lunes, 28 de octubre de 2013

DEPORTES, FUTBOL. Ancelotti indigna al madridismo.,/ Las arrugas de Susan Sarandon,.


  1. El madridismo más radical está indignado con Undiano Mallenco por no pitar un claro penalti a Cristiano Ronaldo que podría haber supuesto ...
    El madridismo más radical está indignado con Undiano Mallenco por no pitar un claro penalti a Cristiano Ronaldo que podría haber supuesto el empate a uno en el clásico a falta de 20 minutos para el final. Sin embargo, el que clama por la suplencia de Casillas y la venta de Özil para financiar el fichaje de Bale aún lo está más con Carlo Ancelotti por alinear a Sergio Ramos en el Camp Nou como mediocentro defensivo y al extremo galés como '9' relegando a Morata a la grada.
    El técnico italiano justificó que colocó al central sevillano como pivote «para tener equilibrio», pero el Real Madrid, que regresó a los tiempos de José Mourinho, cuando utilizó a Pepe en el Camp Nou como centrocampista destructor, no sólo no encontró lo que pretendía Ancelotti, sino que fue a peor. Sergio Ramos se jugó la expulsión con un par de codazos en un minuto y el Madrid, aparte de echarse atrás y estar totalmente a merced del Barça en el primer tiempo, volvió a estar roto en el medio campo. Después de tanto dinero gastado en los últimos tiempos en mediocentros (35 millones en Modric, casi seis en Casemiro, 39 en Illarramendi...), resulta que Ancelotti experimentó con Ramos en un 'trivote' que defiende poco y crea menos y sorprendió incluso a su plantilla.

    TÍTULO; Las arrugas de Susan Sarandon,.

    Susan Sarandon. archivoRobert Redford tenía muy claro qué quería hacer para rodar su undécima película tras las cámaras y con quiénes quería contar para ella.Robert Redford tenía muy claro qué quería hacer para rodar su undécima película tras las cámaras y con quiénes quería contar para ella. El californiano consideró que para 'Pacto de silencio' necesitaba un elenco de ilustres veteranos que dieran empaque, dosis de calidad y sentido a la historia que el septuagenario actor y director quería contar, y protagonizar, decisión que tomó en 'Leones y corderos' (2007) pero que dejó a otros en 'La conspiración' (2010), sus dos últimas películas en la dirección. Así que Redford, alumno aventajado del cine americano, recurrió a un grupo de compañeros que tanto dan forma a buenos papeles protagonistas como arropan a los protagonistas con unas actuaciones que, en ocasiones, superan a las de los propios actores principales y que muchas veces son premiadas. Solo hay que recordar aquellos ocho minutos que le valieron el Oscar a Judie Dench por 'Shakespeare in love'.
    Así que cuando Redford planificaba su película con los productores, se acordó de Nick Nolte, Stanley Tucci, Chris Cooper, Richard Jenkins y Susan Sarandon. Cinco rostros conocidos para dar forma a la persecución a través de Estados Unidos que cuenta esta película que se estrena esta semana. "He actuado con él, pero nunca he sido dirigida por él", argumenta Sarandon, para explicar uno de los porqués que le llevaron a aceptar la historia de un antiguo radical antibelicista de los años 70 que vive con una identidad falsa en el estado de Nueva York, ejerciendo de padre soltero y de abogado especializado en derechos civiles. Hasta que el periodista Ben Shepard (Shia LaBeouf) descubre la verdadera identidad de Jim Grant (Redford). Entonces comienza una huida con el FBI al acecho en busca de la persona que puede limpiar su nombre. 

    "La película trata sobre las buenas y las malas decisiones. No solo te afectan a ti, sino también a todo el mundo y tienes que aceptar esta responsabilidad", explica la actriz sobre el filme y su personaje, Sharon, una activista convertida en ama de casa. "He conocido a hombres y mujeres que eran activistas profesionales, no como yo, que lo haga cuando puedo y soy efectiva. Los hijos de estos activistas han hecho muchos sacrificios por una idea más grande. Mira el ejemplo de Nelson Mandela", explica Sarandon, que trabajó por primera vez con Redford en 'El carnaval de las águilas' hace casi cuatro décadas.

    RECHAZO A LA PENA DE MUERTE 
    Ella es posiblemente una de las actrices más comprometidas políticamente y una de las voces más críticas con los sucesivos gobiernos estadounidenses. Por ejemplo, no ha dudado en mostrar su rechazo a las ejecuciones de presos o a la falta de apoyo para las políticas sociales. Unas posturas políticas que le han traído algunos problemas con la Policía, hasta llegar a ser detenida, y con la prensa más conservadora.

    Con los 67 años cumplidos hace menos de un mes (el 4 de octubre), la intérprete neoyorquina no ha parado de trabajar. Además de 'Pacto de silencio', ha estrenado en España otras tres películas este año de muy diferentes géneros: 'El atlas de las nubes', de los hermanos Wachowski; 'La gran boda', una comedia coral, y 'El mensajero', donde Dwayne Johnson reparte mamporros a diestro y siniestro. Tiene también en postproducción otras tres películas, una de animación y un documental. Una actividad frenética que se debe, según Sarandon, a la conexión que establece con el público gracias, entre otras cosas, a su negativa a acudir al cirujano plástico.

    "No puedo ponerme botox porque necesito mi cara para poder trabajar. Tengo mis líneas y mis arrugas. Solo me hice una pequeña liposucción debajo de los ojos y en la barbilla", confiesa la actriz. "La gente me ve como soy. Pero hay reparaciones que dejan los labios de las actrices como el doble de lo que eran y dejan de ser reconocibles para el espectador", añade. "Cuando ves a alguien en la pantalla que dice sí a la vida, independientemente de la edad, es atractiva".

    Esta negativa al rejuvenecimiento clínico le ha granjeado a Sarandon numerosos apoyos. Entre ellos, el más extraño tal vez, el de la propia revista Playboy que durante décadas persiguió a la neoyorquina para que saliera en su publicación. Una de las últimas ofertas llegó cuando tenía 58 años. "Cada año me lo pedían y el dinero que ofrecían subía. Yo me preguntaba, cuando era más joven, porque me querían a mí si las mujeres que publicaban no parecían reales. Todas tenían tetas grandes. Pero al mismo tiempo, tenías a Jeanne Moreau, Silvana Mangano o Melia Mercouri, que parecían diferentes pero había en ellas algo que decía sí a la vida", explica la actriz, a la que le encantaría dirigir documentales. Si el trabajo, y los niños, se lo permiten.
     

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