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El cocinero dice que el secreto de su éxito son las recetas españolas, que gustan mucho en el país norteamericano,.
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El chef extremeño Antonio Sayavera tiene un programa con miles de seguidores,.
Miles de telespectadores mexicanos se dan cita cada día antes de comer para ver el programa 'Cocina práctica, así de fácil', que emite la cadena Televisa para la región de Jalisco. Uno de sus presentadores es Antonio Sayavera (conocido popularmente allí como Toñete), natural de Hornachos, que en el umbral de su jubilación disfruta de una época dorada siendo una estrella televisiva en la cadena. Junto a él participan un chef italiano y una prestigiosa repostera mexicana.
Pero hasta llegar a la tele la vida de Antonio no ha sido fácil. Salió de su pueblo con 16 años junto a su familia para instalarse en Madrid, y allí realizó trabajos dispares, algunos relacionados con la hostelería. Sin embargo, su afán por prosperar le llevó a trabajar en Libia haciendo carreteras para la empresa Ferrovial.
También estuvo un tiempo en una plataforma petrolífera. El destino y la casualidad hicieron que una chica mexicana de buena familia se pusiera en su camino, lo que hizo que Antonio lo dejara todo para instalarse en Guadalajara, la capital del estado mexicano de Jalisco.
Su llegada al país norteamericano fue un enorme shock tanto cultural como emocional, ya que tuvo que adaptarse a una sociedad que, aunque usa el mismo idioma, tiene muchas diferencias en su forma de vida, sus costumbres y sus maneras de relacionarse. A pesar de todo, Antonio consiguió prosperar.
Sayavera ya comenzó en España a enredar con los pucheros. Heredó los conceptos básicos de su madre Amparo y de su abuela Flora, que provenían de una tradición de dulceros y turroneros que otras ramas de su familia continúan.
Según rememora, se acercó la cocina por necesidad, «ya que fue una forma de ayudar a la economía familiar. Desde muy joven trabajé en Madrid incluso como lavaplatos en el Hotel Palace, pero haciendo de ayudante de cocina es cuando me di cuenta de mi verdadera vocación y de que esto podría ser mi modo de vida».
Cuenta Sayavera que el secreto de su éxito está en enseñar a cocinar platos referentes de la gastronomía española que gustan mucho a la sociedad mexicana, como la paella en diferentes versiones, callos a la madrileña, fabada asturiana, gazpacho extremeño o la tortilla de patatas. Eso sí, «aportándoles un toque personal».
Dentro de su proceso de aprendizaje fue vital el contacto que mantuvo con maestros españoles afincados el país americano, «como Antonio Ruiz Herreros, que fue presidente de la Cámara Regional de Cantabria y dueño del restaurante 'La Concha de Santander'. También me influyó mucho el conocer a Ernesto Bernal, jefe de cocina del 'Restaurante Sin Nombre'».
Este chef hornachego llegó a la televisión casi de rebote. Una presentadora conocida como Señora Zárate se jubiló después de muchos años en Televisa.
A raíz de esa circunstancia, la cadena se planteó la necesidad de reestructurar el programa. «Hizo una convocatoria para que tres profesionales se hicieran cargo del mismo y es entonces cuando aparezco en el programa como el 'Chef Toñete', junto a Tony Nardelli y Carlos Treviño, que fue sustituido después por Sonia Cruz. Es un programa que ahora aporta otra frescura, con un concepto de modernidad que enseguida tuvo su respuesta positiva en la audiencia mexicana, destinado al gran público y con una audiencia millonaria».
En esencia el programa tiene aspectos muy parecidos a los que existen en España. «Por eso los conductores hacemos un show televisivo con la cocina como hilo conductor y tenemos la participación de grandes artistas nacionales e internaciones.
Por allí hemos tenido a gente de la talla de David Bisbal, Mocedades, Diana Navarro; grandes estrellas de México como Cristian Castro, Alejandro Fernández, Magneto, Mercurio; o actrices de telenovelas como Silvia Navarro, Lucía Méndez o Gloria Trevi, ya que este programa es una plataforma para promocionar sus trabajos». Como curiosidad, Sayavera cuenta que la verdadera cocina mexicana no es la que come en los restaurantes que hay en España - «esa la llaman 'tex mex'»- sino otra muy distinta. «La auténtica es mucho más rica y elaborada, con unos platos llenos de sabores, olores, texturas y una materia prima excepcional donde las especias son parte fundamental, y que a pesar de lo que mucha gente puede pensar, no enmascaran el sabor sino que lo potencian».
De los productos típicos de Extremadura, Sayavera destaca el cerdo ibérico. «Todo lo que provenga de este animal, preparado como sea, me encanta. También me quedo con la cachuela o manteca 'colorá'. Además ha sido siempre el sustento de nuestros antepasados, y eso siempre lo tengo presente. En México el cerdo no se alimenta como en montanera, por lo que el sabor no es igual. También me gusta el cordero, el pimentón de la Vera, el aceite de oliva, los quesos como la torta del Casar o de La Serena, o la dulcería tradicional».
De momento, este cocinero se tendrá que conformar con degustar esos sabores durante sus visitas a Hornachos. «Por las ataduras familiares, volver de México no sería fácil, aunque no descarto pasar grandes temporadas en mi pueblo. Echo mucho de menos comer un gazpacho debajo de una encina, impregnándome del olor y de los sabores de la dehesa extremeña».
TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO, Se buscan verdugos sin experiencia .
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Arabia Saudí convoca ocho plazas de funcionario para decapitar a condenados a muerte y amputar a ladrones reincidentes,.
El oficio de verdugo ha caído en desuso, no por la desaparición de la pena capital -vigente en 140 países del mundo-, sino por el refinamiento de los métodos para matar el reo. La silla eléctrica y la inyección letal han quitado muchos puestos de trabajo a los matarifes, salvo en Arabia Saudí, donde el empleo repunta con brío. El Ministerio del Servicio Civil del país que nada en petróleo ha lanzado una oferta pública de empleo para contratar a ocho verdugos. Los ejecutores de Arabia Saudí no dan abasto y les faltan manos para decapitar. La monarquía saudí, que se rige por una interpretación muy rigurosa del islam, el wahabismo, ve en cualquier jaleo un pretexto inmejorable para descargar el sable sobre el cuello. Por eso se afanan en reclutar a ocho verdugos, aptos para realizar decapitaciones, pero también amputaciones a ladrones contumaces.
De acuerdo con la ONG Human Rights Watch, sólo en lo que va de año se ha ajusticiado a 85 reos, mientras que en 2014 se mataron a 88. Como se ve, los condenados a la pena capital crecen de manera exponencial. Así que los dirigentes han optado por frenar de un tajo esta inquietante progresión.
Salmán bin Abdulaziz, el rey que gobierna con mano de acero templado Arabia Saudí, debe de estar convencido de que necesita gente para aliviar los dolores de cabeza de sus súbditos, angustiados por semejante degollina. Quizá por eso ha pensado que la mejor manera para conseguirlo es separar la testuz del tronco. Los mandamases de esta monarquía absoluta del golfo Pérsico comprueban con alarma el aumento de la criminalidad. Para algunos analistas políticos, la elevación de las penas de muerte obedece al afán del Gobierno por aplacar conflictos regionales. Otra hipótesis busca el incremento en la designación de jueces de apoyo que están recuperando casos atrasados. Según Amnistía Internacional, la mitad de las condenas a muerte se llevan a cabo para castigar homicidios. El resto de las ejecuciones se cebaron en responsables de delitos como secuestro, tortura y violación, así como de otros más pintorescos como la brujería y la hechicería.
Si en la película 'El verdugo', dirigida por el genial Luis García Berlanga, Pepe Isbert era un profesional del ajusticiamiento, un trabajador de probada destreza en el uso del garrote vil, en Arabia Saudí puede ejecutar cualquiera. De hecho, las autoridades no exigen a los candidatos acreditar ninguna experiencia ni titulación. Eso sí, los candidatos al puesto de verdugo han de apiolar al semejante con devoción, pues el cargo al que aspiran tiene naturaleza religiosa.
Para desgracia de sus futuros titulares, las ocho plazas de verdugo no están bien remuneradas. De hecho, los funcionarios del sable tienen unas tablas salariales de las más bajas dentro del colectivo de empleados públicos de la administración saudí. Mal negocio el de la muerte, salvo para los empresarios de pompas fúnebres.
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