Triunfar en Hollywood era su fantasía adolescente. Le costó hacerla realidad, pero lo consiguió. Convertida en una de las estrellas más cotizadas de su quinta, vuelve a ponerse en la piel de Gwen, la novia de Spider-Man, en la nueva entrega de la serie.
Cuando tenía 14 años, Emma Stone convocó a sus padres a reunión urgente en su habitación. Preparó palomitas y encendió el ordenador. Llevaba varios días preparando una presentación en Power Point para ellos. El título despejaba las incógnitas: “Proyecto Hollywood 2004”. Con “Hollywood”, la canción de Madonna sonando de fondo, proyectó fotos de Sarah Jessica Parker y otras estrellas que empezaron en el negocio de cine siendo muy jóvenes. Stone quería probar suerte en Los Ángeles, necesitaba la bendición paterna y su permiso para dejar el instituto. Ya había hecho sus pinitos en las obras de teatro del colegio y asistía a clases de interpretación, pero tenía grandes sueños y sabía que jamás se cumplirían si se quedaba en Scottsdale, Arizona (EE.UU.). La estrategia funcionó.
Pocos meses más tarde, ella y su madre se instalaban en un pequeño apartamento de Los Ángeles. No fue coser y cantar. Durante cuatro años, Stone se presentó a cada “casting” y compitió por papeles secundarios en series del montón, mientras trabajaba en una panadería canina horneando galletas para perros. “Tenía esa ambición ciega de los adolescentes... Me alegro de haberlo intentado tan joven, porque luego esa confianza va menguando a medida que te das cuenta de lo complicada que puede ser la vida y de las responsabilidades que conlleva hacerse mayor”, recuerda Stone sobre sus inicios durante una entrevista en los estudios Sony de Los Ángeles.
Ahora tiene 25 años y un currículo brillante, que empezó a forjarse en comedias como “Supersalidos” o “Rumores y mentiras”, y que se consolidó en cintas como “Crazy, stupid, love” y “Criadas y señoras”. Tampoco falta la pertinente franquicia multimillonaria. La suya, “The Amazing Spider-Man”, le terminó de garantizar el estatus de estrella. Ahora, Stone estrena la secuela (“The Amazing Spider-Man: el poder de Electro”), en la piel de Gwen Stacy, la novia de quita y pon de Peter Parker. “Fue como reencontrase con una vieja amiga... Gwen es fuerte, estable y muy cerebral. Y yo, de adolescente, era todo lo contrario, muy emocional, y lo sigo siendo. Ojalá fuera más como ella...”, dice midiendo sus palabras.
Sin miedos. Ha confesado que tiende a preocuparse en exceso. Tanto, que solía sufrir ataques de pánico siendo una niña, y hasta fue a terapia para superarlos. Luego, descubrió el teatro, y con él, sus miedos y su ansiedad se aplacaron. Pero aún conserva algunos mecanismos de autoayuda para evitar recaídas. Durante el rodaje de “The Amazing Spider-Man”, le dio por la repostería. Se pasaba las horas cocinando galletas y pasteles de manera compulsiva. Le pregunto si ha conservado el “hobby” o si, mientras rodaba la secuela, encontró otro pasatiempo. “Estuve mucho en Nueva York y me harté de leer y escribir”, dice con media sonrisa. ¿Y qué escribe?, le pregunto. “Diarios”. ¿Se atrevería a publicarlos algún día? “¿Mis diarios? ¡No! Suelo arrancarles las páginas por si alguien los encuentra. De hecho, tengo un pacto con una persona, que se ha comprometido a quemarlos si un día me pasara algo”.
No bromea. Por su expresión, es obvio que ese trato existe y que es vinculante. Stone se ha convertido en una estrella hermética. Hace solo tres años, no era así. Al menos, en su relación con la prensa. Hablaba más, con menos reparos y mucha más espontaneidad. Sigue siendo amable y educada, pero cuesta arrancarle el más mínimo detalle personal. Ella misma reconoce que ha cambiado. “Ahora soy mucho más tímida, más introvertida. No sé si es una cuestión de madurez, pero desde luego medito más lo que voy a decir. Prefiero pensar antes de hablar. Quiero ser más cauta”, explica.
Por esa misma razón, no le interesan las redes sociales y no tiene cuenta ni en Facebook ni en Twitter, al contrario que la mayoría de las chicas de su edad. “No me interesa y no hay ninguna razón por la que quiera estar más expuesta de lo que ya estoy, creo que esa parcela ya está cubierta. Además, te expones a todo tipo de comentarios negativos... Y algunos positivos. Y si te crees lo bueno, también tienes que creerte lo malo”, razona con su voz grave, producto de un cólico infantil.
Esa dosis de exposición mediática de la que habla es fruto de su relación con Andrew Garfield, al que conoció durante el rodaje de “Spider-Man”. Aunque nunca han malgastado energía en ocultar que son pareja (pasean de la mano con naturalidad) y se convirtió en una pasión y, al final, logré convertirlo en mi trabajo. Que me paguen por contar historias es... ¡increíble!”. ¿Y qué hace con el suculento sueldo que gana?
“Soy muy conservadora con lo que gasto, porque sé que este nivel de películas y de honorarios no durará siempre. Por eso, ahorro. Pero me encantan los cumpleaños de mis amigos y donar dinero a la gente que lo necesita. Me he dado cuenta de que lo único que el dinero es capaz de comprar son las oportunidades. Ni el amor ni la felicidad ni nada de eso. Estar sola en una casa enorme es un sentimiento horrible. Y esa ha sido una gran lección para mí”, explica, misteriosa, insinuando que ella también se ha asomado al lado más oscuro y solitario de la fama.
Pero nunca ha perdido el norte en un negocio que, a menudo, ha maltratado a sus estrellas más precoces. Se lo debe, probablemente, a esos padres que la ayudaron a hacer realidad su sueño. Están muy unidos. Tanto, que los culpa de haberla convertido en una especie de Pinocho, incapaz de contar ni la mentira más piadosa sin que se le note.
Modélica. Stone es una niña buena. Algo que se nota también en su look. La moda –hoy viste un sobrio traje gris de pantalón y chaqueta, camisa azul y tacones rojos– le preocupa lo justo. “Tengo una estilista y ella es el cerebro”, dice sin disimular que es un tema que no le interesa en exceso. Ella, que idolatra a Diane Keaton, no es el prototipo de actriz sexy. Como Keaton, famosa por sus jerséis de cuello cisne y sus mitones, no va enseñar más centímetros de piel de los estrictamente necesarios. “No siento presión para tener una imagen más explosiva. Quizá si tuviera más curvas, querrían convertirme, pero... Soy recta como una flecha, así que no tengo que revelarme contra eso”, dice riéndose.
Y como Keaton, con la que comparte un inmenso talento para la comedia, Stone se ha convertido en musa de Woody Allen. Será la estrella de su próxima película “Magic in the Moonlight”. “Rodar con él fue un sueño hecho realidad. Es tal y como te lo imaginas: increíblemente inteligente y divertido”, concluye.
Química por partida doble
En el retorno de Spider- Man, a Peter Parker (Andrew Garfield) el traje de superhéroe ya no le viene tan grande. Domina su ofi cio y, en esta segunda parte de la saga, campa a sus anchas por Nueva York atrapando criminales sin despeinarse. Mientras trata de reconquistar a Gwen (Emma Stone) y retoma el contacto con su amigo Harry Osborn (Dane DeHaan), un nuevo villano le planta cara: Electro.
Muy personal
-Sus padres, un constructor y una ama de casa, son dueños de un club de golf en Scottsdale, Arizona, donde Stone nació.
-Es rubia natural, aunque ha lucido melena pelirroja en muchas películas.
-Cuando tenía siete años, se rompió los brazos practicando gimnasia en las paralelas.
-Mila Kunis, Taylor Swift y Jennifer Lawrence forman parte de su grupo de amigas íntimas.
-Sus padres, su hermano y ella llevan tatuadas las huellas de un mirlo que Paul McCartney dibujó para ella. Es un homenaje a su madre, superviviente de un cáncer de mama.
TÍTULO: PROTAGONISTA, SILVIA AGUADED,.
"NUESTRO ZAPATOS SORPRENDEN IGUAL EN PARÍS QUE EN MADRID",.
- Con más de 450 zapaterías en España, Portugal, Francia o Arabia Saudí, el último fenómeno de la moda española vende 10 millones de ...-foto.Con más de 450 zapaterías en España, Portugal, Francia o Arabia Saudí, el último fenómeno de la moda española vende 10 millones de pares de zapatos al año.Marypaz nació en Sevilla en 1972. Su fundador, Ángel Aguaded, fue un visionario que dejó un negocio de hostelería para abrir esta popular zapatería en la calle del Marqués de Pickman. La bautizó con el nombre de una de sus cuatro vástagos, la querida hija que había fallecido. Pero Aguaded no fue un visionario por abrir un comercio. Fue el concepto que introdujo cuando aún no había nacido Zara (1975) lo que lo situó en vanguardia comercial: cambiar las colecciones cada 15 días, modificar los precios según la demanda...
Cuando el fundador falleció en 1987 ya contaba con 10 tiendas y, desde entonces, sus hijos, Juan (presidente), Carlos (consejero delegado) y María (directora creativa), han convertido el negocio local en un fenómeno internacional con 450 tiendas, 10 millones de pares vendidos al año, 180 millones de facturación y 1.800 empleados. La nieta del fundador, Silvia Aguaded, imagen de la marca y estudiante de Empresariales y Arte Dramático, aparece por primera vez en un medio de comunicación y lo explica.
Mujer hoy. Con 20 años, estudia, trabaja, ensaya... ¿Y tiene el tiempo libre de cualquier joven?
Silvia Aguaded. Es el momento más feliz de mi vida y, aunque tengo muy poco tiempo, siempre digo que no por acostarte más temprano eres más feliz.
MH. ¿Le gustan los zapatos?
SA. ¡Mucho, así que tengo suerte!
MH. ¿Qué valor destaca de la firma?
SA. El ritmo de cambio en la moda es de una velocidad brutal y lo que te gusta un año, al año siguiente ya no te lo pones. Los precios de nuestros zapatos hacen asequibles las tendencias, en especial a la gente joven como yo.
MH. ¿Qué zapatos usa usted?
SA. De tacón bajo y estilo desenfadado. Hay días que salgo a las 8 de la mañana de casa y regreso a las 12 de la noche.
MH. ¿Cómo crece una empresa un 450% desde 2007?
SA. Ese año se decidió la expansión y abrir tiendas en poblaciones a partir de 75.000 habitantes. Queríamos estar en toda España, satisfacer a las clientas a la puerta de casa.
MH. ¿Recurrieron a capital externo?
SA. No, somos empresa familiar.
MH. El mercado interno se les quedó pequeño y salieron fuera...
SA. Comenzamos en Portugal y en Francia. Llegamos desde la prudencia, mostrando la calidad del producto y su precio. en oriente Medio arrasan. Estudiamos los mercados más idóneos. En la zona gusta mucho el diseño español y nos piden que las etiquetas dejen claro el “made in Spain”. Tenemos tiendas en Arabia Saudí, Abu Dhabi, Dubái, Catar, Líbano y Kuwait y tendremos nuevas aperturas.
MH. ¿Modifican las colecciones según el país al que se dirigen?
SA. No, apenas hacemos cambios. Los modificaciones vienen, en ocasiones, por cuestiones culturales, como en Oriente Medio, donde ningún zapato puede llevar piel de cerdo, habitual en los interiores del calzado porque es muy suave
MH. Se han vuelto gigante sin hacer ruido alguno, pero ahora son la primera firma de zapatos que hace campaña en televisión.
SA. Es otra vía para estar más cerca de las clientas. Somos una marca honesta en la que confían, que despierta simpatía, y las campañas en televisión nos dan notoriedad.
MH. ¿Más planes de expansión?
SA. Duplicaremos las tiendas en cinco años. Este año abrimos en Londres, Milán, Marsella...
MH. ¿Aprecian la marca en Francia?
SA. En París tenemos cuatro tiendas, una en los Campos Elíseos, y funcionan igual o mejor que las tres mejores de España. Nuestros zapatos sorprenden igual en París que en Madrid y hay meses en los que alguna tienda parisina supera en ventas a la de mayor facturación en España, la madrileña de la Puerta del Sol.
MH. ¿Cuál es el perfil de clienta?
SA. Chicas de 20 años que buscan última moda. También mujeres que han crecido con la marca, de treintaitantos y 40, que confían en el producto.
MH. Una colección tiene 60 o 70 modelos. las suyas tienen 600... ¿Un gran equipo de diseño?
SA. María Aguaded es la directora creativa de un pequeño equipo. Trabajamos mucho con diseñadores “freelance”. Cada temporada con cuatro o cinco diseñadores externos.
MH. ¿A quiénes quieren dirigirse?
SA. A mujeres que les gusta la moda y no pueden permitirse precios altos. Es fácil que unos zapatos de 800 € sean tendencia, pero difícil que unos de 30 o 40 € tengan buen diseño.
MH. ¿Dónde fabrican?
SA. El 30% en España y el 70% en países asiáticos. En los últimos años hemos incrementado la fabricación nacional y cerraremos 2014 con un 39% de producción aquí.
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