sábado, 29 de septiembre de 2018

LA HORMA DE MI ZAPATO - Nauticos , EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - Alejandro Pelayo,./ MORTADELO Y FILEMÓN - LA COSECHA NARANJAS - El Risquillo, un tesoro único en Villuercas,.

TÍTULO: LA HORMA DE MI ZAPATO - Nauticos, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS -  Alejandro Pelayo,.

LA HORMA DE MI ZAPATO - Nauticos , EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS, - Alejandro Pelayo,  .  fotos,.
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Alejandro Pelayo,.

Alejandro Pelayo
Información personal
Nombre de nacimiento Alejandro Pelayo Rangel
Nacimiento 17 de septiembre de 1945
Ciudad de México
Bandera de México México
Nacionalidad mexicana
Información profesional
Ocupación director de cine, guionistaResultat d'imatges de ZAPATILLAS VIEJAS
Alejandro Pelayo Rangel (Ciudad de México, 17 de septiembre de 1945) es un director de cine, productor y guionista mexicano.1​ Desde el 2013 es director de la Cineteca Nacional.2​ Ha ganado diversos premios Ariel, y destacó por sus cintas Miroslava, y Morir en el golfo.

Resultat d'imatges de zapatos 2 pares nauticosHistoria

Estudió derecho en la Facultad de Derecho de la UNAM y cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la misma institución y en el London Corson Printing.3​ Fue jefe de programación en la Cineteca Nacional y en los cineclubes del INBA y el ISSSTE, jefe del departamento de cine en la Secretaría de Educación Pública y profesor de Historia del Cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y el mencionado CUEC.3​ De 1997 a 1999 fue director por primera vez de la Cineteca Nacional, puesto que dejó para ser titular del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).3​ Para Televisión Educativa realizó la serie Los que hicieron nuestro cine, con 62 capítulos sobre diversos personajes del cine en México.3​ Es hijo del cómico Luis Manuel Pelayo y hermano de la actriz Rosita Pelayo y de la política Beatriz Paredes Rangel.
En la cinematografía inició como asistente de dirección con Jaime Humberto Hermosillo y Sergio Olhovich. Su ópera prima fue La víspera, de 1982.

 TÍTULO: MORTADELO Y FILEMÓN - LA COSECHA NARANJAS -    El Risquillo, un tesoro único en Villuercas,.

 
MORTADELO Y FILEMÓN - LA COSECHA NARANJAS - El Risquillo, un tesoro único en Villuercas  , fotos.

 

El Risquillo, un tesoro único en Villuercas,.

El Risquillo, un tesoro único en Villuercas

Gonzalo Vivas ha sabido mantener en pie esta singular infraestructura, en donde tantos años trabajó su padre | Es un molino harinero, con orígenes medievales, que conserva toda su maquinaria en buen estado,.

«He visto trabajar a mi padre. He echado los dientes en este lugar y me he criado en él». Para Gonzalo Vivas, ya jubilado, vecino de la pequeña población cacereña de Cabañas del Castillo, es razón suficiente para no dejar que se pierda uno de los tesoros que guarda el paraje natural de Villuercas. Se trata del molino harinero el Risquillo, único que se sigue en pie en gran parte del cauce del río Almonte. Propiedad de su familia, sus orígenes son medievales. Está situado a tres kilómetros de Roturas, pedanía de Cabañas.
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Tras décadas de mucho trabajo, dejó de funcionar a principios de los 90. A pesar de ello, parece que no ha pasado el tiempo por esta construcción. Todavía mantiene casi intacta toda su maquinaria, con su sala de molienda, con su ahechadora y cernedora, sin olvidar sus muelas, entre otros llamativos elementos propios de otras épocas.
Para Vivas, ahora se ha convertido en un lugar de paseo e, incluso de retiro, con el anhelo, algún día, de volver a ponerlo en marcha. Considera que tan solo harían falta algunos ajustes y que volviese a entrar agua, con los permisos correspondientes de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT). Mientras tanto disfruta enseñándoselo a amigos y visitantes. También presume del lugar donde está enclavado, conocido por 'Las Apreturas'.
Resultat d'imatges de la cosecha naranjasGonzalo habla con añoranza de este 'joya' vernácula, que compró su padre en 1956 a un vecino de Aldeacentenera por 80.000 pesetas. «Era mucho dinero por aquel entonces», señala. Su pasión por esta estructura le ha hecho investigar sus orígenes en documentos antiguos. Su primera referencia escrita la ha encontrado en el Catastro del Marqués de la Ensenada. Data de la época comprendida entre 1749 y 1756, cuando existían nueve molinos en Cabañas del Castillo. Después pasó, a lo largo del tiempo, por diferentes manos, hasta llegar a su padre. Necesitó la ayuda de su suegra para adquirirlo, señala Vivas.
Recuerda que cuando era niño toda la familia vivía en esta instalación desde el mes de mayo hasta último de septiembre. No tenían luz. Con el paso del tiempo su padre compró una radio que se convirtió el entretenimiento de todos, mayores y pequeños, junto con escuchar el croar de las ranas. La vivienda familiar estaba primero en Retamosa y, después, en Roturas, ambas pedanía de Cabañas.
Este hijo del molinero detalla que El Risquillo es un molino de rodezno y mixto. Molía para pan blanco y para pienso. Por sus piedras, pasó todo tipo de cereales, como cebada y avena, además de habas y altramuces. «El rendimiento moliendo trigo y cerniendo a la vez era una fanega por hora», explica Gonzalo en las medidas de aquella época. Equivale a 48 kilos de trigo. Si el molinero era hábil como su padre, daban para 48 panes con un peso de casi un kilo, añade este experto. También recuerda que el agua que necesita para que muela sin necesidad de parar es de 60 litro por segundo.
Una diferencia de El Risquillo de otros molinos de su estilo es que tenía dos tomas de agua. Una provenía de la garganta de Santa Lucía y otra, del río Almonte. El sistema de pago era muy diferente al de ahora. Se cobraba en especie o, como se conocía antiguamente, por 'maquía'. Todo dependía de si el molinero llevaba ese trigo del cliente al molino o se lo acercaban ellos para hacer ese trabajo.
Gonzalo Vivas sostiene que, en unos determinados años, esta infraestructura estuvo funcionando las 24 horas del día. Tenía una gran demanda. En ocasiones, mientras su padre se iba a buscar fanegas de trigo a poblaciones de alrededor, su madre tenía que atender el molino. Una labor importante también era mantener las piedras, que eran de origen francés, para que tuviesen a pleno rendimiento.

La caída

Gonzalo detalla que a partir de 1969 se inició el declive de este tipo de construcciones. La Dictadura empezó a identificar los molinos harineros con 'atraso'. Por tanto, en ese año, dieron tres meses para que los molinos se modernizaran y tuvieran electricidad. Si no se hacía ese cambio, debían desaparecer. «Nadie podía llevar la luz a estas infraestructuras porque estaban lejos de los pueblos», señala. Esta circunstancia se unió a que numerosos vecinos dejaron de sembrar y comenzaron a abandonar las poblaciones para irse a las grandes ciudades. Con este panorama, muchos molinos tuvieron que cerrar.
Otros, como su padre, se adaptaron. Como tenía cerdos, se dedicó a cebarlos con la cebada que él molía. «A partir de los años 70 empezó a moler para él y para unos pocos que quedaron», apunta. Así aguantó hasta principio de los 90, que se jubiló. En ese momento, la CHT dio de baja la autorización que se tenía para el desvío de aguas públicas para el funcionamiento de esa infraestructura. Ni Gonzalo ni sus hermanos, continuaron con la tradición.
Desde ese cierre, Vivas no ha dejado de mantener esta instalación para que no se caiga como ha pasado en la mayoría de los molinos de sus alrededores. Con ese fin ha hecho mejoras en el tejado, para evitar cualquier tipo de gotera, que podría suponer un mal irremediable para las maderas. También intenta evitar la carcoma.
Realizado este mantenimiento, le gustaría « oírlo funcionar de nuevo, ver como cae el trigo», sugiere. Por este motivo, estaría dispuesto a llegar a algún acuerdo con una institución pública para que se pusiera en marcha, como un atractivo más para el turismo. De hecho, asegura que hay ayuntamientos en otros lugares que lo han recuperado, con gran afluencia de visitantes.
Antes de nada, se precisarían los permisos de la Confederación para que hubiese un desvío de agua para hacer las demostraciones. Hasta llegue ese momento, siempre que puede y se lo piden, está dispuesto a dar a conocer este molino.
Esa pasión dio pie a escribir un libro junto a otro compañero, Luis Mateos. Titulado 'Por los cauces del Almonte', se basa en una aproximación a los molinos harineros del río Almonte en los términos municipales de Navezuelas, Cabañas del Castillo y Aldecentenera.

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