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Javier Redondo Rodelas analiza las luces y las sombras de todos los inquilinos del Despacho Oval,.
Hombres comunes, sí, pero para nada Scorrientes. La historia de Estados Unidos está marcada por las 43 personas que han tomado las riendas de la Casa Blanca. Figuras de extracción diversa, formación divergente y caracteres dispares que tienen un rasgo coincidente: su afán por completar la obra de los Padres Fundadores. Desde que George Washington doblegase al potente ejército británico han transcurrido más de dos siglos en los que el poder de la presidencia se ha ido incrementando. Washington D. C. es hoy el principal centro de decisión del planeta. Allí, sentado en el Despacho Oval, el mandatario de turno adopta medidas que pueden cambiar las vidas tanto de sus conciudadanos como de los habitantes del resto del planeta. Y todos ellos, con sus luces y sombras, son objeto de análisis y revisión en 'Presidentes de Estados Unidos', una obra publicada por La Esfera de los Libros.De Washington a Obama, el libro de Javier Redondo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, es una historia de glorias y miserias, de decisiones que alteraron el rumbo de los tiempos y, también, algunas que otras vilezas. No podía ser de otro modo en un volumen focalizado en el «centro neurálgico de la política norteamericana». Pese a que en muchas ocasiones se sobrevaloran sus poderes, el autor subraya que «los presidentes tienen un considerable margen de influencia sobre la Historia». Y es esa idea la que opera como motor de una obra repleta de ejemplos.
El libro bucea en perfiles hoy casi olvidados cono Franklin Pierce o Chester Arthur, pero abunda especialmente en aquellos que detentaron «hiperliderazgos». Un calificativo que a pocos puede aplicarse con tanta justicia como a Andrew Jackson. «El amigo del pueblo», como lo describe Redondo Rodelas, fue «el rey de la multitud» y «el primero en tomar decisiones que contradecían radicalmente su discurso». «Con él comienzan las campañas modernas», aduce el autor, quien lo incluye en la nómina de mandatarios transformadores, aquellos que «tratan de sobreponerse a las circunstancias» y «ofrecen asideros a sus ciudadanos» a través de un discurso «cautivador, innovador, en cierto modo, rompedor y sobre todo, esperanzador».
Inscribe también en esa categoría a Abraham Lincoln, que capitaneó la nave en sus tiempos más convulsos y liberó a los esclavos en una maniobra que sus detractores tacharon de cálculo político. Pero el escritor da por superado ese debate, subrayando que «el cálculo, cuando se hace persiguiendo los principios correctos» representa «el camino del éxito».
Transformadores fueron también los dos Roosevelt: Theodore, a quien Redondo Rodelas retrata como «audaz, valiente, osado aunque tosco», cualidades todas ellas que, a su juicio, le convierten en el presidente con una personalidad más arrolladora de la historia, y Franklin Delano, de quien resalta su carácter «cautivador» y su capacidad para rodearse «de los mejores».
Y junto a ellos, dos de los más reverenciados: John F. Kennedy y Ronald Reagan. Al demócrata le reconoce que se topó con «un contexto internacional muy complicado» debido al triunfo en Cuba de la revolución castrista. Le reprocha, sin embargo, «su doble moral», remarcando que la suya fue «una presidencia difícilmente evaluable» al quedar segada por las balas que acabaron con su vida. Y del republicano significa que «estaba decidido a ganar la Guerra fría y desnudó las miserias del gigante con pies de barro que era la Unión Soviética», aunque puntualiza que «sin la voluntad de Gorbachov, probablemente el hundimiento comunista se habría retrasado lo justo como para que no se le atribuyera a él todo el mérito».
Está, por último, Barack Obama, «simbólicamente un presidente transformador» al ser el primer negro en alcanzar la Casa Blanca. Pero Redondo Rodelas incide en que su legado es, por ahora, «inapreciable». Destaca en este sentido que «invitó a soñar, y la gente soñó», pero «despertó pronto». «En política internacional ha sido un rotundo fiasco, aunque lo haya querido arreglar con un acuerdo con Irán cuya materialización y, en su caso, eficacia está por ver», comenta. Y en política interior «ha empeñado sus mandatos a dos medidas: la reforma sanitaria y la regularización de inmigrantes». «Cuando tuvo a favor al Congreso no sacó adelante algunas reformas y desde que lo tiene en contra se encuentra maniatado», explica el autor, quien le abre una puerta a la esperanza. «Si Obama consigue regularizar la situación de once millones de personas, los ocho años perdidos en otras cuestiones podrían haber «merecido la pena».
TÍTULO: TARDE DE VIENTO , CINE ,Separadas al nacer,.
Reparto- Laura Osswald, Pasquale Aleardi, Alissa Jung, Tim Wilde, Ronald Nitschke, David Rott,.
- Sophie y Marie son dos gemelas separadas al nacer, después de que Marie fuese robada a su madre. Treinta años después, Sophie se va a casar y Marie, tras buscarla durante años, reaparece y la sustituye mientras su hermana viaja a París sin que su novio lo sepa. Pero Marie pronto descubrirá que el novio de su hermana es su media naranja.
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