Ian
Thorpe, el australiano de pies enormes y velocidad de crucero; Michael
Gross, el alemán de hielo, tan letal para sus rivales como un ...
Los 'reyes' de la piscina
-foto--Neymar y Bale sufren las críticas
de sus detractores por la supuesta facilidad de ambos a la hora de
perder la verticalidad, sobre todo si se encuentran dentro del área
rival
Ian Thorpe, el australiano de pies enormes y velocidad de
crucero; Michael Gross, el alemán de hielo, tan letal para sus rivales
como un iceberg en medio de las aguas del océano; Mark Spitz, el hombre
que se convirtió en mito en los Juegos de Múnich de 1972; o Michael
Phelps, aquel que desbancó a su compatriota para convertirse, con sus 22
medallas y sus 18 oros, en el deportista más grande de la historia
olímpica.
Todos ellos se ganaron el prestigio lanzándose a una
piscina para batir todas las marcas de velocidad posibles. Otros son
acusados de perder su reputación al intentar imitar al los más grandes
nadadores pero sobre una superficie equivocada.
Neymar y Gareth Bale, las incorporaciones más importantes
de la Liga en el mercado veraniego, sufren las iras de los rivales por
considerar que en el escaso tiempo que llevan en los dos grandes ya han
dado muestras claras de sus intenciones de imitar al ‘Thorpedo’, al
‘Albatros’ o al ‘Tiburón de Baltimore’ sobre el césped. Se les acusa de
convertirse en una versión cutre y poco profesional de Eric Moussambani,
aquel nadador de Guinea Ecuatorial al que le costó casi dos minutos
recorrer 100 metros con un estilo de aprendiz de pato en Sídney 2000 y
que pasó inmediatamente a los anales de los momentos más esperpénticos
de las Olimpiadas.
El brasileño ha sido acusado de piscinero por aficionados
contrarios y por colegas de profesión, pero las recriminaciones más
duras han venido desde los técnicos de algunos de los equipos a los que
se ha enfrentado y de Mourinho, al que no le hace falta cruzarse en el
camino de alguien para lanzar su aguijón y soltar su ironía.
Juan Ignacio Martínez fue el primer crítico después de que
su Valladolid cayera por 4-1 en el Nou Camp en la octava jornada
liguera. ‘JIM’ calificó a Neymar como “ un gran futbolista” pero, tras
un choque en el que el culé pidió que le señalaran dos penaltis a su
favor, aseguró que tenía «un defecto» que no pensaba desvelar pero que
apuntaba a la facilidad con la que el ‘11’ perdía la verticalidad.
Más claro fue el entrenador del Celtic escocés. Neil Lennon
vio cómo su capitan era expulsado en el choque de la Liga de Campeones
ante el Barça por patear al brasileño y sugirió que el punta había
exagerado su dolor en la acción de Scott Brown, y explicó que Neymar
tenía “una reputación en el juego” porque «a veces exagera un poco las
cosas».
‘Mou’ también opina
‘The Special One’ se unió a la causa de su colega de
Glasgow. «Se vio claramente que en la ‘Champions’ existe la cultura del
piscinazo -comentó el jefe del Chelsea sobre el asunto-. Estas acciones
me entristecen, y me preocupan porque yo también compito en la Liga de
Campeones». Y se erigió en adalid de la honestidad al advertir a sus
hombres de que odiaba esas artimañas y que iban «a tener un problema»
con él si se tiraban.
Incluso, tras el encuentro ante Osasuna, cuando sus
compañeros y Tata Martino se quejaron de los golpes recibidos por su
joven estrella, alegando que las imágenes no mentían y que las patadas
recibidas por ‘Ney’ eran evidentes, el jugador pamplonés Arribas
defendió que «no hubo ni una entrada a destiempo ni fuerte. No sé qué
partido vieron ellos. No fue duro».
Cuando todas las miradas estaban dirigidas hacia el astro
azulgrana, el ya cuestionado Gareth Bale se trastabilló dentro del área
del Málaga ante Weligton. El colegiado Ayza Gámez vio penalti en un
simple tropiezo y el puente aéreo de las críticas tornó de Barcelona a
Madrid. Si el galés ya tenía sobre sus espaldas el peso de su
multimillonario contrato y la polémica sobre su protrusión o hernia
según para quién, el aparente ‘desmayo’ premeditado ante los boquerones
le colgó la carga de ser considerado otro ‘Pepito piscinas’ más y
despertó fantasmas pasados de sus tiempos en el Tottenham Hotspur.
Algunos medios recurrieron a las hemerotecas para echar más barro y
acusar al ‘Expreso de Cardiff ‘ de ser el jugador que más amarillas vio
por simular penaltis en la Premier. El duelo de ‘piscineros’ se
igualaba.
Ahora, los abogados defensores y acusadores de Neymar y de
Bale surgen indiscriminadamente según el barrio de cada uno. El sábado
será uno de esos momentos cumbre en el que cada caída de uno y otro será
escrutada al detalle. Quieran o no, detractores y partidarios
aprovecharán el clásico para coronar al culé o al merengue como nuevo
‘rey de la piscina’.
TÍTULO; ENTREVISTA AS, DAVID TRUEBA,.
Entrevista
David Trueba: "Engañan diciendo que los del cine estaban subvencionados"
"Un año de subvención a un partido político como el PP, y será similar a la del PSOE, es tres veces toda la subvención a toda la industria audiovisual", afirma el cineasta
El cineasta y escritor David Trueba, que ha publicado nuevo libro, "Érase una vez", está convencido de que los españoles "ya se han dado cuenta de que les han estado engañando durante años diciendo que el cine y los del cine estaban subvencionados".En su opinión, destaca en una entrevista con EFE, "habría que preguntarse quién y por qué desde los medios se ha empeñado en que solo supiéramos que estaba subvencionado el cine".
"Un año de subvención a un partido político como el PP, y será similar a la del PSOE, es tres veces toda la subvención a toda la industria audiovisual", ha precisado el director de la película "Soldados de Salamina", basada en el relato de Javier Cercás, y autor de la novela "Saber perder", Premio de la Crítica.
Considera Trueba que "lo que pasa en el cine es curiosamente lo mismo que en el resto de la sociedad: no se arregla con ayudas, se arregla generando estructuras. En el cine, las subvenciones existen porque nadie se quiere enfrentar al monstruo de un país colonizado por las películas americanas; y se tapa con parches".
El escritor y cineasta comenzará en mayo el rodaje de una nueva película, "Vivir es fácil", y trabaja también en una nueva novela.
El libro que acaba de llegar a las librerías es una antología de sus artículos publicados entre 1997 y 2012, y lo ha titulado "Érase una vez" porque es de los que piensan que "la vida es una continuidad y las cosas son fruto de algo".
"Que nadie crea esto que he oído a mucha gente decir de que todo el mundo estaba mirando para otro lado, de que todo el mundo estaba despistado. Yo no creo que sea así; yo creo que más bien interesaba no creer lo que algunos decían", afirma al hablar de la actualidad española.
Los artículos, publicados en El País, el Dominical, El Periódico de Cataluña y El Mundo, ofrecen un espejo del mundo fragmentado de hoy, atravesado por su mirada, aunque en muchas ocasiones el efecto perseguido ha sido, y sigue siendo en su columna de El País, "reparar en la aguja ignorando el pajar", advierte.
Quizá por esto, porque en el detalle está la esencia y la complejidad del mundo y de las personas, y porque cree como Woody Allen que "para que la sátira sea eficaz debe estar llena de afecto," sus artículos, además de humor e ironía, desprenden humanidad y estados de ánimo saludable.
"Hay -precisa- una palabra incluso más importante que afecto, que se olvida mucho al ejercer de opinador, que es 'compasión'. Yo nunca acepté el trabajo de articulista para dar martillazos sobre lo que la gente ya sabía o sobre la persona que ya estaba rota, sino para echar una mano y para, a lo mejor, dar un toque de atención a quien se creía irrompible".
"Habitualmente -dice- cuando te conceden una columna, en lugar de utilizarla para sujetar lo que crees que se debe sostener, se emplea como pedestal para el propio escritor. No quiero ser un personaje que opina de todo, sino una persona que colabora con la realidad y por ejemplo escribe: ¿se han fijado ustedes en que las plazas de garaje son cada vez más pequeñas cuando los coches son más grandes?".
Trueba cree que España es un país con grandes articulistas -González Ruano, Camba, Umbral,...- porque las empresas no han proporcionado nunca los recursos para la crónica, el reportaje y el periodismo de investigación o de "filtración", como él lo llama, y han basado el éxito en los buenos columnistas.
"Hay muy poco periodismo, porque cuesta dinero y tiempo", dice y, "rara avis", reivindica el artículo en la última página de un periódico porque cree que "todas las otras formas de periodismo son superiores" y deben de abrirlo.
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