Cada vez que José Manuel Calderón se concentra con la
selección española siente una profunda liberación. Verano tras verano,
salvo alguno sin competición internacional u otros por inoportuna
lesión, se daba un baño de autoestima necesario para la salud mental de
cualquier deportista de elite. Y más para aquellos que, como él, se
toman muy en serio su profesión y añoran objetivos. Con los Gasol,
Navarro y compañía encima gana, así que doble satisfacción. El base
extremeño no ha competido desde que partió de Vitoria hasta el frío de
Toronto tras firmar en agosto de 2005. Tampoco en su minitemporada del
curso pasado en Detroit. Ha 'peleado' casi más contra sus propios
compañeros para demostrar por enésima vez que debía ser el titular que
frente a los adversarios. Los playoffs apenas los olió. Fue bajo la
batuta de Sam Mitchell y con Chris Bosh como figura, pero fueron
barridos 4-1. Aunque en la NBA todo el mundo es una estrella y ser parte
de aquel universo es un éxito al alcance de solo unos pocos, Calderón
veía año tras año como su carrera en lo colectivo se estaba
desperdiciando por falta de aspiraciones. Ni siquiera las estadísticas
individuales mitigaban esta ausencia. Tiene algún registro que es
catalogado de mítico, como el récord histórico de tiros libres (98,1%),
pero eso es insuficiente para quien sacrifica el ego a costa del
rendimiento grupal. Algo similar sentía el mayor de los Gasol hasta que
recibió la llamada de los Lakers. Después vinieron dos 'anillos'.
El horizonte del base nacido en Villanueva de la Serena ha
cambiado desde que fichó por Dallas. Los tejanos no son los angelinos.
Ni siquiera candidatos como en su día lo fueron los Lakers, pero sí
pueden luchar por entrar en las eliminatorias, que será muy caro, o al
menos plantar batalla. Todo lo contrario a las noches bañadas de
derrotas irremediables con Toronto. En la madrugada del miércoles al
jueves en España arranca la 'regular season' de los Mavericks, que se
estrenan ante los Atlanta Hawks, quienes precisamente enviaron a Detroit
a su principal activo, Josh Smith. Resulta curioso que Dumars se ha
movido bien y ha rodeado a los futuros talentos de los Pistons de
nombres importantes como el mencionado Smith o el base anotador Brandon
Jennings. Sería muy cruel que Detroit disputara los playoffs y Dallas se
quedara fuera. Con Toronto no hay duda. No entran fijo porque los
milagros no existen en esta liga.
Calderón ya no camina solo. En su periplo NBA jamás ha
compartido lado de la pista con un jugador como Dirk Nowitzki, quien
vuelve con renovados aires tras perderse buena parte de la pasada
campaña. Es la referencia en el juego de ataque de la franquicia tejana
y, de estar en condiciones, uno de los pocos que puede ser alternativa a
los grandes iconos de esta liga: Lebron, Durant, ... Bajo el mando del
entrenador actual, Rick Carlise, el alero germano condujo al juguete del
irreverente dueño Marc Cuban al título en 2011, el último campeón hasta
el dominio en forma de doblete de los Miami Heat.
Nowitzki necesita a Calderón y viceversa. El playmaker
extremeño es un perfecto conocedor de lo que precisan sus compañeros y
siempre antepone las necesidades colectivas a las individuales. «Hemos
visto lo que aporta al equipo: experiencia, control de partido, buenas
decisiones de tiro y colocar a cada uno donde toca. Se comunica mucho
con todo el mundo. Tiene el juego bajo control y su experiencia nos
ayudará en finales ajustados. Calderón ha de ser quien maneje el balón»,
comenta a la prensa estadounidense el líder de los Mavs. «Dirk Nowitzki
hará mi trabajo mucho más sencillo. Estoy encantado con la posibilidad
de jugar con él después de haberme enfrentado a él muchas veces tanto en
la NBA como con nuestras selecciones. Es la clase de jugador que
siempre quieres como compañero», respondía Calderón cuando comenzó a
vestirse de corto en su nuevo entorno. Antes de la pretemporada, en una
entrevista con este diario, reconocía que Nowitzki influyó para que
vistiera su actual camiseta. «Mark Cuban me mandó un mensaje de
felicitación y al minuto fue él quien me lo mandó. De hecho me había
mandado un mensaje dos o tres días antes diciendo: «Vente con nosotros,
vente con nosotros». Dirk ha hecho mucho para que yo esté en Dallas y
eso es importante. Que un jugador como él quiera jugar contigo siempre
es especial».
Nuevas caras
Unos Mavericks que se ha reforzado bastante para volver a
la senda lograda hace tres años. El polémico e histriónico propietario
Marc Cuban, que se asemeja más a un feroz hincha con camiseta azul o
blanca que a un directivo de traje prohibitivo, se ha movido mucho este
verano, pese a que no tuvo respuesta positiva en sus dos grandes
intentos de Crish Paul y Dwight Howard.
Junto a Calderón emigraron a Dallas el escolta anotador
-más lanzador que convertidor- Monta Ellis, que está sorprendiendo en
los bolos de pretemporada por su conducción de juego y asistencias. Para
la pintura aterrizó Dalembert, que ayuda en labores oscuras y
defensivas; y DeJuan Blair, que se ha rendido ante la dureza y exigencia
de Popovic en San Antonio. Su calidad es innegable, pero debe centrar
la cabeza.
También ficharon a Devin Harris, el base que podría luchar
por el puesto de titular con Calderón, aunque su buena época ya pasó y
como está lesionado tardará en jugar. El israelí Mekel, otro de los
bases del roster, no es ni de lejos competencia para el español.
Continúan, y con un año más, los veteranos Vince Carter, con licencia
para tirárselo todo desde el banquillo, y Shawn Marion, el alero de
estilo de tiro imposible.
El objetivo son los playoffs. Pese a la pujanza del Este,
el Oeste sigue repleto de equipos potentes y otros que se añaden como
Houston, que además comparte división. Calderón es optimista: «Creo que
sí estaremos. El año pasado se quedaron a unos partidos. Éste creo que
tenemos mucho mejor equipo y pienso que podremos estar luchando en los
playoffs y dar guerra. Estoy convencido», comenta a EFE. Si todo sale
bien, Calderón ya no tendrá que hacer 'terapia' con la selección.
TÍTULO; PROFESOR VETTEL, FORMULA-1-.
Logra su cuarto Mundial consecutivo con 26 años
Vettel gana a lo tetracampeón
La cruz del día fue para Fernando Alonso, que fue tocado por Webber en la primera curva y acabó undécimo.
Con lágrimas en los ojos, cruzando la pista para regalar sus guantes
al público y con una emoción que quizá no mostró en los tres anteriores,
Sebastian Vettel logra en India su 36ª victoria en F1 y se proclama
campeón del mundo por cuarta vez. Los registros conocidos tiemblan al
paso del joven alemán de 26 años.
Sólo hay ya dos pilotos por delante en título, Fangio y Schumacher y
sólo tres en triunfos parciales, como son Prost y Senna, pero nada
parece resistírsele al piloto de Red Bull, que dio otra exhibición en el
Buddh Circuit.
Fue una carrera extraña por esos Pirelli blandos que se diluían en
apenas cuatro vueltas. Vettel no esperó ni a eso y de deshizo de ese
compuesto en la segunda. Desde allí inició una remontada al estilo Abu
Dabi 2012, apoyado en una mecánica incontestable. Remontó del 17 al 4º
en sólo diez vueltas., al segundo, en 20, y al primero definitivo en la
33.
Desde allí fue un paseo triunfal en el que disfrutó, no sin algún
problemilla en su coche, que corría riesgo de fundirse como le pasó a
Webber, que debió abandonar cuando era segundo en el giro 39. "No toques
la bebida", le decían a falta de ocho vueltas para el final. Al parecer
se trataba de una avería eléctrica, posiblemente en las baterías, cosa
que podía agravar el pequeño motor que impulsa el agua hacia hasta la
boca del piloto. Finalmente pudo cruzar la meta y aparcar el coche en la
misma línea de llegada para celebrarlo a lo grande.
La cruz del día fue para Fernando Alonso, que fue tocado por Webber
en la primera curva, con lo que su ala delantera quedó dañada. Una
parada extra, nada más empezar, arruinaba toda su estrategia a paso
cambiado y todas sus opciones de podio. Remó en el tráfico con poca
fortuna y acabó fuera de los puntos (11º), su peor resultado desde Gran
Bretaña 2010, acabando la prueba. De aquello hace 64 carreras.
"El título de pilotos ya estaba perdido, pero hemos perdido unos
puntos valiosos en el de constructores", se lamentaba. "Esto es deporte y
suele ganar el mejor. Vettel y Red Bull lo han hecho mucho mejor que
nosotros y hay que felicitarles por ello. Volveré el próximo año con la
misma ilusión de siempre", afirmaba deportivo en piloto asturiano.
Ferrari pierde el segundo puesto del campeonato de marcas en favor de
Mercedes. El cuarto puesto de Massa, muy bien al principio y gris el
resto de la carrera, no pudo evitarlo. Quedan tres carreras para
subsanarlo, aunque no parece este el año de la 'Scudería'.
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