SE HA TENIDO EN CUENTA SU NIVEL DEPORTIVO, SU PASADO Y SU SITUACIÓN PERSONAL, foto.
Diez refugiados formarán equipo olímpico en Río 2016,.
Tras dejar
Siria, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Etiopía
huyendo de la persecución y la guerra, diez jóvenes formarán el primer
Equipo Olímpico de Refugiados (ROT, por sus siglas en inglés) y
participarán este verano en los Juegos de Río de Janeiro.
El Comité Olímpico Internacional (COI) dio a
conocer los nombres de los seleccionados, residentes actualmente en
Kenia, Brasil, Alemania, Bélgica y Luxemburgo. "Estos refugiados no
tienen hogar, ni equipo, ni bandera, ni himno nacional. Les ofreceremos un hogar en la villa olímpica
junto al resto de los atletas del mundo. El himno olímpico sonará en su
honor y la bandera olímpica los guiará hacia el estadio", explicó en un
comunicado el presidente del COI, el alemán Thomas Bach.
En la ceremonia de apertura de los Juegos, el Equipo Olímpico de Refugiados desfilará con la bandera olímpica por delante del equipo de Brasil, el anfitrión.
La
mitad del equipo, cinco atletas, huyó de la guerra de Sudán del Sur y
vive ahora en Kenia: Yiech Pur Biel, que correrá los 800 metros; James
Nyang Chiengjiek, los 400; Paolo Amotun Lokoro, los 1.500; Anjelina Nada
Lohalith, los 1.500 femeninos; y Rose Nathike Lokonyen, los 800 metros
femeninos.
Han sido también seleccionados
dos jóvenes sirios que competirán en natación: Rami Anis, nadador
internacional en su país que huyó a Bélgica junto a su familia para
evitar ser llamado al ejército; y Yusra Mardini, que también había
representado a su país en diversas competiciones internacionales antes
de la guerra y que llegó el año pasado a Berlín junto a su hermana tras
dejar Damasco.
El etíope Yonas Kinde, que
vive en Luxemburgo desde 2015, formará asimismo parte del equipo después
lograr la mínima olímpica para Río en el maratón de Fráncfort de 2015.
En
Brasil, el país anfitrión, viven los otros dos atletas seleccionados,
originarios de la República Democrática del Congo: Yolande Bukasa Mabika
y Popole Misenga, que pidieron asilo en el país sudamericano cuando
participaron en los Mundiales de Judo celebrados en Río en 2013. "Serán
un símbolo de esperanza para todos los refugiados del mundo y harán al
mundo consciente de la magnitud de esta crisis", añadió Bach.
El
presidente del COI se mostró convencido de que estos atletas mostrarán
que "a pesar de las tragedias inimaginables a las que han hecho frente",
que "todo el mundo puede contribuir a la sociedad con su talento, sus
habilidades y la fuerza del espíritu humano".
Los
diez miembros del equipo han sido seleccionados a partir de 43
candidaturas tras consultar a los respectivos comités olímpicos
nacionales, a las federaciones internacionales y a la Agencia de la ONU
para los Refugiados (ACNUR).
Se ha tenido
en cuenta su nivel deportivo, su pasado y su situación personal,
mientras que la ONU ha verificado que cuentan con un estatus oficial de
refugiados. El equipo se alojará en la villa olímpica, como el resto de
participantes en los Juegos, y tendrán cubiertos sus gastos, según
explicó el COI, que garantiza que les seguirá apoyando tras los Juegos.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - EL KICKBOXING EXTREMEÑO GOLPEA FUERTE,.
El kickboxing extremeño golpea fuerte,.
-
Nuestra comunidad se consolida como potencia en este desconocido deporte gracias a sus catorce oros en el último Campeonato Nacional,.
Que un deporte sea casi 'rookie' en una comunidad no implica que no pueda catalogarse como exitoso. El kickboxing es fiel reflejo de ello en Extremadura, con una federación regional con poco más de dos años de vida pero que ve como nuestros representantes causan estragos allá por donde compiten. Del último Campeonato de España, celebrado a finales de abril y comienzos de mayo en Salamanca y Sevilla, la selección extremeña se trajo nada menos que 14 medallas de oro, 15 platas y otros 14 bronces, y todo eso con unos convocados que practican casi como si fuera un entretenimiento este deporte de origen japonés que mezcla técnicas de lucha y boxeo con artes marciales.
Mientras en otros puntos de la geografía española sí hay más apoyos, las ayudas o subvenciones que recibe la Federación Extremeña de Kickboxing son escasas por parte de la Junta de Extremadura. Además, el hecho de ser una federación de reciente creación no ayuda, como recuerda su secretario, Diego Ignacio Rodríguez. «Puede que seamos la que menos recibe», atisba. Oficialmente fue reconocida en marzo de 2014 y en escaso margen se ha abierto un hueco en el panorama nacional. «Somos una potencia en España y una de las comunidades con más medallas en los últimos campeonatos pese a ser una federación muy pequeña. Hemos logrado grandes resultados y tenemos una gran progresión», prosigue el federativo.
«Le pesan más los guantes»
Puede que quien no conozca el kickboxing lo vea con ciertos prejuicios. El primero de ellos es su cercanía a la violencia, pero la gente que está dentro del gremio lo descarta por completo, y más en los casos de chicos muy jóvenes que acceden a él como un hobbie. «Es un deporte de contacto, pero eso no significa que salgan a matarse. Pero si a mi hijo le pesan más los guantes que otra cosa. La madre no pone ningún problema porque sabe que no existe peligro, al revés, está encantada», comenta el pacense Luis Mateos, padre de Ignacio. Su chaval regresó de Salamanca con dos medallas de plata en 'point fight' y 'light contact' más un bronce en 'formas libres' representando a su comunidad y al gimnasio Dojo Bushido. «Hay gente que cuelga un saco en su casa para darle patadas y que 'macarrea' mucho y sólo piensa en pelear, dándole mala fama al kickboxing, pero los que de verdad estamos dentro de él sabemos que es un deporte muy bonito y con mucha seguridad. Yo soy árbitro también y, además de las obligadas medidas de protección, tengo la facultad de parar un combate si no me gusta la actitud de alguno de los contrincantes. Y no sólo la suya sino la de su equipo o incluso los aficionados que le siguen. Es una falsa mentalidad porque el trato entre los deportistas es magnífico y hay mucha educación», defiende Diego Ignacio Rodríguez.
Mientras, Luis Mateos asegura que llevó a su hijo al centro de artes marciales con apenas cinco años, como quien lo lleva a cualquier otra dedicación. Lo probó y le gustó tanto que desde entonces no ha parado. «No le viene de familia sino porque quería apuntarlo a algo. Podría haber sido inglés u otra cosa, pero decidimos que fuera el kickboxing. Vieron que tenía recursos y ahí sigue el chico», continúa. Su segundo vástago, Rodrigo, apunta maneras y con siete años ya está dando sus primeros pasos, aunque en su caso tiene un duro competidor llamado fútbol.
Preguntado sobre qué le aporta dicha práctica al pequeño, contesta que a los habituales beneficios de cualquier práctica deportiva suma una buena dosis de disciplina y mucho trabajo en equipo. «Esto es como una gran familia y cuando salen a competir por ahí también. Es curioso cómo se ayudan chicos de 20 kilos y otros de 80», incide Mateos antes de recalcar el enorme mérito que tienen los luchadores extremeños cada que salen a competir contra otras comunidades. «Recuerdo que los vascos iban con su propia bandera y recibían muchas subvenciones mientras nosotros no tenemos ninguna ayuda y tenemos que buscarnos la vida».
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