TÍTULO: PAPEL REGALO, Warhol logra el trono del artista más vendido en subastas.
A los artistas que le precedieron no les sentó nada bien que un joven que procedía del mundo de la ilustración y la publicidad confesara sin ...
PAPEL REGALO, Warhol logra el trono del artista más vendido en subastas.-fotos
PAPEL REGALO, Warhol logra el trono del artista más vendido en subastas.-fotos
Warhol logra el trono del artista más vendido en subastas
El mercado creció en 2013 un 13% y alcanzó los 8.800 millones de euros, con China como principal comprador
A los artistas que le precedieron no les sentó nada bien
que un joven que procedía del mundo de la ilustración y la publicidad
confesara sin ruborizarse que deseaba hacerse rico y que el dinero era
el verdadero motor del mundo, o al menos de la sociedad norteamericana.
Aquel joven, Andy Warhol, no sólo consiguió reunir una fortuna
importante en vida, sin avergonzarse de retratar a ricos a cambio de su
fuerte caché, sino que aún sigue mandando en el mercado casi treinta
años después de su muerte.
Según la compañía especializada Artprice, Warhol se coronó
en 2013 como el artista más vendido en las casas de subastas, en un
ejercicio en el que las transacciones dentro de estas empresas creció un
13%, de los 7.800 a los 8.800 millones de euros.
Sotheby's vendió el pasado año 'Silver Car Crash (Double
Disaster)' por 76,5 millones de euros, récord para Warhol en una subasta
desde los casi 52 que se pagaron en 2007 por 'Green Car Crash (Green
Burning Car I)'. Estas obras revelan por dónde van los gustos de los
coleccionistas y también la valoración de la obra del artista, más alta
en los cuadros de la primera época, la de principios de los 60, como
éstas de la serie 'Desastres'. La suma total de las obras vendidas de
Warhol asciende a 268 millones. Artprice, que publicará su versión
completa el 4 de marzo y que no precisa las obras subastadas, detalla
que Warhol arrebató la primera plaza del ránking de los más cotizados al
neoyorquino Jean-Michel Basquiat (1960-1988), su protegido, el pintor
que comenzó de grafitero en el Soho neoyorquino, murió a los 27 años por
su adicción a la heroína y se ha convertido en una estrella de las
subastas. De hecho, en 2011 y 2012 fue el número uno, del que ha
descendido hasta cuatro puestos en el pasado ejercicio.
Los prolíficos
Después de Warhol viene Pablo Picasso con una cifra de
ventas muy próxima, de 264 millones. Ambos se parecen en al menos una
cosa: fueron extremadamente prolíficos. Gracias a su frenética
actividad, las casas de subastas pueden abastecerse de estos dos nombres
muy conocidos entre los coleccionistas de toda clase, como si fueran
dos marcas muy distintivas y valoradas. Completó el trío ganador Daqian
Zhang (1899-1983), considerado el artista plástico chino más importante
del siglo XX, y cuyas obras sumaron 213 millones. Otros de los artistas
que obtuvieron las mayores recaudaciones fueron el chino Baishi Qi
(1864-1957), el británico Francis Bacon (1909-1992) y el único creador
vivo de la clasificación, el alemán Gerhard Richter, ya un clásico de
las altas cotizaciones. Fue Bacon quien rompió los récords anteriores y
situó 'Los tres estudios de Lucien Freud' como la obra más cara vendida
jamás en una subasta, con 104 millones. La compró Elaine Pascal Wynn, de
71 años, una de las grandes accionistas de los hoteles llenos de
tragaperras de Las Vegas. También se vendieron a precios elevados las
piezas del estadounidense Roy Lichtenstein (1923-1997), del franco-chino
Wou-ki Zao (1921-2013) y del impresionista francés Claude Monet
(1840-1926).
China revalidó su liderazgo como principal país comprador
de las obras de arte, ya que facturó unos 3.000 millones de euros, que
representaron el 35 % del mercado global. Las adquisiciones del gigante
asiático crecieron un 21% respecto a 2012, lo que sirvió para reafirmar
su primera posición frente al mercado estadounidense, que representó el
34% del total, y del británico, que supuso el 18% y se colocó en tercer
lugar.
Por casas de ventas, la británica Christie's (2.600
millones) y la estadounidense Sotheby's (2.300 millones) encabezaron el
listado y sumaron más volumen que sus siete inmediatos competidores.
- «Mi orquesta son las palabras». Carlos Ruiz Zafón, además de ser uno de los escritores más leídos de la actualidad, es un reconocido ...«Mi orquesta son las palabras». Carlos Ruiz Zafón, además de ser uno de los escritores más leídos de la actualidad, es un reconocido melómano. Antes de llegar a vender millones de libros con 'La sombra del viento', trabajó como compositor, arreglista y músico en diferentes grabaciones discográficas y creó piezas musicales para televisión.De hecho, la primera vez que salió en la tele no fue como escritor, dando entrevistas, sino que lo hizo como músico. Aún era un adolescente y al principio de los años ochenta actuaba como pianista en un programa realizado desde los estudios de TVE en Barcelona. El día que disfrutó de sus quince primeros minutos de gloria warholianos fue cuando el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, visitó el programa que Ruiz Zafón amenizó con una versión políticamente incorrecta de 'El blues del tecno-Papa'.Siempre ha creído que la música y la escritura van de la mano en el proceso de creación. «Son lenguajes diferentes, pero tienen una relación en tanto que la prosa crea una especie de música en la mente del lector para comunicarle una historia», según mantiene. A lo largo de los años de escritura, Ruiz Zafón ha ido componiendo piezas musicales en torno a los escenarios, personajes y atmósferas de su obra literaria. Todas estas composiciones -algunas de las cuales pueden escucharse en su página web (llevan títulos como 'La sombra del viento', 'Penélope y Julián', 'Lucifer' o 'Carta de Isabella')- las ha unido para crear una suite sinfónica titulada 'La sombra del viento'.«No es Beethoven»La pieza, de unos treinta minutos, se estrenará el próximo 4 de abril en el teatro La Farándula de Sabadell y al día siguiente se presentará en el Palau de la Música de Barcelona. La orquesta sinfónica del Vallès y el pianista Gregori Ferrer interpretarán el concierto, que en un primer momento estaba previsto que protagonizara el propio Ruiz Zafón, pero no podrá ser porque está trabajando en Los Ángeles en la conclusión de su última novela, que cierra el ciclo de 'El cementerio de los libros olvidados'. «Carlos no es Beethoven, ni lo pretende», afirma Jordi Cos, director de la orquesta sinfónica del Vallès. «Los libros tienen música», señala, «por eso es bonito que a un libro que ha cautivado a tanta gente, podamos extraerle otra dimensión, porque donde no llegan las palabras, llega la música», resume.La música para el escritor catalán es una afición, una vieja pasión que le ha acompañado siempre y además es una herramienta que le ayuda para definir los personajes. Ruiz Zafón no solo se sirve de la música para evadirse en los momentos en que el duende no está en su sala de trabajo, sino que la usa como fuente de inspiración. «La música es un elemento para entrar por la puerta de atrás de las historias y los personajes», afirma. «El proceso de escritura es solitario y laborioso y de vez en cuando, la música es como una escapada, me levanto y me pongo a tocar el piano», señala. «Al tocar música, el proceso mental se altera, suelo escuchar música para imaginarme una cosa», relata. Y añade: «Cuando escribo intento utilizar las mismas condiciones que usa un compositor que crea ritmos, contrapuntos y busca armonías para trasladar al lector una atmósfera y un impacto emocional», remata. La suite, tal y como la describe el autor, tiene un poco de todo. Hay música barroca, clásica, impresionista o melodías cinematográficas. «Una mezcla», señala, que «evoca» las imágenes de 'La sombra del viento' y sus atmósferas de la Barcelona gótica. Un proyecto que viene además de lejos, pero que cogió forma el día que un pinchadiscos de una radio de Los Ángeles se jugó el puesto de trabajo por poner las piezas que Ruiz Zafón le facilitó, ya que la norma de la casa obligaba solo a pinchar música que se pudiera vender. «La gente llamó a la emisora y entendí que el material tenía interés», concluye.Ahora ese amor y pasión por la música se han transformado en unas «escapadas agradables», en momentos de transición creativa que ayudan al escritor a «adentrarse en las historias por las puertas traseras» y a encontrar otras «texturas y deformaciones», unas creaciones que el escritor grababa para escucharlas en solitario. Así nació una obra, que tendrá continuidad en el tiempo. y en el viento.
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