LUNES -9- OCTUBRE - EN EL PUNTO DE MIRA -EL AUTISMO Y YO,./ LUNES -9- OCTUBRE - IMPRESCINDIBLE - El escritor Camilo José Cela ,./ DOCUMENTOS TV -En vientre ajeno - MARTES - 10 - OCTUBRE,.
TITULO: LUNES -9- OCTUBRE - EN EL PUNTO DE MIRA - EL AUTISMO Y YO,.
El lunes -9- octubre a las 22:45 por la cuatro, fotos.
Retrato de
la vida con trastorno del espectro autista. Crónica sobre una lucha por
superar la incomprensión social y los estereotipos.
UNA PARTE de la humanidad, en número creciente, vive alojada en un
universo mental y sensorial diferente al patrón que rige para el común
de los mortales. Están entre nosotros, pero son sinceros, carecen de
malicia, no comprenden las metáforas, las bromas, ni las dobles
intenciones; desconocen las claves de funcionamiento de nuestras
sociedades, complejas y artificiosas, aunque les gusta saberse queridos,
y sienten la alegría y la tristeza, el placer y la frustración. El suyo
es un mundo enigmático de pensamiento rígido, una anomalía de la
programación genética que chirría ante la dificultad para asimilar
nuestras normas no escritas. Ellos no desarrollan espontáneamente lo que
a los demás nadie nos tiene que enseñar.
Mentes privilegiadas y discapacitados intelectuales, almas benditas y
personalidades de comportamiento desquiciante, inocentes todos,
transitan con sus fortalezas y debilidades por esos extraños países
interiores de incertidumbre y sufrimiento del trastorno del espectro autista
(TEA), velados por la incomprensión y resistentes a la indagación
científica. Aunque no tienen cura, la experiencia enseña que no hay
pozos de dolor y devastación inabordables, ni muros de silencio
suficientemente herméticos como para cerrar el paso al amor entregado de los padres y al tratamiento eficaz de los profesionales de la sanidad.
Álvaro Castellanos, en una sala de la Asociación Antares
de Madrid para el apoyo de personas con discapacidad intelectual y sus
familias. Eduardo Nave
“¿Contento?”. Álvaro Castellanos, de 18 años, rostro pálido,
expresión sonriente, saluda así al recién llegado mientras le adelanta
su mano blanda sin llegar a fijar en él la mirada. Luego revolotea
alrededor recitando una retahíla de frases enigmáticas que interrumpe de
vez en cuando para besar a su madre. “Álvaro está enamorado de su madre
y ella de él”, comenta el padre, Vicente Castellanos, de 50 años,
trabajador de Citroën en Madrid. No hay cristales y sí rejas en la casa,
no vaya a ser que Álvaro se corte las venas, salte por la ventana o
arroje a la calle la televisión, el ordenador, cualquier cosa. “Nos ha
pegado mucho. Más de una vez tuve que parar el coche en los túneles de
la M-30 porque no podía seguir conduciendo con todo lo que me estaba
dando. Llegamos a pensar en poner una mampara como las de los taxis
nocturnos. Hemos llorado todo lo que se puede llorar, pero estamos
orgullosos del trabajo que hemos hecho con él. Ahora él está feliz con
nosotros y nosotros con él”, asegura la madre, Carmen Blázquez. Lo dice
con el brillo en los ojos, al borde de las lágrimas. Resulta fácil contagiarse de esas emociones ante relatos familiares
cargados de situaciones límite porque Álvaro, que se muestra ahora
cariñoso y colaborativo, ¿feliz? —en una de estas besa espontáneamente
al invitado—, ha llegado a parar el metro y a golpear a una señora mayor
en la calle porque no le hacía caso. Su madre ha debido enfrentarse a
gentes que le conminaban a que lo llevara atado. “Como si fuera un
perro”, dice ella. “Cuando ya no podíamos más, por consejo del doctor
Martos empezamos a anticiparnos a sus estados de crisis. Por ejemplo,
como sabíamos que nos agredía en un punto o un momento determinado,
antes de llegar a eso nos enfadábamos con él dándole gritos de “ya está
bien, no estoy contento contigo”. Eso le desconcertaba y reaccionaba en
plan conciliador diciendo: “Papá, contento”. Lo de dirigirse a la gente
con lo de “contento” le viene de ahí, explica Vicente Castellanos.
Álvaro en su dormitorio y con su madre Carmen en la peluquería.
Como tantas otras familias, los Castellanos temen como a un nublado
que el curso escolar, ya sea en centros especializados o en aulas
especiales dentro de colegios ordinarios, llegue a su fin, que se
quiebre la rutina salvadora. “Son momentos de crisis. Gracias a las
asociaciones de autismo, disponemos de campamentos de verano, pero
cuando llega septiembre tienen que recogernos con pinzas. Nos pasamos el
año diciendo: ‘Por favor, que pasen las Navidades, que no llegue la
Semana Santa”. Sus vidas son la agenda de Álvaro. Ahí invierten sus
energías, sus ilusiones y también su dinero. “Mi sueldo se va
prácticamente íntegro en Álvaro porque para cualquier actividad,
cualquier paso, necesita ayuda”, dice Carmen, que trabaja de ordenanza
en un centro público. “El autismo es el gran desconocido de la sanidad
pública, es una enfermedad silenciosa”, concluye Vicente.
Lo ha sido, desde luego, aunque de un tiempo a esta parte España suma
especialistas médicos en la estela de los grandes pioneros Ángel
Rivière, ya fallecido, y Juan Martos, al tiempo que promueve proyectos
innovadores de envergadura y calado. Una prueba de la calidad de los
programas de los especialistas españoles es que la Comisión Europea ha
encargado al Instituto de Salud Carlos III de Madrid un estudio sobre el autismo en el conjunto de la UE. De la mano de Manuel Posada, director del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras del Carlos III, y con la colaboración de Joaquín Fuentes, investigador de la Policlínica Gipuzkoa, España lidera un proyecto, bautizado como ASDEU, que involucra a las asociaciones de psiquiatría infantil de 32 países, Rusia, Turquía e Israel incluidos.
En un cuaderno, los padres de Álvaro anotan la agenda del día para su hijo. Eduardo Nave
El donostiarra Joaquín Fuentes acaba de ser galardonado por la Asociación Norteamericana de Psiquiatría Infantil con el Premio George Tarjan 2017
por su contribución al tratamiento de las discapacidades del desarrollo
infantil. Es la primera vez que este galardón, el más prestigioso del
sector, recae en un experto no estadounidense. Joaquín Fuentes ha
defendido en el Parlamento Europeo que el trastorno del autismo
constituye ya un problema de salud pública equivalente al del alzhéimer,
con la diferencia de que mientras este último se manifiesta al final de
la vida, el primero surge al principio y es para siempre. En su
opinión, España y Europa deben prepararse para encarar el problema del
tratamiento del autismo, que se manifestará con crudeza en las próximas
décadas.
“Al menos el 1% de los europeos padecen el síndrome autista, pero puede que ese porcentaje haya que elevarlo al 2%”
“El 1%, al menos, de los europeos padece el síndrome autista, pero puede
que ese porcentaje haya que elevarlo al 2%”, destaca Fuentes. “Hablamos
de entre cinco y siete millones de europeos afectados, ya que cada caso
de autismo cambia la vida al menos a otras tres personas más”. Al
incremento exponencial de los diagnósticos de TEA registrado en los
últimos años en el mundo han venido a sumarse los igualmente alarmantes
resultados de una encuesta, formalmente muy rigurosa, llevada a cabo en
Seúl, que establece una prevalencia del síndrome del 2,6% en los niños y
niñas de entre 7 y 12 años. El gran debate actual en el mundo del
autismo es si el aumento de los casos declarados responde exclusivamente
a un mejor diagnóstico y a la ampliación de los criterios médicos
utilizados o es que convergen factores ambientales que están disparando
la incidencia objetiva del trastorno.
Álvaro y su monitora camino a la piscina y en el salón de su casa.
“Hay una batalla entre genetistas y ambientalistas”, sostiene Manuel
Posada. “Los primeros creen que todo es genético, y no se puede negar la
influencia de la genética en el autismo, pero los genes no producen
epidemias y está claro que —como muestran los registros realizados en
Dinamarca, por ejemplo— estamos ante un aumento de la incidencia. Si el
autismo está creciendo, hay que buscar un factor ambiental”. El
incremento progresivo de la edad de los progenitores, característico de
las sociedades modernas, es una causa comúnmente aceptada. “Los hombres
tenemos que reproducir nuestros espermatozoides y cada reproducción
supone una pérdida de calidad del material genético”, explica Fuentes.
“Es como la fotocopiadora, que al final va perdiendo el tóner y la
calidad de la impresión se resiente”.
“La exposición prenatal al ácido valproico o a la talidomida y a
otras toxinas presentes en nuestro medio ambiente está asociada al mayor
riesgo de TEA, al igual que las infecciones durante el embarazo y las
complicaciones en el parto”, dice Ricardo Canal,
investigador de trastornos del comportamiento de la Universidad de
Salamanca. Son factores que incrementan el riesgo en niños que nacen con
una mayor vulnerabilidad genética. Algunos estudios asocian igualmente
determinados déficits del autismo con el exceso de líquido
cefalorraquídeo en los bebés y con el anormal crecimiento del volumen
cerebral temprano. Es posible que el TEA esté pasando de ser un
trastorno genético simple de baja prevalencia y altamente heredable a un
trastorno genético de alta incidencia, causado principalmente por la
acción combinada de varios genes y factores ambientales que intervienen
antes, durante y después del parto”. La gran mayoría de los TEA carece
de esos antecedentes familiares, aunque el riesgo de que el hermano de
una persona con autismo padezca el mismo síndrome está entre el 20% y el
25%.
Álvaro en la ducha de la piscina pública donde va junto a sus compañeros y monitores. Eduardo Nave
“Antes de que nos veamos, debería conocer algunas de mis normas: no
me gustan los besos ni los abrazos, con un apretón de manos es
suficiente. No miro demasiado a los ojos, pero estaré haciéndole mucho
caso. Mi forma de hablar y el lenguaje corporal pueden resultarle
desganados y/o robóticos. Es normal”. Regina Cortes Echezortu, de 36
años, donostiarra, guarda un frustrado recuerdo del parto de su hija
Olivia, de 16 meses, y cabría pensar que tampoco las tiene todas consigo
en su función materna.
“No fue una experiencia dura, sino extraña, rara, medio
decepcionante. Me habían dicho que iba a ser el día más feliz de mi vida
y no fue así. Había leído que mi hija lloraría al nacer, pero ella no
lloró cuando la sacaron. Y luego todos esos médicos tocándome, encima de
mí, nerviosos, porque hubo que hacer una cesárea. Las personas con TEA
tendemos a planificarlo todo. Yo había estudiado a fondo todas las
hipótesis, pero aquel día se me rompieron los esquemas”. La diferencia
entre lo programado y lo vivido es la gran falla del autismo, una sima a
rellenar a diario porque los aquejados por ese trastorno solo se
sienten seguros cuando pisan el terreno firme de lo consabido, lo
planificado.
Los aquejados por el autismo solo se sienten seguros cuando pisan el terreno firme de lo consabido, lo planificado
Licenciada en Humanidades y Comunicación e intelectualmente superdotada,
Regina tiene asperger, la versión más amistosa —si se puede hablar así—
del autismo, y es un raro ejemplo de mujer que en esas condiciones
asume la responsabilidad de la maternidad. La tibieza o frialdad
presentes en sus declaraciones no pueden ser interpretadas desde nuestro
código convencional porque bajo esa aparente indiferencia late, a no
dudar, un amor tan silencioso como auténtico. “La experiencia con esta
niña está siendo grata, pero el desconcierto ha continuado después del
parto. Te dicen que se te va a acabar la tranquilidad, que ya no vas a
poder pegar ojo, y resulta que ella duerme estupendamente. Nunca sale
nada como se supone. Me ha costado mucho establecer el vínculo con
Olivia. A veces, nosotros somos incapaces de identificar los
sentimientos, pero no solo los ajenos, tampoco los propios”.
Alicia en la piscina donde practica natación habitualmente. Eduardo Nave
—¿Qué es el autismo?
—Un trastorno, un modo diferente de pensar, un modo determinado de
gestionar mentalmente la información. Tenemos conexiones cerebrales
diferentes, una manera de sentir y expresar sentimientos distinta. Ese
trastorno conlleva frustraciones e impotencias que facilitan la
aparición de la depresión, la ansiedad, el pánico, fobia social, crisis
obsesivo-compulsivas. Yo estuve en depresión crónica desde los 13 años.
No era capaz de salir a la calle y, a veces, ni de mi propia habitación.
Me rompí.
—¿Hasta qué punto son ustedes diferentes?
—La primera vez que fui a la psicóloga le dije: “Soy diferente”. Ella
me contestó: “Todos somos diferentes”. “No, no”, le expliqué. “Digo
verdaderamente diferente, rara”. Me he sentido diferente desde los dos
años. Recuerdo mi primer día de colegio. Pero aunque mi infancia no fue
feliz, mi adolescencia fue terrible. En caída libre.
—¿Comparte la opinión del genio matemático Schovanec cuando dice que
la búsqueda de la normalidad desde el autismo conlleva la pérdida de
cualidades humanas y que ser normal es bien triste? —Sí. La búsqueda de la normalidad te obliga a mimetizarte con el
modelo convencional y a reprimir tu verdadero yo. Te obligas a no decir
lo que piensas, a callar, a no vestir como te gustaría, a no comentar
que has leído 20 veces el mismo libro, 100 veces la misma película, que
te sabes de memoria todas las matrículas de coche y números de teléfono.
En esa lucha agotadora camaleónica, de camuflaje, que libramos para que
no nos llamen locos, violentamos nuestra forma de ser.
Alicia con su madre, Paula. Eduardo Nave
—¿Cómo escapó de las pesadillas y depresiones?
—Cuando me diagnosticaron el síndrome, a los 29 años, y me explicaron
lo que me pasaba, fue una gran liberación. De repente, todo encajaba,
como en un puzle. Todo lo que quería era que me dijeran qué tenía que
hacer para dejar de sufrir.
—¿Su marido tiene también autismo?
—No tiene ningún trastorno, pero es especial. Lo conocí por Internet.
No podía ser de otra manera porque la gente me molesta, no la necesito.
No me gustar salir a la calle, no salgo a comer fuera ni por mi
cumpleaños. Como no capto los dobles sentidos y nadie se había
interesado por mí en 30 años, cuando me propuso hacernos amigos le
respondí que entonces tendríamos que hacer un trato. Se enfadó. La
psicóloga me explicó después que al decirle eso cerraba la puerta a
poder ser algo más que amigos. Soy feliz conmigo misma y estoy bien con
mi familia, aunque al cabo de unos días necesito alejarme también de
ellos y quedarme sola. Mi chico lo entiende.
—¿Cuáles son sus fortalezas y sus debilidades?
—Soy muy tenaz, leal, trabajadora, pragmática, sincera, miro mucho
por la gente que quiero. Mi debilidad es el miedo fóbico a todo, y eso
que esta es la mejor época de mi vida. Ahora me meto en el cama y mi
mente se queda parada. Mi sueño no es otro que no volver a caer en el
agujero negro.
Pictogramas con los que ha trabajado intensamente cuatro
años. Gracias a este sistema, ha mejorado la evolución de sus rutinas
diarias. Eduardo Nave
Pero el planeta Asperger en el que habitan Regina y otros
superdotados —que en nuestros días encuentran trabajo en las
multinacionales tecnológicas por sus habilidades matemáticas, su memoria
prodigiosa, su capacidad de detección del error en los programas
informáticos y de visualización de objetos geométricos complejos, su
alto nivel de concentración y esfuerzo— no es el pantano de las lágrimas
en el que viven atrapados tantos aquejados del TEA. En contraste con la
versión idealizada, benevolente, que ofrecen películas tan celebradas
como Rain Man (Barry Levinson, 1988), la gran mayoría de las
personas con autismo carece de las genialidades del protagonista del
filme y sus vidas son una pelea permanente con los demonios y lagunas
que llevan dentro. Aunque no hay dos casos iguales y todos ellos son
únicos e irrepetibles, un ser angelical, fascinante y maravilloso puede
explotar y comportarse como el personaje de la niña de la película El exorcista
si no cuenta con el apoyo adecuado. Hay chicos que deben llevar puesto
un casco de bicicleta por si se golpean la cabeza contra las paredes.
Muchas familias han pasado por ese infierno.
¿Cómo reaccionar si se cuelga sobre el vacío, tumbado sobre el
tendedero de la ropa o el extractor del aire acondicionado; si a la luz
de la Luna alarma al vecindario con un vociferante discurso que en
realidad es la reproducción exacta en su jerga de los diálogos de una
película o el menú completo del último restaurante? ¿Qué quiere
comunicar si se despierta de noche en medio de una pesadilla y enciende y
apaga la luz 100, 200, 300 veces seguidas; si arroja los platos al
suelo y sale corriendo y atraviesa la carretera sin mirar, si agrede a
sus padres y hermanos? En el autismo hay que aprender a interpretar las
señales y a tratar de entender ese mundo de furias y pánico con una
paciencia infinita. Es la manera de rescatar a estos niños perdidos en
un desconocido laberinto neuronal.
“Tenemos un modo diferente de pensar, conexiones cerebrales y una manera de sentir y expresar sentimientos diferentes”
La descodificación del genoma humano ha abierto grandes expectativas.
Pero hoy por hoy no hay solución a la vista. Ni tampoco un medicamento
específico, pese a que se trabaja intensamente en pos de ese objetivo.
De hecho, los investigadores españoles aspiran a fabricar en pastilla un
análogo de la vasopresina que podría mejorar el tratamiento. Una de las
incógnitas mayores es por qué la prevalencia del autismo es cuatro
veces mayor en los hombres que en las mujeres. Aunque se especula con
que el trastorno tenga que ver con el cromosoma X —la doble X
cromosómica de las mujeres les permitiría cubrir las deficiencias
producidas en una de las X sirviéndose de su copia—, no hay respuesta
fiable. “Las mujeres somos más difíciles de diagnosticar, sabemos
escondernos mejor y durante más tiempo”, señala Regina Cortés. Entre los
especialistas predomina la idea de que las mujeres están
infradiagnosticadas al respecto.
Alicia esperando al metro y con su madre, Paula, en el
autobús. El tesón de ambas, junto a la ayuda de los expertos en
autismo, ha mejorado la vida de Alicia.
Ricardo Canal es uno de los promotores del programa de detección
precoz que ha conseguido reducir a la mitad la edad de diagnóstico, que
en 2003 estaba en 54 meses. En las áreas de Castilla y León donde su
programa está implantado, el tiempo medio entre detección y diagnóstico
es de dos meses. Un avance capital. La eficacia de los tratamientos es
mucho mayor en las edades tempranas, cuando el cerebro humano es más
dúctil y moldeable. Las historias de los familiares, como la de Juanjo
López y Ana García, de Sant Adrià de Besòs (Barcelona), hablan de un
tiempo precioso perdido en el duro peregrinaje por pediatras y médicos a
la búsqueda infructuosa de un diagnóstico al que atenerse.
“Al principio observábamos comportamientos raros, pero no le dábamos
importancia”, dicen López y García. “Inés no hablaba, no jugaba con
nosotros, no mostraba ninguna reacción si se quedaba con mis padres.
Solo se interesaba por sacar y meter los tapones de rosca que
guardábamos en un recipiente. A los 18 meses nos movilizamos. Fuimos a
más de una decena de pediatras, que nos decían que no pasaba nada, hasta
que una de ellas nos confirmó que algo no estaba bien. Se nos vino el
mundo encima, pero aquella pediatra fue nuestro ángel de la guarda
porque nos puso en contacto con Amaia Hervás. Un día, la doctora Hervás
se colocó delante de Inés y empezó a hacer pompas de jabón, al tiempo
que vocalizaba la palabra: P-O-M-P-A. En una de estas, dejó de hacerlo y
al cabo de un rato se produjo el milagro. Inés abrió la boca y dijo
‘pompa’, la primera palabra que pronunciaba en su vida. Nos quedamos
blancos. Fue hace tres meses y ahora dice ‘papá’ y ‘mamá’, nos besa,
empieza a pedir cosas, dice ‘esto es un plátano’, ‘esto es un osito’, se
relaciona con otros niños… Dicen que si continúa progresando de esta
manera le darán de alta. La doctora Amaia y su compañera Patricia tienen
un don”.
Alicia en su casa. Eduardo Nave
Directora de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del
Hospital Universitario de Terrassa, la psiquiatra Amaia Hervás alerta
de los erróneos diagnósticos esquizofrénicos, psicópatas, trastornos de
personalidad que con frecuencia arrastran a las personas con autismo a
la medicación intensiva y a los psiquiátricos. “A mucha gente se le
considera enferma cuando, en realidad, lo suyo es un problema de
autismo. Llevan al médico a los chicos con problemas de conducta y salen
de la consulta con un montón de medicamentos sin tener muy en cuenta
los efectos secundarios”. Pese a todo, en la sanidad española gana
cuerpo la convicción de que la agresividad y las autolesiones en el
mundo autista son la punta del iceberg de un gigantesco problema de
incomunicación latente que no se resuelve con más y más fármacos. Las
manías por ordenarlo todo responderían a la necesidad de poner orden en
un mundo, el nuestro, que perciben caótico.
“Mi hijo me preguntó un día: ‘Papá, ¿soy tonto?’. Tuve que sacarle los informes médicos para demostrarle lo contrario”
“Alex se pasaba las horas clasificando coches por colores, armando las
piezas del Lego”, dicen Luz Martínez y Alejandro González, padres de
Alex, de 13 años, vecino del Poble Sec, en Barcelona. “Cuando le
llevamos a su primera escuela empezó a tener reacciones
desproporcionadas, tiraba las cosas, estaba nervioso. Entraba en el
colegio a las nueve de la mañana y a los 10 minutos nos lo devolvían o
le dejaban dormir allí. Una vez que le metieron en un clase de alumnos
ya iniciados en inglés, arrojó el libro al suelo y empezó a saltar sobre
él hasta destrozarlo. Hoy es uno de los mejores alumnos también en
inglés. Ha llegado a protestar al profesor de matemáticas porque le
había puesto un 9,9 de nota cuando creía que su examen merecía el 10.
Dar con la escuela adecuada es fundamental. En una ocasión me preguntó:
‘Papá, ¿soy tonto?’. Tuve que sacarle los informes médicos para
demostrarle lo contrario. En casa se siente como en el paraíso. Es una
gozada, tan cariñoso y preocupado por los demás. Ve en la calle a una
persona con problemas y enseguida nos pide que la ayudemos, no puede
soportarlo. Si no fuera nuestro hijo, querríamos tenerle igualmente”.
Antes de que empiece la charla con el periodista en la casa de los
Agirre en Villabona (Gipuzkoa), Pau, de 18 años, alto, delgado, fuerte,
reordena la habitación, retira y recoloca objetos, y enciende unas luces
y apaga otras, además de reajustar las piernas de su padre, Patxi, para
que queden perfectamente paralelas, simétricas. “No nos permite tener
las piernas cruzadas”, constata Paula, la madre. De vez en cuando, Pau
murmura: “Muxu, muxu”, (beso, beso) y la abraza y besa con tal
intensidad que activa la alerta en su padre y su hermano, Mikel. “A Pau
le gusta pegar”, indica Paula. En esas situaciones, le abrazan
fuertemente o le golpean amistosamente en el dorso, como si tocaran
sobre él la batería. “Es para descargarle de tensión antes de que se
ponga más nervioso y explote”, explica Mikel. Por mucho que los padres
intenten preservarlos del problema, los hermanos del niño con autismo
resultan inevitablemente engullidos en el torbellino de cambios,
emociones y tensiones que acarrea el trastorno.
“Debajo de la agresividad hay una incapacidad para controlar el
entorno”, explica el prestigioso experto Joaquín Fuentes. “Si tiro un
vaso violentamente, puede que vengan a sacarme de la sala, así que lo
tiro para que me expulsen. En esos casos, nosotros les ponemos un
timbre, como el de los hoteles, para que lo hagan sonar si ya no
aguantan más. No viven en una cápsula ni son marcianos. No entienden qué
hacen aquí, pero pueden aprender. Desde Atapuerca, estamos programados
cerebralmente para sincronizarnos entre nosotros. La primera fase es el
placer por la relación a dos: hacer el amor o dar de mamar al niño. En
una segunda fase aparece la relación de grupo. Se trata de entender las
caras y emociones de los demás —por ejemplo, no le importuno porque está
furioso—, imaginar sus deseos y pensamientos. En la tercera fase entra
en acción el lenguaje oral y la simbolización, y eso ayuda muchísimo a
entendernos. Pues bien, las personas con autismo tienen carencias en la
primera, segunda y tercera fases”.
Alicia, en las escaleras del edificio donde vive, preparada para salir de compras con su madre.
La doctora Amaia Hervás incide: “El 15%-20% serán independientes,
pero el resto necesitará algún tipo de apoyo, pisos protegidos, ayuda a
la incorporación laboral, amparo psicológico…, aunque dos terceras
partes poseen un capacidad intelectual normal. Ahora ya hay una
población adulta con grandes carencias y necesidades de recursos. Por
eso es importante impulsarles a ser lo más autónomos posible,
prepararles para cuando sus padres no estén”. Esa es la gran
preocupación y obsesión de las familias afectadas. Los estudios suecos
sobre mortalidad establecen que las personas con autismo fallecen 16
años antes de la media estadística general y que esa cifra asciende
hasta los 30 años en los casos de trastorno con discapacidad
intelectual.
“Es importante impulsarles a ser lo más autónomos posibles, prepararles para cuando sus padres ya no estén con ellos”
El autismo es un bombazo que pone patas arriba los equilibrios anímicos
personales y familiares, con la particularidad perversa —campo abonado
para la mala conciencia— de que la estabilidad familiar constituye un
requisito indispensable para la eficacia del tratamiento. Así y todo,
muchas familias se rompen y otras muchas requieren atención psicológica.
“Lo primero que desaparecen son los amigos”, constata Paula Guijarro,
madre de Alicia, de 16 años, uno de esos casos que demuestran que el a
menudo obligado paso por el infierno autista tiene también salida.
“Hasta los dos años y pico, Alicia hablaba, cantaba y bailaba. Primero
dejó de mirar, luego empezó con las ecolalias, esas frases repetitivas
como ‘corre, corre que te pillo’; al final dejó de verbalizar y de
responder por su nombre. Hacer puzles se convirtió en tal obsesión que
tuvimos que prohibírselos. Después empezó la etapa de los chillidos, los
llantos, las carreras sin ton ni son, las rabietas, el arrojar los
peluches al fuego de la cocina… No dormía, ni dormíamos. Intentamos
evitar sitios con gente porque Alicia tenía hiperacusia, sentía el ruido
de un excavadora a kilómetros, no podía soportar el ruido de un
semáforo, del teléfono, de la bocina de un coche… Cogió pánico a los
pasos de cebra amarillos, solo podíamos pasar por los blancos”.
Paula Guijarro llegó a pensar que estaba loca y que esa hija suya que
hablaba, reía y bailaba solo había existido en su imaginación. Tuvo que
aprender a mirarla de otra manera, a ponerse en su lugar, a aceptarla
como es y a arrinconar los proyectos y sueños que había proyectado sobre
ella. Dice que después de cuatro años trabajando intensamente con los
pictogramas (dibujos y símbolos que les muestran los pasos a dar; así,
un coche, una tienda y un objeto les hacen ver que van a coger el coche y
que van a ir a comprar ese objeto) y con las técnicas de tratamiento de
los expertos ha empezado a saborear la vida. “Si quería que le comprara
una de esas miniaturas que le encantan, le explicaba que antes teníamos
que atravesar el paso de cebra de rayas amarillas. Se ponía a gritar,
claro, pero después de hacer ese recorrido un día y otro, el pánico iba
cediendo, cada vez lo soportaba mejor. Lo mismo en los grandes
almacenes. Primero se trataba de aguantar sus chillidos durante un
minuto, sus chillidos y las miradas terribles de la gente; al día
siguiente había que llegar a los dos minutos, y así progresivamente”.
Guijarro dice que su hija viaja hoy sin problemas y que nadie percibe su
condición de TEA. “Estoy en el mejor momento de una madre, disfrutando
de ella y tan adaptada a su personalidad que hasta me molestan los niños
muy charlatanes”.
Es la vida que aflora en medio de la pesadilla laberíntica del
autismo, gracias al esfuerzo no solo de los padres, de los profesionales
médicos y de las asociaciones, el gran asidero de las familias, sino
también, especialmente, del tesón de los propios afectados por el
autismo. Son ellos, al final, los que ganan sus batallas, los que salen
de la incomprensión, el rechazo y la angustia.
TITULO: LUNES -9- OCTUBRE - IMPRESCINDIBLE - El escritor Camilo José Cela ,. Imprescindibles - La danza de Formentor: un viaje por las luces y sombras de Camilo José Cela,.
Comenzamos con el estreno del documental sobre el escritor Camilo José Cela,.
Además, Lola Herrera, Luis del Olmo, Gila y Eduardo Mendoza, entre muchos otros,.
¡Os esperamos cada lunes - 9- octubre a las 21.00 horas en La 2!,.
Imprescindibles arranca una nueva temporada el próximo lunes 9 de octubre con sus documentales biográficos sobre grandes personajes de la cultura española.
El programa regresa a La 2, cada lunes a las 21:00, en una temporada
en la que estrenaremos muchos nuevos proyectos y se extenderá hasta
finales de junio.
El escritor Camilo José Cela
El
día 9 de Octubre arrancaremos con “La Danza de Formentor” sobre Camilo
José Cela, desde una perspectiva completamente novedosa, ya que el
ganador del premio Nobel comparte protagonismo con Rosario Conde, la
primera mujer del escritor.
La historia, contada desde el punto de
vista de la nieta de Cela, reconstruye la etapa mallorquina de la
pareja, y analiza como el paso por la isla fue definitivo en la
trayectoria del autor.
La gestación subrogada suscita múltiples debates éticos, en relación a las diferentes sensibilidades sociales,.
La
tecnología clínica ha conseguido instrumentos como las inseminaciones
artificiales, los embriones congelados o las gestaciones subrogadas, que
permiten tener hijos a las parejas infértiles,.
En Canadá, la
legislación obliga a que la maternidad subrogada sea gratuita y ello
origina, que muchas mujeres decidan por altruismo, ayudar a personas con
problemas para tener descendencia,.
Yo tuve a mi bebé subrogado en febrero. Fue niña y ahora estoy
embarazada de diez semanas del bebé de otra pareja” cuenta orgullosa una
madre subrogada canadiense. Una opción en aquel país, que toman varias
mujeres libre y generosamente cada año. La legislación las protege,
siempre que la gestación sea gratuita. “Me lo planteé en firme cuando
tuve a mi segunda hija a los 26. Firmé para convertirme en madre
subrogada, cuando ella tenía sólo seis semanas”, afirma Heather en este
documental, mientras espera para dar a luz al hijo genético de Sarah y
Jason, la desesperada pareja que la eligió para que gestase a su deseado
bebé.
DOCUMENTOS TV
Bebés probetas, embriones congelados y la gestación subrogada son los
últimos instrumentos que la tecnología clínica ha puesto en manos de
las parejas infértiles o de las homosexuales, para conseguir su anhelado
hijo. Sin embargo de todas ellas, en la actualidad la gestación
subrogada suscita múltiples debates éticos, dependiendo de las diversas
sensibilidades sociales.
DOCUMENTOS TV
“Uno no tiene derecho a tener un hijo, nadie lo tiene y me preocupa el
lenguaje y la retórica de la reproducción, porque escuchas a mucha gente
hablar de su derechos, tengo derecho a, no, te lo has apropiado” afirma
una experta. “Sentarse y criticar los nuevos procedimientos es muy
fácil, pero yo solo tendría en cuenta esas críticas si quienes las
vierten vivieran de cerca la realidad de la pareja infértil y de la
madre subrogada.” Afirma otra de las especialistas en subrogación.
DOCUMENTOS TV
“En vientre ajeno” da voz a todas y cada una de las diferentes
sensibilidades que origina la maternidad subrogada, tanto en los países
más avanzados como en los más pobres, porque la gestación subrogada
mueve miles de millones de dólares al año. De hecho, los expertos
afirman, que el aumento del coste de esta práctica en Estados Unidos,
fue una de las razones por la que las parejas viajaran a Méjico, La
India o Tailandia, en busca de opciones más asequibles. Entre
regulaciones y vacíos legales, la gestación subrogada ha aumentado en la
última década, un 400%. El debate está servido.
DOCUMENTOS TV
“EN VIENTRE AJENO” se emite en DOCUMENTOS TV el martes, 10 de octubre de 2017 las 24:15 h. por La 2,.
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