EL CORTACESPED - Miguel Blay, la sólida y elegante belleza de un «artista total ,.fotos,.
Miguel Blay, la sólida y elegante belleza de un «artista total»
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Con una veintena de obras, el Prado reivindica el genio del olvidado escultor en el 150 aniversario de su nacimiento,.
Solidez y belleza. He aquí, en dos vocablos, expresado todo el ideal que encierra el programa que ha de cumplir un escultor». Así lo aseguró Miguel Blay y Fábrega (Olot, 1866-Madrid, 1936) al ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1910. Olvidado hoy, desconocido por el gran público, Blay fue uno de los escultores más relevantes en la España de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Con una pequeña exposición que el Prado exhibe en dos salas, el museo reivindica su genio y celebra el 150 aniversario del nacimiento del artista. El otro gran escultor de su tiempo, Mariano Benlliure, definió a Blay como «el príncipe de la elegancia y la corrección».
Formado en París y Roma, retratista de la aristocracia y autor de esculturas como 'La canción popular', situada en la fachada del Palau de la Música de Barcelona, acabó Blay siendo quizá más reconocido fuera de España gracias a sus obras para espacios públicos de Buenos Aires, Montevideo, San Juan de Puerto Rico, Santiago de Chile y Panamá.
El museo público rescata ahora su memoria y reivindica su obra y su gran talento con la exposición 'Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado'. Recorre su trayectoria a través de una veintena de obras fundamentales del artista, entre ellas las 14 que atesora el museo que dirige Miguel Zugaza y que han sido restauradas para la ocasión.
Junto a grupos escultóricos como 'Al ideal' o 'Eclosión', premiados en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, la muestra acoge dibujos, varias medallas y una pequeña agenda de notas de 1902. En ese cuadernito se pueden apreciar las preocupaciones económicas de este artista, padre de cinco hijos y muy comprometido con su familia y su oficio.
Emoción
Una de las piezas mas sutiles y conmovedoras es 'Miguelito', retrato póstumo en un busto de su quinto hijo, muerto con siete años, y que Blay realizó mortificado por el inmenso dolor de la pérdida y basándose en las fotografías que también están en la muestra. «Buscó siempre transmitir con serenidad y equilibrio las emociones, la naturalidad y la belleza en todas sus etapas creativas, y lo hace con unas piezas expresivas, emocionantes y que transmiten sentimiento», resume la comisaria. Una emoción que comunica también con el mármol 'Niña desnuda', enmarcado en el simbolismo, o unos dibujos que conectan con la obra de coetáneos como Ramón Casas.
En sus años parisinos Blay pasó por la famosa Académie Julian y por el taller del escultor Henri Chapu y trató a Rodin. «Hizo propia su preocupación por el desnudo, pero su evolución fue muy diferente; Blay es más severo y elegante, frente a un Rodin más pasional», apunta la comisaria. Se aprecia bien en 'Eclosión', pieza estelar de la muestra, de «íntima ternura, gran belleza e intenso sentimiento», y una de la más premiadas y reconocidas de su carrera.
Esculpida en mármol de Carrara, la realizó en París en 1905 y pertenece al Prado. Es una delicada representación de una pareja de jóvenes amantes sentados sobre unas rocas junto a un tronco florido, «que se rozan en el primer momento de su amor», según apunta la comisaria. Para Azcue, 'Eclosión' resume «todo lo que el artista ha conocido y reinterpretado en París». Expuesta durante décadas en los jardines de la Biblioteca Nacional, sufrió un notable deterioro del que quedan huellas tras su restauración.
En la capital francesa obtuvo Blay la medalla de honor en la Exposición Universal de 1900, también concedida a su amigo y colaborador Mariano Benlliure, y fue nombrado Caballero de Honor de la Legión Francesa en 1901.
De regreso a España, abrió estudio en Madrid en 1906 y logró ser reconocido como un escultor. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, profesor de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid y, de 1925 a 1932, director de la Academia de España en Roma, ciudad en la que había ampliado su formación juvenil. Realizó encargos privados y oficiales, y destacados monumento en varios países latinoamericanos.
TITULO:EL BAR DE LA ESQUINA , LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE. Carson McCullers,.
EL BAR DE LA ESQUINA - foto,.
A balada do café triste. Tradución de Salomé Rodríguez Vazquez. Edicións Barbantesa
Una balada era un canto cortesano en el siglo XIV. La musicalidad la creaba la propia escritura del poema repitiendo un estribillo al final de cada tres estrofas. Los anglosajones la convierten en una canción que cuenta la vida de una persona o de algún hecho concreto.
Carson McCullers cuenta cómo nació y murió un café en un deprimente pueblo del sur de los Estados Unidos. Lo cuenta con la voz de un narrador distanciado que oye las historias de la buena gente del campo y que imagina lo que ocurre en el interior de la casa donde existió el café. No sabe qué sintieron los personajes, simplemente narra los hechos, describe los escenarios, reconstruye la forma de vida de los protagonistas.
¿Qué tiene un pueblo alejado de la civilización? ¿Cómo viven los habitantes de un lugar sin conciencia de cultura, sin posibilidad de habitar? La literatura de Carson McCullers es de las resumidas, narradora del alcoholismo, la homosexualidad, el racismo. Sin embargo, aunque escriba alrededor de estos temas, profundiza en las pulsiones del ser humano, construye grandes metáforas para entender los mecanismos que nos mueven.
En este caso, empieza creando una atmósfera desoladora, muerta, una calle vacía de gente y llena de polvo cuya casa principal está tapiada. El lector se pregunta cómo es posible que exista un pueblo así. Y ella lo va a contar, eso es lo que dice durante todo el relato, que lo va a contar, pero que antes hay que conocer a Miss Amelia, la dueña de esa casa tapiada, a la buena gente del campo ávida de algún acontecimiento dramático que rompa el ciclo del tiempo, los cambios de turno en la fábrica de algodón, la densidad pegajosa del pantano. Sólo un jorobado, capaz de mover las orejas, envuelto en un chal verde para sobrevivir a su naturaleza fría, sería capaz de abrir una brecha en un universo tan cerrado.
El narrador cuenta ese acontecimiento, el momento en que con el pueblo en máxima tensión, esperando a que el cielo y la atmósfera den la señal para un linchamiento, se ve preguntado a nivel individual, ¿tú cómo te llamas?, ¿tú estás casado? Ese tú deshace la masa y la contestación necesariamente lleva a sentarse y compartir. Una casa cerrada a los de fuera se convierte en un café donde los desheredados de repente sienten que son alguien.
¿Pero qué dirige la historia? Una pulsión irracional, incontrolable, el amor. Y el narrador avanza que va a contar el amor como una relación imposible entre el amado y el amador.
En personajes cargados de emociones, pero sin sentimientos por su falta de humanidad, el amor como pasión y como respuesta a la soledad impuesta es lo único que puede hacer cambiar las cosas, como montar un café en la casa que representa la propia intimidad.
Carson McCullers canta la comunicación como la única forma de ser humano. Por supuesto la falta de dignidad, el no ser nadie por el color de la piel o por sólo sobrevivir están denunciados en esta balada que cuenta el hecho extraordinario, la gesta de crear un café en la nada.
Carson McCullers escribe literatura si atendemos a la diferencia que ya hacen algunos entre narrativa y literatura.
EJERCICIO DE LECTURA CREATIVA
Leer este relato apuntando los rasgos físicos, los objetos personales, la forma de vestir, la forma de hablar, los miedos, los deseos, las habitaciones, la forma de moverse de los tres personajes principales: Miss Amelia, primo Lymon y Marvin Macy. Con estos rasgos que utiliza Carson McCullers para construir los personajes, definirlos, cómo son, qué les pasa, qué resortes los mueven en la vida.
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