Después
de un accidentado desplazamiento, en el que hasta el último momento el
Valencia no supo si se veía obligado a viajar a Kiev, ...
Dinamo de Kiev 0 – Valencia 2
Después de un accidentado desplazamiento, en el
que hasta el último momento el Valencia no supo si se veía obligado a
viajar a Kiev, si debía volverse a casa o si la UEFA aceptaba un campo
neutral, llegó el fútbol. Aunque lo hizo de forma atípica, en un
escenario que se parecía más al de un entrenamiento que al de un partido
de la segunda competición continental.
Los violentos enfrentamientos entre los
manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad en la
capital ucraniana obligaron a trasladar el partido de ida de los
dieciseisavos de final de la Liga Europa entre el equipo español y el
Dinamo de Kiev a Chipre, pese a los intentos del club que actuaba como
local por jugar en su campo, con la justificación de que había vendido
ya unas 30.000 entradas.
La escasa capacidad de maniobrar con la que
contaron los ucranianos para organizar el choque provocaron que el GSP
Stadium de Nicosia presentara un aspecto desolador, con unas gradas
prácticamente vacías -sólo acudieron unos 800 aficionados en un campo
que puede acoger a casi 23.000-, y en el que se podía escuchar con
extraña nitidez a los jugadores de ambos conjuntos.
El alivio de no tener que viajar a Kiev sentó bien
a la expedición valencianista que, lejos de la preocupación inicial de
poder verse inmersa en una batalla campal que ya se ha cobrado decenas
de muertos y con unas temperaturas mucho más agradables de las que le
esperaban en la ex república soviética, saltó al césped con un plan
claro que ejecutó con efectividad.
Juan Antonio Pizzi, en su estreno europeo, decidió
no alternar a sus porteros, mantuvo a Diego Alves en la titularidad y
apostó por un medio del campo repleto de jugadores trabajadores y con
gran capacidad para recuperar balones y así controlar el partido. El
objetivo del técnico argentino era frenar el contraataque rival, una de
sus armas principales, y obligar a los pupilos del mítico Oleg Blokhin
-Balón de Oro en 1975- a jugar en largo con demasiada frecuencia.
Con Keita, Javi Fuego y Dani Parejo gobernando el
encuentro, la primera parte transcurrió con cierta intensidad pero sin
apenas acercamientos a alguna de las dos áreas. Los ‘che’ no tenían
problemas para tener la posesión del balón, pero carecían del acierto y
la claridad suficiente como para crear ocasiones de gol. Este ritmo
relativamente vivo de los primeros 45 minutos parecía que se iba a
convertir en anodino, espeso y tedioso a medida que avanzaba el choque,
pese a que en la primera jugada de la segunda mitad Lens pudo abrir el
marcador con un remate a bocajarro que se fue alto.
El Valencia mantenía el control, mientras que un
Dinamo cada vez más cansado se vio obligado al poco habitual cambio en
su puerta tras sufrir Shovkovski una lesión muscular. Entró Rybka en una
sustitución que pudo resultar providencial para los ucranianos porque
el suplente tuvo una actuación magnífica. Pizzi movió su banquillo con
ambición y dio entrada a Vargas y a Feghouli. El chileno se convirtió en
el hombre del partido. Aportó la calidad ofensiva que le faltó en la
primera hora de juego y tardó apenas unos minutos en sembrar el pánico
en la defensa contraria con dos cabezazos. Pero Rybka respondió con dos
paradones y aún realizó un tercero a otro remate de Keita. Pero tanto
fue el cántaro a la fuente que acabó por romperse con otro nuevo
testarazo del punta que, esta vez sí, acabó en las redes del Dinamo.
Ya con el partido roto a favor del Valencia,
Vargas estrelló el balón en el poste. En el descuento, un gol en propia
puerta de Vida al desviar un disparo de Feghouli dejó aún más de cara la
eliminatoria para los ‘che’, que volvieron a mostrar su mejoría desde
que el técnico argentino aterrizó en Mestalla y el acierto de sus
incorporaciones en el mercado invernal.
Con el ambiente muy enrarecido en el seno del colista de la Liga y un malestar creciente de la afición contra la directiva y el equipo, reflejada ...
BETIS 1 RUBIN KAZÁN 1
Con el ambiente muy enrarecido en el seno del colista de
la Liga y un malestar creciente de la afición contra la directiva y el
equipo, reflejada en pitos incluso con 1-0 en el marcador, el Betis
fracasó en un Villamarín semivacío, donde pagó su desidia tras el
descanso, su falta de pegada y un error arbitral. El equipo sevillano,
en el debut de Gabriel Humberto Calderón en Europa, ni siquiera fue
capaz de imponerse a un rival que jugó con diez durante una hora.
Al final le remató al Betis un penalti inexistente, porque
el derribo de Lolo Reyes, con el árbitro siguiendo la jugada a escasos
metros, se produjo fuera del área. De nada sirvieron las protestas de un
equipo verdiblanco desquiciado que desperdició una oportunidad
inmejorable, cuando todo se le había puesto de cara en la primera parte.
El Betis mejoró algo en su fútbol, pero no en su estado anímico.
TÍTULO: COPA DE LA EUFA, MARIBOR-2- SEVILLA-2- EL SEVILLA EMPATA EN LA ANARQUÍA,.
- Aterrizó en Eslovenia un Sevilla con las ideas claras, donde el orden y la superioridad eran dos elementos a tener en cuenta para golpear ...
fútbol | Liga europa
El Sevilla empata en la anarquía
Rakitic lideró la remontada
hispalense, pero los de Emery volvieron a pecar de conformismo y falta
de intensidad defensiva ante un buen Maribor
Ficha
Aterrizó en Eslovenia un Sevilla con las ideas claras,
donde el orden y la superioridad eran dos elementos a tener en cuenta
para golpear primero en la eliminatoria. Quería Pepe Castro, presidente
consorte de la nueva era sevillista, no desprestigiar a un rival en
teoría débil pero con ideas muy claras. Estaba presente en la mente de
la plantilla la eliminación del día copero contra el Racing, un ‘segunda
B’ que hizo retornar al pasado más espeluznante a la hinchada
rojiblanca. Motivos más que suficientes para afrontar el duelo contra el
Maribor desde la lógica que apuntaba a los de Nervión como superiores,
tal y como reflejó el marcador. Una situación hipotética, ya que el
resultado final de 2-2 resultó engañoso a la vista del mal juego
desplegado por el Sevilla. Sólo Rakitic estuvo a la altura y gracias a
él se mira hacia un posible derbi en octavos de final en la Liga Europa.
Salieron los eslovenos bien agazapados atrás. Prefirieron
ver qué pasaba y cómo transcurría el partido antes de tomar alguna
decisión sobre cuándo atacar. El Sevilla se limitó a tener el balón,
acariciarlo como si su vida dependiera de ello, y tenía en Rakitic al
hombre perfecto para conducir a la gloria de nuevo a un club que añora
títulos. De ahí que los nervionenses buscaran con ahínco desmedido el
tanto en los primeros minutos. Una intensidad que se vino abajo
rápidamente, lo que fue aprovechado por el Maribor para contragolpear y
por Tabares para marcar. Un tanto que hacía una pequeña justicia a tenor
de la falta de equilibrio demostrada por los sevillanos.
Emery volvía a pecar de los errores que lleva cometiendo
desde hace seis meses. Sus jugadores viven en la anarquía y él no sabe, o
no quiere, dar su brazo a torcer sobre su pésimo plan de juego. A ello
se sumó la lesión de Cheryshev, por una dura entrada anterior por la que
no ayudó a cubrir la posición de Navarro en gol local. Otro que no
estaba en su mejor estado de forma era Gameiro. Necesitó tres ocasiones
claras para poder marcar. Lo hizo nada más empezar la segunda mitad,
tras un pase magistral de Rakitic y puso un poco de temple en el
nerviosismo rojiblanco. Una tranquilidad que dio alas a un equipo muerto
en lo táctico.
Los eslovenos empezaron a temer por la remontada y
volvieron su situación original de esperar bien encerrados atrás. Sólo
se podía decidir todo por una jugada aislada. La misma que llegó a balón
parado con Fazio rematando un córner de Rakitic, quién si no, tras
imponerse sobre toda la zaga rival. Poco duró la alegría por culpa de un
nuevo error defensivo. Dejaron disparar a placer desde fuera del área a
Vrsic, que acababa de entrar, y con un latigazo sorprendió a un mal
Javi Varas. Un empate que vale mucho para los sevillistas, pero sabe a
poco visto el desarrollo del duelo.
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