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TÍTULO: LAS LUCES DE NAVIDAD,. DOS DE LOS ASESINOS MÁS VILES DE LOS NOVENTA DEJAN LA CARCEL EL MISMO DÍA,.
Dos de los asesinos más viles de los noventa dejan la cárcel el MISMO DÍA,.
Nacional
Fueron dos de los crímenes más execrables y conmovedores de los noventa. Dos asesinos mediáticos en un país que cada semana se congregaba entonces en torno a Paco Lobatón y su '¿Quién sabe dónde?'. Las puertas de la prisión de Herrera de la
Dos de los asesinos más viles de los noventa dejan la cárcel el mismo día
Fueron dos de los crímenes más execrables y conmovedores de los noventa. Dos asesinos mediáticos en un país que cada semana se congregaba entonces en torno a Paco Lobatón y su '¿Quién sabe dónde?'. Las puertas de la prisión de Herrera de la
NACIONAL
Dos de los asesinos más viles de los noventa dejan la cárcel el mismo día-foto,.
Beneficiados por la vía Parot,
Valentín Tejero violó y mató a la niña Olga Sangrador, y Emilio Muñoz
raptó y estranguló a la joven Anabel Segura
Fueron dos de los crímenes más execrables y conmovedores de
los noventa. Dos asesinos mediáticos en un país que cada semana se
congregaba entonces en torno a Paco Lobatón y su '¿Quién sabe dónde?'.
Las puertas de la prisión de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real, se
abrieron ayer dos veces para Juan Manuel Valentín Tejero y Emilio Muñoz
Guadix, condenados por las muertes de la niña de nueve años Olga
Salvador y de la veinteañera Anabel Segura.
Beneficiados por la anulación de la doctrina Parot, que
hubiera alargado más tiempo su estancia en prisión, salieron del mismo
centro penitenciario separados por unas pocas horas, después de que las
audiencias provinciales de Valladolid y Toledo confirmasen la
liquidación de sus condenas.
Valentín Tejero y Muñoz Guadix se sumaron ayer a la lista
de 'secundarios' favorecidos por la sentencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, una relación de grandes asesinos y depredadores
sexuales que fueron inculpados en los ochenta y principios de los
noventa y que ya están libres.
Eston son los casos de los violadores Pedro Luis Gallego,
Pablo García Ribado y Antonio García Carbonell o de Pedro Antonio Seco,
el asesino de Villarobledo. Mientras que en la lista de espera
permanecen otros rostros conocidos como Miguel Ricart, autor del triple
crimen de las niñas de Alcàsser, o Joaquín Villalón Díez, 'el asesino
señorito'.
Con la indudable alarma social que generan estas
excarcelaciones en las localidades de origen o del riesgo de que cometan
nuevos delitos, Juan Manuel Valentín Tejero abandonó a las 16.50 horas
la cárcel de Herrera de la Mancha tras dos décadas entre rejas por el
rapto, violación y asesinato con una barra de hierro de la niña Olga
Salvador, de nueve años, la noche del 25 de junio de 1992 durante las
fiestas patronales de Villalón de Campos, en Valladolid.
Valentín Tejero apareció con una poblada barba, largo
cabello canoso y visiblemente hinchado. Quizá con varias capas de ropa
para disimular más si cabe su físico. Lejos queda el tipo de cara
afilada, cabello oscuro y perilla de la foto policial, que entró preso
con 32 años y sale con 52.
El expreso llevaba una gorra oscura, cazadora de cuero
marrón y amplios vaqueros. Tiraba de un carro con solo dos bolsas de
mano donde portaba sus pertenencias. Como nadie le esperaba llamó desde
la cabina de teléfonos a un taxi de la vecina localidad de Manzanares,
que 18 minutos después le recogió y se fue raudo.
«El bien y el mal»
En ese tiempo se mantuvo inmutable, sin hacer
declaraciones. Con esa pátina de tipo duro y frío que no ha querido
someterse a ningún tratamiento psiquiátrico para corregir su orientación
hacia los niños, según fuentes judiciales. Ese tipo de enfermos «que
van a volver a reincidir porque no sabe discernir entre el bien y el
mal», alertaba ayer la asociación Clara Campoamor, acusación popular en
su caso.
O ese tipo que antes de violar, asesinar y dejar el cadáver
de Olga Sangrador en un pinar de Tudela de Duero había salido de
permiso acordado por un juez mientras cumplía cuatro condenas por abusos
deshonestos entre 1987 y 1988. Es decir, por llevar a cabo actos
sexuales que atentan contra la libertad y el pudor de la víctima,
principalmente niños, pero sin llegar a la violación.
Tres horas antes, separado durante años por un módulo
carcelario de Valentín Tejero, el que divide a los comunes de los
peligrosos, dejó la prisión Emilio Muñoz Guadix. El asesino confeso de
Anabel Segura en la Semana Santa de 1993 sí habló con los medios.
«Cometí un error grave, que lo asumí desde el primer momento, no como
otros, y no soy un peligro para la sociedad», aseguró.
El churrero y repartidor en paro cuando introdujo a la
joven en una furgoneta mientras corría por la urbanización de La
Moraleja, en Madrid, acabando con su vida horas después tras
estrangularla y arrojar su cadáver en una antigua fábrica de Toledo,
recordó lo que ya dijo en el juicio, que el móvil fue puramente
económico y que se les fue de las manos. «Lo siento, siento lo que
sucedió, fue un delito muy grave, quién puede perdonar eso. Daría diez
años de mi vida para que no hubiera pasado esto», aseguró.
Muñoz fue condenado a 42 años por el Supremo y con la
aplicación de la doctrina Partor hubiera salido de prisión en 2025, pero
tras la sentencia de Estrasburgo ha cumplido 18. Al salir de la cárcel
tampoco le esperaba nadie, pero rápido pidió un teléfono móvil a uno de
los periodistas hasta allí desplazados y llamó a su hijo de Madrid. «Ya
he salido en libertad, ven a buscarme», le espetó Muñoz Guadix.
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