domingo, 13 de noviembre de 2022

Maneras de educar - Los desayunos de TVE - Sabado - 19 , 26 - Noviembre - El alcalde anuncia que se trabaja en un nuevo proyecto sociosanitario en la ciudad ,. / El larguero La Ser - El Transistor Onda Cero - Fútbol - El Villanovense se presenta esta noche ante su afición,. / La Paisana - Velaí - barrio -La Feria del Libro de Cáceres recuerda la figura del editor Julián Rodríguez,.

 

TITULO: Maneras de educar - Los desayunos de TVE - Sabado - 19 , 26 - Noviembre  - El alcalde anuncia que se trabaja en un nuevo proyecto sociosanitario en la ciudad,.


Maneras de educar - SABADO -19, 26 - Noviembre  ,.





 Programa que descubre los proyectos educativos más innovadores del país de la mano del profesor James Van der Lust. El espacio recorre diferentes colegios . El sabado-19, 26 - Noviembre ,.

 

 Los desayunos de TVE ,.


Los desayunos de Televisión Española es un programa de televisión que se emite en La 1 de Televisión Española desde el 8 de enero de 1994, de lunes a viernes, en horario matinal.
Desde el 3 de septiembre de 2018, el programa de divide en dos partes. Primero, a las 08:25 horas, Los desayunos de TVE, siguiendo el formato clásico con noventa y cinco minutos de duración. Más tarde, alrededor de las 11:55, comienza Más desayunos, un debate político que cuenta con el mismo presentador y dura alrededor de noventa minutos., etc.

 

El alcalde anuncia que se trabaja en un nuevo proyecto sociosanitario en la ciudad,.

Lamenta, no obstante, que no se instale una de las seis nuevas residencias medicalizadas que va a implantar la Junta en la región,.

 El alcalde anuncia que se trabaja en un nuevo proyecto sociosanitario en la  ciudad | Almendralejo - Hoy

foto /  El alcalde anunció un proyecto nuevo del que espera dar detalles en breve.

El alcalde, José María Ramírez, ha anunciado que se trabaja con la Junta de Extremadura en un nuevo proyecto sociosanitario para la ciudad. Lo ha hecho después de conocerse que finalmente ninguna de las nuevas seis residencias medicalizadas proyectadas en la región se instalará en Almendralejo.

A falta de detalles, ha avanzado que trabaja con la Consejería de Salud y Políticas Sociales en un «proyecto para mí mucho más importante que este para Almendralejo». «Cuando esté asentado, que puede ser dentro de muy poco, creo que tiene muchísimo interés para nuestra ciudad».

En cuanto a las residencias medicalizadas, reconoció que no le gusta la decisión adoptada por la Junta de Extremadura de no elegir Almendralejo para acoger una de las seis residencias de mayores medicalizadas que se van a construir en la región, pero «ellos tienen su criterio».

«Por cuestiones de distancia, cercanía, tamaño de las poblaciones y ha habido una serie de factores que se han conjugado pero éramos los segundos».

En el turno de ruegos y preguntas de la sesión plenaria del mes de abril, contestó a un concejal del Partido Popular que albergaba esperanzas de que Almendralejo contara con una de esas residencias y reconoció que con ese objetivo ha realizado «gestiones oficiales y extraoficiales» para solicitar su implantación. 

 

TITULO: El larguero La Ser - El Transistor Onda Cero  - Fútbol -El Villanovense se presenta esta noche ante su afición,.


 

El larguero La Ser,.

 

El larguero es un programa deportivo radiofónico español, dedicado en su mayoría al fútbol, que se emite en la Cadena SER todos los días, a partir de las 23:30 horas. Su director y presentador principal es Manu Carreño.1​ El programa es presentado los viernes y sábados por Yago de Vega, y excepcionalmente lo presenta Francisco José Delgado o Álvaro Benito en ausencia de ambos., etc.

 

El Transistor Onda Cero ,.

El Transistor es el programa deportivo creado y dirigido por José Ramón de la Morena. Inició su primera emisión el 4 de septiembre de 2016.
Su horario es de lunes a domingo a partir de las 23.30 horas.
José Ramón de la Morena inicia esta andadura deportiva en Onda Cero con colaboradores de su anterior etapa en el Larguero de la Ser: Carlos Bustillo, David Alonso, Eduardo Pidal, Ana María Rodríguez, Aitor Gómez , Ángel Rubiano, Jorge Valdano, el ciclista Perico Delgado, el ex subdirector de As Juanma Trueba, Sebastián Álvaro Lomba , el alpinista que creó y dirigió en TVE Al filo de lo imposible, los doctores José González y Antonio Escribano ., etc,.

 

 

El Villanovense se presenta esta noche ante su afición,.

El Badajoz visita el estadio municipal villanovense para la presentación oficial de los serones a las órdenes de Juanma Pavón,.

 El Villanovense se presentó ante su afición

foto / Tras varias semanas de pretemporada, el Villanovense se presenta esta noche ante su afición en un amistoso que le medirá al Badajoz, a partir de las 20.00 horas, en el estadio municipal villanovense.

El cuadro blanquinegro vuelve a ser el invitado a la fiesta de los serones, como ya ocurriera el año pasado. Los de Juanma Pavón saltarán al campo a las 20.00 horas para el acto de presentación y el partido comenzará media hora después.

Los serones llegan a la cita tras el último triunfo frente al Córdoba B (4-1), además de la victoria contra al Cartaya y el empate ante al Hernán Cortés, junto al pinchazo en el triangular que les enfrentó a Campanario y Moralo.

Será la ocasión de la afición de reencontrarse con los jugadores renovados y poner cara a las nuevas incorporaciones firmadas por Pepe Cuevas a dos semanas para el arranque oficial de la Segunda RFEF. 

 

TITULO:   La Paisana -   Velaí -  El barrio -  La Feria del Libro de Cáceres recuerda la figura del editor Julián Rodríguez,.



 La Paisana - Velaí -  El barrio - La Feria del Libro de Cáceres recuerda la figura del editor Julián Rodríguez    ,.

Viernes - 18 , 25 - Noviembre a las 22:05 horas en La 1 / foto,.


 

La Feria del Libro de Cáceres recuerda la figura del editor Julián Rodríguez,.

Autores locales y el polifacético Pablo Carbonell cierran este domingo una edición con éxito de público y ventas,.

 La Feria del Libro de Cáceres recuerda la figura del editor Julián Rodríguez  | Hoy

Hoy termina la Feria del Libro de Madrid y, para mí, ha tenido un saber agridulce. Por un lado, el fin de las restricciones pandémicas ha propiciado una afluencia masiva y entusiasta del público. Parece que libreros y editores están contentos y eso es una buena noticia, porque una parte importante de sus ingresos se dan en estas semanas, que en Madrid simbolizan el paso definitivo de la breve primavera al tórrido verano, aunque por el cambio climático es posible que pronto no tengamos ya primaveras. Pero, por otro lado, he echado de menos a dos hombres generosos, dos almas entregadas con pasión a la mejor literatura: el crítico literario Javier Goñi, recientemente fallecido, y el editor Julián Rodríguez. A ellos va dedicada esta ‘Área de Descanso’.

“Lo mejor de la Feria del Libro es su anacronismo. La Feria del Libro es tan anacrónica como las bicicletas, como los tranvías, como el hábito de ir a pie a los recados y a las compras, el de charlar con un amigo, o el de encontrar un amor en el mundo real y no en las redes sociales, o el de refrescar la casa entornando puertas y cortinas y favoreciendo las corrientes de aire”, escribía con lucidez hace poco Antonio Muñoz Molina en Babelia.

La gente tenía ganas de regresar a la Feria, a ese anacronismo, que en cierta forma representa un poco lo que es Madrid, ese poblachón manchego del que hablaba Galdós. Y ahí reside su encanto. A pesar de las torres que coronan la Castellana, símbolo de la especulación, hay otro Madrid más popular y cercano, abierto, también reivindicativo, como los colectivos que en el barrio de Campamento se oponen a que el Ministerio de Defensa haya vendido a un fondo especulativo un solar donde los vecinos llevan años pidiendo que se haga un parque pero, para variar, se construirán viviendas. Hay que alicatar todo lo posible las ciudades, claro, en lugar de llenarlas de árboles y vida.

Pero en esta Feria he echado de menos a dos amigos, a Javier Goñi y a Julián Rodríguez. A Julián, escritor, galerista y editor de la editorial Periférica, lo perdimos en junio de 2019. El escritor y crítico Javier Goñi murió en abril de este año y la Feria le ha rendido un homenaje. En una mesa en torno a su figura y el papel de la crítica cultural en la actualidad, nos reunimos decenas de amigos, tantos que llenamos la sala en un día laborable y por la mañana. Hablaron Javier Jiménez, editor de Fórcola, y los escritores Nuria Barrios, Fernando Clemot y Javier Rodríguez Marcos. También Eva Orúe, directora de la Feria este año y fundadora de Divertinajes, una de las primeras revistas literarias que surgieron en los albores de la prensa digital y en la que Goñi colaboraba con una sección, El pizarrín. Las reunió luego estas columnas, con una escritura digna de Faulkner, en Milhojas de sentido, publicada por Siltolá.

Después de que Javier Jiménez leyera un emotivo “pizarrín” al estilo de Goñi, como si lo hubiera escrito el propio crítico al hilo del encuentro, me acordé de un artículo que yo mismo escribí en esta Área de Descanso cuando se publicó el libro, el 31 de mayo de 2014, en plena Feria. Goñi era un asiduo y solía acudir con su hijo Mateo. Aunque como crítico de Babelia estoy seguro de que podía recibir en su casa todos los libros que publicaban, era un militante de las librerías y no dejaba de comprar. Siempre nos pedía a los autores que le firmáramos un ejemplar para su hijo. Y una foto.

En ese artículo que escribí entonces, comparaba a Goñi con José Carlos Mainer. En un país donde se escribe mucho, pero se lee poco, en el que quienes se encargan de ir fijando el canon en los medios tiene cada vez menos sedimentos lectores, Goñi era una excepción. Conocía muy bien la tradición de la literatura en castellano y a la vez estaba abierto siempre a leer voces nuevas. De lo primero, da fe el libro memorable de entrevistas con Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, que recuperó precisamente la editorial Fórcola. De lo segundo, de esa apertura mental y de su generosidad, se habló mucho en el encuentro.

Mientras que lo más frecuente es que los críticos consolidados escriban sobre las novedades mainstream, Goñi tenía un ojo puesto en los autores emergentes, sabedor de que sin una oportunidad, sin que alguien se fije en la obra de un nuevo autor, su obra quizás no logre arrancar del todo. Yo mismo tengo que agradecerle la primera reseña que salió de uno de mis primeros libros de relatos, Lisboa.  Publicado por la única editorial pública que funciona, la Editora Regional de Extremadura, en la cuidada colección La Gaveta, aún recuerdo la emoción que sentí cuando un sábado por la mañana me llamó un amigo para contarme que Goñi había reseñado mi libro en Babelia. Creo que ahora los suplementos literarios se han abierto más a editoriales pequeñas, pero en aquellos días el ecosistema editorial que aparecía era muy limitado. Que alguien como Goñi se hubiera fijado en un librito de cuentos publicado en una pequeña editorial me dejó perplejo. Como tantos autores, le estaré siempre agradecido. Se lo dije entonces y lo recuerdo ahora.

Casualidades, tanto el informe de lectura como el diseño de Lisboa eran de Julián Rodríguez. Creo que fue antes de que fundara junto a Paca Flores su propia editorial, Periférica, radicada en Cáceres y cuyo nombre es ya toda una declaración de intenciones. En lugar de ubicarla en Barcelona o Madrid, por donde pasa gran parte del mercado editorial, apostar por una pequeña ciudad fue un acto de rebeldía. También por el tipo de literatura que quería publicar, al margen de los cánones oficiales, autores situados en la periferia, que es el mejor lugar para ser un buen escritor. Galerista y editor, Rodríguez es autor, entre otros, del que a mí me parece uno de los libros más singulares y originales en castellano de lo que llevamos de siglo, Cultivos, la segunda entrega de sus Piezas de Resistencia, donde cultiva un género híbrido y fragmentario, ensayístico, diarístico y narrativo, en el que se alternan los apuntes de alta cultura con la vida a pie de tierra y más cercana. A Julián Rodríguez pasaba a saludarlo casi siempre en la Feria. Solía encontrármelo también por Lavapiés y una de esas veces iba con Zama, su perra y amiga.

Justo estos días he terminado de leer Diario de un editor con perro, publicado con delicadeza, como siempre, por la Editora Regional de Extremadura. “Como en el capítulo de un libro hipotético, recoge las entradas en Facebook escritas por Julián Rodríguez durante los años 2018 y 2019, días en los que se sucede la huella de sus lecturas, músicas y paseos acompañado de Zama, en la casa de las montañas”, escribe Martín López Vega, quien se ha encargado de la edición y la selección. Rodríguez vivía en una casa de la Sierra de Guadarrama los fines de semana, de jueves o viernes a lunes. Yo ya había leído algunas de estas entradas en Facebook, pero al releerlas ahora, reunidas, en este libro que puede ser una manera excelente de adentrarse en la obra de este autor casi del Renacimiento, he sentido una cierta congoja, sobre todo a medida que me acercaba al final.

Porque en este caso el final no solo era el del libro, sino también el de la vida de un amigo al que admiraba. Al leer estos diarios, uno tiene la sensación de que esa vida en las montañas no era tanto un retiro como, me aventuro a pensar, un lugar para vivir. Melómano, lector curioso y vastísimo (podía hablarte de autores de los que no habías oído hablar en tu vida, y me precio de ser un buen lector), Rodríguez entrevera su pasión por la música con referencias literarias surgidas de la cotidianidad (“Aún no se lo he dicho a mi jardín”, escribió Emily Dickinson, y pensé en ese verso al abrir el portón) o que le llevan a la cotidianidad de la vida en el campo, con los paseos con Zama, apuntes sobre la temperatura y el tiempo o la comida que va a preparar ese día (Rodríguez tuvo en su día un restaurante).

Aparte de lo ya dicho, Rodríguez demuestra en estos diarios que fue también un gran observador de la naturaleza. “¿Cómo dicen los versos finales de ese poema de Berger? “Yo he vivido / bajando / y subiendo / esta escalera”. He pensado muchas veces en ellos en esta casa de las montañas. Versos minúsculos, pero exactos”, escribe Rodríguez. Su propia escritura, malograda por una temprana muerte, era así: minúscula, pero exacta.

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