moscato y pizza.
TÍTULO; NIÑAS PROSTITUTAS,.
En Italia, mi país, ha estallado un escándalo sobre el tráfico de niñas prostitutas. Al principio, parecía circunstancial, pero se ha ido viendo que ...foto,
En Italia, mi país, ha
estallado un escándalo sobre el
tráfico de niñas prostitutas. Al
principio, parecía circunstancial,
pero se ha ido viendo que las dos
primeras niñas (de 14 y 15 años) no
eran más que la punta del iceberg.
El fenómeno, gracias en gran parte
a las redes sociales, está extendido
a todo el país e involucra a muchos
hombres “respetables” y adinerados,
capaces de gastar 1.000 € en el
capricho de una lolita.
El asunto se ha destapado gracias
a la madre de una de las chicas. La
mujer, una trabajadora autónoma
que vive en uno de los barrios más
elegantes de Roma, notaba cambios inexplicables en
el carácter de la hija, quien, además de disponer una
sorprendente cantidad de dinero, había empezado a
proferirle graves insultos: “¡Voy a pedir a mis amigos
cocainómanos que te corten el cuello!”, y cosas por
el estilo. La mujer hizo de investigadora privada
y, en cuanto supo la verdad, fue a la policía. Pero
lo más desconcertante es que la madre de la otra
chica, camarera en un barrio de las afueras, estaba
contenta con la actividad de su hija. De hecho, la
animaba a trabajar incluso cuando estaba enferma,
o le pedía que la dejase estudiar. Cuando la chica
trataba de zafarse porque estaba cansada, su madre
le decía que no podía, que necesitaban el dinero.
Los cambios propios de nuestra
época, tan rápidos y extraordinarios, hacen que
sea más difícil que nunca ser padres. Esa fractura,
que normalmente tiene lugar en las familias en el
momento de la adolescencia, se ha convertido en un
abismo en el que no es fácil
escuchar siquiera el eco de
nuestras propias palabras. La
generación que hoy se asoma
a la pubertad (a menudo
formada por hijos únicos
de padres separados que
trabajan todo el día) es quizá
la primera criada por niñeras
electrónicas: televisión,
videojuegos, redes sociales...
Un mundo que nosotros, los adultos nacidos en los 50 y 60, no logramos entender. Como consecuencia, no somos capaces de franquear el muro de indiferencia y mala educación con que nos topamos con tanta frecuencia. Por eso nos rendimos tantas veces, convencidos de que, tarde o temprano, la sabiduría innata de los chavales les traerá de vuelta al buen camino y que, con el tiempo, todo será recuperable.
Las chicas implicadas en este escándalo muestran un cinismo y una arrogancia que casi dan miedo. Pero, ¿qué es ese cinismo sino una petición desesperada de ayuda? Hay soledad, demasiada soledad entre estos adolescentes. Una soledad poblada de contactos y amigos virtuales, de distracciones y solicitaciones sonoras. Han crecido en un desierto de valores que los vuelve confusos y aburridos. Se diría que ninguno ha rozado jamás su núcleo esencial, que ninguno se ha formulado preguntas fundamentales sobre el significado de la vida: “¿Quién soy?”, “¿por qué estoy aquí?”, “¿qué está bien y qué está mal?”.
Instar a estas chicas, y al resto de adolescentes, a responder a estas preguntas es quizá el primer paso que los adultos podemos dar para restablecer en ellos aquellas nociones de dignidad e integridad que, al crecer, tendrán que conquistar si no quieren verse expuestos a la humillación de una vida vivida “al tuntún”.
Un mundo que nosotros, los adultos nacidos en los 50 y 60, no logramos entender. Como consecuencia, no somos capaces de franquear el muro de indiferencia y mala educación con que nos topamos con tanta frecuencia. Por eso nos rendimos tantas veces, convencidos de que, tarde o temprano, la sabiduría innata de los chavales les traerá de vuelta al buen camino y que, con el tiempo, todo será recuperable.
Las chicas implicadas en este escándalo muestran un cinismo y una arrogancia que casi dan miedo. Pero, ¿qué es ese cinismo sino una petición desesperada de ayuda? Hay soledad, demasiada soledad entre estos adolescentes. Una soledad poblada de contactos y amigos virtuales, de distracciones y solicitaciones sonoras. Han crecido en un desierto de valores que los vuelve confusos y aburridos. Se diría que ninguno ha rozado jamás su núcleo esencial, que ninguno se ha formulado preguntas fundamentales sobre el significado de la vida: “¿Quién soy?”, “¿por qué estoy aquí?”, “¿qué está bien y qué está mal?”.
Instar a estas chicas, y al resto de adolescentes, a responder a estas preguntas es quizá el primer paso que los adultos podemos dar para restablecer en ellos aquellas nociones de dignidad e integridad que, al crecer, tendrán que conquistar si no quieren verse expuestos a la humillación de una vida vivida “al tuntún”.
TÍTULO; 7 DÍAS CITAS:
1- SABADO-30--La falsa felicidad de las vacaciones,.
2--Domingo-1- diciembre, Bebés vestidos de dulce,.
4--Martes-3- Los padres también lloran
5--Miercoles-4-Tus pies, vestidos en exclusiva,.
6--Jueves-5-- Siempre nos quedare París,.
7--Viernes-6- Desde los Ángeles con ¿ amor?.
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