TÍTULO: DE CERCA, Anna Dello Russo Ahora las reglas las dicto yo,.
Sombreros imposibles, mezclas enloquecidas... A esta 'trendesetter' madura no se le resite ningua tendencia. Básicamente, porque es ella quien impone las impone. Anna Dello Russo-foto,
de armas tomar, esta
gurú de la moda empieza
la entrevista con toda una
declaración de intenciones:
“Punk no siempre tiene que
ser sinónimo de negro. También
puede llevar este calificativo una
combinación de zapatos planos de
piel clara con una falda de cuadros
y un bolso de Valentino”.
Muchos
se quedarán perplejos al escuchar
semejante declaración... salvo que
sepan que proviene de una de las
“cazatendencias” más famosas
e iconoclastas. Licenciada en
Literatura e Historia, fue editora
de moda de Vogue Italia durante
18 años y ahora dirige la edición
japonesa de la revista, mientras
hace colaboraciones de lujo para
algunas marcas de moda.
Hablando de tendencias, queda claro que su idioma es pura moda, y no resulta inteligible para todos los públicos: “Para mí este mes es fresco. ¿Y eso qué significa? No ser conformista. Lo fresco es el nuevo punk. Sé que es difícil de entender para la gente normal”. Es la particular forma de ver el mundo de esta mujer que, a los 51 años que confiesa, se describe como una “maníaca de la moda”.
Un dato lo demuestra: posee dos apartamentos en Milán, uno solo para guardar la ropa, que se mantiene siempre a 15 grados para evitar que su incalculable colección de prendas se estropee. La afición que le viene de lejos. De hecho, cuando su hermano y ella eran niños y vivían en Bari, su ciudad natal, si se cruzaban por la calle, él se negaba a saludarla porque le daba vergüenza cómo iba vestida. Hoy es una estrella justamente por esa razón. Con personalidad
Todo comenzó en 2006, cuando un fotógrafo, Scott Schuman, creador del blog “The Sartorialist”, –al que le había llamado la atención que una mujer de su edad llevara una falda minúscula de Prada– le hizo una foto que cambió su vida. Había nacido una estrella.
Hoy los modernos se pelean por posar con ella en los desfiles y la consideran un modelo a seguir. Aunque también están los que se burlan de ella, esos que hoy lucen lo que Anna puso de moda hace tres años y que critican lo que se pondrán dentro de dos temporadas.
Dello Russo es un fenómeno, una turbina que cuestiona los límites del gusto. El adjetivo más usado para describirla le otorga los mayores honores: fabulosa. “Para mí la máxima expresión del gusto es la extravagancia. ¿Sabes por qué? Porque es una expresión de libertad”, explica. Y es que ella no soporta encontrarse con una masa de clones vestida de manera aburrida. “Creo que la gente quiere ser igual porque está deprimida, y prefiere no hacerse notar”, añade.
Comienzo a verla como un espíritu valiente en medio de la mediocridad. Después de todo, no es ninguna belleza, y hay que reconocer que hace falta echarle valor para llevar unas hombreras gigantescas y posar ante un fotógrafo con pinchos y traje de baño haciendo una postura de yoga. Al natural
Esperaba que hubiera aparecido con algo delirante, pero no es el caso. Para empezar, en su rostro no hay ni rastro de maquillaje. “Esto es un ejemplo de estilo fresco. La máscara de pestañas y el lápiz de ojos están pasados de moda”, dice.
Comienzo a caer en la cuenta de que la moda no consiste en estar favorecida, ni siquiera en ir más o menos apropiada. Los niños pequeños se acercan a ella y exclaman “¡Aaaaaah!” cuando le da por ponerse en la cabeza un frutero gigante pintado en dorado. “Si tienen ese comportamiento de puro asombro, sabes que funciona. Te ven como a una princesa, tienen el don de la honestidad”, explica.
Quizá esta mujer, que cada día hace tres horas de natación y yoga combinadas y que solo toma comida cruda, puede transformarme. Curiosamente, le gustan las reglas y suele incluirlas en su blog. Una de ellas es: “Nunca lleves gafas de sol durante un desfile si no eres una VIP. Es de muy mala educación. Ahora las reglas las dicto yo. Las reglas van con el momento, cambian. Son como un barco. Si el tiempo cambia, las normas también”, sentencia.
Dello Russo revela que los cánones que mandan hoy durarán menos de un mes. “Lo más nuevo pueden ser los cuadros vichy, las rayas azul marino y beis, el punto, las prendas tejidas a mano... Y esto vale también para el verano. Tienes que llevar una bufanda, aunque haga calor. ¿Qué más da? Eso es la moda”. ¿De verdad tengo que llevar una bufanda de lana tejida a mano cuando estamos a 35 grados?, me atrevo a cuestionar. “En ese caso, no. El máximo para ponérsela son 25. Si hace más calor, te está permitido quitártela”, decide. Estilista de lujo
Cuando le pregunto qué estilo admira, me sorprende con una declaración de lo más entusiasta: “¡Me encanta la reina de Inglaterra! Cuando se puso ese abrigo amarillo y el sombrero a juego... Eso es personalidad, es comunicación, expresión del carácter”.
Al final, terminamos hablando de mi look. Me recomienda que me deje el pelo largo (“como lo lleva Kate Moss”) y lo tiña de color avellana. “Y, luego, déjame ver... Tu cuerpo es bastante mediterráneo, tienes un pecho estupendo, así que opta por el negro y las curvas. Te sugiero un vestido de encaje de Dolce & Gabbana, ajustado, y una chaqueta de cuero de Balenciaga o Céline. Y, por último, píntate las uñas de negro”.
Armada con esta información, regreso a casa y hago números para averiguar cuánto podría costar un “yo fashion”. El total son 6.022 €, y todo por un look que expiraría en 30 días. Equivaldría a la bancarrota. Pero, pensándolo bien, ¿qué importa? ¡Sería fresca! ¡Sería “supercool”! Quizá hasta sería fabulosa. Durante un mes, hasta que las reglas de Dello Russo alcanzaran su fecha de caducidad, sería moda.
Hablando de tendencias, queda claro que su idioma es pura moda, y no resulta inteligible para todos los públicos: “Para mí este mes es fresco. ¿Y eso qué significa? No ser conformista. Lo fresco es el nuevo punk. Sé que es difícil de entender para la gente normal”. Es la particular forma de ver el mundo de esta mujer que, a los 51 años que confiesa, se describe como una “maníaca de la moda”.
Un dato lo demuestra: posee dos apartamentos en Milán, uno solo para guardar la ropa, que se mantiene siempre a 15 grados para evitar que su incalculable colección de prendas se estropee. La afición que le viene de lejos. De hecho, cuando su hermano y ella eran niños y vivían en Bari, su ciudad natal, si se cruzaban por la calle, él se negaba a saludarla porque le daba vergüenza cómo iba vestida. Hoy es una estrella justamente por esa razón. Con personalidad
Todo comenzó en 2006, cuando un fotógrafo, Scott Schuman, creador del blog “The Sartorialist”, –al que le había llamado la atención que una mujer de su edad llevara una falda minúscula de Prada– le hizo una foto que cambió su vida. Había nacido una estrella.
Hoy los modernos se pelean por posar con ella en los desfiles y la consideran un modelo a seguir. Aunque también están los que se burlan de ella, esos que hoy lucen lo que Anna puso de moda hace tres años y que critican lo que se pondrán dentro de dos temporadas.
Dello Russo es un fenómeno, una turbina que cuestiona los límites del gusto. El adjetivo más usado para describirla le otorga los mayores honores: fabulosa. “Para mí la máxima expresión del gusto es la extravagancia. ¿Sabes por qué? Porque es una expresión de libertad”, explica. Y es que ella no soporta encontrarse con una masa de clones vestida de manera aburrida. “Creo que la gente quiere ser igual porque está deprimida, y prefiere no hacerse notar”, añade.
Comienzo a verla como un espíritu valiente en medio de la mediocridad. Después de todo, no es ninguna belleza, y hay que reconocer que hace falta echarle valor para llevar unas hombreras gigantescas y posar ante un fotógrafo con pinchos y traje de baño haciendo una postura de yoga. Al natural
Esperaba que hubiera aparecido con algo delirante, pero no es el caso. Para empezar, en su rostro no hay ni rastro de maquillaje. “Esto es un ejemplo de estilo fresco. La máscara de pestañas y el lápiz de ojos están pasados de moda”, dice.
Comienzo a caer en la cuenta de que la moda no consiste en estar favorecida, ni siquiera en ir más o menos apropiada. Los niños pequeños se acercan a ella y exclaman “¡Aaaaaah!” cuando le da por ponerse en la cabeza un frutero gigante pintado en dorado. “Si tienen ese comportamiento de puro asombro, sabes que funciona. Te ven como a una princesa, tienen el don de la honestidad”, explica.
Quizá esta mujer, que cada día hace tres horas de natación y yoga combinadas y que solo toma comida cruda, puede transformarme. Curiosamente, le gustan las reglas y suele incluirlas en su blog. Una de ellas es: “Nunca lleves gafas de sol durante un desfile si no eres una VIP. Es de muy mala educación. Ahora las reglas las dicto yo. Las reglas van con el momento, cambian. Son como un barco. Si el tiempo cambia, las normas también”, sentencia.
Dello Russo revela que los cánones que mandan hoy durarán menos de un mes. “Lo más nuevo pueden ser los cuadros vichy, las rayas azul marino y beis, el punto, las prendas tejidas a mano... Y esto vale también para el verano. Tienes que llevar una bufanda, aunque haga calor. ¿Qué más da? Eso es la moda”. ¿De verdad tengo que llevar una bufanda de lana tejida a mano cuando estamos a 35 grados?, me atrevo a cuestionar. “En ese caso, no. El máximo para ponérsela son 25. Si hace más calor, te está permitido quitártela”, decide. Estilista de lujo
Cuando le pregunto qué estilo admira, me sorprende con una declaración de lo más entusiasta: “¡Me encanta la reina de Inglaterra! Cuando se puso ese abrigo amarillo y el sombrero a juego... Eso es personalidad, es comunicación, expresión del carácter”.
Al final, terminamos hablando de mi look. Me recomienda que me deje el pelo largo (“como lo lleva Kate Moss”) y lo tiña de color avellana. “Y, luego, déjame ver... Tu cuerpo es bastante mediterráneo, tienes un pecho estupendo, así que opta por el negro y las curvas. Te sugiero un vestido de encaje de Dolce & Gabbana, ajustado, y una chaqueta de cuero de Balenciaga o Céline. Y, por último, píntate las uñas de negro”.
Armada con esta información, regreso a casa y hago números para averiguar cuánto podría costar un “yo fashion”. El total son 6.022 €, y todo por un look que expiraría en 30 días. Equivaldría a la bancarrota. Pero, pensándolo bien, ¿qué importa? ¡Sería fresca! ¡Sería “supercool”! Quizá hasta sería fabulosa. Durante un mes, hasta que las reglas de Dello Russo alcanzaran su fecha de caducidad, sería moda.
TÍTULO: EN DIRECTO, PROTAGONISTA, Dolores Redondo,El éxito produce vértigo, pero tengo mecanismos de defensa,.
El éxito produce vértigo, pero tengo mecanismos de defensa. -
--foto- Dolores
Redondo no tenía la menor idea de lo que pasaba a 1.200 kilómetros de
Cintruénigo, el pueblo de la Ribera Navarra donde vive, ...
MUJERES DE HOY
Dolores Redondo, escritora: «El éxito produce vértigo, pero tengo mecanismos de defensa»
Desde un pequeño pueblo navarro, ha convertido las
investigaciones de la inspectora Amaia Salazar en un fenómeno editorial
que no deja de sumar fans,.
Dolores Redondo no tenía la menor idea de lo que pasaba a
1.200 kilómetros de Cintruénigo, el pueblo de la Ribera Navarra donde
vive, cuando su agente literaria la llamó desde Alemania. Tenía que
decirle que su novela 'El guardián invisible' –la primera parte de 'La
trilogía del Baztán'– se estaba convirtiendo en uno de los libros más
buscados de la Feria del Libro de Frankfurt.
Precisamente allí lo encontró Silvia Sesé, la editora de
Destino que descubrió al sueco Stieg Larsson y apostó por él cuando aún
nadie preveía el éxito de la saga 'Millenium'. Y sabía que esta vez
tampoco se equivocaba. Así fue: a las tres semanas de su publicación,
'El guardián invisible' (Destino), revolucionaba el mundo editorial con
ventas de vértigo,.TÍTULO: Especial Italia Max Mara el gigante tranquilo,.
La modelo lleva vestido y bolso troquelado de Max Mara. ... La discreción es quizá el adjetivo que mejor define a este gigante de la moda ...
El mayor grupo textil italiano vende 15 marcas en 2.369 tiendas en 105 países. Su lema: discrección formal, innovación técnica y los mejores tejidos.La discreción es quizá el adjetivo que mejor define a este gigante de la moda italiana, un grupo que maneja cifras mayores: 5.533 empleados, 2.369 tiendas y 1.294 millones de euros de facturación en 2012. Cuando Achille Maramotti (1927-2005) fundó Max Mara en 1951 en su ciudad natal, Reggio Emilia, buscaba vestir con elegancia atemporal a una clase media en aumento. “A la mujer del médico”, dijo en una ocasión este visionario emprendedor al que la prensa italiana adjudicaba en 1991 una fortuna equivalente a 2.500 millones de euros, pero que vivió centrado en el trabajo, sin hacer hacer de su vida un “show” para posicionar la marca y cuyos herederos han mantenido esa línea de prudencia.
Maramotti se especializó en abrigos y en una sastrería de impecable factura que dominaba con soltura (su abuela era costurera y su madre tenía una escuela de confección) y los etiquetó como Max (le parecía un nombre sonoro) Mara (diminutivo del apellido), con el objetivo de cruzar fronteras. Se cuenta que el primer año vendió 500 prendas; el segundo, 5.000; y el tercero, 15.000. Las fronteras, después, se desdibujaron por completo y hoy el grupo –con marcas como Max Mara, Marina Rinaldi (en homenaje a la abuela), Sportmax, Marella o Persona–, exporta el 52% de su producción anual a 105 países.
En España tiene 60 puntos de venta (tiendas y córners de El Corte Inglés) y comercializa 10 marcas (Max Mara, Max&Co, MM Studio, Sportmax, Marina Rinaldi, Pennyblack, iBlues, Marella, Persona y MMaccesories). Los tres hijos del fundador siguen siendo los propietarios y también llevan las riendas. Luigi Maramotti es el presidente; Ignazio el director de Max Mara Fashion Group; y Maria Ludovica, la directora de desarrollo. Sus colecciones mantienen ese espíritu original de elegancia y tranquilidad formales, sin olvidar la innovación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario