«En España se nos llena la boca hablando de igualdad», foto.
Luri Sorroche, la mujer que hace camino en el banquillo de una selección masculina,.
Probó suerte como jugadora -lo hizo en el Barcelona desde infantil hasta cadete- pero pronto se dio cuenta de que su rol en el fútbol era el de entrenadora. "Me gusta dirigir, hablar, motivar, ... tenía claro que no quería ser futbolista profesional pero no iba a renunciar al fútbol", apunta Luri Sorroche (Villanueva y Geltrú, 1990). Licenciada en INEF y con el título UEFA Pro de entrenadora, ejerció de entrenadora asistente y preparadora física en el CF Vilanova y CFCubelles antes de volar en solitario.
Un año de experiencia vital y deportiva, el principio de una aventura que no había hecho más que empezar. Otro anuncio casual la llevó a la India. Lo que en teoría iba a ser un mes trabajando en un Summer Camp en Gujarat, estado indio limítrofe con Pakistán, se convirtió en su segunda parada en el extranjero. Al terminar el contrato, el vicedecano de la universidad le propuso seguir trabajando con ellos como profesora. "Sólo aceptaré si puedo entrenar a un equipo de fútbol". En 30 minutos tenía en el despacho al Ministro de Deportes con un proyecto en la mesa: dirigir a un equipo de chicas en el Centro de Excelencia. "Yo siempre he entrenado a equipos masculinos y quiero seguir en esta línea. Déjeme entrenar un día con ellos y después me dice", respondió. Qué vería el ministro para que al acabar la sesión le ofreciera un contrato de cinco años. Al final se quedarían en tres.
Fue empezar de cero. Reclutó a un grupo de jugadores, todos originarios del propio estado, a los que el Gobierno les paga un pequeño salario, comida y alojamiento en un Centro de Alto Rendimiento (SAG Football Academy). "Nunca he tenido un solo problema. Los jugadores me respetan muchísimo (hasta el punto de que la llaman Madame) y las autoridades confían en mi toma de decisiones", cuenta. Comenzó entrenando al combinado sub 16 y ahora dirige el equipo absoluto y ejerce de directora técnica de todas las selecciones masculinas del estado.
Luri (su nombre es Lourdes, como el de su madre, pero nadie le llama así) es una mujer valiente. Ha sido capaz de hacerse un hueco en un deporte de hombres en un estado en su mayoría musulmán y lo que ello supone siendo mujer. "Mi vida social se reduce a cero. No hay bares donde tomar algo ni poder ir de tapas. Cuando hablo con un hombre lo primero que me pregunta es si estoy casada o no. Y si hablo más de dos minutos ya cree que me quiero casar con él", afirma. Se ha acostumbrado a levantarse a las 5:00 para poder entrenar a primera hora, ya que entre las 10:00 y las 17:00 el mercurio alcanza los 50ºC, y a recibir avisos de su seguridad privada ciertos días para que no salga de casa por motines y manifestaciones en las proximidades. "Nunca he tenido miedo, simplemente me he adaptado a las circunstancias. Y sí, a pesar de todo me compensa", subraya.
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