El viernes -11- Enero a las 22:00 por La 1, foto.
Brianda Fitz-James Stuart: «Un libro es como definirte a ti misma»,.
Publica «Bri anda dibujando», una recopilación de sus dibujos que suponen un glosario de su imaginario cultural y pictórico.
Brianda
Fitz-James Stuart creció entre las leyendas y los bestiarios de la
editorial Siruela, que fue moldeando ese magma creativo que es la
imaginación con unas tendencias, una estética y unas preocupaciones que
han ido emergiendo en sus trabajos artísticos. La diseñadora viene llena
de ideas, que son como influencias, tentaciones, bifurcaciones que va
explorando. Parte de estas incursiones las ha glosado en «Bri anda
dibujando» (Paripé Books), un libro que comienza con una frase de Paul
Klee: «Un dibujo no es más que una línea que ha salido a pasear».
–¿Qué le inspira?
–Los
animales, las plantas y lo que veo alrededor. Me gusta fijarme en los
seres mitológicos, los cuentos, la literatura fantástica y las películas
de ciencia ficción o de época... Estoy muy atenta a lo que ocurre en mi
entorno. Si veo una combinación de colores que me atrae hago una foto.
Recurro a fuentes muy diversas. Y, por supuesto, también está la
influencia de la pintura del Renacimiento.
–Qué pesa más en sus obras: ¿la cultura clásica o la pop?
–Lo
que me hace vibrar es la pintura clásica, pero al pintar o dibujar soy
más pop. Aunque hay una mezcla. La contemporánea no me influye tanto
porque es en la que he profundizado menos. Pero yo vengo del mundo del
diseño, la moda y los estampados. Siempre que me pongo a dibujar me sale
un estampado. De todas maneras, suelo practicar muchas técnicas
distintas y recursos diferentes.
–¿Dentro de usted hay varias artistas?
–Hago
cosas, pero la gente no duda en decir que es mío. A veces las miro y
pienso: no parece mío. Pero las personas sí son capaces de diferenciar
mi estilo. Hay veces que estoy algo más experimental y abstracta y
otras, no. Lo que no me gusta es hacer siempre lo mismo. Por eso,
practico varios soportes en los que intento diversificarme. Pero es
verdad que, a pesar de esas diferencias, cuando miro los dibujos de este
libro me veo. Un libro es como definirte a ti misma.
–¿Le ha dejado huella la colección de literatura medieval de Siruela?
–Por
supuesto. Recuerdo especialmente uno de ellos: «Melusina». Estaba loca
con esa historia y esos dibujos. De hecho, fue la fuente de inspiración
del reloj de Swatch que diseñé. Todo lo que ves y lees de pequeño te
deja una huella.
–A quién prefiere: ¿William Morris o Rembrandt?
–William
Morris, porque lo admiro mucho. Es uno de mis referentes por su apuesta
para recuperar lo artesanal, el diseño y su intento por buscar la
belleza. Hacer objetos y que sean funcionales es una de las cosas en las
que más disfruto.
–Él puso el arte al servicio de la gente.
–Esa
idea me gusta, pero depende de cómo se ejecute. Hay que tener cuidado
con ella hoy, porque todo lo que sean grandes producciones quiere decir
que hay explotación en el Tercer Mundo y otras cosas que no comparto.
Prefiero la idea de un artesano que hace su pequeña obra que, aunque es
más cara, te va a durar. Y que tiene alma, más que las cosas que se
hacen en grandes producciones y que se desvirtúa un poco.
–Tiene una faceta de DJ.
–Y
la llevo bien. Empecé por casualidad. La música siempre me ha gustado.
Quise tocar un instrumento. Me puse a aprender el ukelele, di clases de
guitarra y me di cuenta de las horas que necesitas para tocar bien
(risas). De hecho, coleccionaba instrumentos raros. Fue una amiga quien
me dijo que pinchara con ella. Así me inicié, como en un juego y, de
repente, se convirtió en un trabajo. Ahí dejé de coleccionar
instrumentos y tocarlos. Llenó un vacío (risas). Nunca lo tomé en serio.
Creía que era una moda pasajera, pero sigo pinchando.
–¿Cómo le influye la moda?
–En
los estampados, sobre todo. De la moda me interesaba la parte
artesanal, trabajar con las manos y la parte creativa. Quiero hacer
estampados, pero en todo. Cuando hago ilustraciones pienso en
estampaciones.
–¿Cómo lleva que la llamen bohemia?
–A
saber lo que entienden por eso. Bohemia... Me dedico a hacer cosas
creativas, pintar, diseñar, voy a exposiciones, conciertos. Si es eso...
Siempre supe que quería hacer algo artístico, pero no sabía el qué. Me
gustaba hacer trabajos con las manos y disfrutaba mucho. Yo no quería ir
a la playa y me quedaba en casa haciendo manualidades.
–¿Le repercutió el ambiente cultural en la formación?
–Sí,
porque tenía intereses artísticos. Pero hoy todo el mundo que tiene una
vocación cultural puede acceder a la cultura. En Madrid tienes el
Prado, el Thyssen... puedes ir a ellos. Además, la información está
disponible. Me siento privilegiada, pero hoy no existen excusas para que
alguien se introduzca en el arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario