TÍTULO: LOCO,
Te pido de rodillas
Luna no te vayas
Alumbrare la noche
A ese corazón
Desilusionado
A veces maltratado
No te perdonaré
Si me dejas solo
Con los sentimientos
Que pasan como el viento
Lo revuelven todo
Y me vuelven loco
Loco
Por besar tus labios
Sin que quede nada por dentro de mí
Diciéndotelo todo
Yo
No te perdonaré
Si me dejas por dentro con ese dolor
No te perdonaré
Si me vuelves loco
Si me vuelves loco
Ay ay ay ay…
Te pido de rodillas
Uno y mil perdones
Que al llegar la aurora
No me digas adiós
No dejes ir el llanto
De tantas canciones
De una luna rota
Como una guitarra
Por tantas promesas
Que se van volando
Que me vuelven loco
Ay ay ay ay…
Loco
Por besar tus labios
Sin que quede nada por dentro de mí
Diciéndotelo todo
Yo
No te perdonaré
(No te perdonaré)
Si me dejas por dentro con ese dolor
No te perdonaré
Si me vuelves loco
Y es que estoy loco
Por besar tus labios
Sin que quede nada por dentro de mí
Diciéndotelo todo
Yo
No te perdonaré
No te perdonaré
Si me dejas por dentro con ese dolor
No te perdonaré
Si me vuelves loco
Te pido de rodillas
Luna no te vayas
- Durante 90 días, me he recorrido España haciendo promoción de mi última novela y a menudo he recordado cierto artículo de Javier Marías ...
- Durante 90 días,
me he recorrido España haciendo
promoción de mi última novela y a
menudo he recordado cierto artículo
de Javier Marías sobre sus peripecias
hoteleras. En Vigo me alojé en un
hotel que era, sin duda, el mejor y
más nuevo de la ciudad. Nada más
abrir la puerta de la habitación, me
topé con la bañera, junto a la cama.
El lavabo también estaba integrado
en la habitación. Parece que eso es de
lo más moderno, pero a mí me parece
un despropósito y una incomodidad.
Me pasé la noche sobresaltada,
pensando que, a poco que me
moviera, me deslizaría hacia la bañera. Y menos mal
que no me acompañaba mi marido porque, la verdad,
hay cosas que prefiero seguir haciendo a solas.
Me ponen de los nervios las duchas
modernas. La del hotel de Barcelona incluía un
manual. Claro que en Oviedo fue peor. Tras un cuarto
de hora girando los grifos, de recepción me enviaron a
una amable camarera (por su cara vi que pensaba que
yo era medio boba), que me enseñó el artilugio bajo el
grifo que permitía abrir la ducha. Una tarde, llegué a
otro hotel con el tiempo justo para una ducha antes de
la presentación. Los mandos parecían normales pero,
apenas giré la llave, el agua empezó a salir del techo,
en forma de lluvia fina. Total, que acudí al evento
como un gato escaldado. En otro hotel, me metí en
el recinto de cristal de la ducha y luego me las vi y
me las deseé para salir. Pensaba en el bochorno que
tendría que pasar cuando alguna camarera fuera a
arreglar la habitación y me encontrara allí encerrada.
¡Ah! Y en muchos hoteles han suprimido algo
tan necesario como el toallero, las jaboneras o los
pañuelos de papel. Te ponen un paquete con cinco
kleenex y listo. Una noche, un poco constipada,
llamé a recepción para que me subieran una caja.
Si hubiera pedido leche de burra para bañarme no les habría extrañado tanto. Ah, y me gustaría conocer a los decoradores que apuestan por las penumbras y el negro, que me producían la sensación de estar en casa de los Monster. Lo peor es que es difícil maquillarse así. Una mañana, salí del hotel de Pamplona con tal cantidad de colorete que parecía Heidi después de haber estado corriendo por las montañas con Pedro. En otro hotel, volví a quedar como una tonta porque no había manera de apagar las luces y eso que la camarera me había mostrado los mandos, al lado de la cama. El truco estaba en dar unos ligeros toques, que hacían que la luz se amortiguara, se volviera amarilla o se encendieran más bombillas.
Y eso que mi editorial me envió a hoteles estupendos, de no sé cuántas estrellas. Pero no saben cómo he echado de menos esos viejos y maravillosos hoteles con solera, donde todo está en su sitio y si abres el grifo de la derecha, sale agua caliente y del de la izquierda, fría, y las toallas se colocan en el toallero y el jabón en su jabonera. En fin, que estoy dispuesta a dar unos cuantos consejos gratis a los directores de hoteles de nuestro país para ver si la próxima vez que esté de promoción solo tengo que ocuparme de mi libro y no andar preocupada por las sorpresas que me pueda deparar la habitación.
TÍTULO; SI TIENES MINUTOS Y 5 COSAS,.- -3 Minutos- Nieve con estilo,.
- - 5 Minutos- ¡ Viva el Festival !
- -10- Minutos- Si es cáncer,.
- - 1 Hora- Vacaciones con arte
- - 2- Horas- Los otros recuerdos,.
- Durante 90 días,
me he recorrido España haciendo
promoción de mi última novela y a
menudo he recordado cierto artículo
de Javier Marías sobre sus peripecias
hoteleras. En Vigo me alojé en un
hotel que era, sin duda, el mejor y
más nuevo de la ciudad. Nada más
abrir la puerta de la habitación, me
topé con la bañera, junto a la cama.
El lavabo también estaba integrado
en la habitación. Parece que eso es de
lo más moderno, pero a mí me parece
un despropósito y una incomodidad.
Me pasé la noche sobresaltada,
pensando que, a poco que me
moviera, me deslizaría hacia la bañera. Y menos mal
que no me acompañaba mi marido porque, la verdad,
hay cosas que prefiero seguir haciendo a solas.
Me ponen de los nervios las duchas
modernas. La del hotel de Barcelona incluía un
manual. Claro que en Oviedo fue peor. Tras un cuarto
de hora girando los grifos, de recepción me enviaron a
una amable camarera (por su cara vi que pensaba que
yo era medio boba), que me enseñó el artilugio bajo el
grifo que permitía abrir la ducha. Una tarde, llegué a
otro hotel con el tiempo justo para una ducha antes de
la presentación. Los mandos parecían normales pero,
apenas giré la llave, el agua empezó a salir del techo,
en forma de lluvia fina. Total, que acudí al evento
como un gato escaldado. En otro hotel, me metí en
el recinto de cristal de la ducha y luego me las vi y
me las deseé para salir. Pensaba en el bochorno que
tendría que pasar cuando alguna camarera fuera a
arreglar la habitación y me encontrara allí encerrada.
¡Ah! Y en muchos hoteles han suprimido algo
tan necesario como el toallero, las jaboneras o los
pañuelos de papel. Te ponen un paquete con cinco
kleenex y listo. Una noche, un poco constipada,
llamé a recepción para que me subieran una caja.
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