martes, 27 de febrero de 2024

La Hora Musa - La canción del futuro: un «hit» para cada ser humano ,. Martes -12 , 19 - Marzo ,. / Cachitos de hierro y cromo - Una distopia ruminante música ,. Martes -12 , 19 - Marzo ,./ Locos por las motos - Bautista ya es una amenaza,.

 

   TITULO: La Hora Musa - La canción del futuro: un «hit» para cada ser humano,. Martes - 12 , 19 - Marzo ,.


 'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,a las 22:55 horas, en La 2 martes  -  -12 , 19 - Marzo  , foto,.

 La canción del futuro: un «hit» para cada ser humano,.

El top ten de los próximos años no estará creado de forma masiva, obedecerá a los estados de ánimo gracias a la tecnología neurocraneal.

La tecnología neurocraneal será clave para conocer los gustos musicales de los ciudadanos
 
La tecnología neurocraneal será clave para conocer los gustos musicales de los ciudadanos,.

El top ten de los próximos años no estará creado de forma masiva, obedecerá a los estados de ánimo gracias a la tecnología neurocraneal.

Nuestra canción favorita, ¿sabríamos explicar por qué nos gusta tanto? Puede que nos recuerde un evento memorable o que nos lleve a un estado de ánimo determinado. En 2018 un estudio dio el pistoletazo de salida para un nuevo estilo de creación musical. Los autores descubrieron una explicación simple y hasta medible que explica nuestra preferencia por una canción sobre otra.

Los responsables señalan que las canciones más populares tienden a incluir acordes raros, es decir, suelen tener lo que llamaríamos una sorpresa armónica. La sorpresa armónica se puede describir como el momento en el que la música se desvía de las expectativas de los oyentes. Así, los científicos predijeron que estos cambios en la estructura podrían generar una respuesta placentera en el cerebro. Pero los autores señalan algo más: no es solo el elemento sorpresa de una canción lo que el cerebro considera placentero, sino también el regreso a la normalidad.

Así, el cerebro disfruta de la sorpresa solo hasta cierto punto.

Este conocimiento fue la base sobre la que se construyó gran parte de la industria musical cerebral. Una vez que los expertos comprendieron cómo se podrían construir éxitos, compararon las secuencias, ritmos y armonías de miles de temas exitosos, buscaron las coincidencias y elaboraron nuevas tonadas (alegres, tristes, para bailar...) que se convirtieron a su vez en nuevos miembros del club Top Ten. Las grandes compañías, los estudios de grabación y hasta algunos músicos se aliaron con universidades y científicos para garantizarse un lugar en las emisoras. Es cierto que hubo grupos y cantantes que se resistieron a usar la ciencia para hacer diana en el público y siguieron creando obras inesperadas, algunas mejores y otras ya olvidadas.

Este auge de los éxitos –en 2025 casi un 80% de la producción musical se encontrará entre las preferidas del público– hizo que los oyentes se cansaran un poco ya que, la realidad es que no todos tenemos el mismo gusto y no se puede agradar a todos.

Fue entonces cuando surgió una nueva tecnología destinada al individuo más que a la sociedad. Los fabricantes de cascos de alta gama comenzaron a utilizar la tecnología neurocraneal en sus dispositivos para analizar y conocer la respuesta neurológica de los usuarios a diferentes estímulos. La tecnología neurocraneal consiste básicamente en el análisis de las ondas cerebrales en tiempo real y, más importante aún, su interpretación mediante inteligencia artificial y la capacidad de generar una respuesta para continuar esa onda o interrumpirla.

A eso se unió la música evolutiva, canciones que gracias al sistema de «machine learning» cambiaban de ritmo o armonía dependiendo del momento y el ánimo del oyente.

Desde ese momento se acabaron prácticamente los éxitos a gran escala y se comenzaron a consumir canciones que respondían y evolucionaban al ritmo de las ondas cerebrales de cada persona. Esta evolución no solo influyó en los gustos individuales, adaptándose a cuando nuestro cerebro señalaba que le apetecía música alegre o reflexiva, sino que también cambió nuestra manera de trabajar, estudiar y hasta de conducir.

Si los cascos neurocraneales detectaban que precisábamos una mayor concentración debido a la tarea que estábamos realizando, por sí mismo reproducía temas que inducían a ese estado. Lo mismo ocurría si lo que buscábamos era conciliar el sueño o hacer deporte. De hecho el ritmo y la melodía no solo inducían cierto tipo de ondas, sino que esto generaba la liberación de hormonas, lo que posibilitó el uso de esta tecnología para diferentes tratamientos, desde adelgazamiento, hasta terapias vinculadas a la depresión o trastornos neurodegenerativos.

 

TITULO:  Cachitos de hierro y cromo -  Una distopia ruminante música ,. Martes - 12 , 19  - Marzo   ,.

   El martes -  12 , 19 - Marzo  a las 22:30 horas por La 2, foto,.

  Una distopia ruminante música ,.

Todas las culturas del mundo, incluso las más aisladas, son musicales: ¿cuál es la razón? El filósofo Francis Wolff responde a esta pregunta en su nuevo libro,.

El filósofo y escritor Francis Wolff, autor de "¿Por qué la música?"
 
El filósofo y escritor Francis Wolff, autor de "¿Por qué la música?"Enrique,.

Es un hecho antropológico: allí donde hay seres humanos, hay música. No se debe a un contagio cultural: las comunidades más aisladas tienen sus cantos, danzas y expresiones musicales propias. Los niños de todo el planeta agarran un palo y hacen sonar lo que tienen alrededor. ¿Qué nos dice esto de nosotros? ¿Cómo pueden los sonidos llegar a conmovernos? ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo y a nuestra mente cuando perciben la música? Pero, sobre todo, ¿por qué la creamos? A estas preguntas se ha enfrentado el filósofo francés Francis Wolff, que fue oyente antes que pensador, en su libro «¿Por qué la música?» (Gong / El Paseo) y, obviamente, también se la hacemos nosotros. Pero al final.

Wolff propone un viaje fascinante que parte de la propia naturaleza humana y llega hasta las más altas cotas de pensamiento abstracto y que vamos a tratar de resumir aquí. Sin olvidar un impulso casi metafísico o religioso en la experiencia musical, algo que provoca como ninguna otra arte. «Una de las primeras respuestas a tantas preguntas es que el fenómeno sonoro, para el animal, ya es emocional. Si los animales tenemos oídos es para avisar de un acontecimiento: algo está pasando en el mundo. Hay motivo de intranquilidad, de peligro», explica el pensador. «De manera que la base de la música es el sonido, y la base del sonido es el acontecimiento, el suceso. Eso nos lleva directamente a la parte emocional de nuestra naturaleza, la que nos advierte de una inquietud. ¿Qué sucede? Que una vez que sabemos de dónde viene el sonido, y sabemos que no estamos amenazados, llega la distensión, la tranquilidad. Por eso, todo lo musical está basado en esta tensión y distensión que provocan los sonidos en nuestra naturaleza. De esa manera, la música parte con ventaja, porque el oído es emocional. La música genera aún más sentimientos porque se basa esa oposición», asegura el filósofo. La primera consecuencia de esto es que la música toma los sonidos y los convierte en algo ajenos a la naturaleza: no es el trueno, el gruñido o el estruendo. «Efectivamente. Ya no son una señal de acontecimiento, sino una secuencia autónoma que puedes escuchar por sí misma. El sonido pierde su función para ser una creación».

La música «es» el tiempo

De manera que, a diferencia de la pintura, que refleja el mundo de las cosas, lo que se puede ver y nombrar, la música refleja el mundo de los acontecimientos, los sucesos. Es decir, el mundo del verbo. Aunque, en realidad, la música es un lenguaje que no se puede nombrar. Se presenta un misterio: decimos que una música es alegre o es triste, pero ¿cómo es eso posible? Los sonidos son sonidos, no tienen una cualidad de por sí. «Eso es interesante y se debe a que existen varios tipos de emociones. Hay unas que son contingentes, es decir, que no tienen que ver con la música sino con tus recuerdos. Las canciones de nuestras madres, la música de aquel viaje en coche, ese amor romántico en una verbena o lo que sea. Algo ligado a cierta memoria. Esa no la vamos a tener en cuenta. Hay otro tipo de emoción: la que atribuimos a la propia música. Y es curioso, porque la música no “es” alegre, sino que lo juzgamos nosotros. Pero puedes decir que la música es alegre incluso cuando tú estás muy triste. Así que percibes esa cualidad, todo el mundo la siente. Si escuchas la marcha fúnebre, notas la pesadez, la tristeza», apunta Wolff. Por eso, parce un lenguaje sobrenatural, algo que habla sin palabras, que tiene un poderoso mensaje en el que uno cree sin fisuras.

Porque, como apunta Wolff en otro apasionante capítulo, la música «es» el tiempo. «Bueno, yo no creo que sean sinónimos –corrige–. Pero la música es la mejor manera de entender el tiempo. ¿Qué es el tiempo? Bueno, para hablar de ello, tienes que tener tres conceptos: permanencia, sucesión y simultaneidad». En eso consiste nuestra vida, al fin y al cabo. En algo que perdura, algo que cambia y diversas cosas sucediéndonos al mismo tiempo en nuestra existencia. «Pues en la música es igual: la permanencia es algo básico. Es la noción de tónica. Tú oyes el resto de notas de una composición en relación con la primera. La primera nota es la que te marca y para que la música tenga un sentido es necesario que la percibas siempre implícitamente. Ese es el principio de conservación. Sin eso, no puedes entender una composición como unida. Sucesión, por supuesto. Para que haya una melodía y un ritmo tiene que haber cambio. Y simultaneidad: esa la armonía. Cuando oyes un acorde, que está en toda la música, oyes varias notas. Así que los tres componentes del tiempo son los de cualquier música».

En su titánico proyecto por desentrañar el misterio de la música y nombrar lo innombrable, Wolff ha destinado 11 años de estudio. «El desafío era tener el mismo respeto por la diversidad de la experiencia musical que cualquiera pueda tener. Una riqueza que no se refiera solo a la música occidental o el jazz, por ejemplo. Buscaba el mismo respeto para cualquier música y cualquier estilo, porque todas tienen su emoción. Hay muchos libros sobre cierto tipo de experiencia musical, de la que hablan mucho y bien, y otros que son puramente especulativos, como Nietsche o Shopenhauer, que tratan de la melodía en general. Yo he intentado conceptualizar desde el mayor número de experiencias posibles». Así que, ¿lo mismo que se puede decir de Mozart o Beethoven se puede decir de los Rolling Stones, o del rock & roll? Es decir, ¿hay distinción filosófica entre la música culta y la popular? «No, en absoluto. Hay algo común a todas, que es lo que hace la experiencia del ‘’arte de los sonidos’'. Y desde ese punto de vista, es mucho más interesante la popular que la erudita porque es más sencilla. Analiza “Frere Jacques” (canción infantil popular francesa ya casi universal), por ejemplo. Yo la adoraba cuando tenía cuatro años y luego me cansé de ella, claro. Pero ahí puedes ver lo que hace que sea música completa. Está hecha para ello. Si por el contrario tomas diez compases de Beethoven, de acuerdo, es mucho más complicado, pero todos los elementos que están en la primera están en la segunda. Lo que contiene la composición infantil es la utilidad para entender el fenónemo: una secuencia de sonido. La noción de repetición, la de melodía... todo está en una canción infantil».

La gran pregunta: ¿para qué?

Al principio hemos prometido una pregunta: ¿para qué inventó la música el ser humano? «(Sonríe) Pienso que la base de su existencia entre los humanos es que queremos domesticar los acontecimientos, el caos y el azar. Sabemos que en realidad no es posible, pero sí imaginariamente. Porque la música es justo esa mezcla de lo previsible e imprevisible. Desde el momento en que el niño hace (da golpes en la mesa) un ritmo, está domando la imprevisibilidad del mundo. Descubre algo previsible porque él mismo lo crea. Es el domador de los acontecimientos. El ruido lo hago yo, y no el mundo absurdo que no entiendo. Igual que las imágenes, desde el Paleolítico, tiene como función dominar el mundo de las cosas fugitivas, los animales que hemos visto o esa mamá que fue a buscar comida. Por eso haces la imagen, para domar la ausencia de las cosas. Con la música intentas gobernar sobre los acontecimientos, sobre el caos». Por eso, a muchos, la música nos parece un superpoder.

TITULO:  Locos por las motos - Bautista ya es una amenaza,.

 Bautista ya es una amenaza,.

 Bautista ya es una amenaza - AS.com

foto / El español, segundo, rozó la victoria tras un intenso duelo final con Alex Lowes en una carrera caótica: duro accidente de Rea, bandera roja y abandono de Razgatlioglu.


Si hay algo que ha sabido hacer Bautista en Pillip Island, es cumplir con su palabra. El español hizo referencia a las dos oportunidades que le brindaba el domingo para reencontrarse con su máximo nivel y después de lo que se ha visto en el trazado australiano, la conclusión es muy evidente: este muerto está muy vivo. Al español se le volvió a ver muy cómodo encima de la moto, las inseguridades que le podían crear ese lastre que ajustaba el peso mínimo moto-piloto quedaron en el olvido y el bicampeón de SBK se dedicó a hacer lo que mejor sabe, pilotar. Álvaro se exhibió durante una segunda carrera caótica que ya de partida, se retrasó una hora y cuarto a causa de una rotura de motor en la carrera del ASBK (el campeonato nacional australiano de Superbikes). Y aunque el triunfo acabó siendo para Alex Lowes, el mensaje más relevante es que el rival a batir, ya es una amenaza real para toda la parrilla.

Precisamente el británico fue quien arrancó desde la pole, tras su triunfo en la Superpole Race. Acabó siendo un domingo perfecto para el piloto de Kawasaki con doblete de victorias, pero en la salida no destacó tanto como a nivel general. Locatelli y Bautista superaron a Lowes antes de llegar a la curva 1 y aunque el poleman trató de defenderse frente al español, el objetivo de Álvaro era claro: no quería repetir los errores del día anterior. La Ducati selló la pasada a Alex y empezó a tirar con el objetivo de que el italiano de Yamaha no hiciese una escapada en solitario. Lo que ocurría por detrás, con Razgatlioglu, Rinaldi y Gardner debía ser irrelevante, pero el grupo perseguidor adquirió protagonismo por un momento clave: el turco tuvo que abandonar por una aparente rotura de motor en su BMW.

La fiabilidad pasaba factura a Razgatlioglu, pero no era momento de celebrar sino de subir el nivel. Y a eso fue a lo que se dedicó Bautista. El español pasó de esperas, atacó a Locatelli y cogió el mando de una carrera donde estaba a punto de reinar el caos. Rea sufrió una grave caída en la curva 11 que obligó a detener la prueba inmediatamente. Se ondeó la bandera roja a pie de pista en Phillip Island y ante la ausencia de imágenes, lo único relevante en ese momento era saber cómo se encontraba el norirlandés. Dirección de Carrera confirmó que el piloto de Yamaha estaba consciente, y se vio cómo lo retiraban en camilla para ser evacuado en ambulancia. Llegaban las buenas noticias y a partir de ahí, tocaba volver a empezar.

Bautista reanudó en la pole

La carrera se reemprendería a once vueltas que dejaban un formato esprint, donde desaparecía la parada para cambiar gomas. Bautista defendía posición desde la pole (se cogió el último paso por meta para plasmar el orden de salida) y por detrás, una manada de pilotos hambrientos querían dejar al español sin premio. Locatelli, Iannone, Sam Lowes y Alex Lowes eran las grandes amenazas del talaverano, pero ninguna consiguió ser real porque cuando se apagó de nuevo el semáforo, el de Ducati aguantó en cabeza y empezó a imponer su ritmo para no pecar de conservador, como ya le ocurrió en la carrera del sábado. La referencia del bicampeón estaba por debajo del 1:29 y mientras comenzaba a forjar su ventaja, a Rea se le vio de vuelta en el box y aparentemente sin lesiones graves. Pero sobre el asfalto ya estaban a otra cosa.

Rinaldi fue quien mejor aguantó la embestida de Bautista, y logró llevarse con él a Alex Lowes y Locatelli. A cuatro vueltas del final el británico pasó al ataque y tras superar a Rinaldi, su siguiente objetivo era neutralizar el medio segundo de ventaja que tenía el español en la primera posición. A pesar de tener la referencia, al piloto de Kawasaki le costó encontrar el ritmo, pero a dos giros para ver la bandera a cuadros recuperó cuatro décimas y se pegó a una Ducati que comenzó en cabeza los kilómetros finales.


Se esperaba el ataque al líder, pero sin embargo el primero en actuar fue el italiano de Yamaha, que acabó por los suelos tras un highside provocado por un toque con Lowes, cuando cerraba la trayectoria. En el momento definitivo acabaron siendo dos hombres y un destino, donde el británico, por fuera, sentenció un triunfo que le da el liderato de la general con 50 puntos (Álvaro es quinto con 27) y que pudo celebrar por 48 milésimas frente a Bautista, para liderar un podio que cerró Petrucci tras otra maniobra agresiva frente a un Iannone que volvió a rozar el bronce.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario