EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES - 6 - AGOSTO ,.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -6- AGOSTO , a las 22:30 por antena 3, etc.
EL SILENCIO POR FAVOR -
DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -Carmen Posadas - Mis no-planes de vacaciones,.
EL SILENCIO POR FAVOR -
DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES -Carmen Posadas - Mis no-planes de vacaciones ,fotos.
Carmen Posadas - Mis no-planes de vacaciones,.
HACE ALGUNOS MESES, en una cena con amigos, alguien preguntó cuál nos
parecía el mayor invento de la historia. La electricidad, la imprenta,
la microelectrónica, empezaron a enumerar. Yo dije: el alfabeto. Porque
¿qué habría sido de la humanidad sin esa capacidad para comunicarnos
a distancia, para almacenar datos, para compartirlos, para registrar la
realidad, para reinventarla y embellecerla a través de la palabra
escrita?
El primer alfabeto lo crearon los trabajadores semitas en Egipto hace 4.000 años. Ese protoalfabeto fue desarrollado después por los fenicios y refinado por los romanos: las manchitas de tinta que hoy depositamos alegremente sobre el papel tienen detrás una larga historia. Aprender a escribir es algo formidable. Es una de esas cosas dificilísimas que hacemos sin darnos cuenta de su complejidad (otra es andar). Y la escritura está tan íntimamente relacionada con lo que somos, es algo tan personal y tan ligado a todos los rasgos y accidentes de nuestra vida, que no hay dos letras iguales. El prestigioso Laboratorio del Servicio Postal de Estados Unidos realizó un estudio durante varios años sobre 500 parejas de gemelos y mellizos, y descubrió que, pese a compartir genes y biografías, la letra de los hermanos no se parecía más entre sí que la de cualquier pareja de individuos. La escritura es tan única como una huella digital, pero, a diferencia de ésta, se ve alterada por las circunstancias (como, por ejemplo, una noche sin dormir) y puede cambiar mucho a lo largo de los años. Nuestra letra es un espejo de nuestra existencia.
Pensaba en todo esto en París, hace unas semanas, mientras visitaba una preciosa exposición de la Biblioteca Nacional de Francia: Manuscrits de l’extrême, Manuscritos de lo extremo, una colección de textos redactados en circunstancias críticas. Divididos en cuatro apartados (Prisión, Pasión, Posesión y Peligro), la muestra exponía diarios de duelo, verdaderos sollozos atrapados por la punta de la pluma; billetes amorosos con dibujos obscenos que parecían temblar de deseo; textos agónicos y apresurados escritos en la tenebrosa antesala de la ejecución; diminutas tiras de papel cubiertas con una letra microscópica, sólo visible con lupa, anotadas clandestina y heroicamente desde la indefensión del prisionero. Había autores famosos y otros anónimos, pero todos los mensajes nacían de la urgencia más absoluta, casi diría de la necesidad de expresarse o morir. La escritura como salvación hasta de lo insalvable.
Algunos de los textos redactados en la cárcel estaban hechos con la propia sangre y sobre pedazos de camisas, porque no disponían de otra cosa: si se exponían a tanto para garrapatear esas palabras ansiosas, ¡qué importante tenía que ser para ellos! Me impresionó un pequeño libro de horas de María Antonieta; en una hoja en blanco había una nota fechada a las 4.30 del 16 de octubre de 1793, es decir, del día en que iba a ser guillotinada a los 37 años de edad: “Dios mío, tened piedad de mí, mis ojos no tienen más lágrimas para llorar por vosotros, mis pobres niños. Adiós, adiós”, escribió en francés. Y después, la firma, grande, entintada, temblorosa. Un último mensaje para sus hijos que escondió entre las páginas de su librito de rezos.
Me estremecieron especialmente los textos de enfermos mentales, abigarrados, alienígenas, heridos por el negro terror del dolor psíquico. Y también una impactante frase escrita a toda prisa bajo el asiento de una silla de madera utilizada en los interrogatorios de la Gestapo: “Con todo el afecto a mis camaradas femeninas y masculinos que me han precedido y que me seguirán en esta célula. Que conserven su fe. Que Dios evite este calvario a mi amada novia”. Imagino al miembro de la Resistencia anónimo o anónima que garabateó estas palabras entre torturas y se me encoge el ánimo. Y al mismo tiempo, ¡qué hermosa, qué conmovedora esa esperanza en la escritura como instrumento de supervivencia! Más allá de la muerte y del infierno en vida están el consuelo y el milagro de la palabra. En el tranquilo placer de las lecturas de este agosto, pensaré en el poder que nos otorga la escritura. Feliz verano y hasta septiembre.
El primer alfabeto lo crearon los trabajadores semitas en Egipto hace 4.000 años. Ese protoalfabeto fue desarrollado después por los fenicios y refinado por los romanos: las manchitas de tinta que hoy depositamos alegremente sobre el papel tienen detrás una larga historia. Aprender a escribir es algo formidable. Es una de esas cosas dificilísimas que hacemos sin darnos cuenta de su complejidad (otra es andar). Y la escritura está tan íntimamente relacionada con lo que somos, es algo tan personal y tan ligado a todos los rasgos y accidentes de nuestra vida, que no hay dos letras iguales. El prestigioso Laboratorio del Servicio Postal de Estados Unidos realizó un estudio durante varios años sobre 500 parejas de gemelos y mellizos, y descubrió que, pese a compartir genes y biografías, la letra de los hermanos no se parecía más entre sí que la de cualquier pareja de individuos. La escritura es tan única como una huella digital, pero, a diferencia de ésta, se ve alterada por las circunstancias (como, por ejemplo, una noche sin dormir) y puede cambiar mucho a lo largo de los años. Nuestra letra es un espejo de nuestra existencia.
Pensaba en todo esto en París, hace unas semanas, mientras visitaba una preciosa exposición de la Biblioteca Nacional de Francia: Manuscrits de l’extrême, Manuscritos de lo extremo, una colección de textos redactados en circunstancias críticas. Divididos en cuatro apartados (Prisión, Pasión, Posesión y Peligro), la muestra exponía diarios de duelo, verdaderos sollozos atrapados por la punta de la pluma; billetes amorosos con dibujos obscenos que parecían temblar de deseo; textos agónicos y apresurados escritos en la tenebrosa antesala de la ejecución; diminutas tiras de papel cubiertas con una letra microscópica, sólo visible con lupa, anotadas clandestina y heroicamente desde la indefensión del prisionero. Había autores famosos y otros anónimos, pero todos los mensajes nacían de la urgencia más absoluta, casi diría de la necesidad de expresarse o morir. La escritura como salvación hasta de lo insalvable.
Algunos de los textos redactados en la cárcel estaban hechos con la propia sangre y sobre pedazos de camisas, porque no disponían de otra cosa: si se exponían a tanto para garrapatear esas palabras ansiosas, ¡qué importante tenía que ser para ellos! Me impresionó un pequeño libro de horas de María Antonieta; en una hoja en blanco había una nota fechada a las 4.30 del 16 de octubre de 1793, es decir, del día en que iba a ser guillotinada a los 37 años de edad: “Dios mío, tened piedad de mí, mis ojos no tienen más lágrimas para llorar por vosotros, mis pobres niños. Adiós, adiós”, escribió en francés. Y después, la firma, grande, entintada, temblorosa. Un último mensaje para sus hijos que escondió entre las páginas de su librito de rezos.
Me estremecieron especialmente los textos de enfermos mentales, abigarrados, alienígenas, heridos por el negro terror del dolor psíquico. Y también una impactante frase escrita a toda prisa bajo el asiento de una silla de madera utilizada en los interrogatorios de la Gestapo: “Con todo el afecto a mis camaradas femeninas y masculinos que me han precedido y que me seguirán en esta célula. Que conserven su fe. Que Dios evite este calvario a mi amada novia”. Imagino al miembro de la Resistencia anónimo o anónima que garabateó estas palabras entre torturas y se me encoge el ánimo. Y al mismo tiempo, ¡qué hermosa, qué conmovedora esa esperanza en la escritura como instrumento de supervivencia! Más allá de la muerte y del infierno en vida están el consuelo y el milagro de la palabra. En el tranquilo placer de las lecturas de este agosto, pensaré en el poder que nos otorga la escritura. Feliz verano y hasta septiembre.
TITULO:
LUNES -5- AGOSTO- Imprescindibles - Muere Eduardo Gómez, actor de 'La que se avecina ,.
LUNES --5- AGOSTO - Imprescindibles ,.
Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes -5- AGOSTO a las 21:00, etc.
Muere Eduardo Gómez, actor de 'La que se avecina,.
Eduardo Gómez (actor)
Eduardo Gómez - foto,. | ||
---|---|---|
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Eduardo Gómez Manzano | |
Nacimiento |
27 de julio de 1951 Madrid, España | |
Fallecimiento |
28 de julio de 2019 (68 años) Madrid, España | |
Causa de la muerte | Cáncer de garganta | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Actor | |
Biografía
Su carrera se ha desarrollado principalmente en televisión. Se hizo conocido para el gran público a partir de su trabajo en Aquí no hay quien viva, serie de televisión emitida por Antena 3 entre 2003 y 2006, en la que interpretó el papel de Mariano Delgado, padre de Emilio (Fernando Tejero), el portero del edificio. Además de una gran popularidad, dicho papel le reportó en 2005 el Premio de la Unión de Actores al Mejor Actor Secundario en Televisión.2 También participó, entre 2007 y 2013, en su serie derivada La que se avecina, en la que interpretó a Máximo Angulo, que primero fue portero del edificio Mirador de Montepinar, y después camarero del bar Max & Henry. Abandonó la serie debido a que estaba agotado tras 10 años de trabajo ininterrumpido.34
Es conocido también por sus pequeños papeles y cameos en el cine. En 2003 interpretó al agente Cornejo en La gran aventura de Mortadelo y Filemón. En 2005 hizo un cameo en la película Torrente 3: El protector, de Santiago Segura. En 2009 participó en la primera spoof movie española, Spanish Movie, haciendo una parodia de Alatriste.
El 3 de enero de 2013 llamó al programa Tiene arreglo, de Canal Sur Televisión, para donar mil euros a una familia con graves dificultades económicas.[cita requerida]
En enero de 2014 participó como jurado del programa El pueblo más divertido de La 1.5
En febrero de 2015 se incorporó a la serie diaria Gym Tony, que emitió Cuatro, en el papel de Juanito, un exfutbolista venido a menos.6
Vida personal
El actor residió entre Madrid y Mijas. Desde 2009 mantuvo una relación sentimental con su novia Jessica, que es 37 años menor que él.7 En marzo de 2016 el actor confirmó su separación con Jessica, después de más de siete años juntos.Falleció en Madrid el 28 de julio de 2019, un día después de cumplir 68 años, al no superar un cáncer de garganta., etc,.
TITULO: ELLA & - Eva Isanta,.
foto - Eva Isanta es archiconocida y popular por el papel que
lleva interpretando durante 8 temporadas en la pequeña pantalla, pues no
es otra que la "Cuqui" de La Que se Avecina, pero tras ella hay una dilatada carrera de actriz tanto en cine como en teatro y tv.
Precisamente, por la obra que actualmente está
representando en Madrid, Atrapados, consiguió un premio entregado en La
Posada de las Ánimas con motivo del Día Mundial del Teatro.
Antes de recoger el galardón, muy amablemente contestó a nuestras preguntas.
EXCLUSIVA DIGITAL: 8 temporadas en una serie de tantísimo
éxito, con los mismos compañeros y tan querida por la audiencia, ¿da
vértigo? ¿Qué sensaciones tenéis?
EVA ISANTA: La verdad es que vértigo no, más bien todo lo
contrario, da tranquilidad porque ya nos conocemos mucho, llevamos
muchos años trabajando juntos, los guiones son cada vez mejores por lo
que estamos muy motivados, y muy expectantes por lo que pasará, pero muy
contentos con la calidad del trabajo.
E.D.: Tantos años juntos seréis como una familia, ¿Cómo es vuestra relación dentro y fuera plató?
E.I.: Pues la verdad es que nos llevamos muy bien, tenemos
un equipo técnico maravilloso y los actores somos muchísimos por lo que
no coincidimos siempre los mismos las grabaciones. Grabamos muchísimas
horas, aunque parezca en las tomas falsas que es una fiesta, lo cierto
es que lo pasamos muy bien pero hay muchísimo trabajo detrás.
E.D.: En una serie tan longeva es normal que también haya
momentos duros y difíciles, como fueron las despedidas de 2 compañeras
tuyas y 2 actrices tan queridas como Emma Penella y Mariví Bilbao.
E.I.: Pues sí, porque en el caso de Emma Penella era algo
que casi se adivinaba en plató, se puso malita, y Mariví Bilbao, la
última temporada decidió abandonar la serie porque se veía mayor para el
ritmo de trabajo que tenemos. En los dos casos fue una pea muy grande,
pero en el caso de Mariví Bilbao fue muy emocionante porque yo tenía una
muy buena relación con ella, tanto era así que me fui a Bilbao a darle
el último adiós. La admiraba mucho y he aprendido muchas cosas de ella
tanto como actriz, como mujer.
E.D.: El actor Luis Merlo ha estado muy unido a tu carrera,
cuando tu empezabas fuiste su Doña Inés, posteriormente
coprotagonizaste con él la obra "321, 322", de Ana Diosdado, y después
volvisteis a coincidir en Aquí no hay Quien Viva, supongo que entre
vosotros hay una química especial después de tantos años compartiendo
escenarios y platós.
E.I.: La verdad que ya en D.Juan Tenorio, surgió una
química muy especial, y después me contrataron para "321,322", que era
una producción de Pedro Larrañaga en la que estaba muy implicada toda la
familia. Y después volvimos a coincidir en ANHQV, y como son estas
cosas, que son de un día para otro, lo que hice fue escuchar a Luis,
apoyarme en su energía y dejarlo fluir, siempre hemos tenido una
magnífica relación dentro y fuera de los platós.
E.D.: Has hecho teatro tanto en grandes salas como en
pequeñas, has participado en Microteatro y ahora te podemos ver en el
Teatro Alfil con Atrapados. Cuéntanos como es tu personaje y qué cuenta
Atrapados.
E.I.: Atrapados es una comedia con tintes dramáticos, que
cuenta la historia de tres personas que se encuentran encerradas en la
cámara acorazada de un banco, y al mismo tiempo se descubre que esas
tres personas están atrapadas en sus propias vidas. Es un recorrido muy
bonito de los 3 personajes que interpretamos Mauricio Bautista, Víctor
Palmero y yo, que interpreto a Rosa, la jefa de Recursos Humanos de la
sucursal, y al mismo tiempo hay una serie de ensoñaciones en la función
que aportan el lado más cómico e interpreto a personajes muy dispares.
Me lo paso muy bien y soy muy feliz haciéndola.
E.D.: ¿En la serie os dan libertad para hacer otras cosas
porque también has compaginado las grabaciones con la obra "Venecia en
la Nieve"?
E.I.: Entienden perfectamente que llevamos mucho tiempo
haciendo el mismo personaje y nos dan todas las facilidades para que
hagamos otras cosas ya que necesitamos orearnos para no encasillarnos,
crecer como actores,...
TITULO:
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA
COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -8- AGOSTO -El gazpacho perfecto ,.
PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -8- AGOSTO ,.
Pesadilla en la Cocina es un programa de
televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef
Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La
Sexta.
Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina
vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta
intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - COCINA -El gazpacho perfecto ,.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - COCINA -El gazpacho perfecto, fotos,.
Mi
madre solo hace gazpacho verde de poleo y mi suegra solo hace gazpacho
rojo de tomate. Mi suegra transige más o menos con el de poleo, pero mi
madre es tajante: se niega a probar el gazpacho de tomate. Y servidor se
aprovecha de la coyuntura: alabo las sopas frías de una y de otra y me
pego unos reconfortantes veranos gazpacheros.
Los extremeños entendemos de gazpacho, de chanfaina, de jamón, de cerezas, de tortas y quesos, de aceite de oliva... De marisco no entendemos y eso se nota en que somos capaces de destrozar un buey o un centolla mezclando su carne en el caparazón con salsas extrañas, algo que nunca haría un gallego de la costa, aunque allí te avinagran el gazpacho en cuanto se descuidan. En fin, cada región tiene sus recetas tradicionales y a Extremadura, en verano, hay que venir a probar gazpacho, ya sea el de mi suegra, ya sea el de mi madre.
Lo del gazpacho con poleo es para nota. En restaurantes, solo lo he probado en el de Juanma Zamorano, que me sirvió de aperitivo una deliciosa sopa fría al estilo de mi madre, que coge poleo en primavera de las orillas de las charcas y los arroyos y lo congela para hacer gazpacho todo el año. Ya no lo hay fresco, pero en la calle, los vendedores ambulantes venden poleo seco. No es lo mismo, pero da un toque.
Hace medio siglo, Josep Pla escribía que se estaba introduciendo poco a poco en los restaurantes de Barcelona siempre que el cocinero fuera andaluz. Pero todo ha ido muy deprisa y hoy, el gazpacho es un plato internacional.
Según el diccionario de Corominas, la palabra gazpacho se deduce del derivado de caspa: caspicias (restos, sobras sin valor). El ilustre filólogo asegura en su 'Diccionario etimológico y crítico' que se trata de un género de sopa que es comida de segadores y de gente rústica, cosa ordinaria, sopa de residuos hecha con elementos aprovechables.
Sin embargo, el gazpacho es hoy un plato burgués que ha conquistado paladares refinados y llegado a mesas encopetadas. Lo de gente rústica de Joan Corominas no tiene ya sentido.
Para mí, el colmo de la sofisticación culinaria es elaborar un plato tan delicioso como el gazpacho verde simplemente con poleo, agua, un poco de pan, aceite de oliva, ajo, vinagre y un pimiento verde. Enamorar paladares con esta receta tan sencilla es un milagro muy extremeño. Si se hace con tomate, también es un compañero ideal para estos días de estío, pero el tomate es más socorrido, lo realmente difícil es llegar al éxtasis a través de una mata de poleo.
El gazpacho extremeño lleva, además, tropezones de pepino y de pan, aceite de oliva, lasquitas de jamón ibérico y, desde luego, huevo cocido: mi madre lo hace con la yema del huevo cocido triturada y la clara partida en pedacitos. También se le puede añadir guarnición de cebolla y hay quien bate la cebolla con el resto del preparado.
En ese punto, nuestros gazpachos se afrancesan pues en el país vecino, recogieron durante el siglo XX el gazpacho como receta tradicional de la península ibérica, pero poniendo cebolla en lugar de ajo, que, según Pla, es una anécdota muy limitada en la cocina europea, donde el ajo ni se ha considerado ni se ha aceptado. «Si se utiliza sin discreción, a lo loco, todo lo que acompaña al ajo pierde su gusto propio y primigenio». Pla creía que el ajo destrozaba todos los sabores de la cocina usado en exceso y lo comparaba de manera curiosa: «El ajo es el Gengis Kan de la cocina peninsular».
Para conseguir el gazpacho perfecto, el catalán Pla recomendaba no pasarse con el vinagre, no pasarse con el ajo y no pasarse con la nevera. «El frío gélido es arrasador», escribe en 'Lo que hemos comido'. Además, mi madre señala al poleo como la clave del gazpacho perfecto y mi suegra prefiere el tomate. Yo hago caso a los tres: un día verde, otro día rojo y siempre con poco ajo, con poco frío y con poco vinagre.
Los extremeños entendemos de gazpacho, de chanfaina, de jamón, de cerezas, de tortas y quesos, de aceite de oliva... De marisco no entendemos y eso se nota en que somos capaces de destrozar un buey o un centolla mezclando su carne en el caparazón con salsas extrañas, algo que nunca haría un gallego de la costa, aunque allí te avinagran el gazpacho en cuanto se descuidan. En fin, cada región tiene sus recetas tradicionales y a Extremadura, en verano, hay que venir a probar gazpacho, ya sea el de mi suegra, ya sea el de mi madre.
Lo del gazpacho con poleo es para nota. En restaurantes, solo lo he probado en el de Juanma Zamorano, que me sirvió de aperitivo una deliciosa sopa fría al estilo de mi madre, que coge poleo en primavera de las orillas de las charcas y los arroyos y lo congela para hacer gazpacho todo el año. Ya no lo hay fresco, pero en la calle, los vendedores ambulantes venden poleo seco. No es lo mismo, pero da un toque.
Hace medio siglo, Josep Pla escribía que se estaba introduciendo poco a poco en los restaurantes de Barcelona siempre que el cocinero fuera andaluz. Pero todo ha ido muy deprisa y hoy, el gazpacho es un plato internacional.
Según el diccionario de Corominas, la palabra gazpacho se deduce del derivado de caspa: caspicias (restos, sobras sin valor). El ilustre filólogo asegura en su 'Diccionario etimológico y crítico' que se trata de un género de sopa que es comida de segadores y de gente rústica, cosa ordinaria, sopa de residuos hecha con elementos aprovechables.
Sin embargo, el gazpacho es hoy un plato burgués que ha conquistado paladares refinados y llegado a mesas encopetadas. Lo de gente rústica de Joan Corominas no tiene ya sentido.
Para mí, el colmo de la sofisticación culinaria es elaborar un plato tan delicioso como el gazpacho verde simplemente con poleo, agua, un poco de pan, aceite de oliva, ajo, vinagre y un pimiento verde. Enamorar paladares con esta receta tan sencilla es un milagro muy extremeño. Si se hace con tomate, también es un compañero ideal para estos días de estío, pero el tomate es más socorrido, lo realmente difícil es llegar al éxtasis a través de una mata de poleo.
El gazpacho extremeño lleva, además, tropezones de pepino y de pan, aceite de oliva, lasquitas de jamón ibérico y, desde luego, huevo cocido: mi madre lo hace con la yema del huevo cocido triturada y la clara partida en pedacitos. También se le puede añadir guarnición de cebolla y hay quien bate la cebolla con el resto del preparado.
En ese punto, nuestros gazpachos se afrancesan pues en el país vecino, recogieron durante el siglo XX el gazpacho como receta tradicional de la península ibérica, pero poniendo cebolla en lugar de ajo, que, según Pla, es una anécdota muy limitada en la cocina europea, donde el ajo ni se ha considerado ni se ha aceptado. «Si se utiliza sin discreción, a lo loco, todo lo que acompaña al ajo pierde su gusto propio y primigenio». Pla creía que el ajo destrozaba todos los sabores de la cocina usado en exceso y lo comparaba de manera curiosa: «El ajo es el Gengis Kan de la cocina peninsular».
Para conseguir el gazpacho perfecto, el catalán Pla recomendaba no pasarse con el vinagre, no pasarse con el ajo y no pasarse con la nevera. «El frío gélido es arrasador», escribe en 'Lo que hemos comido'. Además, mi madre señala al poleo como la clave del gazpacho perfecto y mi suegra prefiere el tomate. Yo hago caso a los tres: un día verde, otro día rojo y siempre con poco ajo, con poco frío y con poco vinagre.
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