Rodeado de guacamayos, loros y toda suerte de aves
exóticas, Carlos Saldanha está en el hábitat adecuado para presentar
'Río 2', la nueva animación de los estudios Blue Sky que se estrena hoy.
El director de origen brasileño se acercó, junto a la cantante Soraya,
que pone voz a uno de los nuevos personajes secundarios de la película
-la ranita Gaby- al Loro Parque de Tenerife, la reserva zoológica de
aves tropicales más importante de Europa, para hablar de las nuevas
aventuras de Blu, el guacamayo Spix azul de la primera entrega que se
enamoró de Perla, presuntamente última hembra de su especie, durante los
exuberantes carnavales de Río. Un largometraje con mensaje ecologista
que recaudó más de 350 millones de euros en todo el mundo en 2011.
La exuberancia se vuelve a repetir en esta segunda entrega,
pero esta vez se traslada a la Amazonia, a donde viajan los personajes
protagonistas de la primera parte para huir de la ciudad y encontrarse
con la vida salvaje, acompañados de sus tres hijos, sus amigos, y su
archienemigo, la malvada cacatúa Nigel. «En esta segunda entrega la
exuberancia está también en la paleta de colores. He estado muy
obsesionado con el color en las dos películas, pero en esta segunda aún
más. Hemos descubierto nuevos matices del verde para dar vida a la
Amazonia, hemos ganado en sutileza, y hemos desarrollado avances
tecnológicos para animar las aves y ganar en expresividad», dice el
director, que apunta que en 'Río 2' hay «más aves, más música y más
colores que nunca». Y un mensaje claro: los guacamayos de la película
alertan sobre la deforestación del Amazonas.
'Río 2' es una aventura que también vuelve a hablar de la
idea de familia pero esta vez desde otro punto de vista: los hijos y la
dichosa familia política. Blu y Perla, acompañados de sus tres hijos,
viajarán a la Amazonia donde descubrirán que no son los últimos de su
especie. «Ese es un sueño que ojalá se hiciera realidad», apunta el
director, que recuerda que la situación del guacamayo Spix es crítica.
Sólo quedan unos 70 y todos ellos en cautiverio, aunque se
está trabajando sobre su repoblación en Brasil, según el propio Saldanha
y fuentes del Loro Parque que participa en el programa de repoblación
de la especie junto al Gobierno brasileño y otros zoológicos.
Irónicamente, ese mismo sector que contribuyó hace décadas al tráfico y
posterior desaparición de este ave en libertad será el que arrime ahora
el hombro para evitar su total extinción.
La otra gran pata que sustenta la película es la música.
Carlos Saldanha, afable y hablador como buen brasileño, saca su móvil y
muestra entusiasmado vídeos de varias de las bandas que descubrió para
'Río 2': Barbatuques, un grupo de Sao Paulo que hace percusión con el
cuerpo, y Uakti, una sofisticada banda que construye sus propios
instrumentos con resultados verdaderamente mágicos. «La música es un
elemento muy importante en estas películas de Río y a mí me gusta
encargarme personalmente de esta parte porque soy un apasionado de la
música». Y continúa: «Si en la primera película, la banda sonora se
ocupaba de la cara más conocida de Brasil: Río de Janeiro y el carnaval,
la samba, la bossa nova... En esta segunda película me he sentido mucho
más libre para indagar en otras músicas y otro Brasil que se sale del
tópico. Musicalmente hay carimbó o maracatú, músicas mucho más basadas
en tambores». Con colaboradores como Sergio Mendes o Carlinhos Brown,
Saldanha siente que ha ampliado la paleta también musical para pintar un
Brasil más complejo.
Sobre su pertenencia a los estudios Blue Sky, el brasileño
-que ya estuvo al frente de varios films de la saga 'Ice Age'- opina que
frente a Pixar o Dreamworks, los estudios de la costa Este no son una
marca tan clara como sus competidores. «La gente no tiene tan claro qué
es Blue Sky, mientras que Pixar sí es identificable. Ahora bien, nuestra
identidad son nuestras películas. Todos conocen 'Ice Age' o 'Río' y eso
es lo importante», asegura.
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