martes, 19 de febrero de 2019

LOS TOROS LA SER - Un gran toro de Victoriano del Río ,./ ¡ Qué animal ! - ¿Pueden aprender matemáticas los insectos?,./ Futbol - Champions - O. LYON -0 - BARCELONA - 0-,.

 TITULO: LOS TOROS LA SER -Un gran toro de Victoriano del Río  ,.
 

 LOS TOROS LA SER,.
 

 Los toros es un programa radiofónico que dirige el periodista especializado Manuel Molés en la Cadena SER. Desde abril de 2015 se emite los lunes de madrugada tras ser sustituido de su horario habitual de emisión de los domingos por el programa Contigo dentro. Contó con la colaboración de Antonio Chenel Antoñete, fallecido en Madrid el 22 de octubre de 2011, siendo uno de los espacios más antiguos del panorama radiofónico nacional ya que continúa emitiéndose de manera ininterrumpida desde 1982.
 Es un espacio taurino a modo de repaso informativo semanal. Consta de tertulias, entrevistas con los personajes de actualidad y crónicas de los eventos taurinos más destacados de la jornada., etc.



Un gran toro de Victoriano del Río,.

Castella luce las orejas del toro que ayer dio la vuelta al ruedo en Arles. :: efe/
Castella luce las orejas del toro que ayer dio la vuelta al ruedo en Arles. foto,.

Castella corta dos orejas al quinto de una corrida en Arles sin particular fortuna y castigada por la lesión de un sexto de prometedor son,.


La corrida goyesca fue por la parte taurina un espectáculo solo discreto. Cinco orejas, dos de ellas a pares, y seis avisos repartidos. Un toro de excelente nota de Victoriano del Río, un bravo quinto que, antes de morir muy de bravo, se empleó en el caballo, atacó en banderillas y repitió y quiso en la muleta sin descomponerse. Por la mano izquierda fue toro de electricidad muy particular. Mas volátiles y fiables sus viajes acompasados por la diestra. Castella, firme en los cites a distancia, no tan cómodo al acortar terrenos, no se animó a adentrarse en el fondo del toro. O la boca del lobo.
Con sus pausas y sus idas, venidas, entradas y salidas, la faena se sostuvo sin mudanzas. La música -un coro de lerelé-lerelé puede que de opereta española, una soprano solista bien timbrada, una afinada trompeta y el acompañamiento tan ensayado de la Orquesta Chicuelo- puso no un granito sino un montón de arena en la atención con que la gente calibró y jaleó la faena. Cuando embestía el toro, que no dejó de hacerlo por abajo, y cuando no, pero entonces se palmeaba a compás el estribillo del coro, y palmas, coro, torero y toro dieron pago a la mayoría.

FICHA DEL FESTEJO

uToros
Seis toros de Victoriano del Río. El quinto, Cantaor, número 53, 520 kilos, premiado con la vuelta en el arrastre.
uToreros
Juan Bautista, dos orejas tras un aviso y oreja tras un aviso. Castella, ovación tras un aviso y dos orejas tras dos avisos. Manzanares, división tras un aviso y silencio.
uPlaza
Arles. Goyesca. Ornamentación y cartelería, a cargo de Domingo Zapata. 1ª de la Feria del Arroz. Lleno. 9.000 almas. Estival, luz cegadora. Dos horas y tres cuartos de función. El paseíllo, con diez minutos de retraso.
Solo pasó que, al cabo de trabajosa igualada, Castella cobró soltando el engaño una estocada ladeada y, por ladeada, sin muerte. Pareció que el toro, refugiado en tablas, aunque sin defenderse ni acularse en ellas, iba a echarse o rodar y Castella decidió escenificar y ennoblecer la muerte. Sonó un aviso, algunos reclamaron el descabello, Castella lo pidió al cabo de un rato, pero no llegó ni a acercarse al toro, que resistió en pie sus cuatro minutos y pico. Ya había sonado un segundo aviso y no cayó el tercero porque hasta para eso tuvo el toro el detalle. La vuelta en el arrastre fue un clamor. Y la de Castella, con las orejas de trofeo, también, pero de otro color.
Se jugaron por delante tres toros como tres gotas de agua. El primero, un morito rebrincado y sin humillar fue pronto, alegre y repetidor. Se entendió con él sin empacho y en un solo terreno Juan Bautista, que había anunciado por la mañana y por sorpresa su inminente retirada: en octubre y en Zaragoza, y con la sola salvedad de comprometerse para la goyesca de 2019 en esta su plaza. La noticia apenas trascendió. El palco recompensó con largueza el trasteo, sencillo, y una estocada desprendida recibiendo el toro a favor de querencia.
El segundo fue el más armado de los seis. Para compensar que el toro de la vuelta, muy bien rematado, estaba apretado de cuerna. Muy sangrado en el caballo, escarbó, también claudicó y Castella despachó sin sobresaltos ni variaciones. El más esperado de la terna era Manzanares. Se palpaba en el ambiente. Pero la tercera de esas tres primeras gotas de agua, cosido a capotazos de doma y blindaje, blando y cobardón en el caballo, no tuvo la menor gana y por desganado punteaba. Ni con sacacorchos. Cinco pinchazos. No lo vio Manzanares con la espada. Un aviso. División de opiniones.
Mucho polvo. Regaron la plaza antes de soltarse el cuarto que, por alto, descabalaba la armonía de la corrida. Derrengado después de emplearse en el caballo, hizo amago de sentarse dos o tres veces, pero se resolvió en los medios con perezoso temple. Juan Bautista le pegó con la izquierda los muletazos más logrados y refinados de la tarde. Faena a más en ambición y propósitos. Y dentro de la contención propia de Juan Bautista, de su calma de minué, el final fue una especie de arrebato. Una faena de adiós, señores. Y una estocada ladeada. Pese a que el peso de esta faena fue superior al de la primera, el premio se quedó en una oreja. Juan Bautista sacó a sus dos hijos a dar con él la vuelta al ruedo. La niña, puro desparpajo. El niño, un tímido importante.
Los apuntes de salida del sexto presagiaron toro de relieve: la salida, la pelea en el caballo -dos estupendos puyazos de Paco María-, la movilidad en banderillas. Todo eso. Pero antes de abrirse faena, un ladino capotazo desde un burladero se saldó con un bestial estrellón del toro, que quedó descoordinado, inutilizado, se derrumbó varias veces y chafó de golpe la prometida fiesta.

 TITULO: ¡Qué animal! - ¿Pueden aprender matemáticas los insectos?,.

¿Pueden aprender matemáticas los insectos?,.

Un grupo de investigadores 'enseña' a una colmena de abejas a sumar y restar,.

 

fotos / La revista Science Advances publica hoy los resultados de una investigación que muestra que las abejas europeas son capaces de usar representaciones simbólicas para resolver operaciones matemáticas simples como sumas y restas.
A pesar de poseer un cerebro con poco menos de un millón de neuronas, estos insectos son capaces de resolver problemas complejos como la comprensión del concepto de cero.
Las abejas son un gran modelo para investigar en neurociencia. Por eso en nuestro mas reciente experimento decidimos probar la capacidad de este insecto para resolver operaciones aritméticas simples.

Sumas y restas

De niños aprendemos que el símbolo más (+) significa que debemos sumar dos o más cantidades, mientras que el símbolo menos (-) indica que debemos sustraerlas. Para resolver este tipo de problemas, necesitamos usar nuestra memoria a corto y a largo plazo. Una vez hemos aprendido y almacenado las reglas de adición y sustracción en nuestra memoria a largo plazo, la memoria a corto plazo nos permite manejar las cantidades involucradas en cada operación que realizamos.
A pesar de que no es fácil resolver operaciones aritméticas como sumar y restar, esta habilidad ha sido fundamental para las sociedades humanas. Por ejemplo, la evidencia arqueológica muestra que los egipcios y babilonios ya usaban operaciones aritméticas alrededor del año 2000 a.C.. Estas habrían sido útiles para contar ganado y recalcular el número de cabezas restantes después de una venta.
La escena (copiada por el egiptólogo Lepsius) muestra un grupo de escribas contando cabezas de ganado. En la segunda fila podemos observar 835 cabezas a la izquierda, y alrededor de 2235 cabras a la derecha. En la fila inferior se pueden observar 760 asnos a la izquierda y 974 cabras a la derecha. / Wikicommons
Uno podría preguntarse si el desarrollo del pensamiento aritmético requiere un cerebro tan grande como el que poseemos los primates o si otros animales también son capaces de realizar operaciones aritméticas cuando se enfrentan a problemas similares. Hemos intentado responder a esa pregunta usando como modelo a la abeja europea.

¿Cómo se entrena una abeja?

Las abejas son forrajeadoras centrales, lo que significa que una obrera volverá al mismo sitio siempre y cuando exista una fuente de alimento. Usamos una solución concentrada de azúcar durante todo el experimento para asegurarnos que regresaran de manera continúa.
Cada vez que una abeja escogía el número correcto (ver detalles más adelante) recibía una recompensa de agua azucarada. Por el contrario, si la abeja realizaba una elección equivocada, recibía un castigo en forma de una solución amarga hecha a base de quinina.
En nuestro experimento utilizamos este sencillo método para enseñar a las abejas a sumar o restar durante sesiones de cuatro a siete horas por individuo. Cada vez que una abeja se saciaba con la solución azucarada, regresaba a la colmena y más tarde volvía para continuar con el entrenamiento.

Adición y sustracción en abejas

Las abejas fueron entrenadas de manera individual con un laberinto en forma de Y (ver figura abajo). Durante el experimento, los insectos volaban hasta la entrada, donde veían un grupo de entre uno y cinco elementos. Estos representaban formas geométricas (por ejemplo, un cuadrado) que podían ser de dos colores diferentes según la operación aritmética a entrenar: azul para sumar un elemento (+ 1) o amarillo para restarlo (- 1).
Laberinto en forma de Y usado para entrenar a las abejas. / Scarlett Howard
A partir de esta información, la abeja tenía que volar a través de un orificio hacia la cámara de decisiones, donde debía escoger uno de los brazos del laberinto. Un brazo contenía un elemento más del visto en la entrada y el otro uno menos. En cada ronda del experimento el animal tenía que escoger el brazo hacia el cual debería volar según el número inicial de objetos vistos a la entrada y la operación para la cual estaba siendo entrenada.
La posición del grupo correcto se cambiaba aleatoriamente en el laberinto, para evitar que las abejas relacionaran uno de los lados con la respuesta correcta. Al comienzo del experimento, las abejas escogían al azar el brazo del laberinto al cual se dirigían. Después de cien ensayos aprendieron a escoger la solución correcta al problema.
Al terminar el entrenamiento, les presentamos a las abejas un número de elementos que nunca habían visto. Las abejas escogieron la respuesta correcta entre el 64 y el 72 % de las veces. Esta proporción es estadísticamente diferente a lo que se esperaría si hubieran elegido las respuestas al azar. Por lo tanto, los insectos de nuestra escuela de abejas aprendieron a usar operadores aritméticos para sumar y restar.

¿Por qué es esto difícil para las abejas?

Sumar y restar es difícil porque requiere procesar la información a dos niveles y de manera simultánea. Por un lado, la comprensión de los atributos numéricos; por el otro, su manipulación para operar.
Las abejas también usaron su memoria a corto plazo. Como el número 1 a ser sumado o restado no estaba presente al realizar la operación, los insectos tuvieron que aprender este concepto abstracto durante el entrenamiento.
Al demostrar que las abejas pueden combinar un aprendizaje aritmético y simbólico simple, identificamos nuevas áreas del conocimiento para explorar, como, por ejemplo, la capacidad de otros animales para sumar o restar.

Inteligencia artificial y neurobiología

La inteligencia artificial y cómo los ordenadores pueden aprender a resolver nuevos problemas de manera autónoma son dos temas de gran interés en la actualidad.
Nuestros descubrimientos muestran que cerebros pequeños son capaces de aprender operadores aritméticos simbólicos, lo que sugiere nuevas maneras de incorporar interacciones entre la memoria a corto y largo plazo, para así reducir los tiempos de aprendizaje en los sistemas de inteligencia artificial.
Asimismo, nuestros resultados demuestran que hay varias maneras de entender los símbolos matemáticos como un lenguaje de operadores. Esto podría ayudar a entender cómo diferentes culturas desarrollaron de manera independiente habilidades numéricas.

TITULO:   Futbol - Champions  - O. LYON -0 - BARCELONA - 0-,.

Resultado Final  - O. LYON -0 - BARCELONA - 0- , foto.

Pólvora mojada en Lyon,.

Pólvora mojada en Lyon

Un Barça sin puntería deja la resolución de la eliminatoria a lo que pase en el Camp Nou. Los azulgrana llegaron a hacer hasta 22 remates pero no logró batir a Lopes.

Un Barça con la mirilla desviada y sin acierto en los metros finales, donde a menudo le faltó contundencia y le sobró adornarse, dejó la resolución de los octavos de final de la Champions para el Camp Nou tras empatar a cero ante el Olympique en un partido que dio la sensación que ambos equipos podían estar jugando horas sin que el balón acabara por entrar a pesar de las muchas ocasiones.
Que el partido acabara sin goles demuestra lo caprichoso de este deporte. Entre los paradones de los porteros, especialmente uno de Ter Stegen a disparo de Terrier, la mala puntería de unos y otros y la querencia del Barça a complicarse la vida en los metros finales dando un pase de más, acabó 0-0 una primera parte que el Barça cerró disparando 13 veces a la portería de Lopes… sólo dos fueron entre los tres palos. En la segunda, la cosa no fue a mejor y acabaron el partido los culés con 25 disparos y sólo 5 entre los tres palos.
El ritmo que impuso de entrada el OL fue, tal y como se esperaba, muy alto buscando el uno contra uno en muchos momentos del partido, hecho que provocó las contras peligrosas del Barça. Ahí, los defensas franceses se dieron un palizón a correr. Cuando no llegaban los defensas, Suárez se encallaba en su lentitud o a Dembélé le sobraba un pase o un remate.
El Barça trató de controlar más el juego en la segunda parte a base de posesiones más largas, pero el plan se daba por acabado cuando el balón le llegaba a Dembélé, empeñado en demostrar que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, aunque el camino esté repleto de rivales que acababan por quitarle el balón. Fruto de estas pérdidas, el Lyon se encontró con lo que andaba buscando desde el principio: pillar a la contra a un Barça que ya no sabía si le interesaba más el control o el intercambio de golpes. Se estaba quedando a medio camino de todo.
Para ir más a por el control, se fue Dembélé para que entrara Coutinho a falta de 25 minutos para el final del partido. Nada más ingresar en el terreno de juego, una progresión del brasileño por su banda acabó con un remate en boca de gol de Suárez, que tampoco encontró portería. No era la noche del uruguayo, que sigue gafado ante puerta en cuanto sale por Europa lejos del Camp Nou.
En los últimos minutos, con los franceses pagando el esfuerzo del partido, el Barça, mediante Suárez, Coutinho y Alba tuvo ocasiones para marcar, pero la mirilla seguía tan desviada como en la primera parte. Incluso Messi, que tuvo una falta para cerrar el partido en el último minuto, se estrelló ante la barrera en una metáfora del partido.

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