lunes, 27 de enero de 2014

Bronce para el carácter hispano,..28 - Croacia:29 - España,./ TENIS,Wawrinka se agiganta ante un mermado Nadal,./ ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! LOS POETAS LUMINOSOS DE JAUME PLENSA,.

  1. Bronce para el carácter hispanoEspaña se subió al podio de un Europeo de balonmano ocho años después. Consiguió imponerse a una Croacia que siempre estuvo ahí y a ...

    Balonmano | Europeo

    Bronce para el carácter hispano

    España derrota a la selección croata en un encuentro de mucho sufrimiento,.

    España se subió al podio de un Europeo de balonmano ocho años después. Consiguió imponerse a una Croacia que siempre estuvo ahí y a la que nunca llegó a descolgar en el marcador. Eran dos selecciones cansadas de una competición exigente y marcadas por no haber podido colarse en la gran final. España sacó el carácter y derrotó con mucho sufrimiento a los aguerridos, a veces demasiado, jugadores de Goluza. Los Hispanos fueron mejores. Sufrieron sobre la pista y se llevaron un bronce que sabe a gloria a los actuales campeones mundiales. De paso, los pupilos de Manolo Cadenas se sacan la espinita del último Europeo, donde los croatas se llevaron el bronce ante los españoles.
    El partido fue intenso desde el pitido inicial, con marcadores igualados. El equipo balcánico vivía de su mejor hombre, Duvnjak. España asentó la defensa y comenzó a correr. Sierra apareció como un muro y España abrió brecha hasta el 8-11 (m. 19). Cañellas seguía inconmensurable y Alberto Entrerríos mostraba lo mejor de su repertorio.
    Pero Croacia hacía la goma y se acercaba (10-11, m.23). Cadenas pidió tiempo muerto. Saltó a la cancha el zurdo Buntic, que con tres tantos de manera consecutiva llevó el partido a la igualada (12-12, m. 25). Pero Croacia se diluyó en los últimos cinco minutos. Sierra siguió a lo suyo (acabó la primera mitad con un 40% de efectividad), lo mismo que Cañellas (autor de siete goles al descanso, cinco desde los siete metros) y Entrerríos. España anotó cuatro goles y logró la máxima renta, cuatro tantos (12-16). Los primeros treinta minutos de juego finalizaban con ventaja española de tres goles, 13-16.
    La segunda comenzó mucha más trabada, con tres exclusiones, en los diez primeros minutos de juego. Morros por España y Musa, éste en dos ocasiones, por Croacia, dejaron a sus equipos en inferioridad. Los Hispanos perdieron gas y comenzaron a tener problemas en el juego estático. Pese a ello aguantó el tipo, tiró de carácter pese al evidente cansancio de sus jugadores franquicia. Tras un muerto tiempo de Goluza, su equipo encajó un parcial de 0-2, lo que dio oxígeno a los españoles (20-23, m. 45).
    España mantuvo la diferencia hasta que el choque entró en los últimos diez minutos. Croacia quemó sus últimas naves y se colocó a un solo gol (25-26, m. 53).
    De ahí al final fue un auténtico sufrimiento para los dos equipos, justos de fuerzas e ideas. España fue castigada con un pasivo, perdió a Ugalde dos minutos y el combinado croata acariciaba la remontada. Máxima tensión. Aginagalde, el mejor en la segunda, anotó el 26-28, pero el equipo de Goluza se situó de nuevo a un solo gol. Eso sí perdieron dos minutos a Duvnjak y por ahí se les marchó el encuentro. Cañellas volvió a poner a los Hispanos dos tanto por encima. Ataque croata en inferioridad. El rechace le llega a Vori que pone el marcador 28-29 a veinte segundos del final. Cadenas pidió tiempo muerto a falta de diez segundos y los españoles dejaron pasar el reloj hasta el pitido final para colgarse el bronce,.
    1. Estas palabras tatuadas en el antebrazo de-foto Wawrinka resumen a la perfección la final del Open de Australia del suizo y de Rafa Nadal. Por un ...
       

      Wawrinka se agiganta  ante un mermado NadalTENIS

      Wawrinka se agiganta ante un mermado Nadal

      Sin apenas poder moverse, el balear tiró de orgullo en la final de Australia ante el suizo, que logró su primer 'major'

      «Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Sigue intentándolo. Vuelve a fracasar. Fracasa mejor». Estas palabras tatuadas en el antebrazo de Wawrinka resumen a la perfección la final del Open de Australia del suizo y de Rafa Nadal. Por un lado sirven para representar la carrera del helvético, un tenista que ya tiene en su poder su primer título de 'Grand Slam' tras ganar su única final en un 'major'. Lo tiene porque derrotó ayer en la final de Australia (6-3, 6-2, 3-6 y 6-3) a un tenista al que no había ganado un solo set en su carrera. Una buena muestra de la machada que completó. Un duelo en el que arrolló a Nadal en el primer tramo, hasta que el español se rompió al comenzar el segundo set después de sentir molestias desde el peloteo. A partir de ese momento la batalla fue otra historia. Estaba lesionado. Otro se hubiese retirado. Él se mantuvo en pie y luchó lo que le dejó la espalda.
      Lo intentó. Sin apenas poder moverse tiró de orgullo de campeón y convirtió su derrota en un triunfo deportivo. Así, muy mermado físicamente, sin apenas movilidad, consiguió hacer un set y llevar hasta el límite a su rival. Así llevó el partido a lo mental, donde estuvo cerca de provocar un cortocircuito en la cabeza de Wawrinka. Al final del partido, después de que el helvético celebrase muy tímidamente el triunfo, cuando se felicitaban en la red y el ganador le preguntaba sobre su estado físico, Nadal no quiso robarle el protagonismo. En la entrega de trofeos se pudieron ver lágrimas en los ojos de los dos tenistas. Pero el balear no buscó excusas, no quiso poner el foco de la final sobre su espalda. Era el día de Wawrinka, el partido en el que Nadal demostró que es capaz de vencer en la derrota. Además, a pesar de perder, amplía la ventaja sobre Djokovic en 3.710 puntos en la lucha por el número uno. De todos modos, el principal reto de Rafa es encontrarse en plenitud física.
      La tormenta Wawrinka no esperó mucho en asomar. Los primeros relámpagos que salieron de su raqueta sorprendieron a Nadal al comenzar el duelo. El suizo se había dejado los nervios en el vestuario. Saltó a la pista mordiendo, sin miedos. Su revés a una mano, probablemente el mejor del circuito, era dinamita. Su servicio, muy depurado, le daba la iniciativa y aculaba a Nadal. El suizo era la viva imagen de la ambición. No miraba hacia atrás, no dudaba, no hacía rehenes. De su raqueta solo salían bombas en forma de tiros ganadores. Lo hacía todo perfecto ante un Nadal impotente
      Tal era la seguridad del octavo cabeza de serie que sacó para cerrar el set, levantó un 0-40 en contra, encadenó cinco puntos consecutivos y obtuvo lo que buscaba: ganar su primer set en toda su carrera a Nadal.
      Un primer parcial que le impulsó en el segundo. De primeras volvió a romper el servicio del balear. El español todavía sentía las cicatrices del acto inicial en cada paso. Y llegó ese quinto punto del tercer juego en el que cambió todo. Una derecha errada desencadenó todo. El número uno consiguió hacer el juego, pero el dolor le hizo parar. De hecho, se fue al vestuario por esas molestias. Regresó visiblemente dolorido. Los antiinflamatorios eran su esperanza. Pero no estaba en el partido. Por su cara parecía que podía romper a llorar en cualquier momento.
      Duelo de mentes
      Nadal regresó con servicios a 140 km/h. Un dolor que apenas le permitía sacar ni moverse. Se llevaba las manos a la cara en los descansos. El partido se había convertido en un drama con un tenista hundido. Era la viva imagen de la desolación. Y Wawrinka no perdonó y cerró el set. Nadal estaba fuera del encuentro, pero el orgullo y el respeto por la afición le impedían retirarse. Según se iba acostando el sol en tierras australianas, el partido se iba convirtiendo más en una batalla mental que física. El suizo peleaba contra su rival, la lesión, su mente y los nervios. Todo en un nuevo partido para él. Ahora tenía que ganarlo ante un tenista lesionado.
      Y el suizo pagó esa presión. Ante un rival que apenas aguantaba de pie, la presión le pudo. Su cabeza daba vueltas y el brazo se encogía. Tanto que Nadal levantó un 15-40 en contra en el último juego del tercer set y lo cerró, de ahí el cabreo lógico de Wawrinka. Su bloqueo mental le había llevado a complicarse un partido que tenía ganado. Por un instante pareció que funcionaba y que Nadal tendría sus opciones. Duró poco tiempo. En otras circunstancias habría podido hacer temblar a su rival. Pero no era el día. En cuanto el campeón de Australia se centró desniveló de nuevo el duelo.
      De todos modos, Nadal demostró en Melbourne que tiene más de siete vidas y después de que Wawrinka le rompiese su servicio y se pusiese 4-2, hizo el 'contrabreak'. Sin embargo, el suizo se volvió a crecer y cerró el torneo. Este lunes Wawrinka será el número 3 del mundo. Ya no será el otro suizo. Se lo ha ganado en este Open de Australia en el que Rafa Nadal ha demostrado que es también muy grande en la derrota.
       

      TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ !

      LOS POETAS LUMINOSOS DE JAUME PLENSA,.
       
      Los poetas luminosos de Jaume Plensa

      SOCIEDAD

      Los poetas luminosos de Jaume Plensa

      El artista planta en el corazón de Andorra otros siete estilitas del ejército poético que está desplegado por todo el mundo

      Ganó el premio Velázquez en noviembre, pero aún espera una llamada cordial del Reina Sofía o del Prado. «El Rey me felicitó, pero nadie de estos museos», dice risueño Jaume Plensa (Barcelona, 1955), que debe recibir su galardón en el Prado, ante las Meninas, y exponer en el Reina, que arrumba su obra. Sólo le preocupa «avanzar, no dejar de crecer». Como su ejército de poetas mudos, esperanzados y luminosos, que tiene siete nuevos infantes. Están en el corazón de Andorra, en la plaza que circundan los más nobles edificios institucionales del pequeño país pirenaico. Allí se erigen siete translucidos estilitas, idénticos a los que Plensa ha colocado antes en Niza, Jacksonvile, Yorkshire, Augsburgo, Gotemburgo o la costa mexicana del Pacífico. «Son poetas que forman una comunidad empeñada en llevar la belleza al día a día de la gente», asevera.
      «Los problemas pesan más que las esperanzas y estas piezas intentan ser una esperanza en ese futuro que nos debemos inventar», explica el más internacional y cotizado de nuestros escultores, mimado en este rincón montañoso. La Banca Privada de Andorra (BPA) ha pagado -no da cifras- y cedido el conjunto escultórico al Comú (Ayuntamiento) por un periodo de veinte años. La entidad atesora además una veintena de espectaculares obras de Plensa, creador que tiene repartidas por el mundo un sinfín de grandes obras pero con apenas cinco en espacios públicos españoles en Zaragoza, Gerona y Barcelona. El Reina Sofía que dirige su otrora amigo Manuel Borja-Villel no expone los 'plensas' que tiene y quizá pronto Barcelona cuente con «la pieza icónica que el alcalde me pidió imaginar». «Hay mucho interés y poco dinero en una Barcelona ayuna de una pieza emotiva, un símbolo que pueda darle nueva energía, no con la belleza práctica de un edificio», declara sobre una hipotética escultura que emergería del mar.
      Los nuevos 'Siete poetas' de Plensa -tantos como las parroquias de Andorra- son estilitas alzados sobre columnas de acero de doce metros. Están hechos de fibra de vidrio y resina epoxi, utilizada en los cascos de los barcos. Es una suerte de alabastro tecnológico con la textura translucida de esta roca, atravesados por luces con las que Plensa crea una melodía de tonalidades. «Cambian en una cadencia dulce; es conversación eterna entre poetas, ora en acuerdo ora en desacuerdo, a través de la luz y en lo más hondo de este maravilloso valle». «Invitan a mirar, como cuando te ensimismas con el fuego, que siempre es distinto», afirma orgulloso por culminar un proyecto que arrancó en 1993 y ha concluido «en el momento justo». «Hemos necesitado 20 años pero ha valido la pena. He mejorado y la pieza es mucho mejor que lo que propuse entonces».
      Estas figuras sedentes son la marca de Plensa, empeñado en «mirar hacia delante y al interior de mí mismo» y en «invitar a la gente a que mire dentro de sí». «El arte habla de forma directa al corazón y el alma y mis piezas, dedicadas al ser humano, tienen la voluntad de expresar que el camino más interesante es el interior», reitera este gran creador empeñado en esculpir emociones, sensaciones y silencios que se siente «cada vez más localmente universal». «Me marché a Berlín, Basilea y París, dónde tengo casa: pero volví. Soy muy mediterráneo aunque no sepa nadar. Mi obra empezó aquí y ahora vivo en mi estudio cerca del mar y del que apenas salgo para ir al cercano aeropuerto». «Es aquí donde he crecido como artista», sostiene horas antes de volar a Tokio, y con el horizonte de dos muestras en San Francisco y en Nashville.
      Más apreciado fuera
      Se sabe más apreciado fuera que en casa, pero se cuida de expresar rencor, malestar o inquietud por la muestra que le deben las instituciones. «No tengo prisa. Todo llegará. Fue una emoción extraordinaria solo pensar en Velázquez con el premio, pero nadie me llamó. En el año del Greco nadie me ha reclamado, y eso que mis rostros alargados tienen algo que ver con los suyos», ironiza. «Desde que me dieron el Velázquez voy al médico; tengo cierto vértigo. Es un premio a tu carrera y parece que se acabara. Y no. No sé muy bien qué me pasa. Ha sido un año extraordinario culminado con un premio fantástico, directo al corazón, muy reconocido internacionalmente y el que más me emociona», agrega.
      Su momento más dulce -tras encadenar el Nacional de Artes Plásticas, el de Grabado y el Velázquez- llega cuando su famosa 'Crown fountain' de Chicago cumple diez años. «Pensé que sería como 'Cabaret' para Liza Minnellli, principio y final de su carrera. Una pieza así puede ser un triunfo o una condena», bromea. «La creé decidido a no hacer nunca más nada parecido y ha sido fundamental no solo para mí; también para el arte en espacios públicos. Demostró que era posible arriesgar e innovar», insiste sobre esta pieza icónica.

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