Brooke Shields - foto,.
Brooke Shields | ||
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Brooke Shields en 2011. |
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Nombre de nacimiento | Brooke Christa Camille Shields | |
Nacimiento | Nueva York, Nueva York, Estados Unidos 31 de mayo de 1965 (49 años) |
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Ocupación | Actriz, modelo y autora. | |
Familia | ||
Pareja | Andre Agassi (1997–1999) Chris Henchy (2001–presente) |
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Hijo/s | Rowan Francis (n. 2003) Grier Hammond (n. 2006) |
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Ficha en IMDb | ||
Biografía
Brooke Shields pertenece a una aristocrática familia, descendiente de los primeros colonos de Virginia en Estados Unidos en el siglo XVI (el primer miembro de su familia fue William Shields, pionero americano).Su padre, Francis Alexander Shields, fue un alto ejecutivo de Revlon, hijo de un famoso tenista Francis Xavier Shields y de la princesa italiana Donna Marina Torlonia di Civitella-Cesi. Su tío abuelo fue el príncipe Alessandro Torlonia, esposo de la infanta Beatriz de Borbón.
Su madre, Theresia Anna Schmonn, llamada Teri, es una actriz, ex modelo y productora de cine.
Carrera
Comenzó su carrera a la edad de once meses cuando participó en un spot de la marca de jabones Ivory, de la mano del fotógrafo de modelos Francesco Scavullo. 1La carrera de Shields desde muy pequeña fue organizada por su madre, quien la hizo aparecer en spots publicitarios aprovechando su belleza infantil, prestando su imagen de bebé para un conocido protector solar [cita requerida].
En 1974 participaba en su primera película, "After the fall" a las órdenes de Arthur Miller. En el film se relata anónimamente la vida de Miller con Marilyn Monroe. Brooke interpreta a la hija de Quentin (Arthur Miller interpretado por Christopher Plummer).2
En 1975 protagonizó un comercial para la compañía de dentífricos Colgate a cargo del fotógrafo Richard Avedon.
Brooke promulgó los votos de su confirmación adhiriendo a su nombre, el nombre de "Camille".3
A la edad de diez años, para alentar su carrera profesional, según dijo su madre, Brooke participó en una sesión fotográfica con el fotógrafo Garry Gross en la que Brooke aparecía en el baño con el cuerpo desnudo y aceitado.4
Ese mismo año, sus padres se divorciaron, quedando Brooke a cargo de su madre.
En 1976, a la edad de once años, ingresa en la agencia de modelos Eilen Ford.
Realiza la película "El Rostro de la Muerte" (Communion o "Alice Sweet Alice") en la que la pequeña niña "Karen Spages" muere tras tomar su primera comunión, a manos de su perturbada hermana "Alice".5 6
En 1977 realizó la película El príncipe de Central Park donde recibió el papel secundario de "Kristie".7
En 1978 su madre recibió una oferta del cineasta francés Louis Malle, quien buscaba una niña para el papel protagónico de su controvertida película "Pretty Baby". El compromiso pactado con Malle fue permitir que la niña posara desnuda, a cambio de que su madre estuviera presente en el plató como supervisora.
En el film, "Violet", una niña de trece años, vive con su madre "Hattie" (Interpretada por Susan Sarandon) en un prostíbulo de los años 1916. "Hattie", ejerciendo la prostitución, conoce a un hombre, se casa y se marcha dejando abandonada a su hija. La madame, que no piensa mantener a "Violet" por nada, decide subastar su virginidad, y hacer que trabaje para ella, pero "Belloq", un fotógrafo que frecuenta el local buscando instantáneas de desnudos, no piensa permitirlo y rescata a la niña, pero para conseguirlo de una manera efectiva debe casarse con ella. "Violet" adora a su salvador al que llama Papá, y está deseando hacer por él cualquier cosa. La película suscitó una gran polémica.8
Este film lanzó al estrellato a la joven actriz, que apareció en la revista People y en la revista Rolling Stone.
Su madre fue muy criticada por lo que se consideraba una gran ambición personal y la manipulación de su hija.
El autor de la novela "Helene", John Bowers, requirió el rostro de Brooke Shields para la portada de su libro más universal. El libro es más conocido por el nombre de "Lolita".9
TÍTULO: PROTAGONISTA,OLIVIA MOLINA ACTRIZ,.
La distancia se lleva como se puede,.
La distancia se lleva como se puede»
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Madre de dos hijos, separada por un océano de su pareja, Olivia Molina se ha apuntado a un curso de Terapia Gestalt. De su madre admira «la dignidad con que lleva las arrugas»
Tiene el inconfundible ‘gen’ Molina en la expresión de su rostro.
Pero Olivia Timarche Molina no se lo encuentra. O quizá esté cansada de
que se lo hagan notar. «Somos todos tan complejos... Es como cuando
intentan buscar parecidos a los bebés. ¿Ha salido a papá o a mamá? Pues
ha salido a sí mismo, cada uno somos únicos y tenemos nuestro propio
camino vital». Lo dice esta mujer de 34 años que acaba de traer al mundo
a su segundo hijo. Se llama Eric y tiene una hermana mayor, Vera, que
aún no ha cumplido tres años. Olivia y su pareja, el también actor
Sergio Mur, dieron la noticia a través de las redes sociales con una
foto de la manita del recién nacido y un contundente «Ya estamos los
cuatro». Poco más de un mes después del alumbramiento, la actriz ha
posado ante los medios como madrina de un proyecto solidario auspiciado
por Relec. La idea es destinar parte de la venta de sus productos a la
adquisición de mosquiteras que ayuden a frenar la malaria en Mozambique.
«Me lo propusieron cuando estaba embarazada de ocho meses y medio», explica la hija mayor de Ángela Molina. Y no dudé en prestar mi imagen. Cuando eres mamá te pones muy fácilmente en la piel de otras madres y la malaria es una enfermedad que ataca especialmente a mujeres embarazadas y a niños de menos de cinco años». Lo cuenta con su niño en brazos que no para de hacer gorgoritos... «¡Está hecho una bolita
–dice derretida–, yo es que me lo como!». La actriz es partidaria de la lactancia materna, pero más partidaria aún de que «cada mujer elija su propio método, sin que nadie la critique, porque cuanto más respaldadas nos sentimos por las otras hembras más poderosas somos». Tampoco se considera una madre especialmente protectora. «No intento ser la mamá perfecta», precisa. Pero sí muy respetuosa. Ese concepto, el del respeto, lo aprendió de su propia madre.
«Ella entendía nuestros procesos y nos dejaba espacio para vivirlos. Y siempre estaba ahí cuando la necesitábamos». Sin embargo, no todo fue idílico en la infancia de Olivia Molina. Ser la mayor de cinco hermanos, la primogénita de una actriz de éxito internacional, tuvo sus contrapartidas. «Mi madre viajaba muchísimo y me tocó ser responsable y hacerme cargo de todo muy deprisa. Claro que la eché a veces de menos, pero eso a la larga te hace más fuerte y te une mucho también. Nosotras hemos pasado por todas las etapas y hoy somos dos grandes amigas. Hablamos de todo».
Musa de Buñuel y de Bigas Luna, entre otros grandes directores, Ángela es a sus 59 años una de las poquísimas actrices que no han sucumbido a la tentación de eliminar sus arrugas. «Las lleva con una dignidad y una preciosidad tremendas –afirma su hija orgullosa–. Pero a mí me parece también válida la opción contraria. Yo, por ejemplo, ahora mismo soy incapaz de adivinar si me operaré o no en el futuro».
«Donde estén las lentejas»
La distancia y los viajes siguen marcando la vida de Olivia. Esta vez a través de su pareja. Sergio Mur triunfa en una teleserie mexicana y eso le obliga a pasar muchos meses en el país azteca. «La distancia es dura y se lleva como se puede –admite la actriz–. Claro que es doloroso, pero también es temporal, son cinco meses no cinco años y procuramos hacerlo lo más fácil posible por nosotros y para que los niños no sufran». Olivia no dudaría en irse a vivir a México, igual que pasó una temporada en Miami. «Si allí es donde tenemos las lentejas, ¿por qué no? Es muy bonito viajar en familia. Te abre el espíritu y tus hijos ven la vida de otra forma».
Mientras llega su próximo proyecto como actriz, previsto para septiembre, esta mujer que se inició en la interpretación a los ocho años intenta llenarse también de otras cosas. En su día cursó Educación Infantil poco antes de ingresar en la prestigiosa escuela de actores de Juan Carlos Corazza y ahora se ha inscrito en un curso sobre Terapia Gestalt, que ella define como «una herramienta de autoconocimiento y exploración de uno mismo». Admite haberse criado envuelta en un «halo de libertad y creatividad», rodeada de artistas. El clan de los Molina lo llaman... «Yo –apunta Olivia riendo– lo llamo familia, sin más».
«Me lo propusieron cuando estaba embarazada de ocho meses y medio», explica la hija mayor de Ángela Molina. Y no dudé en prestar mi imagen. Cuando eres mamá te pones muy fácilmente en la piel de otras madres y la malaria es una enfermedad que ataca especialmente a mujeres embarazadas y a niños de menos de cinco años». Lo cuenta con su niño en brazos que no para de hacer gorgoritos... «¡Está hecho una bolita
–dice derretida–, yo es que me lo como!». La actriz es partidaria de la lactancia materna, pero más partidaria aún de que «cada mujer elija su propio método, sin que nadie la critique, porque cuanto más respaldadas nos sentimos por las otras hembras más poderosas somos». Tampoco se considera una madre especialmente protectora. «No intento ser la mamá perfecta», precisa. Pero sí muy respetuosa. Ese concepto, el del respeto, lo aprendió de su propia madre.
«Ella entendía nuestros procesos y nos dejaba espacio para vivirlos. Y siempre estaba ahí cuando la necesitábamos». Sin embargo, no todo fue idílico en la infancia de Olivia Molina. Ser la mayor de cinco hermanos, la primogénita de una actriz de éxito internacional, tuvo sus contrapartidas. «Mi madre viajaba muchísimo y me tocó ser responsable y hacerme cargo de todo muy deprisa. Claro que la eché a veces de menos, pero eso a la larga te hace más fuerte y te une mucho también. Nosotras hemos pasado por todas las etapas y hoy somos dos grandes amigas. Hablamos de todo».
Musa de Buñuel y de Bigas Luna, entre otros grandes directores, Ángela es a sus 59 años una de las poquísimas actrices que no han sucumbido a la tentación de eliminar sus arrugas. «Las lleva con una dignidad y una preciosidad tremendas –afirma su hija orgullosa–. Pero a mí me parece también válida la opción contraria. Yo, por ejemplo, ahora mismo soy incapaz de adivinar si me operaré o no en el futuro».
«Donde estén las lentejas»
La distancia y los viajes siguen marcando la vida de Olivia. Esta vez a través de su pareja. Sergio Mur triunfa en una teleserie mexicana y eso le obliga a pasar muchos meses en el país azteca. «La distancia es dura y se lleva como se puede –admite la actriz–. Claro que es doloroso, pero también es temporal, son cinco meses no cinco años y procuramos hacerlo lo más fácil posible por nosotros y para que los niños no sufran». Olivia no dudaría en irse a vivir a México, igual que pasó una temporada en Miami. «Si allí es donde tenemos las lentejas, ¿por qué no? Es muy bonito viajar en familia. Te abre el espíritu y tus hijos ven la vida de otra forma».
Mientras llega su próximo proyecto como actriz, previsto para septiembre, esta mujer que se inició en la interpretación a los ocho años intenta llenarse también de otras cosas. En su día cursó Educación Infantil poco antes de ingresar en la prestigiosa escuela de actores de Juan Carlos Corazza y ahora se ha inscrito en un curso sobre Terapia Gestalt, que ella define como «una herramienta de autoconocimiento y exploración de uno mismo». Admite haberse criado envuelta en un «halo de libertad y creatividad», rodeada de artistas. El clan de los Molina lo llaman... «Yo –apunta Olivia riendo– lo llamo familia, sin más».
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