BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA -¿Es la deuda corporativa la mejor opción para la segunda parte del año?, , fotos,.
LA NOCHE ABIERTA
Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.
¿Es la deuda corporativa la mejor opción para la segunda parte del año?,.
Las dudas sobre el crecimiento restan
interés a la renta variable; mientras que los bancos centrales
desincentivan la compra de bonos soberanos. El crédito es la alternativa
a la que se aferran muchas casas de inversión, ante la falta de
oportunidades
La labor de las gestoras de fondos como agentes encargados
de identificar oportunidades de inversión se ha complicado en el segundo
semestre de 2019. Diferentes circunstancias se han conjurado para alumbrar un escenario en el que es complicado encontrar activos atractivos.
Para empezar, el espectacular comportamiento de la renta variable en lo que va de año con rentabilidades en el entorno del 19 por ciento para la bolsa americana y del 18 por ciento para la europea ha provocado una elevación de las valoraciones que resta interés a este área del mercado. Máxime, cuando se espera un agravamiento de la ralentización económica (y, eventualmente, una recesión, en algún momento).
«Los máximos de la bolsa neoyorquina pueden inducir a un inversor poco experimentado a pensar que el momento económico es dulce. Pero sabemos que no es así, ya que siguen existiendo muchas incertidumbres, por mucho que en las últimas jornadas se hayan suavizado algunas como la guerra comercial, el conflicto entre Italia y Bruselas o el relevo de Draghi en el BCE. De hecho, el volumen no ha vuelto a la renta variable», explica Victoria Torre, responsable de productos y servicios de Self Bank.
«Ver a un Nestlé que ha subido un 30% y está cotizando con un per de 28 es significativo de lo distorsionado y dopado que está el mercado», apunta por su parte Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas.
La cuestión es que, por el lado de la renta fija, la deuda soberana tampoco está ofreciendo respuestas a los inversores, con rentabilidades negativas hasta el 7 años, en el caso de los bonos españoles. La política ultralaxa del Banco Central Europeo en cuanto a tipos de interés es la responsable de esta deriva y no parece que vaya a vivir modificaciones en el corto plazo (más bien al contrario, si Mario Draghi aprecia síntomas de mayor deterioro económico).
En este escenario, los bonos corporativos son la solución (no exenta de dudas) a la que se están aferrando algunas casas de inversión. Al tratarse de un activo de renta fija, ofrece algo más de seguridad que la bolsa (con matices) y, aunque su rentabilidad se ha reducido por la bajada de los tipos, sigue ofreciendo una prima con respecto a los gobiernos.
De hecho, ha sido precisamente la expectativa de bajada de tipos uno de los factores que ha favorecido el buen desempeño del crédito en el primer semestre de este año, al implicar una subida de precio de los bonos en circulación. «El avance de los precios de los bonos ha estado propiciado por el cambio en el discurso de los bancos centrales hacia una política monetaria más laxa. El alza de los precios de los bonos también ha estado motivada por el incremento del flujo de dinero hacia esos activos a lo largo de todo el semestre. Muchos inversores han optado por invertir en renta fija tras las pérdidas cosechadas el pasado año en renta variable», explica Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada.
Torre añade otro motivo: «En respuesta a los bajos tipos de interés, los inversores están dando más importancia que nunca a los activos que, de un modo u otro, pueden generarles ingresos periódicos. Y los bonos, con su reparto de cupones, son uno de ellos. Por eso, el arranque de año ha sido fantástico».
Esta buena evolución ha tenido reflejo en la rentabilidad arrojada por las instituciones de inversión colectiva de esta categoría. Así, los fondos de renta fija 'high yield' en euros han logrado una revalorización del 7%, según datos de Morningstar; mientras que los fondos de renta fija corporativa euro han subido un 5,29%; y la renta fija global corporativa sin cobertura se ha revalorizado un 8,69% (con cobertura de riesgo divisa, un 6,8%). Por su parte, los fondos que invierten en emisiones con vencimiento a más corto plazo también han sacado provecho de la situación. A cierre de junio, acumulaban una revalorización del entorno del 2%.
De cara al segundo semestre, la política monetaria también es uno de los factores que justifican la apuesta de algunas gestoras por este segmento. En concreto, muchas voces auguran que el BCE podría apostar por las compras de bonos corporativos para estimular la economía, lo que beneficiaría a este mercado.
Sin embargo, el crédito no es un activo exento de dudas. Para empezar, porque se ha comportado muy bien en el primer semestre y, por eso, tiene menos recorrido. «Los tipos, sobre todo en las emisiones de mayor calidad, están en niveles muy reducidos y el diferencial que ofrece el 'high yield' tampoco es ya muy atractivo. Las valoraciones, tras el 'rally', vuelven a estar altas y, por tanto, hay que extremar la cautela, ser muy selectivo y centrarse en los emisores de mayor liquidez», avisa Barrero quien, pese a todo, considera que, mientras los bancos centrales mantengan el rumbo, seguirá el incremento de precios de los bonos.
Farrás resume así su postura respecto a este activo: «Deuda corporativa sí, pero no porque sea una gran oportunidad, sino para tratar de sacar
algo de rentabilidad», explica.
En este contexto, cabe preguntarse qué tipo de crédito es más interesante, si el de mayor calidad, denominado grado de inversión ('investment grade', en inglés); o el de menor calidad, denominado de alto rendimiento ('high yield'). Sobre este punto, los expertos coinciden en preferir los bonos de mayor calidad porque, aunque ofrezcan menor rentabilidad, conllevan menor riesgo en un entorno complicado. Asimismo, algunos gestores han mencionado oportunidades en deuda senior de bancos de la zona euro o en bonos de fabricantes de coches. Más allá de eso, no hay muchas coincidencias en lo que se refiere a preferencia por duraciones o sectores. Algunos expertos como Farrás apuestan por bonos 'investment grade' dentro de la zona del triple B, con duraciones cortas «porque el riesgo no está lo suficientemente bien pagado y, con esas características, la probabilidad de impago es menor». Otros como Barrero prefieren duraciones medias (3-5 años) y alta calidad. «Considero que, en estos momentos de una mayor incertidumbre macroeconómica, lo más adecuado es centrarse en las emisiones de mayor liquidez aunque sean las que menos rentabilidad (yield) ofrezcan», dice Barrero.
En lo que sí hay consenso es que existen oportunidades en deuda emergente, que actualmente tiene mayor recorrido que la de países desarrollados (aunque con mayor riesgo). Todas las voces consultadas abogan por dedicar una pequeña parte de la cartera a esta área.
TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Christine Lagarde - La subida de tipos sobrevuela a Lagarde,.
Desde
que esta semana se conoció que la francesa Christine Lagarde será la
nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), analistas de todo el
mundo examinan cómo repercutirá en los mercados la salida de Mario
Draghi del organismo, sobre todo por la posible subida de tipos de
interés, aunque llegarán, como mínimo, en la segunda mitad de 2020.
Draghi se ha asegurado de que con su salida no se produzca una subida
generalizada que pueda acarrear un 'boom' en la eurozona, a pesar de que
muchos confiaban en que dejase todo atado antes de su marcha.
Pero el aumento del proteccionismo por la guerra comercial entre EE UU y China y la inestabilidad por la salida de Reino Unido de la UE han desencadenado una desaceleración económica en Europa, que incluso puede terminar en recesión, aunque se prevé que no tan grave como la de 2007. Por ello el presidente saliente ha decidido adoptar otra ronda de medidas acomodaticias que acompañen a la eurozona para evitarle el descalabro.
La incógnita ahora es saber si Lagarde seguirá los pasos de su antecesor Draghi, que dejará el puesto el próximo mes de noviembre, o si por el contrario actualizará la política monetaria y subirá los tipos antes de lo previsto. Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, asegura a este periódico que Lagarde «va a seguir una política continuista» porque «si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?». Y es que ha quedado demostrado que la «intuición» que tuvo Draghi al decidir reducir los tipos funcionó muy bien y tuvo un impacto «muy importante» en la economía europea.
«Lagarde no es una mujer muy innovadora ni con políticas exageradas», explica Díaz-Giménez, que apoya su teoría también en que si hubiera una recesión profunda de la eurozona, «hay espacio de sobra para hacer una política fiscal expansiva, sobre todo en Alemania». Algo similar opina Robert Tornabell, profesor del Departamento de Economía en Esade, que asegura que Lagarde seguirá «la misma política» que Mario Draghi. «Ya tenemos un indicio: al conocerse su nombramiento, las acciones de todos los bancos del Ibex-35 subieron, y hoy también lo hacen», afirma.
Así, después de la promesa de Draghi ante el Parlamento Europeo de no subir antes de la segunda mitad de 2020 los tipos de interés, y puesto que la Reserva Federal de Estados Unidos ha dicho que los bajaría, «Lagarde tendrá un buen motivo para no subirlos hasta 2021 o incluso más tarde», explica Tornabell. Y es que la guerra comercial motivada por el presidente Trump, que perjudica especialmente a las exportaciones europeas, obligará a la nueva presidenta del BCE a proteger la zona euro con «dinero barato».
Durante sus ocho años al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) -también fue la primera mujer en ocupar este puesto- no ha hecho ninguna declaración en contra de la política monetaria adoptada por Draghi, por lo que todo apunta a que siga una línea continuista. «Lagarde es una magnífica elección por su prudencia y su experiencia internacional», destaca Díaz-Giménez, que opina que lo importante para el BCE era la elección de un presidente que «no hiciera disparates».
En un primer momento, el mayor beneficiario de su salida es el irlandés Philip Lane, que ha asumido el cargo de economista jefe del organismo europeo, donde ha llegado después de haber sido gobernador del Banco Central de Irlanda. Otro irlandés, Mark Carney, es el mejor situado en las quinielas por la sucesión de la francesa, aunque quien tiene la última palabra es Estados Unidos, que es el único país con derecho de veto en el Fondo.
Desde que se fundó en 1946, el FMI ha tenido once directores gerentes, todos europeos. Una ley no escrita dice que si EE UU controla el Banco Mundial, el FMI corresponde a un dirigente europeo, pero ahora las economías emergentes podrían reclamar más atención.
De hecho, las quinielas en torno a quién la sucederá al mando del FMI apuntan a una lista formada solo por hombres. Se espera que después de su dirección con brazo fuerte en el Fondo, también tenga este grado de resolución al frente del BCE, como su antecesor Mario Draghi.
La mayor diferencia respecto a su entrada en el FMI es que su reto al frente del BCE a los 63 años será ver cuándo y cómo pasar de la política de estímulos financieros que ha sostenido gran parte de la recuperación económica europea los últimos años a una estrategia financiera más clásica, volcada en unos tipos de interés que están en su mínimo histórico desde marzo de 2016.
Para empezar, el espectacular comportamiento de la renta variable en lo que va de año con rentabilidades en el entorno del 19 por ciento para la bolsa americana y del 18 por ciento para la europea ha provocado una elevación de las valoraciones que resta interés a este área del mercado. Máxime, cuando se espera un agravamiento de la ralentización económica (y, eventualmente, una recesión, en algún momento).
«Los máximos de la bolsa neoyorquina pueden inducir a un inversor poco experimentado a pensar que el momento económico es dulce. Pero sabemos que no es así, ya que siguen existiendo muchas incertidumbres, por mucho que en las últimas jornadas se hayan suavizado algunas como la guerra comercial, el conflicto entre Italia y Bruselas o el relevo de Draghi en el BCE. De hecho, el volumen no ha vuelto a la renta variable», explica Victoria Torre, responsable de productos y servicios de Self Bank.
«Ver a un Nestlé que ha subido un 30% y está cotizando con un per de 28 es significativo de lo distorsionado y dopado que está el mercado», apunta por su parte Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas.
La cuestión es que, por el lado de la renta fija, la deuda soberana tampoco está ofreciendo respuestas a los inversores, con rentabilidades negativas hasta el 7 años, en el caso de los bonos españoles. La política ultralaxa del Banco Central Europeo en cuanto a tipos de interés es la responsable de esta deriva y no parece que vaya a vivir modificaciones en el corto plazo (más bien al contrario, si Mario Draghi aprecia síntomas de mayor deterioro económico).
En este escenario, los bonos corporativos son la solución (no exenta de dudas) a la que se están aferrando algunas casas de inversión. Al tratarse de un activo de renta fija, ofrece algo más de seguridad que la bolsa (con matices) y, aunque su rentabilidad se ha reducido por la bajada de los tipos, sigue ofreciendo una prima con respecto a los gobiernos.
De hecho, ha sido precisamente la expectativa de bajada de tipos uno de los factores que ha favorecido el buen desempeño del crédito en el primer semestre de este año, al implicar una subida de precio de los bonos en circulación. «El avance de los precios de los bonos ha estado propiciado por el cambio en el discurso de los bancos centrales hacia una política monetaria más laxa. El alza de los precios de los bonos también ha estado motivada por el incremento del flujo de dinero hacia esos activos a lo largo de todo el semestre. Muchos inversores han optado por invertir en renta fija tras las pérdidas cosechadas el pasado año en renta variable», explica Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada.
Torre añade otro motivo: «En respuesta a los bajos tipos de interés, los inversores están dando más importancia que nunca a los activos que, de un modo u otro, pueden generarles ingresos periódicos. Y los bonos, con su reparto de cupones, son uno de ellos. Por eso, el arranque de año ha sido fantástico».
Esta buena evolución ha tenido reflejo en la rentabilidad arrojada por las instituciones de inversión colectiva de esta categoría. Así, los fondos de renta fija 'high yield' en euros han logrado una revalorización del 7%, según datos de Morningstar; mientras que los fondos de renta fija corporativa euro han subido un 5,29%; y la renta fija global corporativa sin cobertura se ha revalorizado un 8,69% (con cobertura de riesgo divisa, un 6,8%). Por su parte, los fondos que invierten en emisiones con vencimiento a más corto plazo también han sacado provecho de la situación. A cierre de junio, acumulaban una revalorización del entorno del 2%.
De cara al segundo semestre, la política monetaria también es uno de los factores que justifican la apuesta de algunas gestoras por este segmento. En concreto, muchas voces auguran que el BCE podría apostar por las compras de bonos corporativos para estimular la economía, lo que beneficiaría a este mercado.
Sin embargo, el crédito no es un activo exento de dudas. Para empezar, porque se ha comportado muy bien en el primer semestre y, por eso, tiene menos recorrido. «Los tipos, sobre todo en las emisiones de mayor calidad, están en niveles muy reducidos y el diferencial que ofrece el 'high yield' tampoco es ya muy atractivo. Las valoraciones, tras el 'rally', vuelven a estar altas y, por tanto, hay que extremar la cautela, ser muy selectivo y centrarse en los emisores de mayor liquidez», avisa Barrero quien, pese a todo, considera que, mientras los bancos centrales mantengan el rumbo, seguirá el incremento de precios de los bonos.
Farrás resume así su postura respecto a este activo: «Deuda corporativa sí, pero no porque sea una gran oportunidad, sino para tratar de sacar
algo de rentabilidad», explica.
En este contexto, cabe preguntarse qué tipo de crédito es más interesante, si el de mayor calidad, denominado grado de inversión ('investment grade', en inglés); o el de menor calidad, denominado de alto rendimiento ('high yield'). Sobre este punto, los expertos coinciden en preferir los bonos de mayor calidad porque, aunque ofrezcan menor rentabilidad, conllevan menor riesgo en un entorno complicado. Asimismo, algunos gestores han mencionado oportunidades en deuda senior de bancos de la zona euro o en bonos de fabricantes de coches. Más allá de eso, no hay muchas coincidencias en lo que se refiere a preferencia por duraciones o sectores. Algunos expertos como Farrás apuestan por bonos 'investment grade' dentro de la zona del triple B, con duraciones cortas «porque el riesgo no está lo suficientemente bien pagado y, con esas características, la probabilidad de impago es menor». Otros como Barrero prefieren duraciones medias (3-5 años) y alta calidad. «Considero que, en estos momentos de una mayor incertidumbre macroeconómica, lo más adecuado es centrarse en las emisiones de mayor liquidez aunque sean las que menos rentabilidad (yield) ofrezcan», dice Barrero.
En lo que sí hay consenso es que existen oportunidades en deuda emergente, que actualmente tiene mayor recorrido que la de países desarrollados (aunque con mayor riesgo). Todas las voces consultadas abogan por dedicar una pequeña parte de la cartera a esta área.
TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Christine Lagarde - La subida de tipos sobrevuela a Lagarde,.
La subida de tipos sobrevuela a Lagarde,.
Todo apunta a que el BCE continúe con la política de Draghi por la inestabilidad comercial de la eurozona,.
Pero el aumento del proteccionismo por la guerra comercial entre EE UU y China y la inestabilidad por la salida de Reino Unido de la UE han desencadenado una desaceleración económica en Europa, que incluso puede terminar en recesión, aunque se prevé que no tan grave como la de 2007. Por ello el presidente saliente ha decidido adoptar otra ronda de medidas acomodaticias que acompañen a la eurozona para evitarle el descalabro.
La incógnita ahora es saber si Lagarde seguirá los pasos de su antecesor Draghi, que dejará el puesto el próximo mes de noviembre, o si por el contrario actualizará la política monetaria y subirá los tipos antes de lo previsto. Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, asegura a este periódico que Lagarde «va a seguir una política continuista» porque «si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?». Y es que ha quedado demostrado que la «intuición» que tuvo Draghi al decidir reducir los tipos funcionó muy bien y tuvo un impacto «muy importante» en la economía europea.
«Lagarde no es una mujer muy innovadora ni con políticas exageradas», explica Díaz-Giménez, que apoya su teoría también en que si hubiera una recesión profunda de la eurozona, «hay espacio de sobra para hacer una política fiscal expansiva, sobre todo en Alemania». Algo similar opina Robert Tornabell, profesor del Departamento de Economía en Esade, que asegura que Lagarde seguirá «la misma política» que Mario Draghi. «Ya tenemos un indicio: al conocerse su nombramiento, las acciones de todos los bancos del Ibex-35 subieron, y hoy también lo hacen», afirma.
Así, después de la promesa de Draghi ante el Parlamento Europeo de no subir antes de la segunda mitad de 2020 los tipos de interés, y puesto que la Reserva Federal de Estados Unidos ha dicho que los bajaría, «Lagarde tendrá un buen motivo para no subirlos hasta 2021 o incluso más tarde», explica Tornabell. Y es que la guerra comercial motivada por el presidente Trump, que perjudica especialmente a las exportaciones europeas, obligará a la nueva presidenta del BCE a proteger la zona euro con «dinero barato».
Durante sus ocho años al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) -también fue la primera mujer en ocupar este puesto- no ha hecho ninguna declaración en contra de la política monetaria adoptada por Draghi, por lo que todo apunta a que siga una línea continuista. «Lagarde es una magnífica elección por su prudencia y su experiencia internacional», destaca Díaz-Giménez, que opina que lo importante para el BCE era la elección de un presidente que «no hiciera disparates».
La carrera sucesoria
La entrada de Lagarde como presidenta del BCE deja en el aire quién será su sucesor al frente del FMI. Inmediatamente después de la nominación de Lagarde como futura presidenta del BCE, indicó que renunciaba a sus responsabilidades aunque su mandato terminaba en 2021, pero todavía no ha dimitido formalmente del cargo. Así, el 'número dos' del Fondo, David Lipton, tomará las riendas de forma interina mientras se confirma a la francesa en la presidencia del BCE y se abre el proceso de selección de su sucesor en Washington.En un primer momento, el mayor beneficiario de su salida es el irlandés Philip Lane, que ha asumido el cargo de economista jefe del organismo europeo, donde ha llegado después de haber sido gobernador del Banco Central de Irlanda. Otro irlandés, Mark Carney, es el mejor situado en las quinielas por la sucesión de la francesa, aunque quien tiene la última palabra es Estados Unidos, que es el único país con derecho de veto en el Fondo.
Desde que se fundó en 1946, el FMI ha tenido once directores gerentes, todos europeos. Una ley no escrita dice que si EE UU controla el Banco Mundial, el FMI corresponde a un dirigente europeo, pero ahora las economías emergentes podrían reclamar más atención.
Rompe con muchas de las habituales barreras directivas
Christine Lagarde, que no es economista de formación sino abogada, va abriendo puertas en favor del feminismo que parecían completamente cerradas hasta entonces. Fue la primera ministra de Finanzas de un país del G8 (Francia) y en 2011 su nombramiento como directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) también la situó la primera de la lista. Ahora su nominación a presidir el Banco Central Europeo (BCE) es incluso más importante ya que este es uno de los órganos de poder más masculinizados de la eurozona.De hecho, las quinielas en torno a quién la sucederá al mando del FMI apuntan a una lista formada solo por hombres. Se espera que después de su dirección con brazo fuerte en el Fondo, también tenga este grado de resolución al frente del BCE, como su antecesor Mario Draghi.
La mayor diferencia respecto a su entrada en el FMI es que su reto al frente del BCE a los 63 años será ver cuándo y cómo pasar de la política de estímulos financieros que ha sostenido gran parte de la recuperación económica europea los últimos años a una estrategia financiera más clásica, volcada en unos tipos de interés que están en su mínimo histórico desde marzo de 2016.
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