Jane Badler La 'lagarta' que sedujo a España
Ella fue Diana, la gran estrella de la
serie 'V' y la mayor malvada televisiva de los ochenta. A sus 62 años,
el personaje que le dio la fama todavía la persigue. Jane Badler, que
acaba de rodar en España, nos habla de lagartos y de la alargada estela
de un éxito que nunca volvió a repetirse.
Llegó la malvada Diana, al frente de 'V', y todo pasó a un segundo plano. En una época en que en España solo había dos cadenas de televisión, la actriz Jane Badler se convirtió de golpe en un icono pop de los años ochenta metida bajo las escamas de la malvada Diana, una alien-lagarto llegada del espacio para apoderarse del agua del planeta y capturar humanos y ratones para comérselos.
El argumento puede sonar cómico ahora, pero fue el mayor fenómeno televisivo de la década y el primero relacionado con la ciencia ficción capaz de paralizar el país durante su hora de emisión, con episodios que superaron los 14 millones de espectadores.
Su protagonista, sin embargo, que hoy tiene 62 años, tardó en enterarse de todo eso. «Nunca fui consciente de lo que supuso la serie en España hasta que empezó Internet. Sobre todo cuando grabé un remake hace cuatro años y me invitaron al estreno. No me lo podía creer: más de mil personas vinieron al cine con flores y regalos, y la chica que doblaba mi voz al español se emocionó al abrazarme. Nunca vine cuando se emitió y, que yo recuerde, nadie me invitó».
Este año, en que se cumplirán 30 años del estreno de la serie en España, casualidades de la vida, Badler estrenará una película que ha rodado en Madrid, De chica en chica, dirigida por Sonia Sebastián. En la cinta, la actriz interpreta a una editora millonaria que se obsesiona con una joven. «Es la primera vez que beso a una mujer, pero es igual que con un hombre o un lagarto», comenta entre risas.
Badler vive en Australia desde hace 23 años con su marido y sus hijos, donde ha seguido rodando series de televisión, participando en programas e incluso ha grabado tres discos, todos disponibles en iTunes. Sabe, sin embargo, que el 'fantasma' de Diana la perseguirá toda la vida. «Allá donde voy, la gente quiere hablar de ello. No hay nada que pueda hacer por evitarlo admite. Pero se me hace difícil, sobre todo ahora con la música, porque hasta mis seguidores en Twitter, que he ido ganando con mis discos, me mandan fotos de naves espaciales y trajes que les recuerdan a los que yo usaba. Pero bueno, es bonito y le veo el lado positivo. Soy consciente de que no habría vuelto a España si no fuera por V».
En todo caso, si los seguidores no olvidan, ella, que vivió la producción desde dentro, mucho menos. «Fue un rodaje muy ambicioso, no había nada en aquella época que se le pareciera. Me ofrecieron el papel mientras hacía una serie con Alec Baldwin en Nueva York. Era una gran productora, todas esas naves espaciales..., pero sobre todo me atrajo hacer una mala malísima como Diana rememora. Yo era joven y solo quería trabajar, no imaginaba que iba a participar en algo tan importante. Además, todo sucedió muy rápido: volé a Los Ángeles para una prueba y por la mañana me dejaron una nota bajo la puerta de mi habitación en la que decía que no dejara la ciudad. Al día siguiente, ya estaban haciendo una prótesis de mi cabeza. Así, de un día para otro».
El arte de tragarse una rata
Una de aquellas prótesis fue la que se usaría durante el rodaje para la mítica escena en la que engulle una cobaya prácticamente sin masticar. «Ahora se ve ridículo y anticuado, ¿no crees? dice con una gestualidad tremenda. Rodamos mi plano acercándomela a la boca, algo totalmente real. Cortaron, pegaron ese plano ridículo con el muñeco y listo. Ahora cualquiera de esas cosas se hacen mejor, pero no tan rápido».
Jane cree que su extrema feminidad fue uno de los secretos del éxito, pero sobre todo que Diana era intrínsecamente mala. «No poseía aristas de ningún tipo con las que empatizar explica. Esa mezcla de fuerza, poder, sexualidad y maldad funcionó, aunque te aseguro que no necesité trabajar mucho para hacerla realidad. He hecho trabajos de los que me siento más orgullosa. ¡Y el hambre que pasaba para estar en forma y entrar en los uniformes extraterrestes! Ni me lo recuerdes».
En todo caso, V, que en los Estados Unidos allí se estrenó dos años antes que en España superó en audiencia a los Juegos Olímpicos de 1984, convirtió a Badler durante un tiempo en una habitual de las convenciones de ciencia ficción y series televisivas de medio mundo. Visitas que la llevaron a confirmar que europeos y argentinos siempre han sido los mayores fans de la serie. «La gente se paraba a mirarme y sonreía, preguntándose de qué me conocerían. Todavía me pasa en algunos sitios».
El pasado nunca descansa
Por lo que cuenta Badler, la serie parece provocarle una incómoda dualidad. Por un lado, agradecimiento por todo lo que le ha dado; por otro, hartazgo de llevar 30 años hablando de lo mismo. Prueba de esta segunda vertiente es la relación con sus antiguos compañeros de rodaje. «A Marc Singer (Donovan en la serie, líder de la Resistencia) no lo veo desde el rodaje del último capítulo, hace más de 25 años. Tampoco fuimos un equipo muy unido, me siento más cerca de la gente con la que trabajo ahora».
Lo cierto es que, por mucha aprensión que le causara, Badler participó en el remake de V que se grabó en 2009, y que no obtuvo el mismo éxito. «Fue difícil porque, de repente, Diana volvía a mi vida cuando ya la había dejado marchar. Y, al final, no fue tan bueno aceptar. No estuve de acuerdo con el desenlace. Desperdiciaron una gran oportunidad. Podría haber sido algo fantástico y no lo fue», admite, si bien no recuerda con claridad el final de la serie original. «En su día sí que me gustó, claro».
Que su carrera no diera el salto a la pantalla grande lo achaca, sencillamente, al amor. «Tras V grabé la serie Misión imposible y participé en una temporada de Falcon Crest, pero para perpetuar el éxito en Hollywood hay que ser muy dura y poseer una gran determinación. Y yo no soy así. Hago teatro, cabaré, escribo canciones y, sobre todo, soy muy familiar. Me enamoré y me fui a vivir a Australia, donde tengo una vida tranquila con mi marido, mis hijos y mis perros. Mi hijo Harry tiene 21 años y lo está intentando en Los Ángeles. Hace unas semanas lo cogieron para un papel y ayer le dijeron que habían elegido a una estrella en su lugar. Así es Hollywood, y yo no hubiera sobrevivido confiesa. Y mira que le dije que era mejor intentarlo en Francia o España».
Televisión se escribe con 'V'
Desde su primera aparición, Badler (Diana), con su cardado salvaje, su provocativa mirada y sus monos ajustados, catalizó el gran atractivo de la serie, capaz hasta de besar a un señor lagarto. Ni siquiera los líderes de la Resistencia. Donovan (Marc Singer) y Julie (Faye Grant) le hacían sombra. Al terminar la serie, el éxito se olvidó de todos ellos.
LOCOS POR 'V'
Con picos de audiencia de 14 millones de espectadores, el nuestro fue uno de los países donde más fans conquistó la serie. Toda una referencia para quienes vivieron los ochenta. Gente como Alex de la Iglesia, Mónica Naranjo o Nieves Álvarez se cuentan entre quienes nunca la olvidarán.
Álex de la iglesia y Macarena Gómez. Productor y protagonista de 'Musarañas'
"Remangarse la chaqueta era super- moderno"
XL. ¿Un recuerdo de la serie?
A.I. Lo mejor, sin duda, eran aquellas mujeres, que estaban más buenas que un pan, y ver de pronto que bajo la piel había un lagarto. Aquello era extraordinario.
XL. ¿Tu personaje favorito?
A.I. Diana. La morena malísima. No la he vuelto a ver por ningún sitio.
XL. ¿Una imagen que se te quedara grabada?
A.I. Ese momento en que, por un disparo o algo, veías la piel del lagarto debajo. Y los ojos. ¡Buenísimo! Estaba muy bien hecho.
XL. ¿Cómo crees que habrá envejecido?
A.I. No sé, me compré la serie y tengo pendiente verla de nuevo, pero mal, supongo. Solo al ver el vestuario ya te da un síncope. Entonces, nos parecían el colmo de lo moderno aquellas hombreras descomunales y que la gente se subiera las mangas de la chaqueta. Pero es normal, veníamos de sufrir los setenta y sus infaustos pantalones de campana.
Daniel Sánchez Arévalo. Director de cine
"Es el 'Juego de tronos'de los 80"
XL. ¿Un recuerdo de la serie?
D.S.A. Medio paquete de galletas, leche y V. Ese era mi plan los sábados por la tarde. Era una serie buenísima, el equivalente a ver ahora Juego de tronos.
XL. ¿Tu personaje favorito?
D.S.A. Me encantaba Julie, la líder de la Resistencia. Siempre fui muy de rubias, aunque en mi historial de novias no hay muchas, pero bueno...
XL. ¿Una imagen que se te quedara grabada?
D.S.A. Hasta las cosas más surrealistas me parecían muy creíbles, supongo que por la época. Creo que la he tenido grabada en VHS hasta una mudanza relativamente reciente.
XL. ¿Cómo crees que habrá envejecido?
D.S.A. No la he revisitado, pero intuyo que ver ahora esa imagen de Diana comiéndose la rata debe de dar hasta risa. Esa cosa rústica que tiene me hace creérmelo, como me pasa cuando veo la primera de Superman.
Mónica Naranjo. Cantante
"Las calles de mi pueblo se quedaban desiertas a esa hora"
XL. ¿Un recuerdo de la serie?
M.N. Uy, ¡muchísimos! Sobre todo, cómo las calles de mi pueblo se quedaban desiertas esos sábados por la tarde.
XL. ¿Tu personaje favorito?
M.N. Sin lugar a dudas, Diana. Me encantan las malas.
XL. ¿Una imagen que se te quedara grabada?
M.N. La forma en que la mujer abría la boca para engullir roedores.
XL. ¿Cómo crees que habrá envejecido?
M.N. Pues como los buenos vinos, ¡divinamente!
XL. ¿Cuál sería el equivalente actual a V en materia de series?
M.N. Actualmente hay grandes series televisivas, pero ninguna que sea el equivalente a V.
XL. ¿Cuál es tu serie preferida en la actualidad?
M.N. American Horror Story. Lo sé. Es muy retorcida.
Hugo Silva Actor
"Yo tenía 7 años. Miraba el cielo esperando ver aparecer las naves"
XL. ¿Un recuerdo de la serie?
H.S. Me impactó muchísimo. Yo flipaba con mis amigos, mirábamos todos al cielo esperando ver aparecer aquellas naves. Yo tenía 7 años y no pensaba que fuera verdad, pero la trama de Elizabeth, que era mitad humana y mitad lagarta, me fascinaba.
XL. ¿Tu personaje favorito?
H.S. Diana, por supuesto. La convertimos en todo un sex symbol comiéndose aquel ratón. Y con ese peinado ochentero imposible.
XL. ¿Una imagen que se te quedara grabada?
H.S. Que todos teníamos pegatinas y pósteres de la serie. Yo jugaba en la calle a V, a Falcon Crest... Menos al fútbol, a casi todo lo que fuera imitar.
XL. ¿Cómo crees que habrá envejecido?
H.S. La trama era alucinante, y ese punto añejo ahora yo creo que tendría su rollo. En cuanto a los efectos especiales, claro, mejor ni hablamos.
Nieves Álvarez Presentadora de "Flash Moda", en TVE
"Me daba asco el 'momento lagarto'. La veía con un cojín entre los brazos""
XL. ¿Un recuerdo de la serie?
N.Á. Que jamás me la perdía los sábados por la tarde. Tengo que confesar que la veía con un cojín entre mis brazos porque, la verdad, me daba bastante asco aquel 'momento lagarto'.
XL. ¿Tu personaje favorito?
N.Á. Dos. Sin duda, Diana y Mike Donovan. Aunque no tienes más que echar un vistazo a la foto para saber por cuál me decanto.
XL. ¿Una imagen que se te quedara grabada?
N.Á. Me fascinaba el momento extraterrestre camuflado, y eso de que, en el fondo, fueran reptiles carnívoros que se alimentaban de ratones.
XL. ¿Cómo crees que habrá envejecido?
N.A. He de confesarte que no creo que la volviera a ver. Yo creo que, como muchas otras, es una de esas series que tuvieron su momento. Me gusta, eso sí, que permanezca en mi memoria como parte de una etapa. Ahora, de hecho, estoy segura de que incluso no me resultaría tan fascinante como cuando la vi, con once años.
XL. ¿Cuál es tu serie preferida en la actualidad?
N.Á. Downtown Abbey.
TÍTULO: A FONDO, ¿ QUIEN ES ABU BAKR AL - BAGHDADI?.,
El Califa del Estado Islámico ¿Quién es Abu bakr al-baghdadi? foto,.
El Califa del Estado Islámico ¿Quién es Abu bakr al-baghdadi?
Es el hombre más peligroso del mundo y
uno de los más poderosos. Sin embargo, casi no existen imágenes de él y
se sabe muy poco de su vida y su trayectoria. Seguimos su pista hasta
Samarra, su pueblo natal en Irak, para descubrir cómo es el terrorista
que tiene en vilo al planeta.
«Nada más entrar en la mezquita, la red telefónica se volatilizó», explica un vecino de 29 años de Al Raqa, en Siria, que pide ser identificado por el nombre de Abu Alí. «Sus guardaespaldas armados acordonaron la zona. Prohibieron que la gente hiciera fotos o vídeos». La atmósfera se tensó en extremo. «Baghdadi hizo acto de presencia vestido de negro de la cabeza a los pies. Los guardaespaldas empezaron a gritar '¡Alá Akbar!' ('¡Dios es grande!'). Estábamos aterrados», cuenta Alí. «Los guardaespaldas nos obligaron a jurarle fidelidad personal al líder. Tiene la mentalidad de un jefe de la mafia. Y espera que sus soldados le sean leales».
En su ciudad natal de Samarra, al norte de Bagdad, los vecinos tienen un recuerdo muy distinto de Al-Baghdadi, cuyo nombre real es Ibrahim Awwad Ibrahim Ali al-Badri. Lo recuerdan como un hombre «tan tranquilo y reservado que apenas oías su voz», en palabras de un antiguo vecino, Tareeq Hameed. «Era un tipo pacífico. De pocas palabras».
Hameed, por ejemplo, recuerda que de chaval iba a todas partes en bicicleta, vestido con la túnica masculina iraquí, la dishdasha, con un pequeño gorro blanco en la cabeza. «Siempre andaba con libros religiosos amarrados a la bici, y nunca lo vi vestir pantalones, como hacen la mayoría de los hombres en Samarra. Llevaba barba y no ponía el pie en los cafés. Su círculo se reducía a los conocidos de la mezquita».
La familia del califa
La familia de Al-Baghdadi no tenía mucho dinero, pero dos de sus tíos habían trabajado para las fuerzas de seguridad de Sadam Huseín. Así que gozaban de contactos, suficiente para inspirar reverencia y terror en el barrio. «La suya era una familia pobre pero digna», asegura Hashem, un traductor de la zona que conocía a los familiares. «Él era muy introvertido. Su vida se reducía a ir a la mezquita, estudiar, leer libros... y punto».
Según la maquinaria propagandística del Estado Islámico, la fe fue clave en su niñez. Pero Sajad Jiyad, un analista que trabaja para el Iraqi Institute for Economic Reform en Londres, asegura que no hay pruebas de ese fervor religioso. «Me sorprendería que hubiera sido una persona de fe. La mayoría de los iraquíes que se unieron a los yihadistas eran baazistas (el partido de Sadam) laicos sin especiales convicciones religiosas hasta que los Estados Unidos invadieron el país», dice.
Los vecinos cuentan que Al-Baghdadi era aficionado a los deportes, sobre todo al fútbol, y que jugaba en un campo cerca de su casa. «Rara vez se alteraba en los partidos, incluso si le entrabas con fuerza o tratabas de provocarlo», recuerda Hameed. «Era un buen defensa».
Las páginas web creadas por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) afirman que, durante estos años de juventud, Al-Baghdadi estudió el Corán en Samarra, que participó en cursillos sobre la vida islámica y hasta que dos clérigos prominentes, hoy fallecidos, se encargaron de su educación. Algunas fuentes aseguran que llegó a predicar en una mezquita de Samarra y hasta en la Gran Mezquita de Bagdad. Pero Jiyad y otros analistas creen que no son más que fabulaciones creadas por ISIS para subrayar el carácter piadoso de su líder máximo.
Lo más probable es que, tras dejar el colegio, siendo adolescente, Al-Baghdadi hiciera el servicio militar obligatorio en el ejército iraquí. Fue allí donde se familiarizó con el manejo de las armas y donde recibió adiestramiento militar. A los 18 años, Al-Baghdadi viajó a Bagdad para estudiar. Lo que no está claro es qué nivel educativo alcanzó. No es posible confirmar este punto hablando con sus familiares de Samarra: la mayoría de sus parientes han huido de la ciudad por miedo a verse asociados con él.
Su lado sanguinario
El carácter despiadado de Al-Baghdadi tiene origen en el baño de sangre que tuvo lugar tras la invasión estadounidense. Las tropas estadounidenses llegaron a Bagdad el 9 de abril de 2003. Mientras el país se sumía en la anarquía, Sadam y sus secuaces corrieron a esconderse.
Los insurgentes suníes que se quedaron en Bagdad iniciaron una cadena de atentados mortales contra las fuerzas de los Estados Unidos. Se cree que Al-Baghdadi contribuyó a la formación del grupo terrorista Jamaat Jaish Ahl al-Sunnah wal Jamaa. En 2004 o 2005 (como en casi todo cuanto tiene que ver con Al-Baghdadi, las fechas no están claras) fue capturado en Faluya por soldados estadounidenses. Al parecer, la detención tuvo lugar en el curso de una operación destinada a echarle el guante a un colaborador del terrorista jordano Abu Musab al-Zarqawi.
Al-Baghdadi fue encerrado en Camp Bucca, al sur de Irak, donde compartió presidio con presos de Abu Ghraib. Allí se le consideraba oficialmente como un «interno civil»; es decir, vinculado a un grupo terrorista, pero no activamente implicado en sus operaciones. No está claro cuánto tiempo permaneció en Camp Bucca. Algunos militares estadounidenses recuerdan que estuvo allí entre 2006 y 2007; otros dicen que hasta 2009. Pasara un año o dos o tres allí, la estancia le resultó fructífera. Camp Bucca venía a ser como un campamento de verano para terroristas con ambiciones. Bajo las narices de los estadounidenses, los presos compartían información, tácticas de combate y establecían contactos que les resultarían vitales en el futuro. Los abusos perpetrados en Abu Ghraib redoblaban su determinación, al igual que los éxitos conseguidos por Al-Zarqawi y el descontento generalizado entre los suníes. Lo que vivieron en Camp Bucca fue determinante. Entre otras cosas, Al-Baghdadi trabó contacto con Abu Muhammad al-Adnani, el portavoz del Estado Islámico.
La semilla de Al qaeda
Nada más salir en libertad de Camp Bucca, Al-Baghdadi comenzó su actividad como yihadista. En 2006, un grupo de facciones terroristas Al Qaeda entre ellas fundó Estado Islámico en Irak. Al-Baghdadi se integró dentro de esa facción. Y su carrera fue relámpago. Cuatro años después era su líder.
Desde el primer momento, Estado Islámico en Irak tuvo grandes ambiciones. Y, sobre todo, planes distintos a los de Al Qaeda. La web periodística Monitor pone fechas a su gradual escisión de Al Qaeda. «A mediados de 2013, Al-Sham (hoy comúnmente conocido como ISIS) se rebeló contra las órdenes de Ayman Al-Zawahiri, el líder de Al Qaeda. Al-Zawahiri quería que ISIS solo actuara en Irak y que el representante de Al Qaeda en Siria fuera otra organización».
Un desertor de ISIS que ha hablado utilizando el alias de Hussein afirma haber estado al lado de Al-Baghdadi en el complicado momento de la ruptura. Hussein habla de unas reuniones marcadas por la paranoia y la desconfianza, celebradas en la frontera entre Siria y Turquía. «Al-Baghdadi se encontró con ellos en una gran caravana junto a la frontera turca», dice. «Se presentó con un grupo ante los jefes. Pero nunca se identificó. Los otros no llegaron a saber cuál de todos los miembros de su grupo era él. Quería confundirlos».
Su círculo de poder
Hussein afirma que hasta hace poco había un hombre fuerte detrás de Al-Baghdadi. Un alto mando de ISIS y antiguo oficial iraquí llamado Haji Bakr, quien murió en enero de 2014. Según Hussein, su desaparición ha sido todo un golpe para Al-Baghdadi. «Haji Bakr fue quien pulió su imagen, con la idea de convertirlo eventualmente en el príncipe del Estado Islámico. Pero el verdadero príncipe en la sombra era el propio Haji Bakr». Se sabe que Al-Baghdadi sigue confiando en un pequeño círculo de especialistas militares y de seguridad, a muchos de los cuales los conoció durante su paso por Camp Bucca.
El misterio como propaganda
Sobre su vida personal se sabe muy poco. Solo que es despiadado y reservado. Cambia de emplazamiento con frecuencia; cruza una y otra vez la porosa frontera entre Irak y Siria y suele quedarse en Al Raqa o en sus proximidades. El analista Jiyad sospecha que vivió en Irak, en Bagdad y Mosul, antes de escapar a Siria con ISIS hacia 2010. «Pero muy pocas personas lo vieron en directo por entonces. Además, sus compañeros de filas murieron tras ser detectados por medio de chivatazos u operaciones de inteligencia». A partir de 2010, ya como líder, se ha dedicado a ampliar sus conocimientos religiosos y establecer un aura de misterio en torno a su persona.
A comienzos de diciembre, el Gobierno libanés aseguró que había detenido a la hija y a la exmujer de Al-Baghdadi, pero incluso sobre eso hay cierta confusión. Según el servicio de inteligencia de Irak, en realidad el líder islamista tiene dos mujeres y ninguna es la que dice el Ejecutivo libanés.
A la hora de presentarse ante la gente, Al-Baghdadi se cubre la cara con una bufanda y no permite que las fotos o vídeos de su persona se difundan, a diferencia de lo que pasa con otros líderes de Al Qaeda. Y no es casual. Es una medida bien calculada. Sabe que sus fotografías más antiguas muestran la imagen de un terrorista ambicioso, no la de un califa.
El analista Jiyad ha estudiado grabaciones con conversaciones de Al-Baghdadi. En ellas, al negociar con otros grupos terroristas, «se muestra convencido de su superioridad. Disfruta de su posición como el terrorista número uno. El sucesor de Osama Bin Laden. Pero si eliminamos la mística y la propaganda, el supuesto califa no es más que un hombre corriente que vio su oportunidad y la aprovechó. Podría haber terminado siendo un terrorista anónimo o un criminal violento más, pero ahora es el centro de la atención mundial».
El líder, en acción
Una de las pocas imágenes del dirigente del Estado Islámico es un vídeo en el que arenga a sus seguidores. La imagen ha sido analizada por especialistas y profanos en todos sus detalles, incluido el reloj de lujo que luce en su muñeca quien tanto reniega de Occidente.
Ejecuciones masivas
El Estado Islámico no solo practica ejecuciones masivas y decapitaciones de occidentales, sino que las difunde todo lo que puede. A través de Internet quiere implantar el terror tanto entre los suyos, para que no olviden quién manda, como entre los que considera sus enemigos. Hacen una edición cuidada de los vídeos, no evitan los planos cortos, enaltecen la figura de los asesinos y detallan con crueldad el crimen final.
La 'universidad' del terror
Camp Bucca fue durante y después de la intervención de EE.UU. en Irak una prisión similar a Guantánamo, por donde pasaron miles de iraquíes: sospechosos, inocentes, culpables... No está claro cuánto tiempo estuvo allí detenido Al-Baghdadi, entre uno y tres años, pero aquello era, en palabras del historiador Jeremi Suri, «la perfecta universidad del terrorista». Allí, antiguos miembros del partido laico Baaz se radicalizaron y se vincularon a los grupos islámicos. Varios dirigentes del Estado Islámico pasaron por Camp Bucca.
Creando una imagen
Al-Baghdadi no se deja fotografiar ni grabar en vídeo. Las únicas fotos que hay de él son una tomada en la cárcel en 2004 (arriba) y otra difundida por el ministerio de interior iraquí (abajo).
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