TITULO: Atención obras - Cine - La redada con la que comenzó el Holocausto en Francia ,. . Jueves -18, 25 - Agosto,.
Jueves -18, 25 - Agosto a las 20:00 horas en La 2, foto,.
La redada con la que comenzó el Holocausto en Francia,.
El Memorial de la Shoah de París presenta nuevas imágenes de la Razia de la tarjeta verde, la primera deportación masiva de judíos en Europa Occidental,.
En 1941 en Francia, los judíos todavía no tenían la obligación de llevar la estrella amarilla, aunque el Gobierno de Vichy, títere de los nazis, ya había aprobado las primeras leyes antisemitas. Sin embargo, el 14 de mayo de ese año, la persecución dio un salto cualitativo con la primera detención masiva de judíos durante la llamada Razia de la tarjeta verde, con la que se puede decir que el Holocausto empezó en Francia. El Memorial de la Shoah de París ha presentado recientemente imágenes inéditas de aquella trampa en la que cayeron 3.700 refugiados residentes en la ciudad, que fueron deportados a dos campos de internamiento cerca de París y, un año más tarde, a Auschwitz.
Las fotografías, 98 en total, representan un documento extraordinario del Holocausto, dado que muestran todo el proceso de detención, deportación e incluso de internamiento. También ilustran de forma desgarradora cómo las familias eran divididas –todavía no se deportaba a mujeres y niños– y cómo los hombres eran enviados a barracones insalubres. Se trataba de un proceso que tenía como destino final el exterminio. Además, confirma un hecho que, cuando terminó la guerra, las autoridades francesas tardaron décadas en reconocer oficialmente: que las redadas de judíos fueron llevadas a cabo por la policía francesa, bajo la supervisión de los alemanes. En otras palabras: queda claro que los franceses ejecutaron el Holocausto en su país y que los nazis apenas tuvieron que aportar soldados para llevar a cabo las deportaciones.
“Las imágenes estaban en manos privadas”, explica Lior Lalieu-Smadja, responsable de las colecciones fotográficas del Memorial de la Shoah de París, que alberga uno de los mayores bancos de imágenes del mundo sobre la persecución de los judíos en Europa. “Un coleccionista las había comprado hace diez años en una feria en Reims y hace poco llamó a dos historiadores expertos en la ocupación, que a su vez me avisaron del descubrimiento”. El autor de las imágenes era un miembro de la llamada Propaganda Kompanie (PK), una unidad de la Wehrmacht (el Ejército alemán) encargada de documentar la Segunda Guerra Mundial por orden de Joseph Goebbels. Los expertos del Memorial creen que el fotógrafo fue Harry Croner, que entonces tenía 38 años y que fue expulsado del Ejército posteriormente por su ascendencia judía.
“La PK inundó la prensa con sus imágenes”, prosigue Lior Lalieu-Smadja. Algunas de estas fotografías fueron publicadas por los periódicos colaboracionistas franceses, dentro de la propaganda antisemita, pero las más crudas se quedaron fuera y no han resurgido hasta ahora. Una de ellas, que muestra a un gendarme vigilando a los internos judíos en el campo de Beaune-la-Rolande, fue incluso reproducida en Noche y niebla, la icónica película de Alain Resnais sobre el nazismo. “Existen muy pocas imágenes que muestren la Shoah, por eso esta serie es tan excepcional”, prosigue Lalieu-Smadja.
La Razia de la tarjeta verde recibió ese nombre porque 6.494 judíos extranjeros refugiados en París, que habían huido de Polonia, Checoslovaquia o Austria del nazismo y del antisemitismo endémico, fueron convocados mediante una circular de ese color en la que se les exigía que se presentasen en diferentes lugares de la ciudad para un control rutinario de su documentación. Uno de ellos era el Gimnasio Japy, donde se tomaron las fotos. Firmada por un comisario de policía, la orden también pedía que llevasen una manta y víveres para 24 horas, pero en ningún momento se hablaba de detención o deportación. Pese a que se amenazaba con “las sanciones más severas” a los que faltasen a la cita, la mitad de los convocados no se presentó. Para aquellos que lo hicieron era demasiado tarde: habían caído en una ratonera.
Todo el proceso está perfectamente documentado: la llegada al lugar de detención, la desesperación de las familias, los vecinos contemplando desde sus ventanas toda la operación, el gimnasio con los detenidos apelotonados en la parte de arriba, el rápido traslado en autobuses urbanos incautados, la subida a los trenes en la estación de Austerlitz, la llegada a los infectos barracones en los que serán alojados –en una de las imágenes se ve la paja húmeda que cubre las literas– y los propios campos. En casi todas las imágenes aparecen policías franceses, aunque en alguna se ve a los alemanes supervisando.
Una de las fotografías más inculpatorias desde un punto de vista histórico muestra a dos personajes cruciales en la deportación de los judíos de Francia. Fue hecha con voluntad de propaganda, aunque demuestra la cooperación directa entre nazis y franceses en las deportaciones, ya que aparecen en ella, supervisando directamente la razia, Theodor Dannecker (1913-1945), el representante de Adolf Eichmann en Francia, y jefe de la sección IV J de la Gestapo, encargada de la cuestión judía, y el almirante François Bard (1889-1944), prefecto de la policía de París bajo Vichy. Dannecker, uno de los principales organizadores del Holocausto, se suicidó en 1945 tras ser capturado por los estadounidenses. Bard murió en un accidente en Suiza en 1944. Su presencia en una imagen destinada a ser difundida muestra que ambos estaban muy orgullosos del crimen que estaban cometiendo.
De los judíos internados, se escaparon unos 800 y los restantes 2.900 fueron deportados a Auschwitz un año más tarde, en 1942, cuando la maquinaria nazi del exterminio había sido puesta en marcha. Entre los detenidos que regresaron estaba Daniel Finkielkraut, padre del filósofo Alain Finkielkraut, según ha relatado este último al diario Le Monde. Cayó en la trampa, explicó su hijo, “porque era muy legalista, pensaba que la ley francesa le protegería”. Como tantos otros judíos europeos, cuando se dio cuenta de que la ley estaba precisamente diseñada para facilitar el exterminio, era demasiado tarde.
Uno de los aspectos más terribles de esta redada es que fue una de las primeras, si no la primera, que tuvo lugar en Europa Occidental y demuestra hasta que punto el Gobierno de Vichy aplicó a toda velocidad las crueles políticas antisemitas. La niña alemana refugiada en Holanda, Ana Frank, cuyo diario simboliza la Shoah, no se escondió en Ámsterdam hasta un año más tarde, el 6 de julio de 1942, cuando su familia sintió que el peligro era inminente. En Francia, la redada de judíos más estudiada y conocida, la Razia del Velódromo de invierno, tuvo lugar también aquel mes de julio y en ella fueron deportados, primero a Drancy y luego a Auschwitz, muchos de los que habían sobrevivido a la Razia del billete verde, hasta ahora mucho menos conocida y documentada.
Francia fue uno de los primeros países que empezó con las detenciones masivas de judíos, incluso antes de que las exigiesen los alemanes, que hasta el primer trimestre de 1942 no pusieron en marcha los campos de exterminio y las deportaciones masivas, aunque sí habían establecido los guetos en Polonia en 1940. Como escribe el historiador Laurence Rees en su libro El Holocausto (Crítica), “la incómoda verdad es que las autoridades francesas persiguieron a los judíos porque decidieron hacerlo así, no porque se lo ordenaran”. Estas fotos ilustran esa incómoda, y terrible, verdad.
TITULO: Detrás del instante -Días negros en la Francia de Vichy ,.
Miércoles -17, 24, 31 - Agosto a las 20:00 horas en La 2 / foto,.
Días negros en la Francia de Vichy,.
Una exposición reexamina en París los tiempos de la colaboración con el régimen hitleriano,.
Dos episodios históricos siguen dando forma a la imagen que los franceses tienen de sí mismos: la Revolución de 1789 y la liberación posterior a la ocupación nazi en 1944. Pero no todos sus antepasados fueron aguerridos sans-culottes y, aún menos, héroes clandestinos de la Resistencia. Quienes se situaban en el bando contrario fueron eliminados durante décadas de la memoria colectiva, con la vana esperanza de hacer desaparecer ese incómodo recuerdo, hasta que la verdad histórica terminó por resurgir. En el marco del 70º aniversario de la Liberación, Francia ha decidido ceder tiempo y espacio para recordar a quienes colaboraron con el nazismo, a través de una exposición que cuenta con 300 documentos inéditos.
En el Hôtel de Soubise, sede de los Archivos Nacionales, en pleno Marais parisiense, el mariscal Pétain da la bienvenida al visitante junto a la efigie circunspecta del mismo Adolf Hitler. La colaboración 1940-1945 es una muestra de pasillos estrechos y escenografía oscura que permite recordar, hasta el 5 de abril, lo sucedido durante el lustro que duró la colaboración con la Alemania nazi. Lo hizo Francia acomodándose a las exigencias del invasor, antes de abrazar su proyecto de civilización a través de una legislación manifiestamente antisemita. El régimen de Vichy, fundamentado en valores como "el trabajo, la familia, la patria, la piedad y el orden", excluyó a los judíos de la vida en común, prohibiéndoles ejercer oficios como los de funcionario, banquero, profesor, médico o artista. A partir de 1942, les obligó a lucir la funesta insignia amarilla y participó en su exterminio en nombre de la reconversión aria de Europa, con la deportación de 75.000 personas que residían en el territorio francés.
Los cientos de documentos, en su mayoría desclasificados por primera vez por las autoridades francesas, permiten reexaminar la actitud de los autóctonos durante la ocupación y los distintos grados de implicación que tuvieron en el avance del nazismo, desde el compromiso convencido e incondicional con la causa hitleriana a un acercamiento circunstancial y no necesariamente sincero. El objetivo es demostrar que el colaboracionismo pudo tener distintos grados, pero también que en ningún caso se trató de un fenómeno marginal. "La colaboración no fue solo política, sino también económica, administrativa, policial, militar, ideológica y cultural. Vichy no fue una simple sucursal alemana, sino un sistema plenamente francés, ligado a la tradición de la extrema derecha local", afirma el historiador Denis Peschanski, comisario de la muestra y uno de los grandes especialistas en el periodo. El comisario lleva tres décadas investigando sus complejos mecanismos, así como sus repercusiones en términos de memoria e identidad colectiva.
Peschanski desconfía ante quienes sostienen que toda Francia fue colaboracionista, igual que de aquellos que creen que todo el país sostuvo a la Resistencia. Más que esa minoría plenamente implicada en cada bando –"que no sumaba más de un millón de personas en cada lado", según el historiador–, el comisario se ha interesado por el comportamiento de las masas. "Hubo quienes se acomodaron a las circunstancias, pese a no ser colaboracionistas, básicamente por motivos económicos. Y después están los que rechazaron las delaciones, pese a no participar abiertamente en actos de resistencia, pero que fueron capaces de decir no. Este último grupo fue, claramente, el mayoritario".
El itinerario es extenso y no se amedrenta ante los tabúes históricos. Arranca en junio de 1940, cuando la Asamblea Nacional otorgó los plenos poderes a Pétain, como recoge el acta constitucional que lo erigió en jefe de Estado, presente en la exposición. "He estado con vosotros en los días de gloria. Lo seguiré estando en los días oscuros. Permaneced a mi lado", clamó entonces ante sus conciudadanos, como recoge una postal conmemorativa. Además, la muestra recoge por primera vez fotografías inéditas del encuentro entre el mariscal Pétain, su vicepresidente Pierre Laval y el embajador alemán Otto Abetz a pocas horas del famoso apretón de manos entre Pétain y Hitler en Montoire, a la orilla del Loira. El trayecto termina con algunos de los 300.000 expedientes de purga política creados tras la liberación para represaliar al colaboracionismo. Entre los castigos ejemplares, figuraba la pena de muerte a Laval y la cadena perpetua a Pétain, desterrado a un fuerte en la Isla de Yeu, enclave de la costa atlántica convertido hoy en destino turístico para burgueses izquierdistas. Sin ir más lejos, dos ministros de Hollande veranean allí.
Entre el inicio y el final, se multiplican los ejemplos de la violenta propaganda ejercida contra judíos y bolcheviques, además de numerosas fichas de los servicios policiales, que recogían las delaciones ciudadanas registradas durante esos cuatro años. Una carpeta contiene las denuncias contra la familia Cohen cerca de la Bastilla. Otra, la referente a los Blibaum en la rue Corbeau, y otra más, a los Bromberg en el barrio de Belleville. Forman parte de las más de 250.000 fichas que la policía parisiense aspira a desclasificar entre 2015 y 2019, al concluir el plazo de confidencialidad de 75 años que contempla la ley. Decenas de documentos e imágenes dan cuenta de ese régimen de terror cotidiano contra los judíos. Recogen historias como la del médico que exige a la policía que interviniera para evitar que su hijo se casara con su prometida judía. O como esa fotografía que describe el cambio de propietarios de una tienda de bolígrafos en 1940: "A partir del 1 de noviembre, la dirección será católica y francesa, igual que el personal".
La exposición también se detiene en la colaboración de los artistas. Contrariamente a lo que se cree, no fueron minoría. Ni tampoco "vivieron en una soledad amarga y deshonrada", como ya dijo Lucien Rebatet, autor de Les décombres, panfleto antisemita que se convirtió en un superventas en los tiempos de la ocupación. Además del conocido caso del escritor Louis-Ferdinand Céline, la muestra refleja la implicación de Pierre Drieu La Rochelle, Paul Morand o Ramón Fernández, que incluso fueron invitados por Goebbels al congreso de Weimar. El resto de artes tampoco se quedaron cortas: un reciente documental televisivo reveló el papel ambiguo que tuvieron personalidades tan conocidas como Maurice Chevalier, Edith Piaf, Sacha Guitry o Coco Chanel.
La cultura popular francesa lleva años interesándose por el fenómeno. Una serie de éxito, Un village français, que ya alcanza la sexta temporada en la televisión pública, se centra en esa muchedumbre sin etiqueta, a la que la historia en mayúsculas no ha prestado suficiente atención. "Me interesa ese 95% de ciudadanos que no se identificaban ni como resistentes ni como colaboracionistas, que no eran ni monstruosos ni heroicos, sino simplemente humanos", ha dicho su creador, Frédéric Krivine. Peschanski señala otros ejemplos del ardor que este oscuro episodio sigue despertando entre los franceses, como el último premio Nobel de Literatura, Patrick Modiano –premiado explícitamente por "desvelar la vida cotidiana durante la ocupación", según la Academia sueca– o el reciente escándalo originado por Le suicide français, exitoso ensayo del polemista Éric Zemmour, decidido a rehabilitar al régimen de Vichy, recordando que "salvó" a un 75% de los judíos franceses y se limitó a deportar a los extranjeros, argumento habitual en las filas de la extrema derecha francesa. Hoy supera las 300.000 copias vendidas. "Más que un trauma histórico, la ocupación constituye una obsesión francesa, porque se trata un capítulo definitorio de nuestra identidad como pueblo", afirma Peschanski.
TITULO:TARDE DE CINE CON -El cine de verano de la Casa de la Juventud atrae a decenas de placentinos ,.
El cine de verano de la Casa de la Juventud atrae a decenas de placentinos,.
foto / La apuesta por el cine de verano de la Casa de la Juventud ha atraído a decenas de placentinos en su primera semana de actividad. Se trata de una iniciativa que está aprovechando el entorno rehabilitado de la Puerta Berrozana, desplegando las sillas y espacios en la nueva plaza, que puede albergar hasta a 120 asistentes.
TITULO: Historia de nuestro cine -Cine - Días de viejo color ., Viernes- 19 , 26 - Agosto,.
El Viernes -19 , 26 - Agosto a las 22:15 por La 2, foto,.
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