LA CHICA LUNES -9- DOMINGO -15- OCTUBRE - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -8- OCTUBRE - CAYETANA GUILLEN CUERVO,./ EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - LA ISLA HUMANA, LUNES -9- OCTUBRE,..
TITULO: LA CHICA LUNES -9- DOMINGO -15- OCTUBRE - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -8- OCTUBRE - CAYETANA GUILLEN CUERVO,.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO -8- OCTUBRE,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a
vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y
en los lugares más remotos y fascinantes , etc.
LA CHICA LUNES -9- DOMINGO -15- OCTUBRE - CAYETANA GUILLEN CUERVO,.
fotos,. CAYETANA GUILLEN CUERVO - " Mas que ambiciosa, soy perseverante,."
Actriz,
presentadora y rostro protagonista de la vida pública española de los
últimos dos decenios. Descendiente de ilustres comediantes, en la
televisión ha encontrado su casa. Hoy es también una celebridad en las
redes sociales y acaba de estrenarse como escritora con un libro en el
que habla sobre la pérdida de su padre, el inolvidable actor Fernando
Guillén.
lunes 25 de septiembre de 2017,.
PERIODISTA Y presentadora, actriz de teatro, cine y televisión, a sus 48 años Cayetana Guillén Cuervo puede decir que es una artista con suerte y una gran comunicadora. No solo ha heredado las tablas de sus padres, los actores Fernando Guillén y Gemma Cuervo. Su prolífica carrera es su mejor carta de presentación. Se formó en la radio con Iñaki Gabilondo y en el teatro con Cristina Rota. Ha sido la voz y el rostro durante casi 20 años del programa de TVE Versión española. También presenta Atención obras,
la agenda cultural de La 2. Guillén Cuervo se declara madrina y
defensora del cine patrio. Una chica pop, como cuenta que le dijeron
hace poco. Y multimedia. Lo mismo se mueve en un plató que en un
escenario, publica un tuit o sube una foto a su cuenta de Instagram.
Después de haber interpretado a la destructiva Hedda Gabler, de Henrik Ibsen, y a la calculadora Marta en El malentendido,
de Camus, Guillén Cuervo se ha convertido en un icono lésbico gracias
al papel de Irene Larra en la exitosa serie de televisión El Ministerio del Tiempo,
que interpreta desde 2015. Este personaje le ha abierto las puertas del
olimpo en redes sociales y ella se refiere a sus nuevas fans como sus cayetaners. Su última aventura ha sido su estreno en literatura con el libro Los abandonos
(La Esfera de los Libros), ilustrado con acuarelas del pintor José Luis
Massó. La enfermedad de su padre la llevó a reflexionar obsesivamente
sobre esos momentos en los que perdemos algo tan valioso, que, dice,
cambian nuestra vida y a los que inevitablemente nos tenemos que
acostumbrar porque algún día volveremos a sentir ilusión. Guillén Cuervo
viene de una familia donde las palabras tienen mucha importancia y
reconoce que no se atrevía a lidiar con un libro. Pero el fallecimiento
de Fernando Guillén le puso en el disparadero. Solo después de aquella
pérdida aceptó enfrentarse al papel en blanco.
Usted dice que su padre se marchó sin calma y con decepción. ¿Por qué?
Él hablaba sobre el deterioro de nuestro modo de vida, de cómo el
ciudadano se ha sentido desprotegido en los últimos años. Entonces se
ponía triste y decía: “No puede ser verdad, después de lo que hemos
vivido, luchado, de los que han muerto”. Él hizo un paralelismo de esta
situación con su enfermedad. ¿Él utilizó la cultura para cambiar las cosas?
Perteneció a una generación de actores muy activa. Vivieron la guerra,
la posguerra, la dictadura, la Transición. Intentaron poner en escena
muchas funciones prohibidas entonces. Toda la obra de Sartre, de Camus.
Cuando le diagnosticaron la enfermedad, le pregunté qué texto le
serviría de homenaje y él me dio la idea de recuperar para el teatro El malentendido.
[La obra de Camus es una tragedia moderna y existencialista que fue
representada en los años cuarenta en una Europa devastada por la Segunda
Guerra Mundial]. En su oficio, mi madre fue más apolítica, pero él
siempre fue un hombre de izquierdas. Vivió ese activismo desde el
teatro, desde su posición de artista. Siempre fue un hombre
profundamente culto, inteligente.
“La generación de mi padre fue muy activa. Defendieron siempre la
cultura. En sus últimos días, él hablaba mucho de la decadencia del
sistema y la asociaba a su propia enfermedad”
¿Y mientras le visitaba en el hospital ensayaba El malentendido?
Cuando murió estrenábamos la obra. Para mí fue una tremenda catarsis,
pero el texto de Camus me alivió. Unos años después decidí volcar mis
reflexiones sobre las distintas pérdidas de la vida en un libro; la de
los seres queridos, la del amor, la del nido vacío, la vejez, o la de
Dios. Marta, el personaje de El malentendido,
pegaba unos gritos desde el fondo de su alma preguntándose por el
sentido de la vida. De alguna manera, en el libro sobrevuela la
fatalidad del destino, los vínculos entre los seres humanos, la relación
causa efecto, porque no todo vale. Todo lo que haces tiene una
consecuencia. Por eso es importante controlar tu estado de ánimo y lo
que provocas en los demás. En el libro habla de creencias religiosas. Lo que
hay es una búsqueda. Yo he ido a un colegio católico, he hecho la
comunión y estoy bautizada, y por supuesto convivo con ello. Lo que pasa
es que la pérdida te lleva a muchas incógnitas. De cualquier forma,
estoy más cerca de una espiritualidad que de una religión. Respeto todo
tipo de credos, tengan el modo y la apariencia que sea. Yo he tenido mi
época de viajar a India, de quedarme en un ashram, de meditar, y
todo eso también está en mí. Sentirte protegido de cualquier forma,
poder rezar y mirar al cielo es más reconfortante que no poder hacerlo. Con Los abandonos puede conectar con mucha gente. Todos hemos perdido algún ser querido.
Me están pasando cosas muy bonitas. Mensajes de amigos, abrazos,
ponernos a llorar en cada firma de libros. Porque al que más o al que
menos le han pasado cosas, con una edad, a partir de los 40…, eso está
en las conversaciones de todos. Desearía que la gente se identificase
con algunas palabras, emociones. He querido compartir también las
reflexiones de varios autores, que en alguna lectura me han
sobresaltado, marcado. Me refiero a escritores como Fernando Pessoa,
Mario Benedetti, Kafka, Marguerite Yourcenar, Graham Greene, Salinas,
Cernuda. Llama la atención que aborde el tema de la vejez descarnadamente.
Vivimos en una sociedad que vive de espaldas a los ancianos, no se les
respeta ni venera como sí se hace en otras culturas. La vejez me produce
mucha ternura, las personas mayores están llenas de experiencia y
sabiduría. Les dedico un capítulo porque me impresiona mucho el dolor
físico, la soledad. Esas personas que están pidiendo un poco de tu
tiempo y nosotros los visitamos con prisas. Ver que puedes tener un coco
fantástico y tus facultades cada vez más mermadas. Que después de todas
las etapas lleguemos a eso, unas cajas de pastillas y la puerta del
ambulatorio. Me parte el alma. ¿Qué opina su madre de su faceta de adicta al trabajo?
Lo entiende perfectamente, porque a ella le ha pasado lo mismo toda la
vida. Sucede que en mi familia siempre hemos colocado el trabajo entre
nuestras prioridades. Llevamos en las venas la cultura del esfuerzo.
Somos muy conscientes de pensar que eres un privilegiado si te llaman a
ti y no al de al lado. Tenemos una profesión muy inestable. ¿Cómo era la vida familiar en casa de los Guillén Cuervo? La
de una familia muy unida, marcada por los horarios del trabajo de mis
padres, que se levantaban a las seis de la mañana para grabar Estudio 1 y
luego tenían dos funciones en el teatro. Porque hasta 1975 no había día
de descanso. La hora en la que la familia estaba junta era durante las
comidas. Por eso siempre íbamos a colegios que estaban cerca de casa.
Los teatros solo cerraban los lunes, y para mí era importante porque mi
padre venía a buscarme al colegio. ¿Tuvo una niñez feliz? Tengo el recuerdo de una vida
familiar muy intensa y completa. Me sentí muy querida por mis padres y
con una infancia muy feliz. Sí que es verdad que a mi hermana mayor le
tocó asumir un papel quizá excesivo con nosotros. Porque las giras
teatrales de mis padres eran de estar meses fuera de casa. Yo tengo solo
un hijo y la conciliación me parece algo muy complicado, con que mis
padres, con tres hijos y en aquella época, conciliaban como podían. Alguna vez ha dicho que usted tiene un máster en saber huir de los conflictos porque no compensan.
Los sé llevar, aunque depende de la otra persona. Que yo recuerde nunca
he tenido problemas en el trabajo. Reconozco que tengo mucha capacidad
de empatía. Cuando alguien me trata mal, me pongo triste. Pienso que no
merece la pena, que siempre hay otros caminos.
¿Es muy diplomática, también? Soy cautelosa, no me
gusta hablar mal de los demás, hacer humor a costa del otro. No es que
yo sea una monja, de hecho, soy muy gamberra, pero no me hace gracia
lastimar a alguien. Cuando veo a una persona enfadada digo: “¡Ostras, ha
perdido la batalla!”. ¿Es usted luchadora? Soy perseverante, más que ambiciosa. Siempre llamo a la puerta, no tengo de verdad ningún orgullo. ¿Qué me dice de Cayetana Guillén Cuervo como madrina televisiva del cine español?
Santiago Tabernero me llamó, me buscó hace 17 o 18 años, y ese
encuentro me marcó la vida. Y yo, como soy tan perseverante y tan poco
pasota, me tomé eso de defender el cine español como una bandera.
“Me gusta comunicar, y todo lo que hago, ya sea en televisión, en
el escenario de un teatro o en el papel de una serie, es precisamente
eso”
Después de casi una década, quizá esté algo cansada del formato de Versión española.
Soy muy inquieta y me parece que la vida me está poniendo por delante
cosas preciosas. Se me superponen y no sé decir que no. Voy siempre con
la cultura del esfuerzo, de no bajar la guardia. Me parece que es un
milagro que me llamen a mí e intento hacerlo todo lo mejor que sé.
Después de tanto tiempo en Versión española los directores me
encasillan. Es como una relación de pareja, sabes los pros y los
contras, pero a mí me compensa. Es tan bonito ese trabajo. Siempre estoy
estudiando. Lo mismo me sucede en el programa Atención obras,
me da la oportunidad de ver teatro, exposiciones, estar al día, activa.
Es un privilegio. Me gusta comunicar, y todo lo que hago, ya sea
televisión, teatro o series, es precisamente eso. Estoy muy agradecida a
Televisión Española, que ha depositado mucha confianza en mí y yo me
siento responsable de corresponder profesionalmente. Hábleme de sus maestros Cristina Rota, Iñaki Gabilondo, José Luis Garci.
Cristina Rota ha sido una maestra maravillosa para mí en el ámbito del
teatro. La admiro por su historia personal, me encantan las mujeres como
ella, solidarias, fuertes, por su capacidad para remontar, de matar al
mundo por un hijo, por una pareja. Gabilondo se cruzó en mi camino
cuando salía de la facultad y me dijo: “Yo te quiero a mi lado”. Estuve
ocho años trabajando con él en la cadena Ser. Aprendí mucho de su
actitud, de la capacidad que tiene gente poderosa como él de combinar
alma con cabeza. ¿Y con Garci? Tuvimos una relación personal y con el
tiempo he sabido valorar todo lo que me aportó como ser humano. Como
pareja con una diferencia de edad no funcionamos, pero es un tío
listísimo, cultísimo, muy buen amigo, y me puso también unas pautas en
mi vida que han sido muy importantes. Faltaría un cuarto maestro o el
primero, mejor, que fue mi padre. ¿Y su madre, la actriz Gemma Cuervo? Nadie me va a entender nunca ni a quererme como ella. Su respeto y su comprensión y entendimiento me conmueven. Sabe que tiene fama de intensa, de estirada. Ya lo
sé, muchas veces me dice gente que no me conocía: “Pero si eres muy
maja, con lo borde que pareces”. Yo creo que a ese cliché contribuyó la
imitación que me hizo Silvia Abril en el programa Homo Zapping. Me encanta que me imiten, pero es solo una caricatura. Yo soy una chica pop, como me dijeron hace poco. Una chica multimedia. Y transmedia. En lo que al telespectador se refiere, sabe
dirigirse al público más minoritario de La 2 con el mayoritario de
TVE-1. Efectivamente. La serie de Televisión Española El Ministerio del Tiempo ha impulsado aún más su televisiva carrera.
El personaje de Irene Larra es una pasada, estoy encantada de ser un
icono lésbico. Por ella ahora vivo en una dimensión de realidad virtual,
en un cómic, en un juego de mesa. Han surgido las cayetaners, las fans,
y una gran respuesta de los espectadores en las redes sociales. ¿Es también community manager de sus cayetaners, de sus seguidoras en la serie? Sí, lo llevo yo junto con Omar, mi chico, que también me ayuda. Recibo mucho feedback y respuesta de todo un colectivo de lesbianas que gracias a El Ministerio del Tiempo
han podido salir del armario y contárselo a sus padres. A Irene Larra
la trataron como a una enferma y tuvo una segunda oportunidad de vivir
su vida libremente.
TITULO: EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - LA ISLA HUMANA, LUNES -9- OCTUBRE,..
El lunes -9- octubre a las 23:30 por La 2, fotos.
Ons es actualmente la única isla habitada del litoral gallego.
Desde 2.002 forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas,.
Es un ecosistema extraordinario. Presenta especies únicas y alberga
importantes colonias de aves marinas además de unos fondos marinos de
gran biodiversidad,.
La historia de la isla es una sucesión de poblamientos y
despoblamientos. La huella del hombre se extiende hasta el Paleolítico,.
A lo largo de los siglos Ons ha tenido distintos dueños hasta que fue
expropiada por el Estado en 1940. En 1982 fue transferida a la Xunta de
Galicia,.
A mediados del pasado siglo llegó a superar los 500 habitantes. Ahora sólo vive de forma permanente un matrimonio de isleños,.
Los isleños vivían de la pesca -fundamentalmente del pulpo-, la
agricultura y la ganadería. Integraban una comunidad con fuertes lazos
solidarios,.
La isla recibe 100.000 visitantes anuales. El turismo es ahora el principal sostén económico,.
Cuando el otoño va tomando la isla y los bares han cerrado, cuando los
turistas del verano ya han regresado a sus rutinas y, tras la algarabía,
el rumor del mar y las gaviotas vuelve a las veredas y a las ventanas,
en la casa de Cesáreo y Victoria la cocina de leña se despereza de su
letargo estival. Llegan los días cortos, días de frío y cocido. Así ha
sido siempre.
Son los últimos. Cesáreo y Victoria no abandonan su casa isleña en todo
el año. No hay sitio mejor para ellos, lejos de coches y ruidos. Viven
tranquilos, con su huerta, su pesca… Nadie les moverá de ahí, del lugar
donde nacieron. Donde ellos se sienten aislados es en tierra,
en la península, en Bueu. Su descendencia llega hasta tres biznietos.
Todos llevan la isla en los genes y en cuanto pueden acuden a la casa
madre.
Pepe de Miro, el hijo de Ramiro el del faro, también pasa
ahora la mayor parte del tiempo en la isla. Antes vivía en Bueu, pero
desde que se jubiló por enfermedad ha regresado al paisaje de su
infancia, a las casas de sus padres y sus abuelos. Pepe conoció los
buenos tiempos. Cuando él era niño en Ons vivían más de quinientas
personas; trabajaban la tierra y pescaban, y eran bastante felices.
Luego, como otros muchos, tuvo que salir hacia la península porque allí
había un puerto seguro para los barcos, había médico, había escuela
reglada…Su mujer, Isabel, una moza de Bueu que conquistó bailando una de
Caco Senante, se ha hecho también isleña, pese a que le costó. Ahora
los dos disfrutan de los días tranquilos de Ons; de vez en cuando ella
va a Bueu para ventilar la casa y hacer alguna compra y vuelve junto a
Pepe. Ya son abuelos.
Cuando llegan los días cortos, Cesáreo, Victoria, Pepe e Isabel pasean su sosiego de uno a otro barrio (Pareiró, Canexol, O Caño, O Curro…).
Por los caminos suelen encontrarse con el agente medioambiental y los
dos guardas que integran el equipo del Parque Nacional de las Islas
Atlánticas permanentemente destinado en la isla. A veces también se
cruzan con alguno de los tres fareros que se turnan, cada 15 días, para
mantener viva la llama fotovoltaica del faro que desde 1865 alumbra la
noche desde el Alto do Cucorno.
Cesáreo, Victoria, Pepe… son descendientes de los últimos colonizadores
de Ons, los que llegaron de la península del Morrazo cuando arrancaba
el siglo XIX. La historia de la isla es una sucesión de poblamientos y
despoblamientos, con una constante: la lucha entre el hombre y los
elementos. Vivir en Ons, no ha sido fácil. Si la mar se pone furiosa y
el temporal azota con fuerza, más vale buscar resguardo seguro. Esos
días se hace imposible llegar a la península.
Ya sea por la abundancia de manantiales, por su posición estratégica,
por la riqueza pesquera de su litoral, o por todo ello unido, Ons ha
atraído a lo largo de los siglos a diversas comunidades humanas. Excavar
en su historia es adentrarse hasta el Paleolítico en un recorrido
jalonado de castros, restos romanos, reyes medievales y obispos,
batallas y asedios, germanos, godos, normandos y piratas. Es también
hablar de los Riobó (los últimos propietarios), de los secaderos de
pulpo, de las dornas, de la expropiación de comienzos de los 40, de la
Obra Social del Movimiento, de la Xunta, del Parque Nacional…
Hablamos en realidad de un archipiélago formado por unos cuantos
islotes, una pequeña y redondeada isla, Onza, y la isla mayor, Ons (6 km
de largo, 1’5 de ancho), la única que mantiene un mínimo núcleo de
habitantes en la costa gallega. A poco más de dos millas está la
península. El archipiélago protege la entrada de la ría de Pontevedra de
los fuertes temporales atlánticos. Esos temporales han marcado la vida y
el carácter de los isleños.El Parque
Desde 2.002 Ons forma parte del Parque Nacional de las Islas
Atlánticas, un parque eminentemente marítimo (85% de mar, 15% de
tierra), integrado además por las Cíes y las islas de Sálvora y
Cortegada. Un ecosistema de extraordinario valor enriquecido en Ons por
especies únicas como las salamandras vivíparas y la cytisusinsularis, un vistoso arbusto que colorea en amarillo las lomas que se quiebran en los acantilados. Sólo pueden verse en la isla.
Como ocurre con toda la red de Parques Nacionales, Ons es una gran
estación biológica, un territorio para la investigación. En los días que
estuvimos en la isla encontramos a Ignacio y Pancho en plena labor de
control de las colonias de aves marinas (cormoranes, gaviotas
patiamarillas y las muy escasas gaviotas sombrías); encontramos también a
Cristina y Sara estudiando sobre el terreno, en las rocas que emergen
con la marea baja, los efectos que la recolección de la mejilla - la
semilla del mejillón que los mejilloneros recogen para cultivar en la
bateas- tiene sobre otras especies.
La población, los isleños, su modo de vida tradicional, su cultura, es
un valor que los rectores del Parque destacan y potencian. La
convivencia hoy es armoniosa, pero no siempre ha sido así. Al comienzo
había ciertos recelos, seguramente porque la pertenencia al Parque
supone algunas restricciones para los vecinos, por ejemplo a la hora de
hacer obras en las casas, o de tener mascotas. Hay un férreo control
sobre las especies alóctonas, introducidas. También sobre la pesca,
aunque se consienten las capturas para autoconsumo de los isleños.
José Antonio Fdez.Bouzas / DIRECTOR-CONSERVADOR PARQUE NACIONAL ILLAS ATLÁNTICAS - CUIDAR Y GESTIONAR
La propiedad
A lo largo de los siglos los colonos han pagado rentas a los distintos
propietarios de la isla por el uso de las casas y las tierras. Así
sucedió hasta que en los 80 Ons fue transferida a la Xunta de Galicia.
Se abrió entonces un periodo de incertidumbre durante el cual los
isleños plantearon sus derechos de propiedad sobre las casas que habían
edificado y las tierras que habían hecho productivas. No hubo acuerdo.
La solución llegó con la declaración de Parque Nacional. Se reguló que
los vecinos pasaban de ser colonos a ser concesionarios,
se les otorgaba la concesión de las casas y terrenos por un periodo de
75 años. Deben abonar un canon por metro cuadrado que varía según sea
vivienda, terreno o establecimiento hostelero. -¿Y cuando la concesión termine? Ya se verá-. Eso dicen todos.
La vida entre temporales
Los ingresos llegaban de la pesca. Era la actividad fundamental,
ocupaba a todos los hombres y a buen número de mujeres. Y el mar en Ons
es agradecido; más aún antes que ahora. Había de todo, sargos, lubinas,
maragotas, congrios…y pulpo, sobre todo pulpo. En los tiempos de los
Riobó (1919-1936), los isleños estaban obligados a vender todo el pulpo
al dueño, primero a don Manuel y después a su hijo y heredero Didio.
Tras pasar por el secadero lo comercializaban a través de Isla de Ons S.L.,
la sociedad mercantil que habían creado para la explotación pesquera.
Era un negocio rentable; las capturas anuales superaban los 70.000
kilos.
Eran los años de las dornas, embarcaciones pequeñas, livianas, que
había que manejar con energía y destreza. Acabada la faena las dornas se
varaban en las playas, en la parte más elevada, por si la mar
enfurecía.
Didio Riobó, republicano radical y progresista, se suicidó al poco de
comenzar la guerra civil al verse acosado por los sublevados. A
comienzos de los 40 el Estado expropió la isla aduciendo razones de
Defensa (nunca se realizó instalación militar alguna que justificara tal
decisión). A partir de ese momento los pescadores isleños pudieron
diversificar las capturas y vender por su cuenta la pesca en los
cercanos puertos de la península. Sus ingresos mejoraron pero además
ganaron independencia; se hicieron dueños de su futuro.
La pesca traía los ingresos, la tierra y el ganado, la subsistencia.
Cultivaban maíz, centeno, trigo, habas, patatas…Los hórreos estaban
siempre bien surtidos. Además tenían vacas, cerdos y gallinas. Y nunca
faltaba el pescado y el marisco.
El aislamiento reforzó los lazos de solidaridad entre los vecinos. La
de Ons era una comunidad que actuaba como un organismo especialmente
dotado para resistir -todos a una-, sobre todo en los momentos duros,
que no eran pocos.
Nunca hubo médico. Lo peor era caer enfermo cuando los temporales
azotaban la isla durante semanas. No había forma de acercarse a la
península para recibir atención. Entonces había que echar mano de
remedios naturales, de hierbas y ungüentos, de curanderos o de parteras
cuando era el caso.
Aún no había llegado la electricidad a Ons. Por las noches, a la luz de
velas y candiles, surgieron numerosas leyendas que conectaban la vida
con el más allá. En O Burato do Inferno se escuchaban los lamentos de las almas en pena, por Punta Centolo entraba en la isla la Santa Compaña, a veces difuntos se aparecían… Unos lo creían, otros no.Esplendor y éxodo
Los 60 fueron años de cambios. Llegó la luz eléctrica. Un generador la
facilitaba desde el anochecer hasta medianoche. Con la luz llegaron los
primeros televisores, los frigoríficos…A veces, si había alguna
defunción, algún parto, o alguno de aquellos combates de Carrasco o de
Cassius Clay televisados de madrugada, había horas extra de generador.
Aún hoy en la isla se raciona la corriente: diez horas diarias, en dos
tandas.
Fue en aquellos años cuando se realizaron distintas obras en el barrio de O Curro,
donde está el muelle. Se levantó una nueva escuela que apenas llegó a
utilizarse, también se construyó una iglesia moderna para honrar a San
Xaquín y a Santa Ana… Todo estaba a punto de cambiar.
Con el incremento de los ingresos de la pesca se vivieron tiempos de
mayor bienestar, la población creció hasta superar los quinientos
habitantes, se mejoraron las casas… y las dornas dieron paso a los
barcos a motor. El pequeño muelle de la isla no era un refugio seguro
para las nuevas embarcaciones, cualquier temporal podía causar estragos
en los pesqueros amarrados, así que comenzaron a acudir a puertos de
abrigo (Portonovo, Bueu…) mientras la familia, la mujer y los hijos,
quedaba en la isla. Cuando llegaban los temporales fuertes esa
separación podía alargarse semanas o meses. Al final, acabaron comprando
piso en la península y dejando la isla. Ons comenzó a languidecer; se
cerró la escuela y se marchó el cura. Podría haberse evitado si hubieran
construido un puerto en condiciones, pero eso nunca pasó de promesa.
Susi Otero Acuña / PTA. ASOCIACION DE VECINOS ILLA DE ONS - NI ESCUELA NI MISA
El sueco de Ons
Hubo un testigo de excepción de aquellos años felices en los que las
últimas dornas convivían con los primeros barcos de motor, un joven alto
y rubio, un antropólogo sueco que apareció por la isla para estudiar
las embarcaciones tradicionales, y echó raíces. Staffan Mörling llegó en
el 64. Se casó con Josefa, una isleña más guapa que su admirada Audrey
Hepburn. Acaban de celebrar las bodas de oro.
Su experiencia vital queda reflejada en varios libros y en una
extraordinaria colección de fotografías que retienen aquellos días en
blanco y negro. A comienzos de los 70, su hermano Mikael llegó con una
pequeña cámara de 16 mm y rodó unas imágenes de un valor excepcional
para entender como vivía aquella comunidad alejada en el espacio y el
tiempo. Staffan y Josefa vuelven cada año a su casa de Bueu. Y nunca
dejan de visitar la isla.
El turismo
El pulpo que sirven en Casa Acuña y Casa Checho ha atraído durante
décadas a gente a la isla. Para no pocos es el mejor que puede comerse
en Galicia. El pulpo sigue siendo un imán, pero desde que Ons forma
parte del Parque Nacional los atractivos se han multiplicado; también
los turistas.
Cuando el tiempo comienza a mejorar y los días se estiran, los barcos
de línea aumentan servicios y el muelle se convierte en una pasarela por
la que no dejan de desfilar personas ávidas de tranquilidad, o de
playa, o de senderos, o de pulpo… Turistas. Ya son 100.000 cada año,
diez veces más que hace sólo dos décadas.
Muchas de las viejas casas de los isleños, las 80 casas repartidas por
la isla, han sido rehabilitadas y remodeladas para el alquiler
turístico. Hay también una amplia oferta de habitaciones por parte de
los negocios hosteleros y un camping. En verano todo está lleno.
Los gestores del Parque tratan de impulsar alternativas para que las
visitas no se concentren exclusivamente en los meses estivales,
alternativas dirigidas a mantener el adecuado equilibrio entre la
protección del ecosistema y el impacto económico que supone la afluencia
de turistas.
Lo cierto es que durante todo el año el cielo nocturno de Ons es un
espectáculo, durante todo el año el visitante puede perderse por sus
senderos y tumbarse relajado en sus playas, puede charlar con sus gentes
y conocer sus historias… Y, a nada que lo intente, podrá escuchar la
respiración profunda y antigua de esta isla humana.
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