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Dos escenas marcaron el destino de -foto-John Wayne. ... Howard Jones conseguía trabajillos en el cine para que se ganasen unos dólares. ... y lo rodó; fue el primero en hacer girar un rifle como si fuera un revólver. a partir de 'la ...
Cine El héroe tranquilo
No tiene el prestigio de Marlon Brando, pero el público lo adoraba. Treinta y cinco años después de su muerte, una nueva biografía arroja luz sobre este símbolo de América, que, además de manejar un rifle como nadie, era un gran jugador de ajedrez, experto en arte oriental y tan valiente en la ficción... ¿como cobarde en la vida real? Se lo contamos.Dos escenas marcaron el destino de John Wayne. En la primera aún no se llamaba así, sino Marion Robert Morrison, y era un becado de la Universidad del Sur de California. Formaba parte del equipo de fútbol americano, no tenía un centavo y era uno de los muchachos a los que el entrenador Howard Jones conseguía trabajillos en el cine para que se ganasen unos dólares.Marion, a quien todos llamaban Duke (un mote heredado de un gato que tuvo), era tercer ayudante de atrezo en los estudios de la Fox. En 1928 se rodaba allí ¡Madre mía! El director, John Ford, se fijó en ese muchacho apuesto y fortachón.
¿En qué posición juegas?, le preguntó John Ford.
-Defensa.
-Yo también lo era. ¿Crees que podrías sacarme [empujar agachado en el fútbol americano]?
-Sí, podría, contestó el joven.
Los dos se pusieron en cuclillas; uno, de 32 años, frente al otro, de 21, con sus 90 kilos y su 1,93 de altura. Ford, que confiaba en desplazar fácilmente a su rival, no consiguió mover a Morrison ni un milímetro. Y eso le picó. Le propuso otro reto. Le pidió que le placara. El joven lo hizo. Además, le pateó el pecho (con una maniobra algo marrullera) y lo despatarró en el suelo. Hubo un silencio mortal en el plató. El mal genio de Ford era temible. Pero no hubo explosión de ira. Se levantó y dijo: «Bien, volvamos al trabajo. Ya hemos hecho bastantes tonterías».
Ahí comenzó una amistad entrañable y muy fructífera para el cine: juntos hicieron más de 20 películas, algunas memorables como La diligencia, Centauros del desierto, El hombre tranquilo, Río Grande, La legión invencible, El hombre que mató a Liberty Valance o Fort Apache. Además del fútbol americano, compartían otras aficiones: el güisqui, las parrandas, las partidas de cartas...Con los años, Morrison dejó la carrera de Derecho, se coló de polizón en un mercante... Pero en 1930 le surgió la oportunidad de protagonizar La gran jornada, dirigida por Raoul Walsh, quien lo convenció para adoptar el nombre de John Wayne. Las críticas fueron buenas, y el actor fue portada de alguna revista. Pero el filme fracasó comercialmente, y Wayne se zambulló en casi una década de películas del Oeste de clase B, en seriales y cintas de bajo presupuesto.se había casado con josephine Sáenz, tenía cuatro hijos y necesitaba dinero, así que trabajó a destajo: en 12 años hizo 44 wésterns y otros 25 filmes. Fue una experiencia agotadora, pero positiva: el especialista Yakima Canutt le enseñó a cabalgar, a caerse del caballo, a pelearse en el saloon y a manejar el revólver como nadie.
En 1939 llega la segunda escena crucial para la carrera de John Wayne. Los protagonistas, los mismos: Ford y el actor. Se está preparando La diligencia. Los estudios quieren a Gary Cooper para el papel de Ringo Kid. Pero Ford se empeña en que lo haga Wayne, un desconocido para el gran público, una apuesta arriesgada.La entrada en escena de Ringo debía impactar. «Podrías necesitarme a mí y a este Winchester», decía al sheriff nada más empezar. A Ford se le ocurrió que por qué no hacía girar el arma alrededor de su dedo. Como Wayne tenía las manos gigantes, hicieron una pequeña modificación en el rifle y lo rodó; fue el primero en hacer girar un rifle como si fuera un revólver. a partir de 'la diligencia' que tuvo la mala suerte de competir con Lo que el viento se llevó en los Óscar de 1939 y solo obtuvo dos estatuillas comienza el estrellato para Wayne, un éxito sin comparación en Hollywood. «Wayne es un símbolo de América explica Scott Eyman, autor de su más reciente biografía, John Wayne: the life and the legend. Es algo más que una estrella de cine, está asociado con América misma, incluso si se trata de una América ya desaparecida».
El vaquero de voz cautivadora y andares cadenciosos es un símbolo, en eso coinciden todos. No tiene la aureola de prestigio de Marlon Brando o de Robert de Niro. Muchos consideran incluso que no era un gran actor. Otros creen que sí: «A quienes salen con el tópico de que era monolítico y estereotipado les recomiendo que vean Centauros del desierto: lo hace todo con la mirada», afirma Juan Tejero, autor de John Wayne, el vaquero que conquistó Hollywood. Le hacía especial que el público lo quiso. ¿Cómo lo logró? Siendo él mismo, un tipo honesto, caballeroso con las mujeres, buen amigo, trabajador, grande, fuerte, bebedor, fumador. El estereotipo de hombretón bondadoso, no el de una estrella de Hollywood. «No es suficiente que un actor diga sus frases. Al público le tiene que llegar algo más algo que no puede crear un director, la cualidad de ser un hombre real», así lo explicaba John Ford.Todos hablan bien de él. «En todas las películas hay un día en el que las cosas no funcionan. Y cuando no van bien, es ideal tener cerca a un hombre como Duke. Recorrerá medio valle para decirle al operador de la segunda unidad de cámara que vamos a hacer otra toma. Casi nunca pide a otro que haga algo que puede hacer él», contó John Ford.
«Era espontáneo, siempre entusiasta ante cada proyecto, ante la vida misma y con poco interés en la contemplación de los errores», dice Scott Eyman. Y siempre fue así, desde niño.Marion Robert Morrison Nació en Winterset, Iowa, en 1907. Era hijo de un empleado de farmacia y de un ama de casa de carácter difícil. Pese a que se burlaban de él por tener nombre de niña Marion, era buen estudiante, popular y trabajador. Cuando su familia se mudó para llevar una granja, él se levantaba a las cinco, ayudaba en las tareas, recorría un largo camino a la escuela en una vieja yegua y, al regresar, ayudaba de nuevo en la granja. Fueron buenas enseñanzas: aprendió a montar a caballo hasta dormido y a afinar la puntería cuando su padre lo mandaba matar serpientes con una escopeta.Adoraba a su padre y nunca se entendió con su madre. Cuando se separaron, la madre se llevó a Bob, su hijo favorito. A él, el fútbol americano le permitió obtener una beca universitaria y, desde allí, llegar al cine. Su infancia fue modesta y le costó alcanzar una comodidad económica. Pero cuando se convirtió en una estrella, ganó mucho dinero.
En 1956 ya era el actor mejor pagado de Hollywood, con un contrato de dos millones de dólares por cuatro películas. A partir de 1950, Wayne se subió en el podio: dominaba el oficio, su reputación era sólida y él se convirtió en un hombre de negocios al hacerse también productor. De 1960 a 1961 se embarcó en un proyecto que a punto estuvo de derribarlo todo. Según Tejero, «aquello paralizó sus energías como director, actor y productor y puso en peligro su reputación y agotó su fortuna personal». Aquel órdago para el que hipotecó sus bienes era El Álamo, una epopeya grandiosa sobre los esfuerzos de Texas por independizarse de México. Wayne perdió mucho dinero.Pero se recuperó. Rodó muchas películas, tenía un buen caché y trabajó en filmes muy rentables como El hombre que mató a Liberty Valance, Primera victoria, El Dorado o Valor de ley, con la que logró el Óscar, en 1969, con un solo pulmón.
En 1964 le habían extirpado el izquierdo, junto con parte del derecho y una costilla, debido al cáncer, una enfermedad que combatió con alma de cowboy. Wayne tuvo los arrestos de comparecer en público para hablar alto y claro sobre su enfermedad: «Tengo la gran C, pero he vencido al hijo de puta», dijo. Y anunció que regresaría con un wéstern, Las cuatro hijas de Katie Elder. «No me he hecho famoso haciendo comedias de tocador», apostilló.Recibió más de 50.000 cartas de apoyo. «Wayne no ha tenido buena prensa entre los intelectuales, pero la gente siempre lo ha querido», explica Tejero. Ese cariño se ha dejado notar en las taquillas. En 1969, después de 19 años en las listas de actores más rentables, Wayne había proporcionado a los estudios de cine más de 400 millones de dólares. Más que nadie. Tenía la audiencia, pero le faltaban los grandes premios. Su único Óscar lo logró por su mítico papel de marshall tuerto, mascador de tabaco, bebedor y de extraordinaria puntería en Valor de ley. Un papel 'muy Wayne': un hombre lacónico que evita los problemas, pero que, si no queda más remedio, se levanta y dinamita a los malos. Wayne era un poco así, pero hay otro Duke, más desconocido.
En John Wayne: the life and legend, su hija Toni cuenta que el actor «era experto en las tribus indias y en arte de los nativos americanos. Sabía todo de la Guerra Civil americana. Era muy entendido en arte oriental. Sabía muchísimo de muchísimas cosas». También era un demonio en ajedrez, muy bueno jugando al bridge, un fumador empedernido (de seis cajetillas diarias), un bebedor imbatible (también por eso lo admiraba John Ford) y un gran aficionado a la literatura, que recitaba a Shakespeare de memoria, que había leído las obras completas de Churchill y que amaba a Dickens. Tenía encanto, humor y dignidad. Lo demostró incluso en su última película. Otra escena muy cinematográfica: su personaje es un viejo pistolero enfermo de cáncer (como él); el director Don Siegel decidió que muriera de un tiro por la espalda, porque de frente nadie podría acabar con John Wayne. Se titulaba El último pistolero. Falleció en 1979, derrotado por el cáncer. Su epitafio está escrito en español y es escueto: «Fuerte, feo y formal».
Su éxito con las latinas
Lo pretendieron (sin éxito) Joan Crawford y Susan Hayward. Tuvo affaires con Marlene Dietrich (que no habló bien de él en sus memorias) y Clara Bow. Y fue tan amigo de Maureen O'Hara, su compañera en muchos filmes, que el público creía que estaban casados. Él las prefería «latinas, vivas y raciales». Se casó tres veces.
Josephine Sáenz, una Panameña. Siendo estudiante, se enamoró de Josephine Alicia Sáenz. Le costó mucho que su familia, de clase alta, lo aceptara, y no se casaron hasta que se asentó en Hollywood. No fueron felices y las peleas eran sonadas.
Pilar, una peruana. Su tercera mujer fue Pilar Pallete. La conoció en Latinoamérica y le gustó que ella, una peruana más joven que él, ignorara quién era John Wayne. Pilar fue su viuda. Él era un respetable padre de familia de siete hijos, pero también tuvo sus aventuras.
Esperanza, una mexicana. Su segunda mujer, Esperanza Baur, era una mexicana culta de gran personalidad. Con ella fue feliz, aunque él no dejó de frecuentar a sus amigos, irse de acampada o navegar con su yate. Predicaba las bondades de la familia, pero no era un hombre familiar: antes que eso estaban los amigos.
Patriota y... ¿cobarde?
Era anticomunista, conservador y patriota. John Wayne entró a formar parte de la Alianza Cinematográfica para la Conservación de los Ideales Norteamericanos en 1944 y la presidió tres veces. Pero lo cierto es que no testificó contra ninguna figura de Hollywood durante la 'caza de brujas' del macarthismo. Defendió la intervención norteamericana en Vietnam. Dirigió e interpretó Boinas verdes, una indisimulada defensa de aquella guerra. Fue un republicano activo, pero, pese a que el partido se lo pidió varias veces, no se presentó como candidato porque creía que nadie tomaría en serio a un actor.
Luego, él mismo apoyó a Ronald Reagan como candidato a Gobernador de California. Sin embargo, él que interpretó a tantos militares heroicos nunca fue a la guerra, como sí fueron Henry Ford, James Stewart, Clark Gable o Tyrone Power, alistados durante la Segunda Guerra Mundial. Wayne lo evitó alegando una lesión de oído. Esa reticencia a ir al frente fue una losa en su vida: lo acusaron de hipócrita y de aprovechar, además, la ausencia de otros actores que sí fueron a la guerra para copar las carteleras.
TÍTULO: ¿ EL ASOCIACIONISMO ES UNA ALTERNATIVA REAL A LOS PARTIDOS ?.
Excusas para no pensar” es el artículo que Eduard Punset publica cada semana en la revista XLSemanal y en el que responde a preguntas de los lectores. Destacado: La principal reivindicación en los próximos años será el adelgazamiento del Estado en favor de las redes privadas. Los historiadores siempre se han preguntado, con razón o sin ella, por qué los comunistas nunca supieron explicar a los demás el verdadero atractivo del socialismo científico.
- Las incógnitas sobre lo que realmente pasó con el vuelo MH370 de Malaysia Airlines y la frustrante búsqueda de la aeronave han puesto en ...
A fondo 6 cosas que no volverán a ser iguales tras el vuelo MH370
Las incógnitas sobre lo que realmente pasó con el vuelo MH370 de Malaysia Airlines y la frustrante búsqueda de la aeronave han puesto en evidencia graves lagunas en la seguridad aérea mundial. Estas son las lecciones que debemos aprender de uno de los mayores misterios de la historia de la aviación.Hay tantas incógnitas sobre el extraño vuelo 370 de Malaysia Airlines y, sobre todo, es tanta la angustia que están viviendo los familiares de los pasajeros que las cuestiones de seguridad aeronáutica que ha puesto en evidencia la desaparición del aparato han quedado en un segundo lugar para los medios de comunicación. Y, sin embargo, los expertos en aviación no dudan que habrá un antes y un después de este suceso. Si hay un incidente aéreo que ha afectado a nuestras vidas ha sido el ataque a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001. Ese atentado cambió para siempre la experiencia de coger un vuelo: las medidas de seguridad se volvieron intrusivas, los aviones se dotaron de puertas blindadas y los envases para líquido de más de 100 mililitros quedaron prohibidos. El MH370 también supondrá cambios, aunque quizá no tan visibles. Le contamos alguno de ellos.
¿Por qué Los aviones no transmiten sus datos en tiempo real a tierra?
Hoy vivimos constantemente conectados. Los datos viajan incesantemente de un lado a otro. Sin embargo, la caja negra de un avión es un compartimento estanco cuyos secretos solo se pueden conocer una vez que se encuentra. ¿Tiene sentido en la era de la hiperconectividad? Esta dependencia podría evitarse si los aviones utilizaran los satélites para transmitir los datos en tiempo real a un archivo de seguridad en Tierra. Ya hay aviones que lo hacen, especialmente los que cubren las rutas polares, que escapan al alcance de los radares. La compañía canadiense Flyht Aerospace Solutions comercializa sistemas que emplean esta tecnología: el avión envía datos actualizados cada cinco o diez minutos y, en caso de detectar una anomalía desde un cambio de ruta hasta un fallo mecánico o un vuelo a una altitud fuera de lo normal, procede a enviar datos cada segundo.
Si la tecnología existe, ¿por qué no se utiliza? Entre otras cosas, por el ancho de banda de la transmisión vía satélite, que es limitado y no permite enviar toda la información del avión. Sin embargo, por escasos que sean estos datos, podrían ser fundamentales para saber dónde se encuentra la nave o incluso qué recorrido ha hecho, a qué altitud volaba, si se ha producido algún movimiento inesperado... Con todo, el mayor inconveniente de esta tecnología, el que ha frenado hasta ahora a las compañías, es su elevado precio: costaría en torno a 100.000 dólares (unos 72.000 euros) por avión. Teniendo en cuenta que hay unos 20.000 aviones comerciales en el mundo, las cifras son, en efecto, elevadas. Aunque también permitiría ahorrar costes en consumo de combustible o podría detectar posibles averías antes incluso de que se produjesen, ya que cualquier anomalía quedaría registrada.
¿Por qué los aviones no llevan un duplicado de la caja negra?
La caja negra es una pieza clave del puzle que los investigadores deben montar en caso de accidente aéreo. Les sirve para conocer con certeza qué ocurrió y cómo evitar que se repita. Sin embargo, si la aeronave se precipita en el océano puede ser extremadamente difícil recuperarla, como ha puesto en evidencia el caso del avión malasio. Y no es la primera vez que ocurre: el 1 de junio de 2009, el vuelo AF447 de AirFrance se precipitó en el Atlántico cuando realizaba la ruta Río de Janeiro-París. Y permaneció varado a 3900 metros de profundidad durante casi dos años antes de que la nave pudiera ser rescatada.Una opción que se baraja ahora es dotar a los aviones de un duplicado de las cajas negras. Este nuevo set recogería los mismos datos que las cajas negras originales, pero en caso de accidente saldría automáticamente despedido y contaría con flotadores para evitar que se hundiera en las profundidades del océano.
Por otro lado, las actuales cajas negras están provistas de baterías que les confieren una autonomía de un mes. Pasado este tiempo no se pierden los datos grabados en ellas, pero dejan de emitir la señal que facilita su búsqueda a los equipos de rescate. En las actuales circunstancias, la localización de los restos de un avión siniestrado se convierte en una carrera contrarreloj para hallarlos antes de que las cajas negras se suman en un silencio perenne, como ha ocurrido ahora con el Boeing 777 malasio. Ya se está hablando de multiplicar al menos por tres la capacidad de la batería, otorgándole una autonomía de tres meses.
¿Por qué no se instalan cámaras en las cabinas para saber qué pasa?
Implantar una especie de Gran hermano en la cabina de los aviones es una de las reivindicaciones de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB). Este órgano, que se encarga de la investigación de accidentes de aviación en los Estados Unidos, asegura que así se sabría qué ocurrió en el centro de mando en caso de accidente. Quién estaba, qué se dijeron, qué hacían... Todos estos datos son cruciales para esclarecer los hechos, dicen los defensores de este Gran hermano del aire. Y ponen como ejemplo el vuelo 990 de EgyptAir que se precipitó en el mar el 31 de octubre de 1999 mientras viajaba de Nueva York a El Cairo. Al principio, los investigadores egipcios concluyeron que habían fallado los elevadores del avión; sin embargo, tras recuperar las grabaciones de voz de la cabina, la misma NTSB que ahora aboga por la instalación de cámaras de vídeo concluyó que había sido un acto deliberado de uno de los pilotos, a quien le habían notificado que ese sería su último vuelo con la compañía.
La investigación se cerró hace ya tiempo, pero sigue habiendo múltiples versiones acerca de lo ocurrido. Está claro que, si dispusiéramos de una grabación de vídeo de la cabina, tendríamos más certezas, pero los pilotos nunca se han mostrado muy entusiasmados con este sistema que, aseguran, es una clara interferencia en su privacidad.
¿Cómo se puede evitar que un extraño acceda a la cabina del avión?
La seguridad en la cabina de los aviones es un aspecto que se ha visto reforzado a partir del ataque a las Torres Gemelas: puertas reforzadas y constantemente cerradas, personal de seguridad a bordo... Pero hay quien pide más. De momento, la compañía malasia ha adoptado ya nuevas medidas: por ejemplo, no permitirá que un piloto permanezca en solitario en la cabina de mando. En cualquier caso, en vuelos largos es inevitable que la puerta de la cabina se abra en algún momento. Para evitar riesgos, hay compañías que han instalado ya una doble puerta de seguridad, como es el caso de la israelí El Al. De este modo, una de las dos permanece siempre cerrada.
¿Por qué ciertos vuelos no pueden ser detectados por los radares?
El control del tráfico aéreo depende en gran medida de los radares. Sin embargo, esta tecnología ha cambiado muy poco desde la Segunda Guerra Mundial. Sigue siendo de enorme utilidad, pero tiene notables carencias: por ejemplo, su limitado alcance. El radar tiene un radio de acción de unos 250 kilómetros solamente. Este campo de acción limitado impide que puedan seguir a un avión cuando este sobrevuela el océano muy lejos de la costa. Una vez que quedan fuera del alcance del radar, los pilotos se conectan periódicamente con el centro de control por radio o teléfono satelital. Es un sistema que se conoce como Acars. Sin embargo, este sistema fue intencionadamente inhabilitado en el Boeing 777 de Malaysia Airlines. Después se ha sabido que una actualización del sistema, cuyo precio era de tan solo 10 dólares, habría permitido que el avión continuara enviando datos sobre el consumo de la aeronave, su velocidad, altura, dirección de vuelo...
Para evitar casos de este tipo, las compañías estadounidenses están incorporando progresivamente una tecnología de nombre altisonante, NextGen, que comenzó a instalarse en 2012 y se estima que estará integrada en todos sus aviones en 2025. Resumiendo, se trata de sustituir los radares, basados en centros de control terrestres, por GPS, que emplean los satélites y tienen un radio de alcance mayor.
¿Cómo es posible que alguien suba a un avión con un pasaporte robado?
Ni el austriaco Christian Kozel ni el italiano Luigi Maraldi viajaban en el avión malasio desaparecido. Sin embargo, sus nombres figuraban entre la lista de pasajeros. ¿Cómo es posible? Alguien utilizó sus pasaportes, robados en 2012 y 2013, para subirse al avión. La sustracción de ambos documentos había sido denunciada y figuraban en la lista de pasaportes robados que la Interpol pone a disposición de las autoridades de todo el mundo. Sin embargo, nadie lo controló. La opción de un ataque terrorista ha sido en este caso descartada [los dos pasajeros que utilizaron los pasaportes robados eran iraníes en busca de asilo político], pero el episodio ha puesto en evidencia la laxitud en el control de pasaportes de los vuelos internacionales.Interpol tiene en su base de datos 40 millones de pasaportes sustraídos.
Sin embargo, la organización se queja de que muy pocos países lo comprueban sistemáticamente en los vuelos internacionales: más de mil millones de pasajeros viajaron el año pasado sin que sus datos fueran cotejados con la lista de Interpol. Ronald Noble, secretario general de Interpol, se preguntaba en un comunicado posterior a la desaparición del vuelo malasio, por qué tantos países «deben esperar a que ocurra una tragedia para poner en marcha medidas de seguridad prudentes en sus fronteras». Y no es la primera vez que hace un llamamiento similar. Quizá vaya siendo hora de prestarle atención.
Una búsqueda contra viento y marea
Zona cero. Para localizar el avión se ha intentado de todo, incluso rituales de chamanismo. Más efectivos debieran resultar los esfuerzos de los equipos de búsqueda, inicialmente solo aéreos (con diez aviones militares y cuatro civiles), a los que se añadieron navíos y el submarino autónomo estadounidense Bluefin-21, capaz de sumergirse por debajo de 3000 metros. A todo eso hay que sumar el esfuerzo de millones de internautas que han analizado las imágenes satélites. Es como buscar una aguja en un pajar, solo que la aguja es un Boeing 777 de 60 metros de envergadura; y el pajar, un área tan grande como Extremadura. Todo ello con un coste de 50 millones de euros.
Preguntas sin respuesta
-¿Estaba deprimido el piloto? Durante la investigación se ha sabido que la mujer y los tres hijos del capitán Zaharie Ahmad Shah abandonaron el hogar conyugal el 7 de marzo, el día antes del vuelo, y también que el capitán del vuelo MH370 era un ferviente seguidor del líder opositor Anwar Ibrahim, encarcelado por un delito de homosexualidad horas antes de que el avión desapareciera sin dejar rastro. ¿Casualidad? Quizá. Pero lo que es seguro es que un amigo asegura que Shah no estaba en las condiciones emocionales óptimas para volar.
-¿Por qué voló en dirección contraria? El extraño cambio de rumbo del avión es uno de los aspectos más intrigantes. Si no fue una acción suicida del piloto y el copiloto, pudo deberse a un incidente que los obligara a buscar un lugar donde aterrizar. Un equipo de investigación de la radio pública de Nueva York ha elaborado una amplia lista con 634 posibles pistas de aterrizaje en 26 países a los que pudo haber intentado llegar. Pero si es así, ¿por qué los radares no aportan datos?
-¿Por qué no llamó ningún pasajero? En situaciones similares se han registrado llamadas o intentos de llamadas de los pasajeros. ¿Por qué no se realizó ninguna desde el MH370? Hay quien apunta a que no hubiera cobertura a 30.000 pies sobre el océano. Otra opción es que se produjese una explosión o una despresurización de la cabina. Lo más inquietante es que los teléfonos de algunos pasajeros chinos seguían dando tono después de la catástrofe, como si tuvieran señal y sonasen. Pero ya han explicado que eso no implica que el teléfono estuviera conectado a una red y operativo.
Otros tres vuelos de los que nunca más se supo
El adiós de la pionera de la aviación (1937)
La extraña desaparición del avión de la americana Amelia Earhart, la primera mujer que había sobrevolado en solitario el Atlántico, aún fascina a los aficionados. Intentó dar la vuelta al mundo con el navegante Fred Noonan en 1937. La pareja y el Lockheed 10 Electra en el que volaban desaparecieron sobre el Pacífico. Ni sus cuerpos ni el avión fueron recuperados, a pesar de una costosa búsqueda. Los expertos creen que se quedó sin combustible y se estrelló en el mar, pero hay otras hipótesis: unos dicen que hicieron un aterrizaje forzoso en la isla Gardner y murieron allí; otros, que ella era una espía de los Estados Unidos y que fue capturada y asesinada por los japoneses; y hay quien asegura incluso que fueron abducidos por extraterrestres.
El enigma de la patrulla 19 (1945)
Cinco aviones bombaderos estadounidenses partieron de Florida en una misión de entrenamiento conocida como Patrulla 19. Era el 5 de diciembre de 1945 y los aviones y sus 19 tripulantes desaparecieron sin dejar rastro. Un avión de rescate enviado en su búsqueda, en el que iban 13 tripulantes, también se extravió. La Patrulla 19 fue una de las primeras tragedias con las que se empezó a hablar del Triángulo de las Bermudas. De acuerdo con los informes de la Marina, el instructor de la patrulla se vio perdido porque las brújulas dejaron de funcionar y, cuando el combustible cayó por debajo del nivel de seguridad, pidió a sus tripulantes que saltasen de sus aviones. Pero nunca se encontraron cuerpos o restos. Para la Marina, la Patrulla 19 se perdió por «causas desconocidas».
El extraño vuelo del tigre (1962)
El vuelo 739 de la línea Tigre, fletado por el Ejército de los Estados Unidos, transportaba a 96 soldados estadounidenses a Vietnam cuando desapareció después de repostar en Guam el 16 de marzo de 1962. Sus 107 ocupantes fueron dados por muertos. A pesar de una intensa búsqueda en el océano Pacífico, en la que estuvieron implicadas más de 1300 personas, el avión nunca fue encontrado. Las autoridades estadounidenses asumieron que el avión explotó en el aire. De hecho, encontraron testigos que hablaban de una explosión en el cielo en esa zona y a esa hora. Pero las especulaciones acerca de un sabotaje siempre han estado ahí, entre otras cosas porque los pilotos nunca emitieron una llamada de socorro.
domingo, 4 de mayo de 2014
CONOCER CINE, JOHN WAYNE, EL HEROE TRANQUILO,./ ¿ EL ASOCIACIONISMO ES UNA ALTERNATIVA REAL A LOS PARTIDOS ?./ A FONDO,
TÍTULO: CONOCER CINE, JOHN WAYNE, EL HEROE TRANQUILO,.
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