Viernes - 12- de julio a las 22:00 en La 1,.
David Shiner,.
foto / David Shiner, creador del montaje del Circo del Sol, el genio que empezó como clown
Es
un "clown" el que mueve los hilos del último espectáculo que el Circo
del Sol ha traído a España. David Shiner, que empezó como artista
callejero, es el creador de "Kooza", un montaje visto por más de siete
millones de personas.
David Shiner es un tipo de
apariencia seria, complexión fina y mirada viva. Mientras espera el
disparo que va a capturar su imagen para la posteridad, está pendiente
del móvil. Parece contenido en las formas y es probable que en su mente,
en esos momentos, se amontonen las preocupaciones normales de cara al
montaje con el que el Circo del Sol estará de gira por
España los próximos meses. Más allá de especulaciones, Shiner (Boston,
Estados Unidos, 13 de septiembre de 1953) es, sin duda, un hombre
introspectivo. Y lo es desde niño. Este clown, que se presenta a sí
mismo como "alguien que quiere encontrar el propósito de la existencia",
es colaborador de la compañía canadiense desde hace tres décadas y
creador de Kooza. Cuando lo concibió, en 2007, quería
retratar los orígenes del circo. Desde entonces, lo han visto más de
siete millones y medio de personas en más de 60 ciudades de 21 países. Shiner debutó en 1990 en uno de los montajes iniciales de la formación de Quebec, Nouvelle Expérience. "La primera vez que trabajé con el Circo del Sol fue una sensación maravillosa. Había oído hablar de la compañía y 1985 tuve la oportunidad de conocer a Guy Laliberté, su fundador. Me invitó a Toronto porque tenían allí un show y quería que fuera parte de él. Cuando lo vi, le dije que antes prefería hacer otras cosas, pero que estaba abierto a su propuesta. En 1999 presentaron un espectáculo en Los Ángeles que fue un gran éxito [Dralion], después de eso me dije que tenía que trabajar ahí. Gilles Ste-Croix [cofundador de la compañía] vino a visitarme a Múnich y, aunque no estaba seguro al cien por cien, finalmente decidí participar", explica.
Kooza es el resultado de su trayectoria pofesional y de sus colaboraciones con el Circo del Sol. Un show que regresa a los orígenes de la compañía, que combina la acrobacia y el arte de los payasos y que, en palabras de su creador, "realmente te conmueve, es como siempre quise que fuera". Han pasado 12 años desde su estreno y han cambiado los artistas, pero "el espectáculo se ha fortalecido, los intérpretes que tenemos en este momento son brillantes. Nuestros artistas siempre han sido muy buenos, intentamos reclutar a aquellos que tienen el talento necesario que buscamos y que necesitamos que tengan para el montaje", explica.
Este
talento esencial a la hora de seleccionar al elenco es innato en el
creador de Kooza, que afirma que nunca imaginó que iba a convertirse en
clown. Sin embargo, cuando echa la vista atrás se encuentra a sí mismo subido a un escenario en el colegio.
"Mi debut fue en una función escolar. Tenía la capacidad de sentir lo
que sentían los demás, de empatizar; por algún motivo, sentía el
sufrimiento de los otros. De modo que, para poder abordar ese dolor,
buscaba el humor", reflexiona. Shiner siempre fue una persona con una
sensibilidad especial. Y, aunque su primera interpretación tuviera lugar
en la escuela, ni completó sus estudios ni se dedicó a las artes
escénicas. De pequeño, detestaba el colegio. "Para mí era como ir a la
cárcel todos los días", cuenta. Cambio de rumbo
Con 18 años empezó a trabajar de carpintero. "Me gustaba muchísimo, por aquel entonces estaba en Virginia y construía casas. Allí estuve cinco años y después me fui a Colorado. Es una profesión que me encantaba", asevera. Fue en su segundo destino donde algo se activó en su interior, decidió cambiar la profesión, olvidarse de la ebanistería y dedicarse a aquello que le había cautivado desde niño. "Un día vi a un mimo, un clown que trabajaba en la calle y tenía sus monedas en el sombrero. Me dije: 'Esto, sin duda, va a ser divertido y voy a ganar dinero'", explica. Así, puso un punto y aparte en su vida. El primer paso fue comunicar la noticia a su familia. De orígenes humildes y ajenos al mundo de la cultura, "el único entretenimiento que nos llegó de niños fue a través de la televisión", apunta. Su padre se disgustó mucho cuando le dijo que quería ser payaso. "Me preguntó: '¿Cómo te vas a ganar la vida con eso si tú eres ebanista?'. Le respondí que me iba a París y que trabajaría en la calle como clown y aún lo entendió menos", recuerda.Trabajó allí como artista callejero durante tres años, después hizo las maletas de nuevo para viajar hasta Alemania con el circo Roncalli y continuó su viaje a Suiza con el Circus Knie. Más tarde llegaría el Circo del Sol. Pero su arte ha trascendido la carpa. Shiner ha hecho también cine y teatro. Debutó en el Séptimo Arte en 1992 encarnando el papel de un payaso en El aceite de la vida y, un año más tarde, durante el rodaje de Lengua silenciosa, de Sam Shepard, tuvo la oportunidad de actuar junto a Bill Irwin. De aquel encuentro casual surgió después una colaboración que se prolongaría durante dos décadas. Juntos crearon Fool Moon, un montaje que triunfó en Broadway y que se hizo con el premio Tony. Después de estrenarse con el Circo del Sol, en 2000 creó el papel de Gato en el Sombrero, el anfitrión y guía del musical de Broadway Seussical. "El clown es el personaje más difícil de representar. Me siento como un actor representando ese papel. Realmente la evolución de mi personaje no la llegué a entender bien hasta que pasaron casi 20 años", señala.
Con Charles Chaplin y Buster Keaton como referentes, Shiner es uno de los clowns más reconocidos en su país natal. Pero es en Alemania -donde reside junto a su mujer- donde imparte sus conocimientos a las nuevas generaciones de clowns en el Teatro August Everding de Múnich. "Lo que les enseño tiene muy poco que ver con el clowning. Son artistas en ciernes, quieren ser actores, yo les hablo de los fundamentos del clown, les explico quién es el personaje. Y les digo que, si quieren ser un buen clown, tienen que ser un muy buen actor. Les enseño técnicas, movimientos, pero lo que hacemos, sobre todo, es trabajo emocional: cómo superar miedos e ir más allá de los conceptos que tienen de la actuación. Les ayudo a encontrar su propia autenticidad, su propia voz y originalidad, y a ser más creativos", reflexiona.
Autodidacta
El
maestro no tuvo profesores, aunque sí se valió de la experiencia de los
artistas callejeros. "Cuando llegué a París iba a ensayar al Museo Pompidou.
Como tiene muchos cristales, me ponía frente a él y practicaba la
técnica de moverme por la pared. Hablaba con otros clowns, me decían
cómo lo hacían y yo trabajaba y aprendía", rememora. Estos orígenes
también humildes, como su familia, contrastan con la grandeza de Kooza y
del Circo del Sol. A lo largo de una hora y 50 minutos y con hasta 50
artistas en escena, Kooza aborda la conexión humana y el mundo de la
dualidad, lo bueno y lo malo: "El tono es alegre y divertido, ligero y
abierto. El espectáculo no se toma a sí mismo demasiado en serio, pero
tiene mucho que ver con las ideas. Se exploran asuntos como el miedo, la
identidad, el reconocimiento y el poder". El nombre del espectáculo se inspira en la palabra sánscrita koza, que significa cofre o tesoro. Por ello, uno de los conceptos de la producción remite a la idea de un circo dentro de una caja. Stéphane Roy, diseñador de la escenografía, ha querido reflejar la esencia del circo creando un entorno que ofreciera proximidad al público y le permitiera palpar el peligro de cerca. Un espectacular montaje con música compuesta por Jean-François Côté, quien bebe de la música pop occidental y la música tradicional india, así como de partituras de películas de las décadas de los 40 y 50. Dos cantantes y seis músicos acompañan a cada número y que, por supuesto, tiene a los clowns como hilo conductor. "La esencia del clown es la de un personaje nostálgico, que intenta buscar el sentido de la vida. Está enraizado en la tristeza, la coge y la transforma en risa", cuenta.
¿Nuestra sociedad necesita reír más? "Nunca vamos a reír lo suficiente, el mundo es un lugar muy doloroso en el que vivir. Hay mucha violencia y pasan cosas terribles pero, de la misma manera, hay auténticas maravillas. Por eso la vida es tan difícil, porque tenemos esta dualidad. Tenemos que abrirnos camino entre esos extremos, y no es fácil. Y mucho menos como niño, así que el humor te permite encontrar una salida", asegura. Los clowns del futuro lo tienen difícil: "Cuando andas por un camino lleno de espinas necesitas llevar unos zapatos fuertes, no puedes ir descalzo. Así que las generaciones venideras tienen que ser más fuertes". ¿Y el reto de nuestra sociedad cuál es? No titubea: "El desmantelamiento de todas las armas nucleares, son un ejemplo de la locura de los seres humanos". Dice Shiner que el humor ayuda a ser mejor persona: Kooza les espera, vayan al circo.
Fechas de la gira: Valencia hasta el 14 de julio; Gijón, desde el 1 de agosto; Málaga, desde el 13 de septiembre; Madrid, desde el 24 de octubre; Sevilla, desde el 16 enero. Más información: cirquedusoleil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario