La radiactividad se mide en Cáceres,.
Un laboratorio de la UEx en el que trabajan 20 personas realiza muestras radiológicas durante todo el año y tiene estaciones ambientales en el entorno de Almaraz,.
Es casi imposible no pensar en Chernóbil cuando se habla de radiactividad. El 26 de abril de 1986 se produjo el accidente nuclear más grave de la historia. Fue en la central Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania. Hubo 31 muertos inmediatos y alrededor de 135.000 personas fueron evacuadas de los 155.000 kilómetros cuadrados afectados. Hoy, más de tres décadas después, la zona no es cien por cien segura. Sin embargo, hay quien viaja hasta allí para pasar 24 horas movidos por la curiosidad que ha despertado en ellos la conocida serie de televisión de HBO. Cuando se le pregunta a los expertos como Antonio Baeza por ese hecho, la respuesta es clara: «También he oído que hay listas de personas para hacer viajes espaciales. Yo, para un fin de semana, creo que hay sitios más bonitos pero hay gente que necesita adrenalina».«Seis horas antes de que se desbordara el Jerte en Navaconcejo ya lo sabíamos»,.
«Llegamos a informar de que Navaconcejo se iba a inundar con el desbordamiento del Jerte seis horas antes», reconoce el profesor e investigador de la UEx Antonio Baeza. «Luego dimos detalles al 112 para que alertara al alcalde de la localidad y se pusieran en marcha las medidas correspondientes», añade.
Lo pudieron saber gracias a la red de alerta de inundaciones que lleva en funcionamiento desde agosto de 2019 en el mismo edificio que la UEx tiene la Red de Alerta Temprana y de Vigilancia Radiológica Ambiental.
La que alerta de las inundaciones aún no está inaugurada oficialmente y el acto está previsto que sea el próximo mes de marzo.
Lleva en funcionamiento desde 1990 y acaba de renovar dos convenios con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El primero de ellos se denomina Programa de Vigilancia Radiológica Ambiental Independiente (PVRAIN). Con él, durante los cuatro próximos años (2020-2023), este laboratorio continuará desarrollando su labor en estaciones del entorno de la central nuclear de Almaraz, así como en la frontera con Portugal en Évora, Portalegre y Castelo Branco.
Funciona desde 1990 y acaba de renovar dos convenios con el Consejo de Seguridad Nuclear
Los detectores son de hierro fundido antes de la II Guerra Mundial y plomo del Palacio Real
Su objetivo es garantizar que la
personas que viven en Almaraz o cerca no corran ningún peligro. Para
ello, al campus cacereño llega la información en tiempo real de lo que
está ocurriendo en los lugares donde se ubican las estaciones.«No hemos encontrado material radiactivo por encima del nivel de referencia. Sí por debajo y algunos de ellos no son debido a Almaraz, sino que es por la locura que tuvo la humanidad en los años 50 y 60 de hacer un montón de explosiones nucleares», apunta Baeza.
Alude a que cuando finalice la vida útil de Almaraz, los primeros diez años seguirán haciendo un plan de vigilancia radiológico. «El desmantelamiento es importante porque puede haber fugas de contaminación», aclara.
En el caso de que esos niveles se superaran, Baeza detalla que cuentan con un protocolo de emergencia. Se basa en informar a la Junta de Extremadura y al Consejo de Seguridad Nuclear sobre lo sucedido en menos de 15 minutos.
El otro convenio es el denominado REM (Red de Estaciones de Muestreo). «Esa red surgió cuando España entró en la Unión Europea, que firmó el tratado Euratom con el que los países miembros tienen que controlar los niveles de radiactividad e informar al resto», explica Antonio.
Eso permite que cualquier alteración, por pequeña que sea, se detecte. De hecho, la estación de la red de vigilancia radiológica del CSN situada en Cáceres detectó los restos de la nube procedente del accidente nuclear de Fukushima Daiichi, tras el tsunami seguido de un terremoto de nueve grados de magnitud en la escala Richter el 11 de marzo de 2011.
Además, en este laboratorio no paran de medir el contenido radiactivo de muestras de suelo, aire, agua potable o leche, entre otros elementos. «Por ejemplo, analizamos todas las aguas potables de Portugal», explica Baeza mientras enseña un pequeño recipiente con leche de vaca. No se parece a lo que todos nos imaginamos cuando nos hablan de este alimento. Son cenizas tras disecar y calcinar unos tres litros. «Todo tiene que pasar por un proceso radioquímico en laboratorio antes de medir su radiactividad», matiza.
Luego lo introducen en detectores, que son máquinas de hierro fundido antes del final de la segunda Guerra Mundial. También están hechas de plomo viejo que provienen de las tuberías del Palacio Real de Madrid. «Hace unos años se cambió toda esa instalación por PVC y parte del plomo está en Cáceres», cuenta Baeza.
TITULO: Hacer de comer - Brochetas de pollo al limón y yogur ,.
lunes -10- a viernes -14- Febrero - a las 13:25h, en La 1 , foto,.
Brochetas de pollo al limón y yogur ,.
El verano parece ser la época perfecta para preparar todo tipo de
brochetas, incluso si no tenemos la suerte de tener una buena terraza
con barbacoa. Pero es verdad que son una manera especial de preparar los
alimentos, los hace más apetecibles, y lo mejor de todo es que es una
técnica de cocina muy sencilla si tenemos una buena plancha o parrilla.
Estas brochetas de pollo al limón y yogur son muy ligeras pero resultan de lo más sabrosas. Para que la carne tenga más sabor y sea más jugosa podemos emplear contramuslos deshuesados, aunque tienen más grasa. Con pechuga de calidad y un buen marinado evitaremos el riesgo de que las brochetas queden sosas o secas, y gracias a la combinación de limón y yogur no hace falta sumar muchas grasas al plato para conseguirlo. Ingredientes para 2 personas
Cómo hacer brochetas de pollo al limón y yogurSecar las pechugas de pollo con papel de cocina y dejar que se atemperen un poco, si están muy frís de la nevera. Cortar en tiras o en tacos, más o menos del mismo tamaño. Disponer en un cuenco y añadir el diente de ajo bien picado o rallado, el perejil picado a cuchillo, la ralladura y el zumo de limón, y salpimentar. Mezclar un poco y agregar el yogur y el aceite, remover y tapar.Dejar reposar al menos 15 minutos. Podemos prepararlo con más antelación y dejar que marine durante una o dos horas en la nevera –no hace falta entonces atemperar la carne previamente-. Lavar los limones restantes y cortar en cuartos o rodajas gruesas, retirando los posibles huesos. Mojar un poco las brochetas si usamos de madera o bambú. Formar brochetas alternando piezas de pollo, escurriendo ligeramente el marinado, con el limón. Cocinar sobre la plancha, parrilla o barbacoa a fuego fuerte, procurando que se doren bien por todos lados. Dar un último golpe de pimienta negra antes de servir con perejil fresco. DegustaciónEstas brochetas de pollo al limón y yogur pueden formar parte de una barbacoa con amigos o una comida o cena en casa más familiar, junto con una buena ensalada y una guarnición de verduras de temporada. Ya que sacamos la parrilla, lo mejor es aprovechar para cocinar los vegetales también en ella, o incluso para dar un toque original a la fruta del postre. La sandía y los melocotones, por ejemplo, salen deliciosos así preparados. |
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