TITULO: El Telediario La 1 - No hay lugar para Trump en el arco iris ,.
No hay lugar para Trump en el arco iris,.
La comunidad LGBT se revoluciona para impedir que el presidente propicie una regresión en los derechos que ha conquistado
María Melo se cuenta entre los muchos millones de estadounidenses que jamás creyeron posible una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de la primera potencia mundial. «De hecho, hice la entrevista para trabajar en el Centro LGBT de Los Ángeles unos días antes de los comicios de 2016. Y estaba convencida de que mis tareas consistirían en avanzar en los derechos de la comunidad con Hillary Clinton como presidenta». A pesar de que las encuestas aseguraban que las opciones del magnate eran casi nulas, sucedió lo que ni siquiera el equipo de Trump esperaba ya. «Así que los últimos cuatro años nos hemos centrado en tratar de evitar una regresión, porque estamos siendo atacados en diferentes frentes», comenta la responsable de Operaciones del Departamento de Políticas del Centro, la mayor institución LGBT del mundo.
Melo es lesbiana y tiene dos hijas de cuatro años con su mujer, también estadounidense. «Mi pareja las ha tenido que adoptar porque tememos cambios legislativos que nos puedan dejar en un limbo», cuenta. La activista afirma que, en los cuatro últimos años, se han disparado los crímenes de odio. Y no descarta que lo imposible vuelva a suceder el próximo día 3. «Otro mandato de Trump sería nocivo para los inmigrantes, las mujeres y el colectivo LGBT. O sea, para todo lo que yo soy», sentencia Melo, de origen colombiano.
Oficialmente, el Centro no puede decantarse por un candidato. Al fin y al cabo, una minoría de la comunidad es republicana. «Pero sí que podemos promover que nuestros 'clientes' vayan a votar», apunta. Y eso es lo que están haciendo. Las minorías, lo sean por cuestión de raza o de orientación sexual, se están movilizando para que sus miembros acudan a las urnas. «Tenemos que usar la democracia para evitar que se desmantelen políticas que nos protegen y que han costado mucho esfuerzo», comenta Melo, que señala una en particular: el sistema de salud asequible, conocido como 'Obamacare'. «Es especialmente importante para la comunidad trans, que tiene pocos recursos y lo necesita aún más que el resto», apostilla.
Legado del sida
El Centro LGBT de Los Ángeles emplea a unas 800 personas y proporciona desde servicios primarios de salud, legado de la batalla política y social contra el sida en la década de 1980, hasta el apoyo legal, con el que Melo está especialmente involucrada. «También apoyamos a la juventud con cien camas para jóvenes de entre 18 y 24 años, damos unos 200 servicios diarios de comida y tenemos capacidad para acoger a 80 personas LGBT mayores, que sobrevivieron al VIH y ahora incluso sufren discriminación en las residencias –expone–. Una nueva victoria de Trump sería una carta blanca para los que nos odian».
Cynthia Magaña nunca ha necesitado acudir a un comedor social o dormir en un albergue, pero comparte esos sentimientos. «La vida ha cambiado por completo en los últimos cuatro años. Yo vengo de una familia en la que nueve personas son militares, y antes me consideraba patriota. Ahora, la toalla que tengo con la bandera de EE_UU siempre la pongo boca abajo, porque creo que ser americana es una vergüenza. Trump ha despertado lo peor de este país», apunta esta mujer originaria de Orange County, que lleva 13 años residiendo en Los Ángeles.
Los últimos los ha compartido con su pareja, la vasca Zaloa Goiri. «Recuerdo que, en vísperas de las elecciones de 2016, incluso compramos una botella de champán para celebrar la victoria de Clinton. Creo que la prensa nos ha dado una imagen errónea de lo que estaba sucediendo, y temo que ahora vuelva a suceder», reflexiona la bilbaína, en referencia a los sondeos que vaticinan una clara victoria del demócrata Joe Biden. A su lado, Magaña asiente: «Aparentemente, vivimos en burbujas y desconocemos lo que sucede en el resto del país. Concretamente, el colectivo LGBT de Los Ángeles es una burbuja dentro de otra burbuja. Damos la espalda a todo lo que no nos afecta y terminamos por no verlo. Pero eso no quiere decir que no exista».
Magaña sabe de qué habla, porque su hermano es un enamorado de las armas al que le encanta ir vestido con ropa de camuflaje y que incluso se ha construido una especie de búnker. «Vivimos en un país dividido. A mí se me discrimina porque, como latina, se espera que desempeñe los trabajos más ingratos, independientemente de mi formación. Mientras tanto, los 'rednecks' ('cuellos rojos', término peyorativo para referirse a la población blanca de la América sureña) no tienen otra cosa que hacer que jugar con sus armas e ir a la iglesia», critica. Melo hace una lectura más política, pero coincide en el fondo: «Vivimos en entornos estancos que apenas interactúan y creemos que lo que sucede en una ciudad como Los Ángeles se reproduce en todo el país. Y no es así».
Aunque hubiese preferido un candidato más progresista, como Bernie Sanders, Magaña votará por correo a Biden. «Creo que es importante proteger la Sanidad y el matrimonio homosexual, permitir que las mujeres aborten y luchar contra el cambio climático y la pobreza», enumera esta directora de 'casting' para programas de telerrealidad. «A mí no me importaría pagar más impuestos si avanzamos en esas áreas», señala. Pero no es muy optimista al respecto. «Sinceramente, tengo miedo de lo que puede pasar. Temo que estalle un enfrentamiento civil. Porque, si Trump pierde, sus fanáticos van a ir a por nosotros. Y si gana, los de Black Lives Matter (el movimiento negro que se ha movilizado desde el asesinato de George Floyd) no se van a quedar de brazos cruzados».
Nuevas ideas
Goiri, sin embargo, tiene esperanza en un cambio a mejor. «Estados Unidos no está todavía preparada para un presidente como Sanders, pero creo que va en la buena dirección –afirma–. La juventud comienza a apoyar ideas más progresistas, como las de nuevos congresistas como Alexandria Ocasio-Cortez». Del país, destaca su gran diversidad y la necesidad que los diferentes grupos tienen de convivir. «La verdad es que vivir con Zaloa me ha abierto los ojos a un nuevo panorama político», ríe Magaña, mientras disfruta de una cerveza en uno de los pocos bares abiertos durante la pandemia.
Las calles vacías de esta megalópolis de acusados contrastes solo se llenan con protestas, como la que marcha desde la Plaza Per¬shing hasta el Ayuntamiento para exigir, precisamente, que se avance en los derechos sociales de mujeres y del colectivo LGBT. 'El 47% de las mujeres blancas votaron a Trump. Podemos hacerlo mejor', se lee en la pancarta que porta una pareja de lesbianas blancas. 'Agarrémosle por los votos', ha escrito una activista negra. 'Las mujeres deben estar presentes en los órganos que toman decisiones', reza el lema de un trío de latinas que decora su cartulina con una foto de la recientemente fallecida jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg. Caminan detrás de un grupo vestido con las capas rojas de la serie 'El Cuento de la Criada': «¡No somos de vuestra propiedad! ¡No estamos aquí para engendrar a vuestros hijos!», gritan.
Un grupo de indigentes sale de sus tiendas de campaña para ver con curiosidad la marcha mientras unos agentes de Policía que la supervisan desde su coche patrulla hacen bromas entre risas que reflejan un sarcasmo evidente. Algunos en la manifestación los reciben con el dedo corazón erguido. «Hay que reformar la Policía para que no sea el brazo del fascismo», afirma una mujer ataviada como el Capitán América que prefiere no dar su nombre. «Hemos llegado a un punto de inflexión. El régimen está derogando leyes, amenaza con no acatar el resultado de las elecciones y da rienda suelta a la violencia fascista. Votar es esencial, pero no es suficiente. Debemos tomar las calles y exigir que Trump y Pence se vayan», sostiene Sunsara Taylor, cofundadora de Refuse Fascism (contra el fascismo), en un discurso que afianza el temor de Magaña a una escalada de la tensión actual.
Según Taylor, la confirmación de Amy Coney Barrett como sucesora de Ginsburg, pionera de los derechos de las mujeres en Estados Unidos, «convertirá al Supremo en un instrumento del supremacismo blanco y la teocracia cristiana que facilitará que se sigan cometiendo atrocidades contra las mujeres y el colectivo LGTBQ». Además, subraya que el nombramiento permitirá que Trump «cumpla la promesa que les hizo a los fascistas cristianos de eliminar el derecho de las mujeres a decidir si quieren, y cuándo, tener hijos». Es, resume la activista, «parte del programa republicano para lograr la subordinación total de la mujer al hombre».
«Nunca ha habido un tiempo peor en Estados Unidos»
Elly Levy no sintió la necesidad de zambullirse en el activismo hasta que vio cómo cientos de hijos de inmigrantes eran separados de sus padres en Estados Unidos. «Jamás había sentido tanto horror», recuerda. Sin embargo, las cosas todavía podían torcerse más en su país. «Nunca ha habido un tiempo peor en EE_UU. Porque Trump es sinónimo de fascismo y está consolidando su poder en las instituciones», cuenta Levy, que señala con dedo acusador el muro que el presidente quiere construir en la frontera con México y lo tacha de «monumento al racismo». Es más, este abogado considera que las políticas migratorias del actual Gabinete «son parte de una estrategia de limpieza étnica», y critica que el magnate haya creado un sistema «como el de la Gestapo» para lidiar con la inmigración. «La gente tiene miedo», afirma.
Como otros asistentes a la Marcha de las Mujeres celebrada en Los Ángeles, Levy teme que el país vaya aceptando con Trump una deriva autoritaria que erosione el estado de Derecho y las libertades individuales que las barras y estrellas han abanderado históricamente. «Tenemos que prepararnos para una derrota de Biden, y eso supone crear grupos de resistencia. Incluso si Trump pierde las elecciones, todavía quedará un gran número de jueces reaccionarios en los diferentes estamentos de la Justicia. Su influencia no va a desaparecer como por arte de magia, así que tendremos que seguir luchando a partir del 3 de noviembre independientemente de quién gane los comicios», avanza.
Lo que Levy no puede asegurar es que las movilizaciones que se están dando en todo el país vayan a tener éxito y culminar en cambios. «Pero los movimientos sociales siempre han funcionado así, y los derechos de los que gozamos se han conseguido con movilizaciones y sufrimiento. Cuando las instituciones dan la espalda al pueblo, el pueblo debe ejercer su poder», sentencia, antes de tomar prestado el lema que una manifestante lleva escrito en su mascarilla: «No lucho contra el fascismo porque crea que puedo ganar. Lucho contra el fascismo porque es fascismo. ¿Qué otra cosa podría hacer? Quedarse de brazos cruzados es capitular».
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - La borrasca deja más de 240 litros en un solo día,.
La borrasca deja más de 240 litros en un solo día,.
Los fuertes vientos propician la caída de algunos árboles y la crecida de ríos y arroyos en el norte de la región,.
Se confirmó la virulencia de la borrasca Bárbara. Desde la madrugada hasta las primeras horas de la noche de ayer, el frente dejó más 240 litros por metro cuadrado. Es lo que ocurrió en Garganta la Olla, en La Vera, con 240,3 litros recogidos según la Aemet hasta las nueve de la noche.
El pluviómetro acumuló también mucha agua en Piornal (Valle del Jerte), con 170,2 litros hasta las diez de la noche. Hervás (Ambroz), con 153 litros, Valverde del Fresno (Sierra de Gata), con 108 litros; Valencia de Alcántara, con 115,4 litros; Nuñomoral, con 100,8 litros; Hoyos, con 143... el listado de municipios con más de un centenar de litros es amplio.
Pero la virtud del frente que recorrió toda Extremadura (la zona este de la provincia pacense es la que recogió menos agua), es que también fue muy generoso en puntos como la Sierra Suroeste o la de Zafra-Río Bodión.
En Jerez, su municipio de referencia, se contabilizaban 70,2 litros hasta las diez de la noche. También fueron reseñables los 68,8 litros que contabilizó la estación de la Aemet en Barcarrota o los 69,4 litros de Zafra.
En cuanto a los municipios más poblados, donde más llovió fue en Plasencia. Se acumularon 63,7 litros por metro cuadrado hasta las diez y media de la noche. Mientras, en Mérida, cayeron 53,4 litros. En Badajoz el dato se quedó en 33,2 litros. En Cáceres, el pluviómetro indicó 44,2 litros.
En Navaconcejo el Ayuntamiento pidió a la población que no se acercara al río Jerte.
Junto a la lluvia, fue protagonista el viento. Las fuerte rachas hicieron que se cerraran los parques por precaución en varios municipios y que hubiera caída de árboles como ocurrió en pleno centro de Mérida, en la rambla de Santa Eulalia.
En Cáceres el viento provocó la caída de ramas en numerosos árboles en barrios como Los Fratres, Las 300, el Nuevo Cáceres, en la Mejostilla, en la avenida Hernán Cortés o en la calle Ecuador –en Llopis Ivorra–, donde fue necesaria la actuación de bomberos o policía local para retirarlas.
En Fregenal de la Sierra, el viento derribó parte de uno de los pinos del colegio San Francisco de Asís y provocó heridas a una mujer que tuvo que ser atendida en el centro de salud de la localidad. Además, varios vehículos que estaban aparcados en la barriada de Santa Ana sufrieron importantes daños al caerles encima otro árbol, informa Laura Sierra.
Según Meteorología, la racha máxima se registró en Fuente de Cantos, con 93 kilómetros por hora. Olivenza registró 92 km/h y Aliseda, 90. El 112 tenía activado por la tarde la alerta naranja en el norte de la provincia de Cáceres por viento.
Para hoy, el centro de urgencias y emergencias tiene activada la alerta roja por lluvias y la amarilla por vientos en el norte de la provincia de Cáceres, donde se espera una precipitación acumulada en 12 horas de 120 litros por metro cuadrado y rachas máximas de viento que pueden alcanzar los 80 kilómetros por hora.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Amancio Prada - Cantautor y poeta ,.
Se está dejando de saber hablar y, en consecuencia, también de escuchar»,.
Lamenta que en nuestra sociedad se haya impuesto el 'todo o nada' y que «todo el mundo esté atrincherado». Infalible trayendo calma a las almas heridas, celebra con un nuevo disco, titulado 'Gustavo Adolfo Bécquer',el 150 aniversario de la muerte del poeta sevillano,.
Da gusto escuchar la voz de Amancio Prada (León, 1949), que hasta cuando te recibe de buena mañana, todavía con cara de sueño ligero y recién tomado el primer café del día, parece que está cantando en el Olympia de París. Se lo comento y sonríe. Puedes ver perfectamente su sonrisa porque utiliza una mascarilla de metacrilato que «mi chica me consigue en Alemania». Luce rostro y pelo blanco, y parece un personaje fugado de un cuadro de Zurbarán y vestido con vaqueros. Cantautor, músico y poeta anhelante de silencios y enemigo del griterío, su reino sí es de este mundo: un reino en el que tiene cabida disfrutar a pleno pulmón de los placeres sencillos de la vida. Enemigo del griterío, eso sí, no quiere verse mezclado con el artificio y la estupidez, con el escándalo y las vísceras. Lo suyo es poner calma en los corazones heridos. Acaba de retomar los conciertos, en versión sinfónica, del 'Cántico Espiritual' de San Juan de la Cruz, orquestado deliciosamente por el compositor Fernando Velázquez, y a finales de noviembre estrena en Sevilla su nuevo trabajo discográfico: 'Gustavo Adolfo Bécquer', que recoge doce de sus poemas convertidos en canciones.
- ¿Qué sigue haciendo?
- Canto todos los días. Me parece que cantar es algo que nos ennoblece. Es como si al cantar sacásemos de nuestro interior el fondo más noble que tenemos. Es cierto eso que se decía antes de que el que canta, sus males espanta. Se canta poco hoy en día, la gente canta cada vez menos y eso es muy triste y perjudicial. Estamos cada vez más rodeados de música por todas partes, pero de una música que en la mayoría de los casos no es otra cosa más que anuncios.
- ¿Usted qué reivindica?
- El trabajo bien hecho, a todos los niveles y en todos sus detalles, tanto en el campo artístico como en todos los demás. Me sublevan toda esa chapuza y desidia que muchas veces nos rodean. Yo trato de hacer mi trabajo cada vez mejor, porque sé que el trabajo bien hecho no solo da alegría a quien lo recibe, sino también a quien lo hace.
-¿ Qué le ayuda a mantener el ánimo?
- Procuro que no me falte ningún día un poco de silencio, es muy necesario. Eso haría falta: más silencio y más pensar que no es más rico el que más tiene, sino el que menos desea. Éste puede ser un tiempo bueno para la reflexión, para darse cuenta de lo que de verdad es superficial y de lo que es esencial. Para vivir tampoco necesitamos tantas cosas, lo que pasa es que tuvimos unos años de tanto desarrollo, de tanto crecimiento, que tal vez nos embarcamos en viajes o aventuras no necesarios. Nos empeñamos en viajar cargados con todo lo superfluo.
- ¿Y qué no lo es?
- Centrarnos en esmerarnos día a día por hacer lo que hacemos, nuestra tarea, cada vez un poco mejor. Y solo en la medida en que uno hace bien lo que le corresponde puede esperar, e incluso exigir, que los demás hagan lo propio. Y otra cosa: todas las tareas son igualmente importantes. Tan importante es quien siembra el trigo, como el que aprieta un tornillo o el que elabora un decreto en las alturas. Todos los trabajos son necesarios y nadie es más que nadie.
- ¿Qué más cosas propone?
- Hay que cuidar los afectos; olvidarnos de hacerlo es un gravísimo error. Y hay que tener cierta delicadeza, cierta educación en el trato cotidiano con los demás, en el que no debe faltar la sonrisa. Todo esto es cada vez más necesario.
- Y frente a lo que no nos gusta, ¿qué actitud adoptar?
- Hay que adoptar una doble actitud: de rebeldía y de resignación al mismo tiempo. De rebeldía: no hay que callarse. Si la música está muy alta o hay ocho televisiones encendidas a nuestro alrededor, hay que pedir que bajen el volumen. Y de resignación: aprendamos también a saber darle la espalda a esa realidad y a crear nuestro propio espacio de silencio, una especie de exilio que nos proteja.
- Una de sus canciones habla de un lobo herido que muere en silencio. De un modo u otro, usted siempre acaba reivindicando el silencio.
- Para mí, la calidad de vida consiste en tener luz, espacio y silencio. Y, también, en molestar lo menos posible al prójimo y en conjugar la discreción con la excelencia.
- ¿Cómo se lleva con el paso de los años?
- No me paso mucho tiempo yo pensando en el tiempo. El tiempo está para vivirlo y olvidarse de él.
- Ni nostalgia, ni lamentos.
- Eso es lo más saludable, sí. Hay quien definió la salud como el olvido del cuerpo; cuando el cuerpo se olvida de sí mismo, no te señala ningún punto ni te recuerda que está ahí, eso es que va bien la cosa.
- ¿A qué ha renunciado ya?
- La vida es la alegría, el sol, las nubes, la oscuridad, las pérdidas de los seres amados... Yo hace ya mucho tiempo que renuncié a ser feliz, me conformo con intentar vivir con armonía.
- ¿Cree en las casualidades?
- Sí, por propia experiencia.
- ¿Cuánta inocencia dejó en el camino?
- A lo mejor soy ahora tan inocente o tan insensato como cuando tenía 20 años, o tan lúcido; no lo sé. La mayoría de los poetas experimentan a esa edad el don de la inspiración y de la escritura.
- ¿Es posible la poesía teniendo la nevera vacía?
- Es un problema tenerla vacía, pero también lo es tenerla demasiado llena.
- ¿No compra usted cosas innecesarias?
- Es difícil no hacerlo con todo el bombardeo publicitario al que nos someten cada día, pero procuro ser consciente de lo que es estrictamente necesario, entre lo que no debe faltarnos un poco de tiempo para poder mirar el cielo sin demasiada zozobra.
- ¿Qué es necesario hacer?
-A veces, bajarse de la parra y ponerse a cavar la viña.
«Modelos nefastos»
-¿ Cómo ve hoy nuestro país?
- Se están extremando mucho las cosas, y en eso creo que somos responsables todos, porque entramos al trapo de unos modelos nefastos -la bronca, el insulto, el griterío...- que uno ve en el Parlamento, y no solo en el Parlamento, sino también en algunos medios de comunicación. Nadie convence a nadie de nada, todo el mundo está atrincherado, no hay diálogo. Se está dejando de saber hablar y, como consecuencia, también se está dejando de escuchar. Y otra cosa, en cuanto a la política: me falta encontrar a alguien que, desde la oposición, reconozca un acierto en el que está gobernando, y le felicite y se congratule por ello; como tampoco encuentro a un político que, estando gobernando, reconozca que se ha equivocado -puede que con la mejor de las intenciones- y agradezca la crítica. Se ha impuesto el todo o nada, faltan los tan necesarios matices. Son escasas las miradas profundas, reposadas, sobre las personas y las cosas; no abundan, y falta mucha curiosidad por el conocimiento. A todo ello, no debemos olvidar sumar que hay una precariedad laboral, con unos sueldos tan miserables, que para las familias es muy complicado vivir. También en esto se está extremando el país: ricos muy ricos, y pobres muy pobres, gente por anda por ahí haciendo cola en los comedores sociales.
- ¿Y la cara positiva?
- Mire, en España tenemos trigo, vino y aceite; y tenemos mares donde poder pescar y bañarnos, y luz y sol y campos para labrar, y montes bellísimos que proteger. Y no tenemos que dejar de ser un país alegre donde la gente se reúna para cantar y bailar, donde los vecinos se ayuden, donde las familias permanezcan unidas, donde se escuche la voz de los mayores, donde se respete la experiencia y no se pierda el tiempo en disputas estériles.
- De defensor de utopías, ¿qué le queda?
- Desde hace algunos años, en contraposición a aquella pintada del 68 que decía «seamos realistas, pidamos lo imposible», yo estoy más bien a favor de «seamos utópicos, hagamos lo posible». ¡Claro que está en nuestra mano poder mejorar el mundo en el que vivimos. ¿Resignarse sin pelear? ¡Jamás!
- ¿De qué se da cuenta?
- De que uno nunca se baña dos veces en el mismo 'Cántico', por ejemplo. Lo que realmente sabes es aquello que has olvidado, y ya no sabes ni que lo sabes; eso es algo que sucede con la cultura: deja un poso que va con nosotros sin que seamos conscientes; nunca es en balde, por ejemplo, leer a Santa Teresa, o a San Juan de la Cruz, o a Federico [García Lorca]. Ni lo es contemplar una obra de arte, ni escuchar una música hermosa.
- ¿Cómo es hoy su vida?
- Siempre que puedo vivo en el campo o en un escenario. Puedo decirle que labro la tierra con las manos, desde hace unos cuantos años, como lo hacía cuando era adolescente; y que corto las ramas viejas o secas de los árboles, y quito las hierbas de los caminos y arreglo las cosas que se estropean...; y ya, por la tarde, labro el aire, porque la música es la labranza del aire. Sigo siendo labrador, como lo eran mis padres, y sigo teniendo la suerte de, de vez en cuando, salir a un escenario y cantar, y entonces supongo que todo lo vivido aflora en ese canto.
- ¿Desencantado?
- No, no. Estoy completamente encantado.
- ¿Y la adversidad?
- No puedo hacerme cargo de la de todos, bastante tengo con la mía y la de mi entorno, pero procuro, a sabiendas de que en la vida no todo son rosas, sino que hay también espinas, saber resolver ese enfrentarse a las adversidades de una manera armoniosa. Los que partimos de una afición que se ha convertido en profesión, algo que yo le desearía a todo el mundo, tenemos un asidero que es muy importante.
Disco en el confinamiento
- ¿Satisfecho con sus creaciones?
- Siempre imagino las cosas mejor de lo que soy capaz de hacerlas; eso implica frustración, pero al mismo tiempo es un acicate, un estímulo, un motor. Ahora acabo de hacer un nuevo disco, durante estos meses en los que he estado confinado, con doce poemas de Gustavo Adolfo Bécquer. Es curioso: la primera canción que hice, cuando tenía 17 años, fue 'Volverán las oscuras golondrinas', un poema que me encanta. Ha pasado muchísimo tiempo ya, pero he vuelto a Bécquer. El segundo poema suyo que convertí en canción fue 'Qué solos se quedan los muertos'. Imagínese ahora lo que está pasando: los muertos no solo se quedan solos, sino que la gente está muriendo en absoluta soledad, sin sus familiares, sin una caricia... ¡qué enorme tristeza!
- ¿Con qué poema de Bécquer se identifica más?
- Con uno que me llena plenamente: 'Espíritu sin nombre', que encierra una especie de misticismo panteísta que también advertí en Rosalía [de Castro]: «Yo ondulo con los átomos / del humo que se eleva / y al cielo lento sube / en espiral inmensa.... / Yo corro tras las ninfas / que en la corriente fresca / del cristalino arroyo / desnudas juguetean...». Sientes que formas parte de la naturaleza y que, en el fondo, no somos más importantes que una hoja de árbol. Bécquer tuvo una vida más bien desgraciada en todos los ámbitos, pero, sin embargo, qué misterio: de una vida tan desgraciada emanó una obra tan delicada y tan perenne.
- Dígame lo que quiera.
- Más vale penar de dolores que estar sin amores. Se lo digo con total convencimiento.
- Pues no sé yo, ¡eh!,.
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