TITULO: España a ras de cielo - La escritora Txani Rodríguez ,. - PLANETA CALLEJA - DOMINGO-28- Febrero,.
España a ras de cielo ,.
España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo.
Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista.
, etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO -28- Febrero,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,.
Jesús Calleja
enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e
irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y
fascinantes ., etc.
La escritora Txani Rodríguez,.
Txani Rodríguez: "Mucha gente trabaja en fábricas, pero no hay novelas sobre el tema"
La escritora vasca publica 'Los últimos románticos', una novela que rescata la solidaridad obrera y que reivindica la amabilidad frente a la displicencia y la distancia
En la última novela de Txani Rodríguez (Llodio, 1977) huele a productos químicos, papel, fábrica y solidaridad obrera. Huele también a lucha sindical, a hacer huelga por unos derechos, aunque a estas alturas uno casi sepa que a las pocas semanas se cerrará la fábrica, se dará un finiquito y todos para casa. Son ingredientes que no suelen ser habituales en las novelas recientes (hace solo unas semanas nos llegaba 'Amianto', de Alberto Prunetti). Su autora es consciente. ‘Los últimos románticos’ (Seix barral), dice ella en charla telefónica, “habla de un mundo que está extinto, el de la solidaridad entre los trabajadores. Se ha ido perdiendo por cómo funciona el sistema: ahora hay muchos eventuales… Es que ni las organizaciones sindicales alcanzarían, pero es que parece que nuestra voluntad ya no es implicarnos tanto…”. Por eso ella ha creado un personaje, Irune, que sí se implica. Incluso con sus vecinos. “Que tampoco es ya como antes cuando las comunidades de vecinos funcionaban realmente como comunidades de vecinos y la gente echaba un ojo a quien vivía al lado. Ahora ha sido en la pandemia cuando hemos descubierto quiénes viven en la puerta de al lado”, recalca. Lo bueno del coronavirus. ¿Lo malo? “Esto de que vamos a salir cambiados y mejorados lo cojo con pinzas”.
Rodríguez, que escribe habitualmente en euskera en periódicos vascos y trabaja para Radio Euskadi, tiene ya publicadas otras novelas como 'Lo que será de nosotros' (Erein), ‘Agosto’ (Lengua de trapo) y ‘Si quieres, puedes quedarte aquí’ (Tres Hermanas). En ellas ha volcado parte de su biografía, como su mezcla familiar andaluza-vasca que retrató en ‘Agosto’: sí, en el País Vasco también se baila flamenco. También ocurre con ‘Los últimos románticos’. De hecho, la imagen de la que surge todo fue la de una bolsa de plástico llena de rollos de papel higiénico que trajo un día su pareja a casa porque entonces trabajaba en una fábrica de papel (que podría ser la de la novela). “Esa fábrica hacía rollos de papel higiénico industrial para gasolineras, el papel que cubre las camillas de los hospitales y servilletas para una cadena de comida rápida. Me parecía un resumen de la vida que llevamos: comer de cualquier manera, movernos continuamente… Con los resultados previsibles para la salud. Es como un sistema de vida que se resumía en esa bolsa”, cuenta Rodríguez.
No solo su pareja trabajaba en una fábrica. Muchos de sus amigos lo siguen haciendo a día de hoy. “Yo soy de un pueblo, Llodio, y son muchos los que trabajan en fábricas. Es un misterio para mí, porque mucha gente trabaja todavía en fábricas y, sin embargo, no hay muchas novelas sobre este tema”, comenta.
Aceros de Llodio
La otra imagen que recorre toda la novela la extrajo la escritora de su infancia y la relevancia que tuvo la fábrica Aceros de Llodio. Allí su padre trabajó durante años. Allí hubo huelgas y manifestaciones. “Fue una fábrica muy importante en el País Vasco y en mi pueblo fue vital porque trabajaba mucha gente en ella. Y cuando fue a cerrar hubo unas movilizaciones tremendas, todo el pueblo además apoyó a los trabajadores. Yo estaba en el instituto, pero lo recuerdo perfectamente porque hacíamos huelgas y porque yo era hija de un trabajador. Y recuerdo la angustia, la incertidumbre y la solidaridad”, señala la escritora que no teme resultar nostálgica: “Hay cosas que hemos perdido que a mí me parecen un error porque las hemos dejado ir sin quejarnos y creo que ya son irrecuperables, así que sí, en parte sí hay una mirada nostálgica”.
Hay cosas que hemos perdido que a mí me parecen un error porque las hemos dejado ir sin quejarnos y creo que ya son irrecuperables
La protagonista, Irune, trabajadora en la fábrica, decide unirse al grupo de los huelguistas, aunque aquello suponga un riesgo para su puesto de trabajo.
De hecho, la avisan sutilmente “desde arriba” en alguna ocasión. Es una
mujer actual, perteneciente a un tiempo en el que suele haber otro tipo
de manifestaciones que a veces -o muchas veces- sepultan las de los
derechos laborales: las famosas luchas identitarias que han poblado las guerras culturales. “Bueno, pero es que a mí me sorprende porque hay luchas que son transversales
por lo que no debieran debilitarse. Más que por este tipo de luchas, lo
que yo creo es que hay menos unión emtre nosotros, pero por cómo está
organizado el sistema de trabajo y porque vamos muy a lo nuestro”,
resume Rodríguez.
Reivindicación de la amabilidad
Si uno de los temas es la reivindicación de la solidaridad obrera el otro es la defensa de la amabilidad. Precisamente, la novela está dedicada “a todas las personas que fueron amables conmigo alguna vez”. “La amabilidad siempre nos han dicho que no cuesta nada y es verdad que no cuesta nada. Yo creo que la gente sigue siendo bastante amable, pero también creo que en estos últimos tiempos ha tenido más prestigio la displicencia, la distancia, la maldad sobre la bondad. Sobre todo hacer unas críticas feroces, marcar una gran distancia. Yo creo que por ser malo no eres más inteligente”, sostiene la escritora. Esto le lleva a recordar un pasaje de ‘Las ilusiones perdidas’, de Balzac, un libro que leyó durante el confinamiento. En él, el escritor francés señalaba: “Las personas inteligentes están obligadas por fuerza a comprender las virtudes de los demás, pero también los defectos”. “Creo que habría que recordar esta frase porque no sé qué confusión hay entre la inteligencia, las posturas muy ácidas y el desprestigio de la amabilidad”, apostilla Rodríguez.
En estos últimos tiempos ha tenido más prestigio la displicencia, la distancia, la maldad sobre la bondad. Sobre todo hacer unas críticas feroces
Esto, sin embargo, no significa ir a su reverso, argumentario fácil en tiempos de blanco o negro: “Ni la inteligencia tiene que ver con maldad ni tampoco la bondad con el peloteo.
O con los excesos de complacencia, que también los vemos a veces. Una
cosa también es ser bondadoso y que no te tomen el pelo. Cuando es
necesario, hay saltar y decir hasta aquí hemos llegado”, manifiesta la
escritora.
El amor y el humor
Durante toda la novela, Irune tiene que luchar con un asunto médico -”yo soy muy aprensiva con los médicos y lo volqué ahí”- y con una extraña relación amorosa. O no tan extraña en tiempos de distanciamiento, ya que en vez de un app de citas - “se hace un perfil, pero nadie la mira”- consiste en llamar cada día a Renfe para que el operador le diga las rutas y horarios de los trenes. “Volvemos a lo de la amabilidad. Lo que le pasa a Irune es que este operador es amable con ella, y ella también lo puede controlar porque es la que llama y puede colgar. Pero es que lleva tanto tiempo paralizada porque ha llevado el distanciamiento social muy al extremo [antes de que hubiera distanciamiento]. Y este hombre pues le da una conexión… Pero es que a veces entre las personas suceden estas cosas que son inexplicables… Es estrambótico, pero ¿por qué no? A mí me ha animado mucha gente por teléfono”, confiesa Rodríguez.
El humor nos sirve para mucho. Como decía un amigo: “Los dramas son más dramas si tienen humor”
Ya que estamos: ¿No lo cambiaría por las videollamadas después de todo este tiempo? “No, no. La videollamada tiene un punto de estrés, porque además de que te miren tienes que estar mirando mientras que por teléfono puedes estar mirando a lo que sea y la mirada hasta se descansa. Pero la videollamada con el careto en primer plano…”, cuenta con cierto humor. El mismo que, por otra parte, tiene esta novela. Irune es una chica graciosa. “Es que el humor nos sirve para mucho. Irune tiene humor y no sabe ni siquiera que lo tiene. Como decía un amigo: “Los dramas son más dramas si tienen humor”. Es decir, que un drama es más creíble y llega más si tiene un poco de humor”, conviene Rodríguez. Y nos ayuda a sobrellevar la realidad. Con eso el humor tiene ya el cielo ganado.
TITULO: Novéntame otra vez - Hablemos de sexo,.
Jueves -25-Febrero a las 22:35 por La 1, foto.
Novéntame otra vez - Hablemos de sexo,.
En 1990 TVE emitió el programa Hablemos de sexo y, por primera vez, se trató este tema en televisión con rigor y naturalidad. Tomando como hilo conductor el espacio presentado por la doctora Ochoa, el capítulo de Novéntame otra vez titulado “Seguimos hablando de sexo” repasa una década en la que proliferaron los striptease televisados –tanto femeninos como masculinos- y aparecieron los gabinetes de sexología, las webs de citas, los teléfonos eróticos y la Viagra. En los noventa la sociedad española demandaba más y mejor información sexual. Así lo destacan en Novéntame las sexólogas Pilar Cristóbal y Lorena Berdún, el director de cine Manuel Gómez Pereira, la periodista y escritora Marisol Galdón, la vedette Marléne Mourreau, el escritor Fernando Sánchez Dragó y el exdirector general de RTVE Jordi García Candau que también recuerda que el programa Hablemos de sexo –creado y dirigido por Chicho Ibáñez Serrador- fue muy atrevido y polémico en aquel tiempo.
TITULO: Cómo nos reímos -El humorista Joaquín Reyes ,.
El domingo -21-Febrero a las 21:30 por La2, foto,.
El humorista Joaquín Reyes.
Joaquín Reyes: "No queda mucho para que me veáis con falda. ¡Voy a ser el Harry Styles manchego!",.
El comediante de 'La hora chanante' y 'Muchachada Nui' presenta su nuevo espectáculo 'Festejen la broma', un monólogo cargado de risas y sorpresas.
El cómico, intérprete e ilustrador Joaquín Reyes (46) lleva casi dos décadas haciendo reír a España. En 2002, debutó en televisión -junto a Ernesto Sevilla y Carlos Areces- en La hora chanante y, desde entonces, está considerado como uno de los mejores humoristas de su generación. Sobre todo, por su capacidad de imitar, inventar 'sketches' y hacer grandes monólogos, como el que presentará el próximo marzo en el Teatro La Latina de Madrid. Se trata de Festejen la broma, un show de stand up, con el que promete sorprender a todos sus críticos y fans.
"Hacía tiempo no escribía algo nuevo y tenía muchas ganas de hacerlo. Pero luego vino la pandemia, lo tuve que parar y ahora lo he retomado. Festejen la broma es, principalmente, un monólogo nuevo que incluye una sorpresa: saco un muñeco al final del espectáculo, con el que comparto el último tramo y, a la gente le gusta tanto que cada vez aparece más... ¡Me eclipsa!", ha contado Reyes a LOC este miércoles, en una entrevista en la que habla sobre su trabajo, su peculiar sentido de la moda, su opinión sobre los negacionistas y su próximo libro: "La primera novela existencialista manchega".
- Vuelve al teatro en un momento crítico para las artes, con un público al que solo se le ven los ojos. ¿Le molesta no poder ver las sonrisas de los asistentes?
- Yo tenía esa duda, porque no sabía muy bien cómo iba a reaccionar el público enmascarado. Pero la gente se ríe, se nota. Entonces hice una reflexión muy cursi: "la mascarilla puede parar el virus, pero no la risa" (hace un sonido similar al de una trompeta y se ríe).
- Tiene razón. La mascarilla no impide las risas... Pero, quizá, el COVID sí haya cambiado nuestro sentido del humor. Hay quienes piensan que aun es demasiado pronto para reírse de la pandemia, otros no... ¿Usted qué opina?
- Si te refieres a hacer humor negro, yo ni me lo planteo. A mí no me gusta hacer humor sobre el sufrimiento o la enfermedad. Además, creo que la gente tampoco tiene muchas ganas de que le recuerdes la situación en la que estamos, yo creo que la gente quiere evadirse. Por eso siento que es un buen momento para el humor.
- ¿Y para revivir La hora chanante o Muchacha Nui? Sé que en Twitter los programas causan mucha nostalgia y la gente pide a gritos que vuelvan.
- Bueno... Es difícil, porque ya cada uno está con su carrera. Yo sigo trabajando con Ernesto Sevilla y me encanta trabajar con él, pero no creo que sea fácil volver a hacer La hora chanante. Aunque sí me gustaría volver a hacer sketches y, por supuesto, me gustaría poder contar con mis amigos...
- ¿Y entre esos amigos cuenta a Carlos Areces? Se lo pregunto porque, en 2020, Areces dio una entrevista a El Mundo, en la que dijo que usted era el único "sobrevalorado" de los chanantes...
- Muy gracioso, ¿eh? Con Carlos somos muy amigos y... La verdad es que no sé con que intención lo dijo, pero espero que haya sido una broma. Aunque es verdad que algo de razón lleva, porque muchas veces -y no lo digo con falsa modestia- he pensado que estaba en una fiesta a la que no me habían invitado. He sentido que me valoraban por encima. De hecho, hay veces que me llaman para charlas y pienso "¿se creen que soy intelectual?". Pero yo disimulo y, a lo que me invitan, voy. Pero sí he sentido, en alguna ocasión, que me sobrevaloraban...
- No obstante, cuando se trata de imitaciones, nadie lo sobrevalora. Al contrario, usted ha demostrado que puede hacer una infinidad de personalidades. Cuénteme, ¿cuál es el personaje que más le ha costado imitar?
- Como los hago todos igual, ¡imagínate!... Me han salido todos fenomenal (se ríe). No me ha costado ninguno, la verdad... Una vez que estoy maquillado. Fíjate, los imitadores, como Raúl Pérez, tienen que currarse la voz y luego llego yo, con mi maquillaje sofisticado, a hacerlos todos igual... ¡Tengo un morro! (lanza una carcajada).
- Recientemente imitó a Fernando Simón. ¿Cuál es la peculiaridad del epidemiólogo que le parece más digna de imitar?
- A mí lo que me gusta de Simón es que parece que no le afecta la opinión pública. Él hace sus intervenciones con mucha cachaza, a pesar de que está en un puesto muy difícil. Es una persona criticadísima y muchas de las críticas que le hacen me parecen muy injustas. Porque, en muchas ocasiones, esas criticas vienen de gente que saben lo que yo sé... O sea, nada. Hemos oído críticas de cantantes, por favor, ¡venga ya!
- ¿Usted es de los que creen que los artistas no deberían meterse en política o no hablar de la gestión del gobierno en la pandemia?
- No, a mí me parece fenomenal que un artista tenga sus opiniones y las muestre. Pero un artista negacionista, a mí me parece un disparate. La postura de un negacionista a me parece un disparate. ¿Qué proponen que es mejor? ¿No vacunarse, no ponerse la mascarilla, no tomar precauciones? No es una mejor opción y explicarlo con conspiraciones a mí me parece un disparate.
- Pasemos a otro tema: su estilo ha evolucionado mucho en los últimos 10 años. Siempre ha sido muy hispter, pero ahora yo lo veo más fashionista. ¿Tiene estilista o usted escoge su ropa?
- Me la elijo yo, pero es muy halagador que penséis que puedo tener un estilista... A mí me gusta mucho la moda y hoy pensaba que, quizá, no queda mucho para que me veaís con pololo y con falda. ¡Voy a ser el Harry Styles manchego! Mira, estuve en Escocia y fui a una tienda de kilts. Son preciosos y estuve a punto de comprarme uno, pero era carísimo. Costaba 600 euros y dije "no, es mucho, ¡que la falda sea el sueldo de una persona no puede ser!".
- Veo que está muy a la vanguardia. Por eso me causa curiosidad que usted siga utilizando las palabras "viejuno" o "viejoven" para referirse a sí mismo... ¡Si solo tiene 46 años!
- El otro día vi una foto mía y soy un señor. Hay que asumirlo. Aunque sigo teniendo la mirada joven y aspiro a no convertirme en un cascarrabias, además de seguir escuchando nueva música... Pero hay que asumir la edad que uno va cumpliendo. Y, si más o menos la salud te va respetando, no me molesta ir envejeciendo... Fíjate, ¡qué discurso más viejuno! Cuando ves que en la agenda, en vez de tener una sesión de DJ, tienes una colonoscopia, es absurdo que sigas negando lo evidente. Hubo una época en la que yo, quizá, tenía apuntado el Primavera Sound... Ahora tengo apuntado eso.
- Y también tengo entendido que tiene apuntado un nuevo proyecto. Según me han comentado, usted ha escrito "la primera novela existencialista manchega".
- ¡Y ya la he terminado! ¿Te lo puedes creer? Suena muy rimbombante y está dicho con ironía, pero no es una afirmación falsa: es la primera novela existencialista manchega. Aunque también he dicho que soy "el Albert Camus de Albacete" y ahí puede ser que me haya pasado...
- Hábleme de la trama del libro entonces.
- Se trata de alguien cuyo mundo se tambalea por una fama mal asimilada. Vivimos en un mundo donde todo es pura exposición, donde se te valora por la cantidad de seguidores y, de repente, normalizas cosas que no deberías. Por ejemplo, que la gente este a tu disposición, que tengas que ser tratado de otra manera, que te puedas permitir el lujo de agobiarte porque la gente te diga que le gusta tu trabajo. Crees que estás por encima de los demás. Es un riesgo que corres con la fama y eso me parecía un buen material para escribir.
- ¿Y cuando es el lanzamiento? ¿Ya hay fecha? ¿Ya tiene editorial?
- No, no hay editorial... Pasa el aviso, ¡pasa el aviso! (lanza una gran risotada).
TITULO:
Aquí la tierra - Campaña para cuidar el mobiliario urbano en Jarandilla de la Vera,.
Campaña para cuidar el mobiliario urbano en Jarandilla de la Vera,.
foto / »Una farola, 375 euros, una papelera, entre 130 y 600, un banco 420 euros,...». Con este listado de precios el Ayuntamiento de Jarandilla de la Vera hace un llamamiento al civismo a través de cartelería y sus redes sociales. Se trata de una campaña titulada 'Cuida el mobiliario urbano' encaminada a prevenir actos vandálicos, etc,.
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