Ana Ruiz es una mujer divertida, positiva, curranta y, sobre todo, alegre. Ella no necesita fiesta, porque la fiesta es ella. Nos citamos en el coqueto hotel Quinta de los Cedros, en Madrid, y nada más llegar, la actriz inundó el acogedor hall con su magnetismo y vitalidad. Como Ana es tan activa, en seguida nos pusimos a la acción y el resultado de nuestro encuentro no pudo ser más satisfactorio. ¿Quieres saber qué nos contó la actriz? En esta entrevista para Gente con Estilo descubrimos a esta sevillana enamorada de la vida y de su profesión, siendo el teatro su gran debilidad.

Haces un tándem perfecto con José Luis Gil ('La que se avecina'). Estáis en teatro con 'Cyrano de Bergerac' y rodasteis la película 'Miau'.

José Luis es una persona estupenda. Es sencillo, generoso, discreto… 'Miau' es una película muy atípica porque ahora todo lo que se hace es de gente joven. Sin embargo, en 'Miau' los protagonistas tienen más de 60 años. Es un filme tierno y mi personaje da luz a la vida de uno de estos jubilados.

Además, en Cyrano también eres productora.

Sí y por mi temperamento tengo que tenerlo todo controlado. Yo no soy madre, pero es la sensación de que Cyrano es como mi hijito. Quiero que todo vaya bien y que todos disfrutemos. Te juegas el dinero, pero como a mí me gusta el riesgo, lo veo como una inversión. En 2019 seguiremos de gira porque las críticas son muy buenas.

Hablábamos antes de que se hacía mucha ficción para jóvenes. ¿La imagen manda?

Vivimos un tiempo donde todo está basado en la juventud, en la estética y en lo físico. Establecemos una base ficticia y de falsedad. Por ejemplo, en Instagram solo mostramos lo bonito de nuestras vidas, lo guapos que estamos y todo políticamente correcto. Es un mundo superficial y de mentira. En la vida la gente llora y sufre.

¿Qué relación tienes tú con las redes sociales?

Yo soy un poco dejada, pero me obligo. Sé que es una realidad que el número de seguidores importa.

Pero tú subes pocas cosas de tu vida privada.

En las redes pongo cosas de mis gatos, de mi trabajo. Mi vida privada la cuido. Hay una parte de mis seguidores que quieren saber, pero me aparto de todo eso.

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Pareces una sevillana muy abierta.

Y lo soy. Soy extrovertida, pero sé diferenciar muy bien mi trabajo de mi vida personal.

¿Cumples con los estereotipos de la típica sevillana?

Algunos. Soy sevillana, trianera y una chica muy tradicional. Me gusta la Semana Santa, sus ferias, me visto de flamenca. Soy muy familiar y viajo mucho a mi ciudad para ver a mi familia y amigos, que no tienen nada que ver con los de la profesión. Ellos me oxigenan. Me gusta mi trabajo, pero hay cosas alrededor que no me gustan tanto. Claro que tengo amigos de la profesión, pero me gusta estar con gente que forma parte de una sociedad real.

¿Y te gusta Madrid?

Llevo en Madrid desde hace 17 años. Me siento muy a gusto en la capital. He encontrado mi sitio. Me gusta el movimiento. Soy callejera.

¿Dónde fijarías tu residencia si formaras una familia?

Donde esté el trabajo ahí estaré yo, que al final es lo que impera porque hay que vivir. Siendo muy familiar, me vine a Madrid muy jovencita porque es donde está la mayor parte del trabajo.

Te hiciste conocida gracias a la tele con 'Camera Café', ¿pero qué te tira más?

Me apasiona ser actriz, pero el teatro es mi hábitat. Me encanta el trabajo en equipo y la relación tan especial que se crea con los compañeros cuando estás de gira. Poner al público en pie es algo muy emocionante.

¿Te esperan los admiradores a la salida del teatro?

Sí, muchísimos. El público siente la necesidad de contarnos sus emociones al ver la obra.

O sea que te gusta el movimiento, las giras, ¿eres callejera?

Sí y no, porque también soy muy casera. Me gusta estar en mi casa con mis tres gatos, la mantita y viendo una peli. Pero me gusta viajar y moverme de una ciudad a otra.

¿Qué dicen de ti tus amigos?

Me ven muy alegre, con carácter y empuje. Hay pocas cosas que me frenan en la vida. Por inercia soy activa. No me da miedo nada. Soy positiva y los 'no', los convierto en 'sí'. Me gusta la música, cantar, bailar…

Bailas, por cierto, muy bien.

Mi madre se apuntó a un curso de salsa y me pidió que la acompañara. Al final me enganchó. Y las sevillanas me encantan, yo nací con la bata puesta.

¿Qué recuerdas de tu niñez?

Mi infancia ha sido muy feliz. La recuerdo como una etapa preciosa. Mi familia siempre unida. Sigo viendo a mis amigos del cole. Las navidades para mí son las mejores fiestas, me traen mi niñez. Estas las pasaré en Sevilla, con la familia y mi sobrino. Yo soy de regalar, porque no me gusta acumular cosas.

 

TITULO:  Viajeros Cuatro - Así es Sevilla  ,.

 

El Miércoles -4- Octubre  a las 22:45 por La

cuatro,foto,.

 

 

Así es Sevilla,.

La emblemática capital andaluza esconde mil rincones que visitar,.

El Cristo de la Conversión del Buen Ladrón de la Hermandad de Montserrat frente a la Giralda de Sevilla
 
El Cristo de la Conversión del Buen Ladrón de la Hermandad de Montserrat frente a la Giralda de Sevilla,.

La emblemática capital andaluza esconde mil rincones que visitar

Ubicada al sur de España, la impactante ciudad de Sevilla es sin duda alguna un destino de viaje que ofrece múltiples monumentos y sitios históricos, ¿me acompañas a recorrerla?,.

 

TITULO: Ven a cenar conmigo - EL HOROSCOPO  - Gregorio Marañón,.

 

  Gregorio Marañón,.

 

 

foto / Gregorio Marañón: "Desde la indiferencia podemos llegar a realidades indeseables",.

Presidente del patronato del Teatro Real y de su Comisión Ejecutiva, entre otras muchas aventuras profesionales, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis (Madrid, 1942) es un integrante de la Generación de la Transición como su abuelo lo fue de la del 98. Liberal, culto, cauto y rápido de ideas, despliega en esta entrevista su idea de país, de democracia y de convivencia.

Si el liberalismo español tuviese unos rieles más claros y mejor fijados, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis estaría encabezando la expedición. Es un hombre de ideas claras, que expone con una suavidad de quien fue educado en el diálogo y pegó el estirón en las camadas de la Democracia Cristiana, donde pasó su juventud de pimpollo atento a todo lo que sucedía alrededor. Entre sus muchas aventuras destaca la de impulsar una nueva y mejor vida al Teatro Real como presidente del patronato de la institución y de su Comisión Ejecutiva.

En la actualidad es presidente de las empresas Logista, Roche Farma y Universal Music. Un hombre acostumbrado a llevar en la cartera varios cargos a la vez sin despistar el protocolo y la cortesía. Nieto de Gregorio Marañón, médico y uno de los miembros fundacionales de la Generación del 98, el esfuerzo por preservar el legado de su abuelo pasa por el apoyo a la conservación del patrimonio histórico de Toledo y, a título particular, por el cuidado del archivo familiar y del Cigarral de Toledo que adquirió su familia, por donde pasó buena parte de la escudería de la cultura y la política españolas del siglo XX, como Unamuno, Lorca, Baroja, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego, Gómez de la Serna, Aleixandre, Cela, Menéndez Pidal, Azaña, Indalecio Prieto... O científicos y creadores extranjeros como Marie Curie, Alexander Fleming, Marcelle Auclair o, ya muerto Marañón, Jean Cocteau y el general De Gaulle.

Esta es, muy resumida, parte de la peripecia vital (hasta hoy, más o menos) de Gregorio Marañón y Bertrán de Lis. Y ahora, desplegadas aquí, van algunas de sus ideas, sospechas, avisos y certidumbres sobre el presente de España. Aquel país que hace más de un siglo ya dolía en uno de los costados de la Generación de su abuelo. La generación que fue del desencanto.

Empecemos por aquí: con la misma pregunta que le hicieron a su abuelo para iniciar una entrevista en el diario El Sol el 28 de junio de 1931: «Denos una impresión viva de este momento. La proyección escueta de la realidad sobre usted mismo».
Pertenezco a la generación que hizo la Transición. Crecimos en una España subdesarrollada, con tasas de analfabetismo cercanas al 50%, aislada internacionalmente y en una dictadura en la que las dos Españas helaban el corazón. En 1977 logramos la reconciliación de los españoles, recuperamos las libertades democráticas y nos vinculamos a la Unión Europea, iniciando un periodo de casi 40 años de progreso social y económico. Pues bien, en estos momentos la cuestión catalana nos ha retrotraído a la España irreconciliable de los años 30, lo que induce a un inevitable desánimo. El acierto en la «mesura desarmante», como ha dicho un gran catalán, de la aplicación del artículo 155 permite confiar en que podamos superar esta situación. Pero no será fácil ni inmediato, como lo demuestran las consecuencias de las recientes detenciones.
¿No resulta inquietante que en 2017 podamos estar tan cerca de algunos ánimos políticos de principios del siglo pasado?
Lo que es ciertamente inquietante es la falta de memoria histórica de nuestro país. Que olvidemos de dónde venimos y las terribles consecuencias que se derivaron de la intolerancia. También preocupa el desconocimiento e ingenuidad con los que muchos ciudadanos subestiman el peligro que suponen para la democracia los grupos antisistema. Enarbolar la bandera de la democracia para propugnar que el gobierno independentista nombre a los jueces lo dice todo, como ese gran cartel que en la Puerta del Sol proclamaba, en los días del 15M, que La urna es nuestra cárcel.
Otro de los aspectos que se han recuperado en ciertos ámbitos es el de la referencia al sentimiento de país de la Generación del 98. ¿Hay similitud?
La Generación del 98 fue, en todos los órdenes, excepcional, y se caracterizó por un profundo sentido patriótico. España constituía su razón de ser y se acuñó un proyecto de progreso, cultura y civismo ejemplar.
¿En qué hemos involucionado?
En general, la España actual es mucho mejor que la España del siglo XX. Siempre he pensado que la expresión «cualquier tiempo pasado fue mejor» responde a un injustificable pesimismo. Quizás falte hoy ese "recto patriotismo" que propugnaba Galdós, pero tampoco lo creo.
¿Qué debemos aprender de las lecciones de aquella emoción y pesadumbre generacional?
Estamos refiriéndonos a unos sentimientos muy minoritarios, en un país dominado por el hambre, el analfabetismo y el enfrentamiento social. Pero, ciertamente, ese sentimiento patriótico al que antes me refería, que respondía a un planteamiento culto, liberal y progresista, constituye un referente a no olvidar.
El desafío del independentismo en Cataluña se ha vendido últimamente como una secuencia de "jornadas históricas" que en verdad no han servido de avance para nada ni para nadie. ¿Hacia dónde vamos realmente?
El independentismo catalán es triplemente excluyente: respecto a una parte mayoritaria de los propios catalanes, respecto al resto de los españoles y respecto a los europeos, pues la independencia supondría la salida de Cataluña de la UE, convirtiendo así en extranjeros a todos sus ciudadanos. El independentismo carece, además, de fundamento histórico y de un cauce de viabilidad legal, tanto en nuestra Constitución como en la de la República de 1931. Por ello, las "erupciones volcánicas" de 1931, 1934 y de ahora han quedado inmediatamente reducidas a nada. Peor aún, la más reciente ha supuesto un coste altísimo en forma de fractura social, pérdida reputacional, huida de 2.000 empresas y suspensión de la autonomía. Otra cosa es la entidad de Cataluña, su cultura, su lengua, su desarrollo social y económico, que han justificado y justificarán un régimen de autogobierno dentro del Estado español.
Y el test de estrés que provoca el secesionismo contra el Estado, ¿no resulta ya algo circense?
Por muy inconsistente que resulte lo que ha sucedido en Cataluña, no debemos frivolizar ignorando su trascendencia. No hemos asistido a un espectáculo lúdico sino a una gravísimo atentado al Estado de derecho, que ha dividido a la sociedad catalana, a las familias catalanas, a los amigos catalanes entre sí y respecto del resto de los españoles.
¿La reforma constitucional será la solución?
Sobre todo es una necesidad imperiosa en nuestro país tras casi 40 años de vigencia de la Constitución de 1978. Hay que actualizarla, corregir sus disfuncionalidades, incorporar otras realidades y generar una renovada ilusión en un proyecto compartido. Me refiero, por ejemplo, a la necesidad de abordar de nuevo la vertebración territorial del Estado, que fue la cuestión peor resuelta en la Constitución. Se estableció un proceso de descentralización abierto que cuatro décadas después amenaza la integridad del Estado y su buen funcionamiento. Se precisa un acuerdo general que implique una definición estable de la estructura territorial de España y una racionalidad administrativa, recuperando el sentido de la lealtad institucional entre todas las partes que la conforman. Simultáneamente, hay que regenerar la democracia y recuperar el prestigio de la clase política, reconociendo el mérito y la dedicación de la mayoría de nuestros políticos.
¿Y qué otras alternativas habrá que barajar?
A medio plazo, la única alternativa a la reforma de la Constitución sería una quiebra constitucional, como la denominan los juristas, con todas sus consecuencias.
¿Será este momento de incertidumbre política el del resurgimiento del bipartidismo?
El bipartidismo es el resultado de una legislación electoral más que de una vocación social o del voto del miedo. En todo caso, ha llegado el momento de recuperar el diálogo político y la capacidad del pacto. Nos estamos jugando mucho. Este es un momento histórico que precisa con urgencia políticos con altura de estadistas.
¿Qué idea de España es la que ha de prevalecer para usted en este largo pulso sin acabar y que no sabemos hacia dónde lleva?
La idea de una España plural integrada en el proyecto común europeo. En esto es esencial la recuperación de la lealtad y la confianza entre todos los que conforman nuestro Estado y, simultáneamente, impulsar políticamente Europa.
En alguna ocasión ha dicho que la polémica acompaña a veces a la mejor ópera. ¿Vale esa certeza para la política?
Es que en la ópera es preferible la polémica al aburrimiento. Y esto es aplicable a muchos ámbitos. En cuanto a la política es preferible el debate a la indiferencia, porque con la indiferencia podemos llegar a situaciones verdaderamente indeseables.
¿Qué música le va bien a este momento?
Los momentos inspiran sentimientos muy distintos, y lo que tenemos que buscar es la música que acompañe a nuestros sentimientos. En estos días, y en muchos más, elijo la música de Bach.
¿La cultura puede ser un aglutinante en momentos históricos como el de ahora?
Un proyecto cívico compartido requiere siempre una educación común, esto es, una cultura que lo conforme. En España una de las grandes reformas pendientes es la de la Educación. Y conociendo al actual ministro estoy convencido de que puede propiciar ese necesario pacto que la haga posible.
¿Y eso cómo se puede aplicar?
Estableciendo en España un proyecto educativo común para todos los ciudadanos y que, al mismo tiempo, incorpore las diferencias culturales que caracterizan a nuestro país.
¿Existe hoy una identidad cultural excluyente?
Cualquier nacionalismo elevado a sus últimas consecuencias constituye una identidad cultural excluyente.
Parece que sigue funcionando la vieja estrategia de agitar miedos y ficciones identitarias.
Pero en verdad es todo lo contrario: la pluralidad identitaria constituye una inmensa riqueza que hay que fomentar y respetar.
Pero parece útil en la estrategia de avance de los nacionalismos en auge el sometimiento de la diversidad cultural.
Un nacionalismo radical y antidemocrático es, por definición, excluyente, y supone un gravísimo atentado para la convivencia cívica.
Hace unos días, el poeta José Manuel Caballero Bonald comentó que no debemos olvidar que siempre pueden existir 155 razones favorables para el diálogo. ¿Usted también lo cree?
Me parece una frase ingeniosa, aunque para mí hay muchas más de 155 razones para propiciar el diálogo. Sucede que, además de impulsar el diálogo desde la tolerancia, tenemos que exigir que se cumpla la ley para defender adecuadamente los derechos de todos.
¿Se debió actuar antes de llegar a un punto de no retorno?
La situación sigue abierta, pero, ciertamente, hoy se nos presenta menos sombría. Especular con lo que se pudo haber hecho en el pasado sólo nos lleva a la melancolía. Eso sí, la conciencia histórica debe iluminar nuestro presente para no incurrir en los mismos errores.
¿Qué ópera explicaría mejor esta realidad española?
Me quedo con Lucio Silla, de Mozart, en la que el ejercicio del poder se templa con la magnanimidad.
 
 

TITULO:  ¿Te lo vas a comer ? - Las chuletillas como exaltación del logroñesismo . ,Alberto Chicote,.



Te lo vas a comer?: Alberto Chicote ya no es bienvenido: "Me han dicho 'si  te metes en esto voy a ir a por ti'" | Televisión


El Miércoles -4- Octubre  a las 22:45 por La sexta ,fotos,.

 

 Las chuletillas como exaltación del logroñesismo,.

 

 

Más de un centenar de cuadrillas ocupan la avenida de Colón y la llenan del humo de los asados en la guinda a las fiestas de San Mateo,.

Las cuadrillas han llenado de humo y de aromas a chuletillas la logroñesa avenida de Colón.

 Las cuadrillas han llenado de humo y de aromas a chuletillas la logroñesa avenida de Colón,.

Desde la avenida de la Paz hasta Duquesa de la Victoria, avenida de Colón era todo humo este sábado, pero no había incendio sino la XIII Exaltación de las Chuletillas Asadas que organiza la Federación de Peñas. Con la inscripción al evento se incluían,.