TÍTULO: ENREDATE LOS NIÑOS RICOS DE INSTAGRAL,.
Los niños ricos de Instagram ¿morbo, moda o delito? ... adinerados del mundo comparten a través de sus cuentas de Instagram, en las cuales,.
Los niños ricos de Instagram ¿morbo, moda o delito?
La existencia de las redes sociales, en las que la gente puede
compartir casi cualquier aspecto de su vida, siempre han suscitado un
debate sobre la privacidad de quienes publican sus fotos o cuentan sus
intimidades. Y este tema se ha vuelto más candente en los últimos días
gracias a la aparición de un blog en el que se puede conocer la vida de
algunos jóvenes millonarios que no pensaron que publicar sus fotos
generara tanto estupor: Rich Kids of Instagram (Los niños ricos de
Instagram).
El blog, alojado en la plataforma Tumblr, fue creado en julio y se
desconoce la identidad de su autor. Lo que es seguro es que esta persona
(o personas) se encargan de recolectar las fotos que los jóvenes
adinerados del mundo comparten a través de sus cuentas de Instagram, en
las cuales se evidencia el lujo con en el que viven a diario.
“Tienen más dinero que tú, y esto es lo que hacen”, reza el sitio en
el que pueden verse imágenes de un Bentley rosado con la etiqueta :
“Gracias papi, por eso te amo”, una AK-47 bañada en oro o un closet
lleno de zapatos de diseñador.
RKOI (por sus siglas en inglés) ha originado ya problemas a quienes ‘caen’ en su colección de fotos.
La primera ‘víctima’ fue Alexa Dell, hija del presidente ejecutivo de
la firma de computadores Dell, Michael Dell, quien tuvo que cerrar sus
cuentas de Twitter e Instagram luego de compartir una foto de su hermano
Zachary desayunando a bordo de su jet privado. Esta imagen fue subida
al blog y la seguridad que rodea a la familia decidió que la joven
estaba compartiendo demasiados detalles de su vida en Internet.
Hasta ahora la única que se ha pronunciado sobre el tema es Annabel
Schwartz, de 19 años, quien aseguró que es “vergonzoso” aparecer en este
sitio. Ella también fue blanco de críticas al aparecer en una foto
antes de abordar un helicóptero junta a sus amigas para irse a
Saint-Tropez, donde vacaciona con regularidad.
“No queremos que nos asocien con esto. Es muy embarazoso”, aseguró.
No obstante las críticas de quienes lo consideran una muestra
innecesaria de derroche frente a la desigualdad que vive el mundo, RKOI
recibe a diario cientos de miles de visitas. Para el psicólogo Jesús
David Rolong, esto tiene que ver con el hecho de que quienes ven las
imágenes lo hacen movidos por el morbo que despierta este estilo de
vida.
“Son vistos como símbolos de un sistema que privilegia a pocos.
Pueden darse casos de invasión a la privacidad, de cuánto gastan y otros
detalles que solo sirven para buscar un objetivo en la web”, asegura.
Pese a reconocer que el tema más profundo que se desprende de este
fenómeno es la violación a la privacidad, Rolong afirma que en este
debate debe tenerse en cuenta también la necesidad que se ha creado en
el mundo por compartir la cotidianidad con los demás a través de la red.
“El aspecto de la privacidad solo puede coexistir a partir del morbo o
de las ganas que una persona tenga de saber la vida de los demás. ¿A
quien le convienen esas fotos? Si no les importaran a nadie, pues no
existiría necesidad de publicarlas”, concluyó.
TÍTULO: JENNFEER Y JOHN,.
ESTA ES UNA de esas historias de las que te
sabes la teoría pero no dejas de sorprenderte, y mucho, por la práctica.
Es la historia de Jennifer ...
ESTA ES UNA de esas historias de las que te sabes la
teoría pero no dejas de sorprenderte, y mucho, por la práctica. Es la
historia de Jennifer y John, que no son dos personas reales, sino los
personajes de un experimento realizado por la Universidad de Yale para
saber si aún existe sexismo en el mundo académico de las ciencias. La
mala noticia es que la respuesta es sí.
EL EXPERIMENTO era sencillo y letal. Letal para nuestro
optimismo antropológico, quiero decir. Los investigadores enviaron el
currículo de un licenciado a profesores de seis universidades, tres
privadas y tres públicas, y de diversos campos científicos, Biología,
Química y Física, y les pidieron que valoraran su idoneidad para un
puesto de responsable de laboratorio. Debían dar una puntuación y,
además, proponer un salario. El currículo enviado era exactamente el
mismo para todos, pero con un ligero cambio, el del nombre del
candidato: en la mitad de los casos se trataba de Jennifer, una mujer, y
en la otra mitad era John, un hombre. Y aquí viene la desagradable
noticia y es que la puntuación recibida por John fue superior a la de
Jennifer, un 4 para él en una escala del 1 al 7 y un 3,3 para ella. Y
aún más, el salario propuesto para él fue de 30.328 dólares frente a los
26.508 para ella. Y discriminaron a Jennifer exactamente igual las
mujeres que los hombres consultados.
Y MUCHO ME TEMO que este experimento daría el mismo
resultado en cualquier otro campo o que se mantiene la tendencia a
suponer una mayor capacidad al hombre frente a la mujer. Lo mismo que en
aquella vieja experiencia de la selección de violinistas para una
orquesta que dio diferentes resultados cuando los candidatos tocaron
detrás de una cortina y no se pudo saber si eran hombres o mujeres. Es
fácil adivinar qué les ocurrió cuando tocaron sin la cortina mediante.
Lo mismo que a Jennifer y a John, que a él lo encontraron más dotado
para el violín.
Y, SIN EMBARGO, sigo pensando que las cuotas son una
mala solución. Entre otras cosas, porque sustituyen una discriminación
por otra. Por eso estoy de acuerdo con los países europeos que acaban de
oponerse a la propuesta de la vicepresidenta de la Comisión Europea,
Viviane Reding, de imponer por ley la obligatoriedad de reservar a las
mujeres un 40% de los puestos de los Consejos de Administración de las
grandes empresas europeas. Insiste Reding en que planteará una nueva
votación en el futuro para sacar adelante este proyecto, pero ella sabe
que no lo logrará, no solo por el gran número de países en contra, sino
porque las líderes se oponen de la misma manera que ellos.
TODAS QUEREMOS que Jennifer tenga las mismas
posibilidades que John de ser la responsable de un laboratorio o de
entrar en un Consejo de Administración. Pero si Viviane Reding pretende
imponerlo con una ley, Jennifer volverá a estar en desigualdad de
condiciones. Antes, porque no eran capaces de ver sus cualidades.
Después, porque la ley, la cuota y la obligatoriedad también impedirán
ver esas cualidades.
P. D.: En España, hay un 11% de mujeres en puestos directivos, por debajo de la media de la Unión Europea, que es del 14%.
El país más avanzado, Finlandia, llega al 27%. Estamos lejos
de la igualdad, pero con un aumento continuado e imparable de los porcentajes femeninos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario