viernes, 5 de noviembre de 2021

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TITULO: Cena con mamá - Tamara Falcó  ,  Viernes -5- Noviembre ,.

 

Viernes  -5- Noviembre a las 22:00 en La 1, foto,.

 Tamara Falcó,.

Tamara Falcó: "Mi cruz es que todos hablen de mí, pero, bueno, a otros les toca una enfermedad mortal",.


Tamara Falcó: "Mi cruz es que todos hablen de mí, pero, bueno, a otros les toca una enfermedad mortal"

Madrid, 1981. Normalmente, aquí va a qué se dedica la entrevistada, pero ella no es nada y lo es todo. Es Tamará Falcó y con eso basta. Ha publicado un libro de cocina: Las recetas de casa de mi madre. Sí, lo sé.

No te lo tomes mal, pero titular el libro 'Las recetas de casa de mi madre"... No parecéis ni tú ni tu madre muy de pasar las mañanas del domingo cocinando.
A ver, mi madre puede que no sea muy buena cocinera, pero es una anfitriona maravillosa, tendrías que verla poner la mesa... Y yo, pues... De niña me llamaba la atención la cocina, pero sólo me dejaban entrar a la hora de hacer postres porque no hueles a... Ya sabes.
¿A cocina?
Sí, a cocina, a aceite, humo y eso. Hueles delicioso, a harina y azúcar. Postres sí que me dejaban hacer.
Volvamos a lo de tu madre y la mesa.
Es verdad que ella no es nada de cocina, le horroriza. De hecho, no entendía que yo participase en MasterChef. Me acuerdo de que estábamos ya en el octavo programa y me veía aparecer destrozada en casa, porque es muy fuerte la competición, y me decía: "¿Realmente te compensa?". Es que ella con lo de la cocina no puede, porque es muy de olores y tal. Pero a mí me encanta, siempre he brujuleado por allí, aunque me cayera la bronca después por estar entre fogones. Y este libro es muy bonito para mí porque son historias de casa. Son recetas de mi abuela, que sí era una gran cocinera, que se trajo mi madre. De todas maneras, como te decía antes, no hay una casa mejor para ir a cenar que la de mi madre.
¿Por qué?
Porque para ella recibir es un auténtico homenaje a la persona que viene y cuida todos los detalles. Pone un perfume especial, se preocupa de que todo esté con flores, sabe perfectamente cuál es el aperitivo ideal y la cantidad que servir para que la gente no se llene antes de la comida... Lo cuida todo. Sólo le falta la regla esa que utilizan en Downton Abbey, pero repasa cada mesa, tiene una cosa para poner exactamente las cosas a la distancia idónea, usa dos tableros distintos para organizar sus mesas y lo sabe todo de lo que debe ser un evento. Puede que no le guste la cocina, pero todos esos detalles de lo que envuelve a una comida o una cena ella los maneja perfectamente.
Pues nada, ahora que te has sacado el título de chef en Le Cordon Bleu, podéis montar algo juntas. 
(Risas) Claro, ahora nos complementamos, pero, bueno, ya hemos sacado este libro. Discutimos un poco por las fotos, porque a ella le encantaron las primeras que hicimos, pero yo las veía muy clásicas. Nos gusta en casi todo la misma idea, pero a mí con un toque más moderno.
De todos los prejuicios que te rodean, como el de mi primera pregunta sin ir más lejos, ¿cuál es el que más te molesta?
A ver, es que yo creo que los prejuicios, como el nombre indica, son juicios antes de conocer a alguien... Es posible que después de conocerme les parezca peor (risas). Pero normalmente sucede que, cuando juzgas a las personas tras haberlas conocido, todo cambia. Es un poco lo que me pasó con MasterChef. Mucha gente tenía prejuicios conmigo porque no me conocía tanto, sólo me había visto en fotos, y yo creo que al verme todo el día en movimiento cambió su idea de mí. No es que no me juzgasen, pero al menos me juzgaron desde otro punto de vista, con más datos. De todos modos, intento tener mucha paciencia con eso. Además, Jesús dice que "de la misma forma que juzguéis seréis juzgados", así que a los que hoy me juzgan a mí, ya les juzgará Jesús. Yo, por si acaso, intento no juzgar demasiado y pienso que los pobres que lo hacen lo van a tener fatal.
Sorprendes al lector con algo inesperado: bebes los botellines a morro, escuchas punk, votas a la izquierda...
(Risas) No, no, nada de eso. Yo siempre he votado según mi conciencia. No me encanta la política, creo que es complicada. Es verdad que yo crecí con una generación de políticos totalmente distinta a la que hay actualmente, eran más conciliadores y trabajaban más en equipo. Eso era muy bueno para el país. Hay cosas en las que estoy de acuerdo con los partidos de izquierdas y otras en las que estoy de acuerdo con la derecha. Yo creo lo mismo que le dijo mi tío Miguel (Boyer) a Felipe González cuando estaba intentando redactar lo que iba a ser su política de economía: "Mira, Felipe, he estado estudiando modelos económicos de izquierdas que funcionen y no encuentro ninguno; hay que hacer una política social de izquierdas con una política económica de derechas". Ese es el equilibrio que a mí me gusta.
¿Cómo fue crecer en lo que tú pensabas que era una infancia normal?
Es cierto que lo pensaba aunque luego he entendido que no lo era. Sé que tuve mucha suerte. Primero con mi padre (Carlos Falcó, marqués de Griñón), que me enseñó muchísimo sobre el campo. A él ya le gustaba mucho la política, pero, claro, frente a lo que fue luego con el tío Miguel... Y luego estaba el tío Julio (Iglesias), que tenía esa parte más divertida y tal. He tenido suerte con las parejas de mi madre porque siempre la parte intelectual estuvo muy presente en casa y en mi crecimiento. Parte de la persona que soy es gracias a todas esas conversaciones increíbles que escuchaba de pequeña. Sin lugar a dudas, eso me ha nutrido y me ha hecho mucho más abierta.
Pero has jugado con ventaja...
Sí, entiendo lo que quieres decir y es cierto. Es verdad que soy muy afortunada porque no me ha faltado nunca de nada y eso es ser una privilegiada. Hay algo que aprendí gracias a la religión, que sé que siempre vuelvo a ella, pero a mí me ha servido mucho para mi día a día. A mi familia no le faltan recursos y eso me preocupa, porque a lo mejor choca con los principios del catolicismo y no puedo cumplir con lo del tema material. Se lo conté a un sacerdote y él me lo explicó muy bien: "Puedes tener mucho y no tener tu corazón puesto en las cosas materiales, o puedes tener muy poco, tener tu corazón en las cosas materiales y estar muy frustrado por no tenerlas".
¿Tú no tienes el corazón en las cosas materiales?
A ver, yo sé que es menos común, pero puedes encontrar gente que tenemos muchas cosas, pero no son la razón que rige nuestra existencia. Yo creo que ahí está el equilibrio bueno: las cosas materiales no son malas, lo que tienes que hacer es tener las ideas en orden y no obsesionarte con ellas.
Tío Miguel, tío Julio... ¿Llamas tío a todas las parejas de tu madre?
Menos a Mario (Vargas Llosa), que ya me ha pillado mayor. Mario es Mario. (Risas). Es que en Filipinas hay una tradición muy fuerte de llamar tito o tío a las personas muy allegadas a tu familia. Mi madre lo sacó de ahí y ya se quedó. No se me hace raro.
¿Cómo es vivir teniendo que estar siempre perfecta para cámara?
No siempre estoy perfecta. Ojalá (risas).
Bueno, pues estando siempre expuesta.
Me impone menos que a la mayoría porque yo he crecido con los medios. Te voy a poner un ejemplo concreto: Jesús Mariñas tenía una fama fatal, pero como yo le conocía desde niña, era una persona más de mi infancia y mi trato con él era tan normal. Realmente, detrás de cada periodista también está una persona e intento tratarlos un poco así. ¿Que hay veces que resulta muy incómodo? Sí, pero lo sufro más por la familia de mi novio y por mis amigos, que no están tan acostumbrados y de repente reciben una notoriedad que no han buscado simplemente por estar relacionados conmigo. Eso lo sufro más, pero a mí directamente no me afecta.
¿Cómo conviven la persona y el personaje?
Eso ha sido difícil para mí durante años, pero crecer espiritualmente me ha ayudado. La religión es lo que me ha equilibrado todo, me ha servido de balanza. Antes vivía de una forma muchísimo más material y no entendía ni me interesaba el porqué de las cosas. Ahora entiendo que todos tenemos nuestra cruz y a mí me ha tocado esta: salir en los medios, estar en boca de todo el mundo y que la gente opine sobre mí. No es una cruz agradable, pero, bueno, a otras personas les toca una enfermedad mortal.
¿Nunca te dio miedo ser un juguete roto?
Lo de los juguetes rotos es muy interesante porque es una frase que le escuché hace poco a un peluquero. Me estaba hablando de la serie de La Veneno de Los Javis y me dijo que contaba historias de personas que son juguetes rotos. Y pensé: "¡Huy, qué bonito!". Es verdad que, cuando te expones tanto como yo me he expuesto, todos somos juguetes rotos. Yo me he sentido así a veces y poder expresarlo tan abiertamente como lo hacen ellos me parece muy valiente. Yo siento mucho recelo con las personas que sus vidas parecen perfectas, porque normalmente hay algo se nos escapa. No existe la vida perfecta y la mía tampoco lo ha sido.
Mira, tu relación con Los Javis es una de esas cosas que no encajan en tu estereotipo.
Sí, es verdad. Se basaron en mí y en mi conversión religiosa para escribir La llamada. Cuando me lo contó Javi Ambrossi dije: "¡Qué gracia!". De todos modos ellos tenían también esa experiencia, porque Javi Ambrossi había ido a un colegio de la Obra. Pero me encantó que me contactaran. De hecho fui a ver La llamada al teatro varias veces. Es que a mí me encantan los musicales. Me encantan.
¿Qué pesa más: ser marquesa o ser Preysler?
Es que ser Preysler en este país es un título en toda regla (risas). Las dos cosas pesan y me enorgullecen. Yo también soy Fernández de Córdoba y ahora estoy viendo la serie Isabel con Íñigo (su pareja). Sale mucho Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. ¿Sabes?
Sí.
Bueno, pues sin querer subirme a la parra, pienso: "Yo vengo de su estirpe con lo valiente que es". Así que me digo: "Tamara, tienes que ser valiente, lo llevas en la sangre". Cuando pienso en el marquesado pienso en eso: que yo soy la sexta en tener el título, que ha habido seis personas de mi familia que lo han honrado antes que yo y es un gran honor. La verdad es que mi padre me dio una grandísima sorpresa al dejármelo en herencia.
¿Sientes que MasterChef te acercó al pueblo?
Sí, me acercó muchísimo a la gente y me di cuenta por redes sociales, porque ahí puedes tener contacto directo con las personas. Me apoyaron un montón. Podría haber salido mal, pero... Cuando entré me lo advirtió Jordi (Cruz), que grabando tanto rato en situaciones de estrés se iba a ver mi persona real y eso a veces acaba mal, pero gracias a dios para mí fue positivo.
Fue una exhibición de orgullo pijo, que el programa explotó todo el rato.
(Risas) Sí, es cierto. A ver, eso es un tópico que se ha dicho mucho y se seguirá diciendo, pero es que.... evidentemente soy una niña pija. No hago ascos a esa imagen de mí ni nada por el estilo. Somos lo que somos, no pasa nada. ¿Soy una pija? Pues claro que lo soy. Pero soy muchas más cosas aparte de eso.
¿Qué se siente cuando tu cambio de peso se convierte en debate nacional?
Tuve un problema de tiroides, engordé mucho y luego lo perdí. A la gente le interesaba mucho, pero a mí me pareció una situación normal y fue un momento de crecimiento personal. O sea, no te pasa nada por engordar. Me aconsejaban que aprovechase para explotar ser una gordibuena y dije no, porque no estaba sana. Tenía un sobrepeso y tampoco era algo que fuese a defender. Pero la verdad es que engordé y tampoco se cayó el mundo.
Has defendido la importancia de la terapia en tu vida. Compaginas ciencia y religión.
Sí, porque la terapia es algo que a mí me ha ayudado muchísimo y creo que realmente ayuda a todo el mundo. Muchas veces no sabemos afrontar situaciones y es interesante ver cómo la psicología forma parte de lo que es un individuo en su totalidad. Yo no diferencio y pienso en el alma, la mente y el cuerpo como uno. A mí la psicología me parece fascinante y ojalá vaya siendo cada vez menos tabú que todos necesitamos ayuda. Y la teoría del Big Bang viene de un sacerdote. Ciencia y religión no están reñidas. Al revés, Darwin no negaba que Dios existiera.
¿Tu religiosidad se toma un poco a broma?
Es verdad que hay gente que lo ve de esa forma, pero también ha habido mucha gente a la que le ha ayudado que yo, una persona conocida, diga: "Soy católica y he tenido una conversión". No me quedo con lo negativo, me quedo con el bien que he hecho contando mi testimonio y, frente a los que se ríen, tengo las Escrituras. Jesús lo dice: "Se van a reír, te van a perseguir por todo esto". Así que mejor, más puntos para el Cielo.
¿Tienes control total sobre tu vida?
No, ya me gustaría. Pero sí que noto que he crecido y evolucionado. Cuando la gente dice que ojalá volver a los 20, yo no volvería. Me parecería aburrido y, además, me gusta el punto en el que estoy y hacia donde estoy yendo. Pero creo que aún me queda mucho camino.

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