Los iconos de estilo de nuestras madres se llamaban Grace (Kelly), Jackie (Kennedy- Onassis), Audrey (Hepburn) o Catherine (Deneuve). fotos,.
Los iconos de estilo de nuestras madres se llamaban Grace (Kelly), Jackie (Kennedy- Onassis), Audrey (Hepburn) o Catherine (Deneuve).Todas siguen siendo admiradas e imitadas. En el trono las han sucedido las nuevas it girls (el término nació en los años 30, se equivoca el que piense que es moderno): Olivia Palermo, Taylor Swift, Blake Lively y una larga serie de chicas estilosas entronizadas por Anne Wintour. Pero es curioso que, en la misma época que considera un símbolo a Clemence Poesy haya sitio como objeto de culto fashion para las hermanas Kardashian, epítome de la vulgaridad y la estética bling bling. En vano he buscado un equivalente a su ostentosa vulgaridad en modelos a seguir en el pasado: en un mundo en el que reinaban Carolina de Mónaco o Inès de la Fressange no había lugar para la horterada.
Y, sin embargo, en el siglo XXI Kim Kardashian tiene su propio programa (Keeping up with the Kardashians, que emite en España Fox Life), con espectaculares cifras de audiencia. ¿Cómo es posible? ¿Qué busca el espectador en un reality protagonizado por una señora que ha deformado su trasero a base de inyectarse silicona? ¿De verdad las adolescentes que suspiran con los outfits de Emma Watson ven algo en las transparencias, tacones y apreturas de Kim? Este siglo de disparates ha traído una nueva forma de esperpento: el icono risible, que provoca a la vez envidia y burlas. Buena parte de los seguidores del reality de las Kardashian lo ven dando gracias por no ser como ellas. Esta broma de mal gusto de la sociedad de consumo es una versión de Los ricos también lloran, una forma de consolarse pensando que a veces es mejor no tener dinero, porque podrías acabar convirtiendo tu derriere en una plaza de toros. Antes se buscaban iconos que admirar. Ahora necesitamos algunos de los que poder reírnos . Tiempos raros, sí, señor.
En este libro se presentan las bases para una reformulación de la teoría psicoanalítica clásica de la feminidad y la sexualidad femenina a partir de la incorporación del paradigma de la intersubjetividad y del papel del orden simbólico. A través de un detallado recorrido por la literatura psicoanalítica, la autora realiza un reordenamiento conceptual que conduce a una revisión del desarrollo psicosexual. La prioridad del otro en la constitución de la subjetividad infantil sitúa al concepto de género -o sea, el par feminidad/masculinidad- como uno de los ejes principales en la organización diferencial de la sexualidad humana.
TÍTULO: REVISTA MAX, DE CERCA, PORTADA,.HIBA ABOUK,.
Hay un momento en que puedes elegir ser sumisa o libre,.
También hay un momento en que eres libre de decidir si quieres ser sumisa o no . Hay algunas mujeres que no pueden elegir, pero otras sí. foto,.
El taxista que la trae a la producción de fotos para Pantene la reconoce por el retrovisor y le dice: “Gracias por esa serie. Nos tenéis fascinados a todos en casa”. Hace un año estas cosas no le pasaban. Y menos que un fan incondicional se tatuara su cara en el brazo. En todo el brazo. El otro ya lo tenía ocupado por Angelina Jolie. Hiba lo descubrió en Twitter… “Y no sé si quiero saber mucho más”, dice entre risas.
Mujerhoy. ¿Alguna vez se había imaginado en esta tesitura?
Hiba Abouk. Una sueña, claro. De pequeña fantaseaba mirándome al espejo y ensayaba un discurso por si me daban algún premio… Pero nunca llegué a imaginar esto. ¡Es increíble! No me quejo de la fama, todo forma parte de este mundo, incluso lo que menos te gusta.
Hiba es una chica guapa, de las que aguantan con nota la cara lavada y hasta con un poco de ojera. Tiene 27 años y una voz que transmite la seguridad y el saber estar propios de una personalidad potente. Mira de frente con unos ojos que son gran parte de su éxito de público y su vocabulario es amplio y rico, probablemente porque ha estudiado Filología Árabe y conoce el valor de las palabras.
MH. ¿Era la carrera de Filología un plan B?
HA. Para nada. Estudié árabe clásico por curiosidad. Mi objetivo era ser actriz habiendo estudiado Filología. Cuantas más carreras tengas, más salidas profesionales. Domino árabe, castellano, francés, inglés e italiano. Y en mi casa se habla tunecino que, junto con el francés, es mi primera lengua. Esto enriquece y ayuda a tener altura de miras.
Hiba estudió en el Liceo Francés, donde era la rara. Ser diferente le sirvió para desarrollar algunas habilidades de supervivencia, pese a que nunca se sintió acosada. “No se metían demasiado conmigo, porque por muy árabe que fuera también era guapa. Y con las guapas nunca se meten. Si hubiera sido fea y árabe, entonces hubiera sido horroroso. Pero, no obstante, siempre era la del nombre y los apellidos extraños, la del origen y los planes distintos… Y, cuando desde pequeña te has acostumbrado a que te digan cosas, aprendes a contestar muy rápido. Tenía un pico muy desarrollado”.
MH. ¿Cree que el éxito del personaje al que da vida en El Príncipe puede encasillarla?
HA. No creo que me pase. Además, no lo voy a permitir. Por otro lado, es la cuarta se- rie que hago y, por primera vez, interpreto un personaje protagonista árabe. De mí depende ser inteligente y saber escoger papeles distintos. Así es como se desarrolla una actriz y se puede apreciar su versatilidad. Esto es una carrera de fondo y hay que pensar en ello cuando se dice sí a un guión.
MH. ¿Cuál es la razón de que la serie haya sido todo un boom?
HA. Es increíble el éxito que ha tenido la primera serie de televisión protagonizada por una familia musulmana. Hay que tener en cuenta que en España hubo casi ocho siglos de presencia árabe y queda un legado muy grande. Lo ves cuando recorres Andalucía. Yo creo que ha funcionado porque había interés por conocer realmente cómo vive una familia musulmana. Además, hay una historia de amor muy potente y está la intriga y la parte policial, que son ingredientes que enganchan.
MH. ¿Está bien reflejada la realidad de las mujeres árabes?
HA. Esto es ficción y hay muchas cosas que me las han contado de otra manera, pero estoy bastante de acuerdo. Todo lo relacionado con la religión musulmana se está tratando con mucho respeto y está muy bien documentado. El mundo árabe es muy diverso: hay mujeres que no tienen vida y otras que disfrutan de un mundo riquísimo y estudian o trabajan. Depende mucho del país, de la clase social... y, luego, cada familia es un mundo. También hay un momento en que eres libre de decidir si quieres ser sumisa o no. Hay algunas mujeres que no pueden elegir, pero otras sí. Claro que eso va a tener consecuencias: puede costarte romper con tu familia, con tu entorno, tener que irte, correr peligro...
A Hiba le llegó el momento de decidir a los 18 años: sumisa o actriz. “Opté por irme de casa, decidí negarme a la opresión. En mi familia son de costumbres tradicionales y que yo quisiera ser actriz era una ofensa y un insulto”.
MH. Y ahora, ¿ lo han entendido?
HA. No busco su comprensión; nunca la he tenido y no creo que la vaya a tener ahora. Además, no me demuestran que lo hayan entendido ni que les alegre mi éxito. Son este tipo de relaciones que, por desgracia, se desestructuran y así se quedan. Todo es consecuencia más de ser una mujer árabe independiente.
MH. ¿Se considera una mujer árabe o, más bien, una mezcla?
HA. No, mezcla no soy, por mis venas solo corre sangre árabe. Mi identidad es esa, no lo puedo negar, aunque haya crecido en un contexto occidental. Y me gusta ser árabe y ser como soy, romper el cliché. Yo he llevado mi vida por donde he decidido.
MH. A partir de ahora seguro que le llueven los proyectos. ¿Qué le apetece hacer?
HA. Me gustaría trabajar en cine o teatro. Yo estudié en la RESAD durante cuatro años y mi formación es teatral pura: Shakespeare, Chejov, Lorca… esa es mi vocación. Y observo un creciente interés; la gente va mucho más al teatro, necesita esa expresión catártica que solo se consigue con el actor en vivo y en directo. Ya no nos vale con una película o una serie. Como seres humanos que somos, necesitamos el contacto. Ahora tenemos más teatro de calidad que hace 10 años. Podría decirse que hay una especie de nouvelle vague, con gente muy joven comprometida que está escribiendo y dirigiendo buenos textos.
MH. ¿Se ve en esa situación, produciendo sus propias obras de teatro?
HA. ¡Ojalá! Suena muy bien. Creo que es fundamental que los actores sepamos de ello y que lo hagamos, porque ganaríamos control sobre nuestras carreras. De la otra manera, siempre somos un poco marionetas. En Estados Unidos lo llevan a cabo actores muy potentes, como Leonardo Di- Caprio o Brad Pitt.
MH. ¿Qué clásico le gustaría interpretar?
HA. ¡Pues no me importaría nada hacer una revisión de Cleopatra!
MH. De todos los novios que se le han adjudicado en el último año, que han sido muchos, ¿con cuál se quedaría si pudiera elegir?
HA. Con Brad Pitt. ¡Ah, no! Ese no me lo han adjudicado, aunque me encantaría, si bien es un poco mayor. Pero a él y a Johnny Deep se lo perdonaría todo. De todos modos, estoy soltera desde hace dos años.
MH. ¿Cree en el amor? ¿Piensa que es algo que surge o que hay buscar?
HA. Creo fervientemente en el amor. Es al único Dios al que rezo. Pero no creo que haya que salir a buscarlo, aparece sin que te lo esperes y te vuelve loca, te paraliza todos los sentidos… eso es el amor.
Lista para una carrera de fondo
El ascenso meteórico de Hiba Abouk se debe a una mezcla de valentía, esfuerzo y suerte. Con este cóctel, en cuatro años ha conseguido auparse al podio de las actrices más solicitadas. Pero antes de llegar a sus manos el papel que le ha dado fama, ya se había fogueado en el mundo de la interpretación televisiva. La isla de los nominados, Con el culo al aire y El corazón del océano fueron sus primeras pruebas de fuego, pero El Príncipe la ha sacado del anonimato y espera que sea el comienzo de una larga carrera. Su gran deseo: poder hacer teatro.
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