domingo, 3 de noviembre de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON, Brunello Cucinelli. El empresario filósofo / COCINA, ENSALADA DE VAINAS CON CEBOLLETA,/ Sara Blakely. La creadora de la faja milagro.

TÍTULO;  DESAYUNO DE DOMINGO CON, Brunello Cucinelli. El empresario filósofo,.

  1. Tan pronto cita a Obama como a Adriano o san Francisco de Asís. Aunque, a decir verdad, en su conversación se cuelan más pensadores del ...

    Estilo

    Brunello Cucinelli. El empresario filósofo



    Su primera revolución fue introducir el color en la cachemira, pero Brunello Cucinelli quiere ir más lejos: generar ingresos sin descuidar la dignidad del hombre. Él la llama 'empresa humanística', la ha puesto en marcha en un pequeño pueblo de Italia... y funciona.


    Tan pronto cita a Obama como a Adriano o san Francisco de Asís. Aunque, a decir verdad, en su conversación se cuelan más pensadores del mundo antiguo o renacentista que rostros habituales del telediario. Con una notable excepción: el Papa Francisco, que aparece de manera recurrente en su elocuente discurso. «Desde la muerte de Martin Luther King no había vuelto a encontrar grandes hombres que me inspiraran. Hasta Obama hace unos años... y ahora el Papa», cuenta Brunello Cucinelli desde su despacho en el restaurado castillo de Solomeo.
    Cucinelli es un empresario peculiar que hace tiempo decidió poner en marcha un gran experimento: sin olvidar los fines lucrativos que toda empresa tiene (y la suya generó un volumen de negocio neto de 279,3 millones de euros en 2012, un 15 por ciento más que el año anterior), quiso crear un modelo atento a la dignidad del hombre. Él lo llama empresa humanística y, para explicarse, cita de nuevo a los clásicos. «Alejandro Magno no hacía que le llevaran agua especial, como hicieran otros antes que él. Él bebía lo mismo que sus soldados y así conseguía que lo siguieran donde hiciera falta. Yo quise hacer algo parecido, con un modelo capitalista que tenga al hombre en su centro».
    Y así nació la firma que lleva su nombre y que se ha convertido en uno de los grandes representantes de la moda italiana en el mundo. Con la cachemira como ingrediente fundamental ha construido una empresa imbuida de espíritu renacentista donde una parte importante de los beneficios se reinvierten en la restauración del burgo de Solomeo y en proyectos que van mucho más allá de la lógica empresarial. Desde el teatro que construyó lentamente y que, desde su inauguración en 2008, programa nuevos espectáculos cada temporada hasta la librería con libros en italiano o inglés pero también en árabe, ruso o esperanto; o el más nuevo de todos: una academia para formar artesanos tejedores que acaba de echar a andar. Dos decenas de chavales con un máximo de 27 años reciben una bolsa de estudio de 700 euros mensuales y formación en asignaturas como Teoría y Práctica del Zurcido o el Arte del Remiendo. Además, podrán participar activamente en la vida diaria de la empresa y se mezclarán con el resto de los trabajadores (60 de ellos, en prácticas), cuya edad media ronda los 35 años. «El artesano contemporáneo será considerado un maestro en unos años. Será el ingeniero del futuro, pero para que eso ocurra hay que devolverle una dignidad económica», dijo en la presentación del proyecto.
    De los algo más de mil trabajadores que tiene su firma, unos 700 se concentran en este pequeño pueblo de apenas mil habitantes. Brunello Cucinelli recaló aquí en 1985. Solomeo, una pequeña localidad de Umbría a escasos kilómetros de Perugia, es el pueblo de su entonces prometida y hoy mujer, Federica. «Estaba buscando una nueva sede para mi empresa porque la otra se nos había quedado pequeña. No fue fácil. Hasta que una tarde me quedé mirando la suave colina de Solomeo, con sus bosques, el burgo, el castillo... Lo conocía bien, pero aquella tarde me pareció diferente. Sentí que tenía delante el lugar que había buscado durante tanto tiempo». Y dedicó un gran esfuerzo durante los años siguientes para restaurarlo y adaptarlo a sus necesidades: las empresariales y las humanísticas. En el castillo se han distribuido las oficinas y los talleres, en amplios espacios sin barreras «aquí, todo el mundo se mueve libremente porque todos saben que son una pieza imprescindible del engranaje», dice.
    La clave, afirma Cucinelli, está en sentirse guardián o, mejor dicho, custodio. Solo así abandonarás el miedo a perder lo que tienes. «Cuando en abril del año pasado la empresa salió a Bolsa, se lo explicaba así a los inversores: sé que tú no estarás aquí dentro de 100 años, yo tampoco. Pero mi proyecto es a 100 o 300 años vista». Debió de resultar convincente: en un año la empresa duplicó su valor, dotando a Cucinelli de un patrimonio neto de al menos mil millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios Bloomberg.
    «Yo no soy un esnob afirma, hasta los 15 años era un campesino, vivía en el campo. Fui a la escuela en los años setenta. Eran tiempos de protesta, del 68 parisino. Fue un periodo particularmente bonito, ¡pero no se estudiaba! Mi escuela fue el bar de mi pueblo, Castel Rigone. Entre cafés y partidas de cartas se hablaba de todo». Probablemente, cuando dejó los estudios de Ingeniería para centrarse en la cachemira, ni él mismo podía imaginarse el largo y fructífero camino que tenía por delante. Hoy lanza una advertencia a sus dos hijas, que trabajan en la empresa familiar: «Si soy el custodio, y no el propietario, quiere decir que esto no se hereda. Mi padre era campesino, yo lo fui durante un tiempo y luego me lancé a hacer otra cosa. Hoy soy accionista y un día lo serán mis hijas. Si son capaces, harán esto; si no, buscarán otro camino». Entretanto, él sigue controlando el proceso creativo con un círculo de unas diez personas que, junto con un equipo más amplio de sastres, crean unos 50 prototipos nuevos al día. Cuando arrancó, allá por 1978, consiguió una financiación de 500.000 liras y creó cinco prototipos de jerséis de cachemira que, rompiendo las reglas, adoptaron colores vivos. Hoy, sus creaciones se venden en sus más de 50 tiendas monomarca repartidas por todo el mundo.
    Cucinelli mira con optimismo al futuro: «El mundo ha cambiado y el capitalismo debe hacerlo con él. Ha de ser contemporáneo y contener una gran dosis de humanidad. Los que se comportan conforme al viejo sistema no son creíbles ya». Y concluye: «Tenemos que volver a invertir en los viejos ideales: la bella política, la familia, la espiritualidad». Amén.

    LO QUE INVITA A LLEVAR
    «¿El estilo Cucinelli para este otoño-invierno? Permíteme que te lo enseñe», dice la alma máter de la firma al tiempo que se pone en pie para explicar, indicando su propia vestimenta, su propuesta. «Hemos buscado un estilo deportivo-chic de lujo: pantalones de cachemira o chaqueta sin corbata con pequeños detalles». A la vez avanza que de cara a la próxima primavera-verano se han inspirado en el deporte.Otro ingrediente fundamental: una búsqueda «exasperada» del artesanado. Tejidos hechos a mano, pero rematados con láser: «Una artesanía tecno, podríamos decir», concluye Brunello.

     Su desayuno: «Mi mujer me lleva a la cama un café con leche en un vaso de cristal grande. Me lo tomo sorbito a sorbito porque me estresa un montón correr por las mañanas».

    TÍTULO; COCINA, ENSALADA DE VAINAS CON CEBOLLETA,.


    1. Ingredientes: 1 kg de vainas, 2 cebolletas picadas, 1 puñado de perejil, 1 yema de huevo, 150 g de vinagre de Jerez, 1 cucharada sopera de ...-foto.

      Ensalada de vainas con cebolleta



      Un entrante refrescante y a tope de sabor


      Ingredientes: 1 kg de vainas, 2 cebolletas picadas, 1 puñado de perejil, 1 yema de huevo, 150 g de vinagre de Jerez, 1 cucharada sopera de yogur natural de buena calidad que no sea edulcorado ni azucarado, 12 pepinillos en vinagre, flor de sal y un poco de pimienta recién molida. Además: unos tacos pequeños de foie gras, una manzana mediana del tipo Granny Smith, un puñado de almendras y unas ramas de perejil para adornar el plato al ir al servir.
      Elaboración: se limpian bien las vainas y, con un pelaverduras o una puntilla, se les eliminan los extremos y las hebras laterales. Se pican en trozos de un tamaño similar. En una cazuela adecuada, con unos 30 gramos de sal por cada litro de agua, se cuecen unos diez minutos. Cuando haya pasado ese tiempo, se escurren y se colocan, sin refrescarlas, en una ensaladera. Por otro lado, se pica la cebolleta y se echa en una cazuela junto con el vinagre de Jerez. Se pone al fuego para que reduzca. Cuando el líquido se haya quedado en la mitad, se retira del fuego. Cuando esté tibio, se mezcla la yema de huevo con el yogur hasta que quede compacto. Se echa a la cazuela y se le dan bastantes vueltas para que todo quede bien integrado. Se salpimenta y se vuelve a poner al fuego, sin que llegue a hervir. Entretanto se pican los pepinillos y se echan en la ensaladera donde hayamos dejado las vainas.
      Acabado y presentación: se cortan unos bastones finos de manzana con piel y se añaden a la ensaladera con las vainas y los pepinillos. Se echan también unas almendras y se agregan la vinagreta caliente, el perejil picado grueso y unos tacos de foie gras recién cortado. Se mezcla bien, se rectifica de sal, se añaden unos bastones del propio foie gras y unas ramitas de perejil para adornar y se sirve.


      1. Atlanta, un edificio de oficinas acristalado. Aquí tiene su sede Spanx, la empresa de Sara Blakely. Esta estadounidense de 42 años ha ...

        Belleza

        Sara Blakely. La creadora de la faja milagro



        ¿Qué secreto comparten Sandra Bullock y Gwyneth Paltrow? Que llevan ropa interior moldeadora capaz de camuflar la celulitis y los kilos de más. Hablamos con su inventora, Sara Blakely, una de las mujeres más ricas del mundo gracias a sus fajas milagro.


        Atlanta, un edificio de oficinas acristalado. Aquí tiene su sede Spanx, la empresa de Sara Blakely. Esta estadounidense de 42 años ha inventado una ropa interior que hace más delgada, que moldea la silueta y no se nota bajo la ropa. Sara Blakely es rica gracias a Spanx. Muy rica: la revista Forbes la nombró en 2012 la multimillonaria hecha a sí misma más joven del mundo. Sus clientas son famosas: Gwyneth Paltrow, Sandra Bullock, Adele...
        XLSemanal. Señora Blakely, ¿qué lleva hoy debajo del vestido?
        Sara Blakely. Llevo unos Skinny Britches, unos shorts moldeadores...
        XL. ... que parecen culotes de ciclista.
        S.B. ... y también un Bra-llelujah.
        XL. ¿Lleva ropa interior de Spanx todos los días?
        S.B. Sí, la verdad. Hay mujeres que se ponen mis shorts hasta debajo de los vaqueros; a eso, yo no llego.
        XL. ¿Cómo le explica a su hijo de cuatro años en qué trabaja?
        S.B. Le digo: «Mamá hace bonitos los traseros».
        XL. Y le parecerá estupendo.
        S.B. Sí. También le digo: «Mamá ayuda a las mujeres a que se sientan mejor». Y él me dice: «Genial». De mayor, mi hijo tendrá mucha experiencia en mirarles el trasero a las mujeres. Como mi marido. Vayamos a donde vayamos, siempre se fija en a quién le podría venir bien un modelo de Spanx.
        XL. Parece algo automático: de camino hacia aquí también nosotros hemos venido mirando todos los traseros.
        S.B. ¿Ve? Mi marido tiene mi autorización expresa para mirarles el culo a las mujeres. En nombre del negocio, claro está.
        XL. Más de seis millones de mujeres de todo el mundo llevan Spanx. ¿Por qué este boom?
        S.B. Porque no había nada parecido. Una mujer solo podía elegir una de esas fajas de las de antes. Nosotros utilizamos el mismo material del que se hacen las medias; es como una segunda piel: no hace bultos y disimula la celulitis.
        XL. Pero seamos honestos: su ropa interior no es sexi. Supongamos que una mujer conoce a un hombre en un bar y se plantea la posibilidad de pasar la noche con él...
        S.B. Pues por eso estamos teniendo tanto éxito: durante décadas, la ropa interior la han diseñado los hombres. Sus piezas estaban pensadas para muñecas. Mi perspectiva es otra: tengo un aspecto sexi cuando estoy de pie junto a la barra, y eso basta para que un tipo se interese por mí. Y ya veremos lo que pasa la próxima vez.
        XL. Quitarse estos modelos suyos es todo un desafío. Una anciana tuvo que llamar a los bomberos...
        S.B. ¡Me encanta esa historia! Cuando los bomberos quisieron cortar el tejido, les gritó: «¡No lo rompáis! ¡Es una Spanx, quiero ponérmela más veces!».
        XL. ¿Sus medias y fajas son algo así como una liposucción para pobres? Comprimen los michelines de una forma muy favorecedora...
        S.B. Calculo que la mitad de nuestra clientela lleva nuestros productos porque hacen invisibles esos dos kilos y medio de más.
        XL. La idea se le ocurrió mientras tenía en las manos unas medias...
        S.B. ... a las que les estaba cortando la parte de los pies, sí. Aquello fue hace 15 años. Me había comprado unos pantalones color crema muy bonitos, pero que dejaban que se notara el tanga. Estaba enfadada. No tenía mucho dinero, y los pantalones me habían costado bastante.
        XL. En aquella época iba de un lado a otro intentando venderle aparatos de fax a la gente.
        S.B. Fueron años duros. Desafiantes y humillantes al mismo tiempo. Llamaba a una puerta tras otra, y la gente rompía mis tarjetas de visita o hacía que me echaran del edificio. Pero fue el mejor entrenamiento... Siempre fui muy consciente de que mi destino no era estarme toda la vida vendiendo faxes. En un momento dado, me dije: estos aparatos no me gustan nada. Así que empecé a pasarme las tardes y los fines de semana probando tejidos y materiales diferentes, desarrollando Spanx poco a poco.
        XL. Un día le mandó uno de sus modelos a Oprah Winfrey, la reina de la televisión estadounidense.
        S.B. Le mandé mi primer producto, los Bodyshaping Tights sin pies. Adjunté una tarjeta y poco después oí que la estilista de Oprah se los había puesto y que estaba encantada con ellos. Luego, Oprah los eligió en su programa como producto del año.
        XL. Y así entró en el mundo de los negocios.
        S.B. Mi empresa consistía en mi apartamento y poco más, pero de repente tuve que ponerme en marcha de verdad, montar una página web en dos semanas... Fui a un amigo y le supliqué: «¡Créame una web!». En cuanto se emitió el programa de Oprah, recibimos pedidos como locos.
        XL. Es el sueño americano: de vendedora de faxes a multimillonaria. ¿Cómo es eso de tener tanto dinero?
        S.B. ¡Es estupendo! Pero no estoy muy segura de haberlo asumido del todo. Sigo teniendo los mismos amigos que antes. Cuando estoy en un restaurante o en un gimnasio, muchas mujeres se me acercan y se levantan la falda o la camiseta y me dicen: «¡Mira lo que llevo debajo!». Eso me gusta, y también me gusta lo que hago.
        XL. No se atrevió a confesarle lo rica que era al hombre que sería su futuro marido. Solo se decidió un par de días antes de la boda. ¿Por qué?
        S.B. Por algunas experiencias previas. Me casé tarde, con 37 años. Antes había pasado por muchas relaciones en las que el tema de mis ingresos acabó siendo un problema. No quería que me pasara lo mismo. Aunque él también es un empresario de éxito.
        XL. Jesse Itzler, su marido, era rapero antes de lanzarse a los negocios con una empresa de vuelos privados.
        S.B. A pesar de eso, me preocupaba el asunto. Así que le dije: «Tengo más éxito en los negocios de lo que piensas». Y él dijo: «¿Eso es todo?». No hemos vuelto a tratar el tema.
        XL. Siempre ha sido una persona muy dotada para los negocios...
        S.B. ¡Oh, sí!
        XL. De niña hacía dibujos que luego vendía por el vecindario. ¿De dónde le viene ese impulso empresarial?
        S.B. Lo llevo en el ADN. Muchos niños quieren pasarse el día entero pintando. Otros, botando una pelota. Yo siempre he querido vender cosas y ver cómo reaccionaba la gente.
        XL. Su vida parece un cuento de hadas. ¿También ha habido momentos duros?
        S.B. ¿De cuánto tiempo dispone?
        XL. De tanto como usted quiera.
        S.B. Por supuesto que los ha habido. He perdido amigos en situaciones dramáticas, empezando por mi amiga Susie, a la que vi morir cuando tenía 16 años. Íbamos juntas en bicicleta cuando la atropelló un coche. Poco antes, mi padre había abandonado a la familia. Fue una época muy triste. Luché mucho. Después suspendí el examen de acceso a la Facultad de Derecho. Mi padre era abogado. Quería estudiar Derecho, pero no pasé las pruebas. Tengo dificultades de aprendizaje.
        XL. ¿Salió fortalecida de esas experiencias?
        S.B. Cuando ocurre algo tan trágico en tu vida, a la larga suele acabar siendo una bendición. Todos hemos pasado por un montón de mierda a lo largo de la vida. Disculpe que me exprese así.
        XL. No, no se preocupe.
        S.B. La cuestión es qué hace uno con la mierda. Algunas personas se quedan toda su vida hundidas hasta las orejas en ella y apestan. Otros se rehacen y aprovechan para plantar un jardín; la mierda les sirve de fertilizante. De ahí pueden brotar unas rosas maravillosas.
        XL. Usted decidió plantar rosas.
        S.B. Cuando mi amiga falleció, yo todavía no había tenido ninguna experiencia con la muerte. Susie se había quedado a dormir en mi casa las tres últimas noches, las vacaciones acababan de empezar. Y entonces va y ocurre el atropello. Pero, si aquel suceso provocó algo en mí, eso fue una enorme urgencia por vivir.
        XL. ¿A qué se refiere?
        S.B. A la mayoría de las personas les pasa a los 40 o 50 años, cuando pierden a sus padres: se dan cuenta de lo corta que es la vida. De repente aparece la gran pregunta: ¿qué estoy haciendo con mi vida? Yo me la hice más joven. Desde aquello vivo más en el aquí y el ahora. No dedico ni un solo momento a preguntarme si le gustaré a esa persona o no. De todas maneras son cosas que no puedo controlar, así que para qué. Haberme dado cuenta de eso es un regalo que Susie me dejó con su marcha.
        XL. ¿A qué desafío está aguardando ahora? ¿Qué será lo próximo?
        S.B. Llevo años dándole vueltas a crear los primeros zapatos de tacón realmente cómodos. Pero no tengo tiempo para ponerme a ello.


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