viernes, 25 de septiembre de 2015

UN PAIS PARA COMERSELO Y TABAS Y BARRAS - TOROS - MEMORABLE LOPEZ SIMÓN,./ AQUEMARROPA -¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - SOY ACTOR, PERO NO TENGO MALA VOZ CANTO - RAPHAEL EL CANTANTE Y ACTOR,.

TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO Y TABAS Y BARRAS - TOROS - MEMORABLE LOPEZ SIMÓN,.

López Simón entusiasmó y bordó su faena en el segundo, el toro más armado de los siete de Cuvillo. UN PAIS PARA COMERSELO Y TABAS Y BARRAS - TOROS - MEMORABLE LOPEZ SIMÓN, fotos,.

Memorable López Simón

López Simón entusiasmó y bordó su faena en el segundo, el toro más armado de los siete de Cuvillo. 
  • Resultat d'imatges de un pais para comerseloEn su estreno en Nimes, y en su confirmación de alternativa, desborda las expectativas más optimistas y entra en Francia por la puerta grande,.

    Con el toro de la confirmación de alternativa ya dejó ver López Simón en qué son venía. En son mayor: una particular firmeza, encajado el cuerpo todo sin esfuerzo, sueltos los brazos, la vertical pura que tanto conviene a los toreros de talla. Su primera tarde en Nimes. Casi su estreno en Francia. Una curiosidad extraordinaria. Se llevaba hablando de él toda la semana.
    Resultat d'imatges de TAPAS Y BARRAS -Asiento y ritmo: tres lances a pies juntos sin enmienda, dos enseguida abriendo el compás. Irregular el dibujo, demasiado grande el capote. Dos o tres golpes de viento casi al mismo tiempo. El viento iba a aparecer más de la cuenta a lo largo de esta última tarde del verano. Protagonista fue López Simón. Pero no único. El viento y algo más.
    No se lo puso fácil Castella, que está viviendo la mejor temporada de su carrera: al valor incólume de siempre se ha venido a sumar un sentido del toreo de gobierno que no hace tanto se le resistía a toro parado o en las medias distancias. Cualquier toro le sirve al torero de Béziers. Los dos de esta tarde final de la Vendimia: un sobrero jabonero de frondoso cuello y corta alzada que se rebrincó y terminó por meter la cara entre las manos; y un cuarto acodado y astifino, algo desmadejado y desganado, que acabó, antes de pararse, domado como si fuera de carril.
    Cuando se paró, Castella se metió entre pitones. Impertérrito, aplomo irresistible. El toro le estuvo rozando las bandas de azabache de un bello terno añil y negro, golpes de oro en el chaleco. Ni una gota de sangre en la ropa. No fue un arrimón, sino algo bastante más sutil y difícil. Al jabonero le puso los tornillos en su sitio en faena de autoridad. A los dos los tumbó de estocadas de ortodoxa ejecución. El cuarto rodó sin puntilla. El jabonero, casi. También ahora ha encontrado Castella con la espada el sitio y la seguridad que tantas veces se le ha resistido. Era matar a sangre y fuego cuando se hizo imprescindible hacerlo. Por ejemplo, el triunfo salvaje del pasado mayo en Madrid. Pero ha cambiado todo: la técnica y la confianza. Y la puntería. Y la verdad de salir con el engaño en la mano.
    El peor toro
    El tercero fue el peor de la corrida de Cuvillo. Una exasperante falta de fijeza, acostones, cabezazos. Nada parecía reclamar su atención. La muleta acartonada de Manzanares no fue el mejor remedio. El viento lo puso más difícil todavía. Todo fue de una imprecisión y de una falta de resolución notorias. Un pinchazo, una estocada tendida y trasera, tres descabellos, dos avisos. El quinto tuvo bastante mejor trato pero menguado poder y solo una gotita de celo. Manzanares no encontraba el rincón donde, según los fieles de Nimes, menos descubre el viento. Oyó gritos de ánimo. Era corrida de reaparición. Se notaba. Y, sin embargo, a los dos toros tuvo que descabellarlos. La reciente cogida tan aparatosa de Albacete fue en un arreón en esa suerte. Conflicto superado. La faena, monótona, no se avino con las musas.
    Y luego llegó la hora de López Simón, que la iba a hacer más que sonada. Al toro de la alternativa, de más nobleza que entrega, lo había pasado con limpio ajuste en toreo algo encimista pero de riesgo. Se expuso el torero, grandes golpes de muñeca, ni un enganchón. Formidables tragaderas cuando el toro se le quedó debajo o se le metió por acá o por allá. ¿Ojeda, Talavante.? Una original interpretación. Toreaba así de novillero López Simón. Más o menos. Pero entraba y salía de la cara del toro amaneradamente. Ya no.
    Y la prueba concluyente fue el último trabajo. Con el toro más armado de los siete de Cuvillo que saltaron a la arena del Coliseo. También este se metió por debajo de los vuelos del capote que agitaba un viento revoltoso de poniente. El toro peleó en el caballo, se pegó un volatín completo que pareció letal pero no y, antes de llegar a dejarse seducir por la muleta de López Simón, fue toro nervioso, la cara a media altura, bélico aire, mucha movilidad, la prontitud de la bravura.
    Valiente y capaz
    Todo ese fondo no habría contado sin un torero tan dispuesto, valiente y capaz como el que tuvo delante. Una exhibición: como una catarata, más pendiente de camelar al toro que de atacarlo López Simón, una tanda, otra y otra, y otra más, sin pausas apenas, sin solución de continuidad, el toro metido en el engaño en todas las bazas, traído y llevado, enroscado, dejado cuando convino. Puesto del derecho y del revés.
    Clamor en las gradas de piedra milenaria. Sin ser faena plástica, fue de arrogancia superlativa. Una estocada al encuentro. Los dos pañuelos del palco a la vez. Memorable triunfo.

     TÍTULO:  AQUEMARROPA -¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - SOY ACTOR, PERO NO TENGO MALA VOZ CANTO - RAPHAEL EL CANTANTE Y ACTOR,.

    Raphael señala a la cámara, ayer en San Sebastián.Raphael: «Soy actor, pero como no tengo mala voz, canto»

    Raphael señala a la cámara, ayer en San Sebastián. / foto
  • Raphael vuelve al cine de la mano de Álex de la Iglesia después de cuarenta años en ‘Mi gran noche’, presentada en el Festival San Sebastián,.

Ni Premios Donostia ni estrellas de Hollywood. Raphael desató el delirio en el Festival de San Sebastián en su vuelta al cine después de 42 años ausente. El cantante aceptó con inteligencia la oferta de Álex de la Iglesia para reírse de sí mismo en ‘Mi gran noche’, donde interpreta a un divo engreído y cruel, que se ve amenazado por un artista jovenzuelo encarnado por Mario Casas durante la grabación de un programa especial de Nochevieja. A sus 72 años, este mito del folclore nacional sabe perfectamente cómo lidiar con sus fans de toda la vida y con quienes le contemplan como un simpático icono kitsch.
- Su último largometraje, ‘Volveré a nacer’, data de 1973. ¿Por qué dejó de actuar?
- ¿Por qué me das esos disgustos? Dejé de hacer cine porque mis giras son interminables. Ahora mismo tengo planificado hasta el final del año que viene, no hay productor que espere tanto tiempo. De vez en cuando me planteaban volver a rodar, pero no me traían ningún guion. El único que lo entendió fue Álex.
- ¿Le gustaba ser actor o las películas eran para promocionar su faceta de cantante?
- Yo soy actor. ¿Tú no me has visto en ‘Doctor Jekyll y Mr. Hyde’? Ha sido lo mejor que he hecho en mi vida. Estuve durante año y medio hasta que hubo que transplantarme. Yo soy actor, pero como no tengo mala voz, canto. Lo que echo en falta en el cine es estar en contacto con el público.
Divos y medianías
- ¿Qué pensó cuando leyó el guion de ‘Mi gran noche’?
- Le vi muchas posibilidades. Mi personaje no es muy buena gente, pero mi hijo Manuel, que es director, me dijo: ¿qué temor tienes, papá? ¿Tú te crees que la gente a estas alturas de tu vida se va a creer que eres así?
- ¿Conoce a divos así?
- Sí, pero no te voy a decir quién, se dice el pecado pero no el pecador. Hay una clase de estrellato en el que se les sube demasiado a la cabeza. Yo no soy así. La mayoría de los grandes artistas son gente muy normal, normalísimos. Las manías las tienen las medianías que no han cumplido su sueño.
- ¿Qué diferencia ha encontrado entre rodar antes y ahora?
- Antes el cine era más encorsetado. Me metían en el camerino y me sacaban cuando tocaba la escena. Rodábamos con una cámara, plano contraplano, y no me relacionaba con nadie. Hoy se rueda con veinte cámaras y estás todo el tiempo con tus compañeros, comes y te ríes con ellos. De vacaciones. De verdad que me lo he pasado muy bien.
- ¿Y cómo ha cambiado el mundo de la televisión que retrata el filme?
- Yo nunca he hecho un Especial de Nochevieja, solo de Nochebuena. Por cierto, este año repetiré. En Nochebuena el público es más familiar y decente. En Fin de Año son extras pagados que no sé de dónde los sacan.
- ¿Conocía a los actores jóvenes con los que le ha tocado trabajar: Mario Casas, Blanca Suárez, Hugo Silva...?
- Claro. Mi obligación es saber quién es todo el mundo y qué se está cociendo. Yo pertenezco al ‘show business’. Carlos Areces ahora me llama papá. Llevo una banda de músicos en mis giras y siempre hay rencillas. En el rodaje todo fue como la seda.
- ¿Es el relanzamiento de su carrera de actor?
- Debería serlo.
- ¿Le hace ilusión trabajar con algún director en concreto?
- Me quedo con Álex, pero si me vienen con un guion maravilloso...
- ¿Qué cambió en 2003, cuando le sometieron a un transplante de hígado?
- Cambió todo. Yo era un hombre yéndose. Y de pronto me ponen un motor nuevo. Mira cómo estoy. Llevo doce años de prórroga y parece que esto no va a acabar nunca. Me cambiaron las prioridades y muchas cosas por dentro. Valoré mucho más la familia y los amigos. Y mi amor por el público, que sigue intacto.
- ¿Le gustarán a Julio Iglesias las bromas de la película a su cuenta?
- Se va a morir de risa, porque tiene mucho sentido del humor. Seguro que ya sabe los chistes.
- ¿No teme que sus seguidores de toda la vida se asusten al verle en este personaje?
- Yo tengo un público muy variopinto. Y si ya no se han asustado con todo lo que he hecho...
- ¿Qué le parecen los concursos televisivos para descubrir cantantes?
- Todo el mundo tiene derecho a soñar y a intentar llevar la vida que quiera. Yo salí de un concurso de radio. Cantaba por teléfono a los once años. Los presentadores de Ser Madrid me animaban a que llamara todas las semanas. Me decían que me cambiara el nombre y cantara otros estilos. Ganaba cien pesetas semanales. Como ves, no puedo tener nada en contra de la gente que quiere cumplir sus sueños. Me parece maravilloso, lo que no me gusta es que todas las televisiones tengan el mismo programa a la misma hora, se copian unos a otros.
- ¿Le han ofrecido ser jurado de alguno de estos espacios?
- Sí, pero nunca iré. Yo fui el primero al que se le ofreció cuando salieron, no quiero decir el nombre del canal. ¿Quién soy yo para juzgar a nadie y decir tú sí vales y tú no? El arte es muy subjetivo, cada uno lo ve de una manera.
"Me caricaturizan"
- ¿Ha visto su familia ‘Mi gran noche’?
- Les ha gustado mucho. Mi hijo es el director de ‘Ahí abajo’, la serie esa de tanto éxito, y me dice las verdades del barquero todo el tiempo.
- ¿Quién le gustaría que le interpretara en su ‘biopic’?
- Se hizo una TV movie y Juan Ribó estuvo bárbaro. Me lo llevaron a casa para preparar el papel y le dije: Juan, no me imites, interprétame.
- ¿Quién ha imitado mejor a Raphael?
- Nadie. Es que no se molestan en imitarme, hacen una caricatura para que la gente se ría. Estoy deseando ver a un imitador que pueda cerrar los ojos y decir: es igual que yo.
- ¿Le molesta que le imiten?
- En absoluto, estoy más que acostumbrado.
- ¿Sus próximos planes?
- Mi futuro es estar de gira con orquestas sinfónicas por España, Sudamérica, Estados Unidos y Rusia. Además del disco que salió ayer (‘Raphael Sinphonico’), he grabado otro con autores jóvenes -Manolo Carrasco, Iván Ferreiro-, que me han compuesto unas canciones maravillosas, porque Manuel Alejandro ya apenas escribe. Llevo muchos años interpretando mis propios éxitos de todas las maneras. Y me cansaba que siempre se empeñaran en hacerme canciones iguales: un ‘Cómo yo te amo’, un ‘Yo soy aquel’...
- ¿Sabrá cuándo retirarse?
- Perfectamente. Cuando me lo diga esta (se señala la arteria del cuello). Será la mañana en que me diga que ya no doy la talla. Puede ser dentro de veinte años, de diez o mañana. Después de todo lo que he pasado estoy más que preparado.

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