Hernán Casciari, foto,.
Hernán Casciari | ||
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Hernán Casciari en 2014. |
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Información personal | ||
Nacimiento | 16 de marzo de 1971 (45 años) Mercedes, Argentina |
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Nacionalidad | argentino | |
Familia | ||
Cónyuge | Cristina (hasta 2015) | |
Hijos | Nina | |
Información profesional | ||
Ocupación | periodista, autor, bloguero | |
Web | ||
Sitio web | Editorial Orsai | |
casciari | ||
casciari | ||
Se le conoce por su trabajo por la unión entre literatura y weblog, destacado en la blogonovela. Recibió el 1.er Premio de Novela en la Bienal de Arte de Buenos Aires (1995), con la obra 'Subir de espaldas la vida', y el premio Juan Rulfo (París, 1998), con 'Nosotros lavamos nuestra ropa sucia'. Desde el año 2000 está radicado en Barcelona. En Argentina había trabajado como jefe de redacción de la revista La Ventana, columnista en el Semanario Protagonistas y director del periódico El Domingo.
Su obra más conocida en la red, Weblog de una mujer gorda1 (ganadora del concurso de weblogs de la cadena alemana Deutsche Welle), ha sido editada en papel, con el título Más respeto, que soy tu madre (Plaza & Janés). También fue el artífice de "El diario de Letizia Ortiz", contando los primeros meses de la vida de Letizia Ortiz en primera persona desde el anuncio de su compromiso con el heredero de la Corona de España.
En 2005 puso voz en Internet al protagonista de la serie de TV 'Mi querido Klikowsky'. A fines del mes de septiembre de 2006 se publicó en la Argentina y otros países de habla hispana su novela Diario de una mujer gorda, por parte de Editorial Sudamericana. En septiembre de 2007 publicó su segundo libro, 'España, perdiste', editado bajo el sello Plaza & Janés.
En 2007 inicia un nuevo blog sobre series de televisión en la edición digital del diario El País. Y en el 2008 empieza a colaborar semanalmente en el suplemento EP3, de El País, y en el periódico argentino La Nación.
El año 2010 renuncia a ambos periódicos por razones personales y comienza el proyecto de una revista trimestral,2 llamada Orsai, de distribución mundial, carente de publicidad. Dicha revista se vende a un precio equivalente a quince de los periódicos de mayor circulación del país donde se adquiera. Para la primera edición, que apareció en enero del 2011, vendió 10.080 ejemplares.3
En 2012, la revista comienza a ser de distribución bimestral.
Desde 2012 tiene un micro en radio Vorterix Rock de Buenos Aires en donde relata historias escritas por él mismo.
Vida privada
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - LA DESMEDIDA CLASE DE VANNELLI,.
foto
Leo con desmedido asombro en la edición sevillana de
ABC que un grupo de padres de alumnos de un colegio de la muy panadera
Alcalá de Guadaíra -CEIP Los Cercadillos- hubo de movilizarse pidiendo
firmas para presentar un escrito ante el Defensor del Pueblo Andaluz con
el objeto de que los profesores del centro pudieran enseñar, en horas
lectivas, el significado de la Navidad. No quedaba ahí la cosa:
añadían el ruego de que el loable cargo intercediera para que en el
mismo se pudieran decorar paredes y rincones con motivos cristianos
alusivos a esas fiestas. Al parecer, en los últimos cuatro años eso
había sido imposible. Ahí detuve la lectura, como digo, con el primer
sorbo de asombro en mi escasa capacidad deductiva. ¿Un centro educativo
español tenía algún tipo de impedimento para explicar que la Navidad es
la Navidad por esto y aquello y lo de más allá? ¿Se trataba de un centro
financiado por Arabia Saudí o algo parecido y pendía alguna amenaza de
muerte sobre ellos? ¿Era un reducto secuestrado por un comando
del Estado Islámico con mando a distancia? Qué va, qué va. Al parecer,
esa situación se producía desde que se matriculó en el colegio un alumno
cuyo padre amenazaba repetidamente a la dirección con denunciarla si
transmitían a su hijo cualquier tipo de enseñanza religiosa. Un fanático
partidario de la laicidad de la enseñanza pública, a lo que se ve.
No acababa ahí la cosa: el tal sujeto presentó quejas repetidamente a la dirección, al Defensor del Pueblo y al Observatorio de la Infancia de Andalucía para que no se hablara de la Navidad, ni tan siquiera como una festividad cultural. ¿Fin del asombro?: ni mucho menos. Las exigencias del talibán en cuestión llegaron hasta intentar impedir la interpretación de villancicos, aunque en este caso la Inspección desestimó la reclamación al considerar folclore esas canciones. El centro, al parecer, acojonado ante semejante orate, evitó de alguna manera el asunto de la Navidad en horas lectivas, a pesar de que en los libros aprobados por la Junta aparecen temas en los que se habla de ello con aparente normalidad. El claustro de profesores, asustado como una damisela en un zoológico, prefirió no tener conflictos, aunque eso supusiera dejar al resto de los niños, cientos de ellos, sin referencia navideña. Como si aquello fuera Riad, más o menos. Pero el asombro continúa cuando se lee que, tras la presión de los padres 'normales', se pudieron decorar algunos espacios comunes: solamente, eso sí, con guirnaldas y espumillón, porque el resto de los motivos del árbol no digamos ya el nacimiento este capullo los consideraba religiosos. No se podían colocar angelitos ni campanas ni estrellas fugaces. Ni siquiera las características bolas de árbol navideño, ya que el gilipollas ve en ellas los frutos del árbol del Bien y el Mal del Génesis. El 19 de diciembre, fuera de horas lectivas, se permitió una pequeña fiesta de Navidad, pero los niños no pudieron ir vestidos de pastorcillos ni nada parecido, ya que ello evocaba una escena del belén... fueron vestidos de cotillón.
Hace pocos años la fiscal Pilar Barrero exigió histéricamente que se retirase un pequeño conjunto de figuras de un nacimiento confeccionado por jóvenes discapacitados de la Fundación Carmen Pardo Valcarce que habían situado en un rincón del edificio de la Fiscalía General del Estado. A lo que se ve, atentaba contra la dignidad del Estado. Lo sorprendente del caso, al igual que en Alcalá, es que el superior de la institución le hizo caso. Y al carajo el belén, o las tres figuras. Como en el colegio, en el que, sorprendentemente, en vez de enviar a la mierda a semejante integrista como tiene que ser un tío así, qué amargura, todos se acongojaron y se plegaron a sus exigencias. A buen seguro no es el único caso, y muchos me dirán que en su centro tampoco pueden desear Feliz Navidad en virtud del laicismo. Un concejal de Sevilla deseaba, el muy cursi, felicidad para el solsticio de invierno. Pero no pasaba nada, nos reíamos todos de él y ahí acababa la cosa. Lo del colegio es una dejación de funciones elementales por culpa de un neurótico con la cabeza trastornada. Fin del asombro.
No acababa ahí la cosa: el tal sujeto presentó quejas repetidamente a la dirección, al Defensor del Pueblo y al Observatorio de la Infancia de Andalucía para que no se hablara de la Navidad, ni tan siquiera como una festividad cultural. ¿Fin del asombro?: ni mucho menos. Las exigencias del talibán en cuestión llegaron hasta intentar impedir la interpretación de villancicos, aunque en este caso la Inspección desestimó la reclamación al considerar folclore esas canciones. El centro, al parecer, acojonado ante semejante orate, evitó de alguna manera el asunto de la Navidad en horas lectivas, a pesar de que en los libros aprobados por la Junta aparecen temas en los que se habla de ello con aparente normalidad. El claustro de profesores, asustado como una damisela en un zoológico, prefirió no tener conflictos, aunque eso supusiera dejar al resto de los niños, cientos de ellos, sin referencia navideña. Como si aquello fuera Riad, más o menos. Pero el asombro continúa cuando se lee que, tras la presión de los padres 'normales', se pudieron decorar algunos espacios comunes: solamente, eso sí, con guirnaldas y espumillón, porque el resto de los motivos del árbol no digamos ya el nacimiento este capullo los consideraba religiosos. No se podían colocar angelitos ni campanas ni estrellas fugaces. Ni siquiera las características bolas de árbol navideño, ya que el gilipollas ve en ellas los frutos del árbol del Bien y el Mal del Génesis. El 19 de diciembre, fuera de horas lectivas, se permitió una pequeña fiesta de Navidad, pero los niños no pudieron ir vestidos de pastorcillos ni nada parecido, ya que ello evocaba una escena del belén... fueron vestidos de cotillón.
Hace pocos años la fiscal Pilar Barrero exigió histéricamente que se retirase un pequeño conjunto de figuras de un nacimiento confeccionado por jóvenes discapacitados de la Fundación Carmen Pardo Valcarce que habían situado en un rincón del edificio de la Fiscalía General del Estado. A lo que se ve, atentaba contra la dignidad del Estado. Lo sorprendente del caso, al igual que en Alcalá, es que el superior de la institución le hizo caso. Y al carajo el belén, o las tres figuras. Como en el colegio, en el que, sorprendentemente, en vez de enviar a la mierda a semejante integrista como tiene que ser un tío así, qué amargura, todos se acongojaron y se plegaron a sus exigencias. A buen seguro no es el único caso, y muchos me dirán que en su centro tampoco pueden desear Feliz Navidad en virtud del laicismo. Un concejal de Sevilla deseaba, el muy cursi, felicidad para el solsticio de invierno. Pero no pasaba nada, nos reíamos todos de él y ahí acababa la cosa. Lo del colegio es una dejación de funciones elementales por culpa de un neurótico con la cabeza trastornada. Fin del asombro.
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