Es digno de elogio, de mucho elogio, el último libro de Cristina Martín Jiménez, titulado Los dueños del planeta, pero me gusta más el subtítulo: “Ellos contra nosotros”. A fin de cuentas, lo que está describiendo es un oligopolio -ellos- de poderosos, todos millonarios, todos filántropos -¡Dios nos libre de los filántropos!- que tratan de controlar las almas -a nosotros- y que, ahora sí, descubro el final, les aseguro que, tras hacer mucho daño, están perdiendo la batalla.

 

 

( Desayuno )

Lo que Cristina Martín ha hecho son biografías, acertadísimas, de los dueños del universo, a los que equipara con los dioses clásicos y ya se sabe que los dioses clásicos tenían tanta mala uva como los hombres y una caducidad sólo un poco superior a la de los humanos. Hablamos de Bill Gates, Jeff Bezos, George Soros, Mark Zuckerberg, Rupert Murdoch, Larry Page y Serguei Brin, Larry Fink, Bin Salman, Elon Musk, Warren Buffett...

Los dueños del planeta imitan al viejo Satán, siempre deseoso de exclamar algo peor que el ‘todo es mío’, algo mucho más tremendo: ‘todo forma parte de mí’

Un buen periodista se distingue por su capacidad para absorber información pero, sobre todo, para relacionar los elementos de esa información. Y ahí Martín lo borda.

 

Pollo a la portuguesa - Receta ORIGINAL

( Cena,.)

Como además es mujer, doña Cristina no desaprovecha esas ‘cuestiones personales’ que, según todo varón pedante, deben quedarse en el tintero de todo buen biógrafo, por ser de escaso aprovechamiento intelectual... cuando suponen la descripción definitiva de una persona. Martín ha aprendido de Paul Johnson, maestro de biógrafos contemporáneos, a juzgar a los grandes hombres según tres elementos: si eran generosos con su dinero, cómo trataban a las mujeres y si eran sinceros o unos mentirosos compulsivos. Con estas tres patas apuntaban a si eran buenas personas. Pues bien, Cristina Martín, además de esos elementos, ha optado por un cuarto: se pregunta por la intención del sujeto agente.

El mundo de las intenciones resulta siempre difícil y esquivo porque estás juzgando el alma de la persona. Pero hay ocasiones, no pocas, en las que la alma del poderoso se empeña, no en ser trasparente, eso nunca, sino en exhibirse y, claro, si la soberbia del sujeto agente es mucha, llega a presentar lo bueno como malo y lo malo como bueno.

Cristina Martín Jiménez es lo que el Nuevo Orden Mundial (NOM) llama una conspiranoide, así como una negacionista. En cuanto oigan que alguien es calificado de ese modo no lo duden: deben escucharle con atención

Así es como Martín Jiménez pone en berlina a toda esta patulea de millonarios endiosados que pretenden... lo que siempre pretende el poder: manejar, no los cuerpos, sino las almas de sus subordinados, hasta que, como el viejo Satán, pueden decir: no todo es mío sino algo mucho más tremendo: todo forma parte de mí.

Créanme, el día en que las mujeres comprendan que su gran virtud natural consiste en evitar la pedantería masculina y con ello poner el dedo en la llaga, las mujeres -¡Ay dolor, que yo soy varón!- controlarán el mundo. Pero por ahora, compañeros del sexo masculino, tranquilos: las mujeres están dominadas por la atmósfera feminista y el objetivo primero del feminismo es... imitar la pedantería masculina hasta la frontera misma del ridículo... ¡y más allá! 

Cristina Martín Jiménez es lo que el Nuevo Orden Mundial (NOM) llama una conspiranoide, así como una negacionista. En cuanto oigan que alguien es calificado de ese modo no lo duden: deben escucharle con atención, seguro que les dice algo que es cierto y harto interesante. Porque gracias a ese espíritu de doña Cristina, políticamente incorrecto, logra identificar y aislar una de la características de estos 'dueños del planeta': su obsesión por no morirse. No porque no muera la humanidad sino porque no se mueran ellos. Martín revela los esfuerzos de, por ejemplo, un Larry Page (Google) o de un Jezz Bezos, el hombre de Amazón, obsesionado con lo que ha dado en llarmase trashumanismo o neurociencia -vamos, con no morise y reencarnarse en máquina-. Pagan cifras millonarias a científicos estafadores que les promten, sino la eterna juventud, sí morirse lo más tarde posible. Curioso: todos ellos están comprometidos con la cultuira de la muerte -matar a los seres humanos antes de nacer- pero ellos quieren vivir el mayor tiempo posbile aunque los médicos no les puedan alargar vida, sólo la vejez. En este libro tienen las pruebas.

Y sobre todo, seguro que les dice algo políticamente incorrecto. Lo digo con mucha pena porque, al igual que la autora, soy periodista y amo mi profesión pero ahora mismo los medios están dominados por una autocensura de lo políticamente correcto, autocensura de tal calibre que yo no he visto nada igual en 43 años que llevo en las redacciones.

Los filántropos millonarios han creado un mundo de censura global, donde la libertad de pensar es puro riesgo, un mundo donde discrepar es delito... en nombre de la necesaria unidad

Los dueños del planeta es un trabajo bien hecho, una recopilación de información ingente y, sobre todo, una capacidad para poner en conexión los datos obtenidos que hace la obra verdaderamente interesante. Se lee de un tirón pero luego hay que repetir. La clásica lectura que obliga a exclamar: ahora lo entiendo.

No verán ustedes este libro reseñado en los grandes medios. Ya saben que una de las sentencias de nuestra sociedad de la información es que la verdad circula por canales pequeños: es un gran libro que contradice las verdades oficiales de la progresía dominante: y ya se sabe que discrepar en el siglo XXI se ha convertido en delito de odio.

Los dueños del planeta resulta una obra apasionante. Solo dos pegas, la una menor y la otra no tanto. La menor es que, quizás por esa familiaridad con el análisis financiero, Cristina Martín maneja los porcentajes de participación en una empresa con excesiva ligereza. Quiero decir que controlar el 5% de una empresa puede no significar controlar la compañía. Una empresa puede controlarse con un 0,1% o necesitarse del 99% para hacerlo, sobre todo si la tal empresa cotiza en bolsa. Y en bolsa cotizan hoy todas las grandes.

Pero se trata de una pega menor. La mayor es esta: Martín Jiménez es grande a la hora de delatar al enemigo, a estos filántropos (¡Dios nos libre de los filántropos!) metidos a salvadores y que, por de pronto han creado un mundo de censura global donde casi no se puede decir nada porque, insisto, el discrepante siempre es culpable y, posiblemente, reo de cárcel. Ahora bien, cuando se pone en solfa a estos millonarios, cuando se describe esta formidable conspiración, una tarea ingente y loable, no vale quedarse ahí, doña Cristina, hay que apuntar quién o qué es la cabeza de la conjura. Y el nombre no sale en el libro. Para asustar a los progres bien-pensantes: el jefe del Nuevo Orden Mundial es Satán. Ya oigo el rasgado de vestiduras pero no obstante, sigo adelante: nadie sino él, el Espíritu Maligno, tiene capacidad para ensamblar tantos elementos contradictorios. Y si no es un quien, Satán, es un qué, al que podamos llamar el mal y que no es otra cosa que el abandono de Cristo en la sociedad actual. 

Al final, Cristo siempre triunfa y los amos del mundo se dejan ver como lo que son: unos pobres infelices a los que los dioses, el verdadero y único Dios, ha pinchado el globo en el que pensaban viajar hacia las estrellas

Sí, el problema de lo que hemos llamado Nuevo Orden Mundial, es decir, la nueva masonería internacional, globalista, generista, sostenible, woke y animalista y un pelín animalesca, cuyos directivos visibles son aquellos a los que con tanto acierto describe Martín Jiménez, constituye una macedonia que necesita una maestro de cocina que pueda mezclar los elementos en su debida proporción.

Pero ya saben cuál es mi lema: de derrota en derrota hasta la victoria final. Entre otras cosas, porque hay que luchar con el mal y contra el Maligno, eso está claro, pero recuerden que el mal siempre se destruye a sí mismo. Ese dibujo lo diseña a la perfección la autora de Los dueños del planeta: es tanta la soberbia de sus biografiados que ya se están despedazando entre ellos, allá arriba, en la cumbre de su poder. Mejor para nosotros. 

En cualquier caso, al final, Cristo siempre triunfa y los amos del mundo se dejan ver como lo que son: unos pobres infelices a los que los dioses, el verdadero y único Dios, ha pinchado el globo en el que pensaban viajar hacia las estrellas.

Cristina Martín es optimista sobre el final de la lucha. Tiene razones para serlo pero debería mencionar a la razón última de su esperanza.

 

TITULO:  Lunes -9 , 16 -  Octubre - Imprescindibles - Fallece a los 81 años Michael Gambon, que encarnó a Dumbledore en varios "Harry Potter" ,.


LUNES -9 , 16 - Octubre - Imprescindibles ,.

Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes - 9 , 16 - Octubre  -
 , a las 21:00 ,foto ,.
 
 Fallece a los 81 años Michael Gambon, que encarnó a Dumbledore en varios "Harry Potter",.
 

El intérprete había dejado de actuar debido a problemas de memoria que le impedían recordar los guiones,.

 Fallece a los 81 años Michael Gambon, que encarnó a Dumbledore en varios  "Harry Potter"

Michael Gambon,.

Dio vida durante seis de las 8 películas de "Harry Potter" a uno de los personajes más queridos: al muy entrañable director de "Hogwarts", Albus Dumbledore. Sin embargo, Michael Gambon (Dublín, 1940) tuvo que dejar su papel en la exitosa franquicia de la serie de películas, según él mismo reveló, porque sufría una trastorno neurodegenerativa que le dificultaba memorizar los guiones de la película. "Con el corazón roto" tuvo que abandonar su profesión. El actor ha fallecido a los 82 años.

Gambon fue un laureado actor de teatro durante varias décadas, en las que representó obras de los mayores escritores en lengua inglesa, como William Shakespeare, Samuel Beckett, Alan Ayckbourn o Harold Pinter. En televisión, sus papeles más conocidos han sido en series británicas como "El detective cantante" o "Maigret", entre otras. Sin embargo, su reconocimiento llegó por su trabajo en "Harry Potter", después de la muerte del actor Richard Harris, quien previamente lo había interpretado. En 1998, la reina Isabel II lo nombró Knight Bachelor (Caballero) por su aportación interpretativa al Reino Unido.

 

Hizo su debut en cines con la película "Otelo" (1965), dirigida por Laurence Olivier. Otro de sus primeros papeles destacados en televisión fue en la serie medieval "The Borderers" (1968–1970), así como papeles episódicos en series británicas de los años 60 y 70. A finales de los 60 se presentó a un casting del productor de cine Albert R. Broccoli para el personaje de James Bond, en sustitución del actor George Lazenby, pero lo rechazaron debido a que por aquel entonces era desconocido y su físico no resultaba idóneo para el personaje.

Ya en los años 80, protagonizó varias series; como su papel en "Oscar", interpretando al dramaturgo y poeta Oscar Wilde o su rol en "El detective cantante" (1986), basada en la novela de Dennis Potter y por la que ganó un premio BAFTA por su interpretación de Philip E. Marlowe, un fracasado escritor de novela negra. De esta época data su papel protagonista en la controvertida "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" (1989), cinta de Peter Greenaway, en donde trabajó junto a Helen Mirren y Richard Bohringer, entre otros.

TITULO:   ELLA & - Nueva Orleans, la ciudad que nunca deja de sonar,.

Nueva Orleans, la ciudad que nunca deja de sonar,.

Viaje al espíritu del territorio donde nació el jazz moderno hace un siglo con una grabación del gran Louis Armstrong y en el que el ritmo es algo de todos, de cada vecino y vecindario. Cantera de grandes músicos, muchos jóvenes compositores e instrumentistas siguen llegando a sus orillas para absorber su magia,.

 Nueva Orleans

foto / Dwayne Finadouchi Finnie, trombonista de Big 6 Brass Band, toca su instrumento en el Super Sunday.

El glorioso fantasma de Louis Armstrong recorre su ciudad natal, Nueva Orleans, como un espectro del presente más que como uno del pasado. Big Tuba es una viva muestra de ello. “¡Sopla fuerte, tío! ¡Queremos oírte!”. El grito sale como un escupitajo de fuego de algún lado imposible de la Avenida Claiborne, la más importante de la ciudad, por donde ahora están bailando y desfilando decenas de personas al ritmo endiablado de una brass band, esa particularísima banda callejera tan propia de Nueva .

 

‘Saber y ganar’ incluye, como ya sabrán los seguidores del programa, una prueba llamada ‘Descartando’ donde buscamos la respuesta correcta a una cuestión que se plantea y para la cual se dan cuatro opciones distintas. En esta ocasión hablamos de Louis Armstrong, el genio de la trompeta que sigue emocionando con sus majestuosas interpretaciones y de quien no se puede hablar sin pensar en la canción ‘What a Wonderful World’. Lo que muchas personas no saben es que la infancia de este músico no fue nada fácil y que antes de llegar al estrellato pasó varias veces por un reformatorio por los delitos que cometió, en sus primeros años de juventud, por las calles de Nueva Orleans. Conozcamos más sobre los primeros y duros años de vida que forjaron a una de las leyendas musicales de todos los tiempos.

Abandonado por su padre y víctima del racismo

Louis Armstrong nació el 4 de agosto de 1901 en Nueva Orleans, en el estado de Luisiana, en el seno de una familia pobre asentada en un vecindario marginal de las afueras de la ciudad. Cuando era pequeño, su padre los abandonó, haciendo así que su situación económica fuese a peor y que tuviese que buscarse la vida desde su más tierna infancia. El pequeño Louis vagabundeaba por el barrio y trabajaba como chatarrero para contribuir a la economía familiar. Además, no hay que olvidar que en aquellos años el racismo estaba muy agudizado en Estados Unidos. Ya desde muy niño, el músico notó que le trataban de forma distinta hasta que llegó a comprender que el motivo era uno solo: su color de piel.

Los episodios de racismo no los vivió solamente en su propia piel sino que también los experimentó con la familia de judíos para la que trabajaba. Los Karnofsky, procedentes de Lituania, tenían un comercio de chatarra y aceptaron a Louis, que tenía solo 7 años, como si fuese uno más de los suyos. “Yo tenía sólo siete años, pero podía notar el miserable trato que los blancos le daban a esta pobre familia judía para la cual trabajaba… de la cual aprendí cómo vivir una vida verdadera y con determinación”, escribió en sus memorias. El vínculo que se estableció entre ellos fue tan fuerte que el artista acabó llevando una estrella de David a modo de colgante e integró melodías idish en sus propias composiciones. Cuando el pequeño Louis quiso una trompeta porque había descubierto a las grandes bandas que tocaban por las calles de Nueva Orleans y quería asemejarse a ellos, fue el señor Karnofsky quien se la regaló.

Tonteos con la delincuencia

La vida del pequeño Louis Armstrong no era nada fácil. Su madre, que tenía que trabajar para manternerlo a él y a su hermana, los dejaba al cuidado de su abuela, Josephine Armstrong, quien había vivido en sus carnes el extremo de la diferenciación racial: la esclavitud. Con un panorama como este, no es de extrañar que el niño comenzase a coquetear con asuntos turbios y que eso le llevase a la delincuencia.

Louis Armstrong cometió varios delitos menores, como disparar al aire en una Nochevieja a los 11 años, y fue llevado en diversas ocasiones al Nueva Orleans Home For Colored Waifs, un reformatorio para niños negros que habían sido abandonados. Lo que no imaginaba aquel chiquillo es que en aquel lugar encontraría su vocación en la banda musical del centro. Comenzó tocando la corneta pero gracias al consejo del director del lugar se pasó a la trompeta.

Nacido para triunfar

Tras permanecer 18 meses ingresado, salió a la calle y se buscó la vida con diversas ocupaciones como vendedor de leche, carbonero o estibador. Pero el germen de la música ya estaba en él y continuó su aprendizaje a base de escuchar a grandes músicos como Bunk Johnson o Buddy Petit, y de relacionarse con gente del mundillo en los cabarets. En 1922 se marchó a Chicago para incorporarse como cornetista a la Creole Jazz Band, la agrupación swing más influyente de la ciudad, y aquello supuso un impulso para su carrera.

Louis Armstrong ganó gran popularidad y en 1924 ya se le consideraba el solista más importante que había. Se marchó a Nueva York para unirse a la Fletcher Henderson Orchestra, momento en que dejó la corneta para tocar la trompeta. Además, aprendió a leer música con lo que su estilo evolucionó y mejoró notablemente. Ya era un gran músico.

Formó las bandas Hot Five y Hot Seven con quienes grabó temas que ya son clásicos del jazz: ‘Potato Heads Blues’ o ‘Muggles’ son un ejemplo. Además, alternaba sus jornadas en los estudios con los directos con big bands donde podía dar rienda suelta a su talento con la trompeta, cantando y haciendo ‘scatting’. Con una media de 300 actuaciones programadas al año, se puede decir que Louis Armstrong era toda una estrella.

Su actividad continuó irrefrenable hasta el día de su muerte. Superó la decadencia de las big bands a finales de los años 40 y grabó su single más vendido, ‘Hello, Dolly’, que fue número 1 en Estados Unidos. También ganó un premio Grammy al Mejor Cantante Masculino. Falleció poco antes de cumplir los 70 sin haberse retirado y habiéndose convertido, puede que sin saberlo, en una leyenda del jazz.

 

TITULO: EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - PESADILLA EN LA COCINA -Jueves -12 , 19- Octubre -  Yogur con frutos rojos, chocolate y galleta crocante   ,.

Jueves  - 12 , 19 - Octubre - Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta. Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO -  Yogur con frutos rojos, chocolate y galleta crocante  ,.

EL BAR ESQUINA -  REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - Yogur con frutos rojos, chocolate y galleta crocante   . , fotos,.

 

 Yogur con frutos rojos, chocolate y galleta crocante ,.

 

 Yogur con frutos rojos, chocolate y galleta crocante - XL Semanal

Ingredientes

Galletas crocantes de frutos secos:

  • 250 g de azúcar
  • 65 ml de claras de huevo
  • Una pizca de extracto de vainilla
  • Una pizca de bicarbonato
  • 35 g de harina
  • 50 g de harina de almendras
  • 50 g de harina de avellanas
  • 190 g de almendras tostadas y picadas
  • 100 g de pistachos tostados y picados

Yogur con frutos rojos:

  • 400 g de yogur natural
  • 100 g de frutos rojos maduros

Además:

  • Pepitas de chocolate,.
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PREPARACIÓN,.

 


De las galletas crocantes de frutos secos: Mezcla en un bol el azúcar con las claras de huevo y bate con unas varillas hasta blanquear. Incorpora la vainilla, el bicarbonato, las harinas y los frutos secos. Precalienta el horno a 160 ºC. Estira la masa de 1 cm de espesor sobre una mesa enharinada. Con ayuda de un cortapastas prepara unas 30 galletas de 6 centímetros de diámetro y colócalas sobre una bandeja de horno cubierta con papel. Hornéalas 15 minutos o hasta que la superficie se dore y queden crujientes. Guárdalas en una caja de lata para que no se humedezcan.

 



ACABADO Y PRESENTACIÓN


Del yogur con frutos rojos: Echa en un bol el yogur y bátelo ligeramente, añadiendo los frutos rojos. Enfríalo y sírvelo con algunas galletas rotas puestas por encima, las galletas enteras y algunas pepitas de chocolate esparcidas.


Podemos sustituir el yogur por una nata montada y convertir el postre en un chantillí de frutos rojos con galletas.