Sus hijos ya van a la universidad y ella vuelve al cine de la mano de Robert De Niro. Pero, a pesar de sus espléndidos 55 años y tras tres ...
Cada vez que, haciendo 'zapping', se topa
con una de sus películas en televisión, -foto-Michelle Pfeiffer se abalanza
sobre el mando a distancia y cambia de canal. No soporta verse en
pantalla. Ni en la grande ni en la pequeña. Aunque cueste
creerlo de una actriz con más de 30 años de experiencia, 50 películas a
sus espaldas y tres nominaciones al Oscar, Pfeiffer cumple el viejo
cliché de las estrellas patológicamente inseguras. “Todavía pienso que
me despedirán la primera semana de rodaje. Siempre me pasa”, ha
explicado. Pero eso no es todo. Antes incluso de que empiece el rodaje
de turno, Pfeiffer maquina pequeños sabotajes contra sí misma. "Intento
que me despidan o trato de pensar en una razón por la que debería irme
yo", ha contado. A pesar de todo, Pfeiffer siempre vuelve a esos
escenarios que la aterrorizan.
En realidad, nunca se fue del todo y, tras tomarse varios periodos
sabáticos para dedicarse a su familia, cada nueva película de la actriz
se vende como el retorno de una estrella. En realidad, la suya es una
posición privilegiada. Rara vez rueda más de una película al año
y puede permitirse el lujo de ser selectiva con sus proyectos. Esta vez
el aliciente tenía nombre y apellidos: Robert De Niro. "Como
actriz, no se puede pedir mucho más que trabajar con De Niro. No sabía
qué esperar de él porque solo nos conocíamos de alguna alfombra roja.
Pero fue encantador. Me alivió mucho ver lo generoso que era con todos
los demás actores. Solo lamento que no tuviéramos más escenas juntos",
explicó la actriz durante un encuentro con la prensa en Nueva York
sobre su trabajo en 'Malavita', que se estrena el 15 de noviembre en
España.
Pfeiffer interpreta a la esposa de un mafioso neoyorquino
–¿quién si no, De Niro?– que, después de convertirse en informador del
FBI, tiene que trasladarse con toda su familia (hijos adolescentes
incluidos) a Normandía bajo un programa de protección de testigos. Capaces
de ser una familia unida y afectuosa, pero también de amenazar,
extorsionar y asesinar, la adaptación a la vida rural francesa se tuerce
nada más llegar. “En las sociedades civilizadas nos pasamos la
vida tratando de ser aceptados socialmente, pero todos estamos llenos de
luces y sombras, todos tenemos esas dos caras. Este tipo de películas, te hacen reír y estar horrorizado al mismo tiempo. Por eso, son entretenidas”, reflexiona la actriz.
No es la primera vez que Pfeiffer se casa con la mafia. "La
única conexión entre esta mujer y la de 'Casada con todos' es que ambas
son la mujer de un gánster. Me encantó aquel personaje y esta
es la primera oportunidad desde entonces que he tenido de volver a ese
mundo. Me asustaban un poco las comparaciones, aunque en realidad son
dos personajes muy diferentes. Esta es la historia de la maternidad.
Seas esposa de mafioso o una madre de Orange County (donde Pfeiffer
nació y creció), siempre eres una madre protectora”, explica.
¿Tiene alguna similitud esta familia disfuncional con la suya? "El amor incondicional. Ellos harían cualquier cosa los unos por los otros y yo haría cualquier cosa por mi familia, que es mi prioridad. Como mi personaje, yo tengo una hija y un hijo y mi relación con ellos también es muy cercana", cuenta. Siempre supo que quería ser madre. Y después de un primer matrimonio fallido con el actor Peter Horton, la actriz decidió emprender el camino en solitario.
En 1993, formalizó la adopción de su hija, Claudia Rose. Casi al mismo tiempo, Pfeiffer conoció al famoso productor de televisión David E. Kelley en una cita a ciegas. Menos de un año después de la primera cena, se casaban y bautizaban juntos a su hija. Y al año siguiente, la actriz daba a luz al varón de la pareja, John Henry. Tenía 35 años y decidió levantar el pie del acelerador. Pero cuando sus hijos cumplieron 10 años, se tomó un respiro sin fecha de incorporación. "Yo actúo gratis, pero exijo un enorme salario como compensación por todas las molestias que conlleva ser un personaje público. En ese sentido, me merezco cada centavo de lo que gano", llegó a decir Pfeiffer, que durante años estuvo peleada con su propia fama. La familia hizo las maletas y se plantó en San Francisco. Pfeiffer había perdido el interés por hacer películas y estuvo varios años fuera de circulación.
Pero ahora que sus hijos ya van a la universidad, las cosas han cambiado. Y Pfeiffer tiene que recuperar el ritmo perdido. "La interpretación requiere frescura y, cuando llevas sin hacer algo durante un tiempo, tienes que hacer un esfuerzo constante por mantener esa frescura sin caer en viejos hábitos y sin rebuscar en tu antigua bolsa de los trucos”, explica. Su carrera nunca fue sencilla. Michelle fue una niña rebelde: hacía novillos, se juntaba con lo peorcito de cada casa, se enfrentaba a sus profesores y solía volver a casa castigada. Pero su belleza la sacó de los suburbios después de ganar un concurso local de misses en Orange County y competir, más tarde, en Miss California. Así encontró un agente, así empezó a hacer audiciones y así consiguió sus primeros trabajos en publicidad (anunciando una marca de jabones) y en televisión. En 1982 llegó la que parecía su gran oportunidad: el papel protagonista de 'Grease 2'.
Pero las críticas fueron tan virulentas que aquella podría haber sido su primera y última película. De hecho, Brian De Palma se negó a recibirla en la audición de 'El precio del poder'. Solo la insistencia de su productor, Martin Bregman, consiguió hacerle cambiar de opinión. Y así es como Pfeiffer logró el papel que le abrió las puertas de Hollywood. Luego, vendrían las cintas que la consagrarían: 'Las amistades peligrosas', 'Los fabulosos Baker Boys', 'La edad de la inocencia', 'Batman vuelve'... Corrían los años 90 y todo el mundo quería tener a Michelle Pfeiffer en su película. Las ofertas se amontonaban sobre su mesa. Tanto que los papeles que rechazó marcaron para siempre su carrera. La lista es abrumadora: 'Pretty woman', 'El silencio de los corderos', 'Instinto básico', 'Thelma & Louise', 'Evita', 'Casino'... Y por eso, Julia Roberts, Jodie Foster, Susan Sarandon, Madonna y Sharon Stone le estarán enternamente agradecidas.
A pesar de todo, Pfeiffer continúa siendo una de las actrices más cautivadoras de su generación. Sería inútil negar que su belleza, una mezcla del glamour del viejo Hollywood con esas facciones tan perfectas que resultan abrumadoras, no han jugado un papel en su carrera. La genética ha sido generosa con ella, pero Pfeiffer se cuida. Cada vez más.
Desde 2012, no come ni carne ni lácteos. Hace ejercicio cinco veces a la semana, le gusta correr y hacer pesas. Aunque nunca ha admitido haber pasado por el quirófano, sí ha dicho que está a favor del uso comedido de la cirugía estética. Probablemente, ni así podría dejar de coger el mando a distancia o de sabotear su próximo proyecto. Dejaría de ser ella. Y a estas alturas y con ese currículum, no merecería la pena.
Muy personal
Nació el 3 de marzo de 1933 en Southampton, en el estado americano de Nueva York. Sus padres eran John Vernou Bouvier III (1891-1957), un banquero neoyorquino con raíces irlandesas y francesas, y Janet Norton Lee (1907-1989), que se habían casado en 1928. Su hermana Jacqueline había nacido en 1929, siendo cuatro años mayor que Lee. El nombre de soltera de Lee Radziwill es "Caroline Lee Bouvier". Sus padres le dieron el nombre de "Lee" por su abuelo James T. Lee, padre de Janet.
En 1953 se casó con Michael T. Canfield (oficialmente, hijo de Cass Canfield, un importante editor estadounidense y, probablemente, hijo de Jorge de Kent, hijo menor de Jorge V del Reino Unido, y Kiki Preston también llamada Alice Gwynne) y se divorciaron seis años después.
El 19 de marzo de 1959, Lee contrajo matrimonio con Stanisław Albrecht Radziwiłł, un príncipe polaco que nació el 21 de julio de 1914 en Szpanów, Polonia. Stanisław se había separado de su segunda esposa Grace Kolin para poder casarse con ella. Tuvieron dos hijos: Anthony Radziwiłł (nacido el 4 de agosto de 1959 en Lausanne, Suiza) y Anna Christina Radziwiłł (nacida el 18 de agosto de 1960 en Nueva York). La pareja vivía principalmente en Inglaterra, a dos calles del palacio de Buckingham.
Stanisław y Lee se divorciaron en 1974 y él murió el 27 de julio de 1976 en Londres.
Cinco años después, Lee se comprometió con Newton Cope, pero el matrimonio fue cancelado cinco minutos antes del inicio de la ceremonia.
El 23 de septiembre de 1988, Lee se casó con Herbert Ross, un escenógrafo al que había conocido trabajando para Armani. Se separaron en 1999 y se divorciaron en 2001.
En los años 60, Lee trabajó en varias películas como actriz sin mucho éxito, a pesar de la publicidad internacional que otorgaban sus participaciones. Posteriormente, se dedicó a la fotografía, pero tampoco tuvo éxito en este campo.
Su hijo Anthony murió el 10 de agosto de 1999 de cáncer, menos de un mes después que su primo John F. Kennedy, Jr.
En 2003, Lee publicó su libro "Happy Times" (Tiempos felices).
¿Tiene alguna similitud esta familia disfuncional con la suya? "El amor incondicional. Ellos harían cualquier cosa los unos por los otros y yo haría cualquier cosa por mi familia, que es mi prioridad. Como mi personaje, yo tengo una hija y un hijo y mi relación con ellos también es muy cercana", cuenta. Siempre supo que quería ser madre. Y después de un primer matrimonio fallido con el actor Peter Horton, la actriz decidió emprender el camino en solitario.
En 1993, formalizó la adopción de su hija, Claudia Rose. Casi al mismo tiempo, Pfeiffer conoció al famoso productor de televisión David E. Kelley en una cita a ciegas. Menos de un año después de la primera cena, se casaban y bautizaban juntos a su hija. Y al año siguiente, la actriz daba a luz al varón de la pareja, John Henry. Tenía 35 años y decidió levantar el pie del acelerador. Pero cuando sus hijos cumplieron 10 años, se tomó un respiro sin fecha de incorporación. "Yo actúo gratis, pero exijo un enorme salario como compensación por todas las molestias que conlleva ser un personaje público. En ese sentido, me merezco cada centavo de lo que gano", llegó a decir Pfeiffer, que durante años estuvo peleada con su propia fama. La familia hizo las maletas y se plantó en San Francisco. Pfeiffer había perdido el interés por hacer películas y estuvo varios años fuera de circulación.
Pero ahora que sus hijos ya van a la universidad, las cosas han cambiado. Y Pfeiffer tiene que recuperar el ritmo perdido. "La interpretación requiere frescura y, cuando llevas sin hacer algo durante un tiempo, tienes que hacer un esfuerzo constante por mantener esa frescura sin caer en viejos hábitos y sin rebuscar en tu antigua bolsa de los trucos”, explica. Su carrera nunca fue sencilla. Michelle fue una niña rebelde: hacía novillos, se juntaba con lo peorcito de cada casa, se enfrentaba a sus profesores y solía volver a casa castigada. Pero su belleza la sacó de los suburbios después de ganar un concurso local de misses en Orange County y competir, más tarde, en Miss California. Así encontró un agente, así empezó a hacer audiciones y así consiguió sus primeros trabajos en publicidad (anunciando una marca de jabones) y en televisión. En 1982 llegó la que parecía su gran oportunidad: el papel protagonista de 'Grease 2'.
Pero las críticas fueron tan virulentas que aquella podría haber sido su primera y última película. De hecho, Brian De Palma se negó a recibirla en la audición de 'El precio del poder'. Solo la insistencia de su productor, Martin Bregman, consiguió hacerle cambiar de opinión. Y así es como Pfeiffer logró el papel que le abrió las puertas de Hollywood. Luego, vendrían las cintas que la consagrarían: 'Las amistades peligrosas', 'Los fabulosos Baker Boys', 'La edad de la inocencia', 'Batman vuelve'... Corrían los años 90 y todo el mundo quería tener a Michelle Pfeiffer en su película. Las ofertas se amontonaban sobre su mesa. Tanto que los papeles que rechazó marcaron para siempre su carrera. La lista es abrumadora: 'Pretty woman', 'El silencio de los corderos', 'Instinto básico', 'Thelma & Louise', 'Evita', 'Casino'... Y por eso, Julia Roberts, Jodie Foster, Susan Sarandon, Madonna y Sharon Stone le estarán enternamente agradecidas.
A pesar de todo, Pfeiffer continúa siendo una de las actrices más cautivadoras de su generación. Sería inútil negar que su belleza, una mezcla del glamour del viejo Hollywood con esas facciones tan perfectas que resultan abrumadoras, no han jugado un papel en su carrera. La genética ha sido generosa con ella, pero Pfeiffer se cuida. Cada vez más.
Desde 2012, no come ni carne ni lácteos. Hace ejercicio cinco veces a la semana, le gusta correr y hacer pesas. Aunque nunca ha admitido haber pasado por el quirófano, sí ha dicho que está a favor del uso comedido de la cirugía estética. Probablemente, ni así podría dejar de coger el mando a distancia o de sabotear su próximo proyecto. Dejaría de ser ella. Y a estas alturas y con ese currículum, no merecería la pena.
Muy personal
- Su padre, Richard, trabajaba como instalador de calefacciones y aires acondicionados y su madre, Donna, era ama de casa. Tiene tres hermanos: Rick, Dedee y Lori.
- Antes de ser actriz, trabajó en una tienda de ropa y como cajera en un supermercado.
- Su primer papel fue el de Alicia en el desfile que a diario recorría las calles de Disneylandia.
- Su hobby favorito es la pintura al oleo. Su especialidad son los retratos.
- Inspiró varios poemas de un libro de poesía publicado por el actor Val Kilmer.
- Padece agorafobia, un trastorno de ansiedad que le provocan los espacios abiertos con grandes multitudes.
Lee Radziwill-foto,.
Lee Radziwill (3 de marzo de 1933) es una actriz y escritora estadounidense. Su hermana mayor era Jacqueline Bouvier Kennedy, que fue desde 1961 a 1963 primera dama de los Estados Unidos. El nombre completo de Lee Radziwill es Caroline Lee Bouvier Canfield Radziwiłł Ross.Nació el 3 de marzo de 1933 en Southampton, en el estado americano de Nueva York. Sus padres eran John Vernou Bouvier III (1891-1957), un banquero neoyorquino con raíces irlandesas y francesas, y Janet Norton Lee (1907-1989), que se habían casado en 1928. Su hermana Jacqueline había nacido en 1929, siendo cuatro años mayor que Lee. El nombre de soltera de Lee Radziwill es "Caroline Lee Bouvier". Sus padres le dieron el nombre de "Lee" por su abuelo James T. Lee, padre de Janet.
En 1953 se casó con Michael T. Canfield (oficialmente, hijo de Cass Canfield, un importante editor estadounidense y, probablemente, hijo de Jorge de Kent, hijo menor de Jorge V del Reino Unido, y Kiki Preston también llamada Alice Gwynne) y se divorciaron seis años después.
El 19 de marzo de 1959, Lee contrajo matrimonio con Stanisław Albrecht Radziwiłł, un príncipe polaco que nació el 21 de julio de 1914 en Szpanów, Polonia. Stanisław se había separado de su segunda esposa Grace Kolin para poder casarse con ella. Tuvieron dos hijos: Anthony Radziwiłł (nacido el 4 de agosto de 1959 en Lausanne, Suiza) y Anna Christina Radziwiłł (nacida el 18 de agosto de 1960 en Nueva York). La pareja vivía principalmente en Inglaterra, a dos calles del palacio de Buckingham.
Stanisław y Lee se divorciaron en 1974 y él murió el 27 de julio de 1976 en Londres.
Cinco años después, Lee se comprometió con Newton Cope, pero el matrimonio fue cancelado cinco minutos antes del inicio de la ceremonia.
El 23 de septiembre de 1988, Lee se casó con Herbert Ross, un escenógrafo al que había conocido trabajando para Armani. Se separaron en 1999 y se divorciaron en 2001.
En los años 60, Lee trabajó en varias películas como actriz sin mucho éxito, a pesar de la publicidad internacional que otorgaban sus participaciones. Posteriormente, se dedicó a la fotografía, pero tampoco tuvo éxito en este campo.
Su hijo Anthony murió el 10 de agosto de 1999 de cáncer, menos de un mes después que su primo John F. Kennedy, Jr.
En 2003, Lee publicó su libro "Happy Times" (Tiempos felices).
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