miércoles, 1 de febrero de 2017

ME RESBALA - AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL LADRÓN DE TABLETAS,./ REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - ¿ SABEMOS HACER CAFE EN EXTREMADURA ?,./ COPA REY FUTBOL - ATLETICO MADRID -1- BARCELONA -2-,.

TITULO: ME RESBALA - AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL LADRÓN DE TABLETAS,.
ME RESBALA - AQUEMARROPA ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL LADRÓN DE TABLETAS, fotos.
Cartel avisando a un ladrón de tabletas, en el escaparate de un bazar chino de Cáceres. :: A.T.

El ladrón de tabletas,.


Cartel avisando a un ladrón de tabletas, en el escaparate de un bazar chino de Cáceres. 

  • Resultado de imagen de foto me resbalaLas prácticas de los bazares chinos que siguen sorprendiéndonos,.

    La calle donde nací se ha convertido en el Chinatown cacereño o, cuando menos, en el China Street. Esa calle se llama Antonio Hurtado y yo vine al mundo en un edificio entre rojo y burdeos, que aún se conserva, justo encima de unos transportes que se llamaban Abajo. Parece ser que de niño tenía la costumbre de cogerle el monedero a mi madre e ir corriendo en el taca-taca hasta el balcón, donde arrojaba las monedas a la calle. Al poco rato, Luis o Tomás, trabajadores de los transportes, subían a casa con la recaudación. Si hoy volviera a tirar monedas, me temo que no sucedería nada parecido.
    Donde antes estaban los transportes, ahora abre una óptica y enfrente, que antes era un gran corralón ocupado por otros transportes y varios almacenes y talleres, se han instalado diferentes negocios: una pizzería, una tienda de ropa, algún bar, alguna zapatería.
    Cuando veo películas neorrealistas italianas, recuerdo cuando nos asomábamos a la ventana para ver pasar cientos de bicicletas, sobre las que pedaleaban albañiles que venían de construir los edificios de El Carneril, que serían bautizados como barriada de Llopis Ivorra. También cruzaban la calle los rebaños de ovejas que se dirigían a la estación de ferrocarril de Los Fratres, donde embarcaban en vagones ganaderos para regresar, trashumantes, a los pastos veraniegos del norte.
    Tendría 12 años cuando me mudé, mientras la calle Antonio Hurtado iba cambiando. Desaparecían los corralones y los transportes (Cerro, Cillán, Abajo), abrían tiendas, se instalaban los primeros supermercados, se levantaban edificios y la calle, que siempre se llamó popularmente Carretera de Medellín, iba alargándose y acercándose a aquella barriada levantada por los albañiles ciclistas.
    40 años después de aquella mudanza, regresé si no a la calle Antonio Hurtado, sí a su prolongación, y hoy, cada día, la recorro para ir a trabajar, a pasear, a comprar. Durante un tiempo, parecía que la calle donde nací se especializaba en perfumerías pues hasta seis abrieron en 200 metros, pero luego llegaron los comerciantes chinos, intuyeron que en Antonio Hurtado estaban los locales con la mejor relación precio-posibles clientes y nació China Street.
    Así hemos llegado a este 2017 en el que bazares, multitiendas, boutiques, zapaterías, restaurantes y fruterías regentadas por ciudadanos chinos ocupan la calle donde nací. A tanto llega la cosa, que las pocas excursiones chinas que visitan la ciudad suelen incluir un tour por su China Street para sentirse como en casa y comer en 'su' restaurante rollitos de primavera y arroz tres delicias.
    Al principio, los comerciantes chinos traían costumbres y horarios muy de su país, algo exagerados para las costumbres cacereñas, pero como sucedió con las familias catalanas que llegaron a la ciudad en el siglo XIX y en un par de generaciones abjuraron de su vocación emprendedora para adaptarse a la cómoda vocación funcionarial, terrateniente y rentista de los cacereños, los chinos de segunda generación también están relajando su estajanovismo original para empezar a descubrir la alegría de vivir cacereña.
    Sin embargo, todavía nos sorprenden de vez en cuando con prácticas inusuales por aquí como la que descubrí el otro día en un escaparate del bazar chino de Antonio Hurtado, esquina Reyes Huertas. Se trata de una cartulina de llamativo color verde. En ella, se avisa a un ladrón de tabletas de que la cámara de seguridad lo ha pillado y se le conmina a que devuelva lo robado (emplean el eufemismo coger), so pena de acabar en el juzgado. El cartel lleva días colgado y parece ser que el ladrón de tabletas se hace el loco. Yo que él me entregaría. En ese bazar son comprensivos, pero tajantes. Aún no se han hecho tan cacereños como para no meterse en problemas.

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     REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - ¿ SABEMOS HACER CAFE EN EXTREMADURA ?, fotos.

    ¿Sabemos hacer café en Extremadura?,.

  • Bica de café portugués en A Bolota de Terrugem (Elvas). :: E. R.El brebaje que nos sirven en muchos bares españoles suele ser torrefacto y de la peor variedad,.

    Resultado de imagen de foto tapas y barrasBebo siempre café solo. Dos o tres tazas al día. Café portugués de cápsula y de Campo Maior. Y lo tomo siguiendo las literarias directrices del estadista francés Talleyrand, es decir, caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como el ángel y dulce como el amor. Talleyrand, autor de unas interesantes memorias, se inspiró para su definición en un popular proverbio turco. Pero esto es en casa. En los bares, la cosa se complica. En las ciudades que conozco, tengo mi propia selección de bares y cafeterías donde el café se ciñe, más o menos, a las normas del político francés. Pero cuando viajo y me detengo en algún bar de carretera o llego a una ciudad desconocida, me la juego pidiendo un café solo, que la mayoría de las veces sabe ácido como el desamor, amargo como la soledad, espeso como la confusión y requemado como el desprecio. Resultado de imagen de un pais para comerseloNo es normal que un país donde la hora del café es la mejor del día y el amor, los negocios y la amistad se sustancian quedando a tomar café. No es normal que se siga sirviendo el peor café de Europa. La razón es conocida: tomamos café torrefacto, un invento muy práctico en el siglo XIX o principios del XX, cuando el transporte del café era lento y había que tostarlo con un 15-20% de azúcar para que el grano quedara protegido contra la humedad y durara más. Además de torrefactado, el café de los bares es de la variedad más barata, Robusta. Se entiende que sucediera todo esto hace 100 años por el transporte o en la posguerra por la carestía, pero que sigamos destrozándonos el estómago y el paladar en 2017 no es de recibo.
    Lo más curioso es que el origen del mal café español hay que buscarlo en nuestro territorio, en La Raya, en concreto, en Badajoz y en Campo Maior. Fue un extremeño, José Gómez Tejedor, el primero que torrefactó el café en 1867, concretamente, en la fábrica de Cafés La Estrella de Badajoz. Conseguía con ello que el café durara casi medio año sin estropearse. Y fue tras la Guerra Civil cuando la familia Nabeiro decidió venderle a los españoles un producto del que carecieran optando por el café torrefactado a nuestro gusto.
    Rui Nabeiro es el gran visionario de la industria cafetera de Campo Maior. En 1944, cuando solo tenía 13 años, su tío Joaquín lo llama para que lo ayude en un tostadero de café, que vendía de contrabando a España. Joaquín se unió con el padre de Rui y con su tío Vitorino Silveira, para montar una pequeña empresa torrefactadora.
    En esos años de la posguerra española, a lo largo de la frontera se establecían diversos tostaderos de café torretacto: El Barco y La Estrella en Elvas, El Toro y La Guapa en Rabaça, cerca de La Codosera, uno más en Portalegre y el más popular: Camelo, en Campo Maior, fundado por Rui Nabeiro con sus tíos tras la muerte de su padre, en 1948, a quien sucede con solo 17 años. Rui Nabeiro acaba independizándose y fundando su propia sociedad en 1961, creando la marca Delta.
    Siempre se ha dicho que los portugueses nos venden el café malo, torrefactado y robusta, que es el que nos gusta, aunque solo sea por el precio, y ellos se quedan con el bueno, el natural arábiga. Pero especialistas como Víctor Pérez, del restaurante El Clavo de Valencia de Alcántara, apunta que la calidad del café portugués de bar va más allá del simple torrefactado. «Yo, en café, tengo distribuidor portugués, marca portuguesa, estilo de taza portuguesa. Una bica portuguesa es un café exquisito: concentrado, poquita cantidad, cucharilla pequeñita. Profesionales portugueses han entrado dentro de mi barra y nos han explicado sus secretos. Por ejemplo, nosotros antes quitábamos el porta de la cafetera y el porta siempre tiene que estar puesto en la cafetera para que coja su temperatura. Así, sacas tu primera bica y es completamente diferente. Cuando el portugués ha comido y tomado el postre, le ofreces el café y te suele decir que no, que en España no sabemos hacer café».
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  •  Copa del Rey: con las perlas de Suárez y Messi, Barcelona le ganó al Atlético Madrid de Simeone,.
  •  Barcelona venció 2-1 al Atlético en semis de Copa del Rey, etc. 
 

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