EL DESAYUNO DEL MARTES, muere lweren scott novia de mick jagger,-fotos
L'Wren Scott muere: la diseñadora y pareja de Mick Jagger es encontrada muerta a los 49 años de edad,.
La diseñadora de moda y modelo L'Wren Scott, novia de Mick Jagger, fue encontrada hoy muerta en su apartamento neoyorquino y todo apunta a que se suicidó, según informaron medios locales.Scott, de 49 años, fue encontrada esta mañana colgada por el cuello de una bufanda en su apartamento del piso octavo del número 200 de la Avenida Once, en Chelsea.
Una portavoz de la policía indicó a Efe que a las 10:05 (14:05 GMT) se recibió una llamada a los servicios de emergencia desde esa dirección, diciendo que había una mujer inconsciente.
A su llegada, los servicios de urgencia solo pudieron declarar que la mujer, de 49 años, había fallecido.
Siguiendo su práctica habitual, la Policía declinó confirmar la identidad de la fallecida hasta notificar a sus familiares, y recalcó que la causa definitiva de la muerte deberá ser determinada por la oficina forense de la ciudad.
Scott fue encontrada por su asistente, según detalló el diario New York Post.
Tras dejar su carrera de modelo, Scott se lanzó al mundo del diseño, y entre sus admiradoras se encontraban la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, la actriz Nicole Kidman o la española Penélope Cruz.
Además, Scott estaba vinculada sentimentalmente con Mick Jagger, el cantante de los Rolling Stones, desde 2001, que ha manifestado encontrarse "devastado" por la muerte de su novia.
"Está completamente impresionado y devastado por la noticia", afirmó hoy un portavoz del líder de los Rolling Stones, que salía con la modelo desde hace trece años.
TÍTULO: LA CENA DEL MARTES, SE BUSCA VERDUGO,.
Se busca verdugo sin experiencia,.
Suazilandia ha recibido más de 50 candidaturas para ejecutar a los ocho reos condenados a muerte,.
LA CENA DEL MARTES, SE BUSCA VERDUGO,.-fotos
Se busca verdugo sin experiencia, pero con buena presencia. Éstos
eran, aproximadamente, los términos del anuncio que el Reino de
Suazilandia puso en febrero pasado en algunos periódicos surafricanos
para intentar contratar a un empleado público que maneje la horca. Ocho
meses después ha recibido más de cincuenta candidaturas, entre las que
figuran algunas mujeres, con sus correspondientes currículos y sus
cartas explicando sus motivaciones. Proceden, sobre todo, de África del
Sur, pero también de lugares tan alejados como el Reino Unido, Japón y
Canadá, según informó la versión electrónica del rotativo Sunday Times
de Johanesburgo. El Ministerio de Justicia de Suazilandia empezará
dentro de poco a efectuar la selección entre los aspirantes al puesto.
Enclavado entre África del Sur y Mozambique, el pequeño Reino de Suazilandia y sus 960.000 habitantes se quedaron sin verdugo a principios de la década de los ochenta. El anterior, de nacionalidad surafricana, "desapareció sin dejar rastro", según explicó Paul Khumalo, secretario del Ministerio de Justicia. El hombre estaba frustrado desde que le dijeron, en 1982, que no podía ejecutar a ningún nuevo condenado a muerte durante unos cuatro años, según comentó el propio ministro de Justicia de Suazilandia, Maweni Simelane.
En 1982 falleció el anterior rey de Suazilandia, Sobhuza II, y hasta que su hijo, Mswati III, acabó siendo coronado, en 1986, la tradición del país estipula que en el interregno los nuevos condenados a muerte no deben ser ejecutados. Así pues, el verdugo surafricano ahorcó en 1983 al último criminal de la era de Sobhuza II -Phillipa Mdluli, una mujer de negocios de Mbabane que asesinó de manera ritual al hijo de su empleada doméstica- y abandonó su trabajo.
El Ministerio de Justicia empezó por buscar en el reino a un nuevo verdugo, pero entre los pacíficos indígenas no surgió ni un solo postulante. De ahí que, tras años de espera, se decidió a anunciar el empleo en el extranjero. Khumalo explicó otra vez el perfil del candidato ideal: "No necesitamos a alguien experimentado o con diplomas, pero sí debe tratarse de una persona valiente y con una educación clásica. Buscamos a un hombre joven que tenga todo lo necesario" y carezca de "problemas de conciencia". "El elegido tendrá que empezar inmediatamente".
En la cárcel de seguridad de Matsapa esperan ocho condenados a muerte, y en otra prisión, la de Sidwashini, hay un patíbulo que no ha vuelto a funcionar desde hace 15 años. A partir de ahora se le dará, probablemente, más juego. Además de los ocho reos a la espera de un verdugo, el auge de la criminalidad en Suazilandia incita a los jueces a pronunciar con más frecuencia penas capitales.
El aumento de la violencia en este reino, gobernado con mano de hierro por el único monarca absoluto africano, tiene, probablemente, mucho que ver con el deterioro de la situación económica y la falta de cauces para expresar el descontento en un país en el que partidos y sindicatos están prohibidos.
Si hubiese seguido la pauta de África del Sur, Suazilandia prescindiría del verdugo. En 1994, el presidente Nelson Mandela suprimió la pena de muerte. De ahí que entre los aspirantes al puesto figuren varios ex verdugos surafricanos en paro.
Enclavado entre África del Sur y Mozambique, el pequeño Reino de Suazilandia y sus 960.000 habitantes se quedaron sin verdugo a principios de la década de los ochenta. El anterior, de nacionalidad surafricana, "desapareció sin dejar rastro", según explicó Paul Khumalo, secretario del Ministerio de Justicia. El hombre estaba frustrado desde que le dijeron, en 1982, que no podía ejecutar a ningún nuevo condenado a muerte durante unos cuatro años, según comentó el propio ministro de Justicia de Suazilandia, Maweni Simelane.
En 1982 falleció el anterior rey de Suazilandia, Sobhuza II, y hasta que su hijo, Mswati III, acabó siendo coronado, en 1986, la tradición del país estipula que en el interregno los nuevos condenados a muerte no deben ser ejecutados. Así pues, el verdugo surafricano ahorcó en 1983 al último criminal de la era de Sobhuza II -Phillipa Mdluli, una mujer de negocios de Mbabane que asesinó de manera ritual al hijo de su empleada doméstica- y abandonó su trabajo.
El Ministerio de Justicia empezó por buscar en el reino a un nuevo verdugo, pero entre los pacíficos indígenas no surgió ni un solo postulante. De ahí que, tras años de espera, se decidió a anunciar el empleo en el extranjero. Khumalo explicó otra vez el perfil del candidato ideal: "No necesitamos a alguien experimentado o con diplomas, pero sí debe tratarse de una persona valiente y con una educación clásica. Buscamos a un hombre joven que tenga todo lo necesario" y carezca de "problemas de conciencia". "El elegido tendrá que empezar inmediatamente".
En la cárcel de seguridad de Matsapa esperan ocho condenados a muerte, y en otra prisión, la de Sidwashini, hay un patíbulo que no ha vuelto a funcionar desde hace 15 años. A partir de ahora se le dará, probablemente, más juego. Además de los ocho reos a la espera de un verdugo, el auge de la criminalidad en Suazilandia incita a los jueces a pronunciar con más frecuencia penas capitales.
El aumento de la violencia en este reino, gobernado con mano de hierro por el único monarca absoluto africano, tiene, probablemente, mucho que ver con el deterioro de la situación económica y la falta de cauces para expresar el descontento en un país en el que partidos y sindicatos están prohibidos.
Si hubiese seguido la pauta de África del Sur, Suazilandia prescindiría del verdugo. En 1994, el presidente Nelson Mandela suprimió la pena de muerte. De ahí que entre los aspirantes al puesto figuren varios ex verdugos surafricanos en paro.
TÍTULO: MARTES, CINE, CIUDAD DE DIOS,.
- Reparto
- Alexandre Rodrigues, Leandro Firmino, Phellipe Haagensen, Douglas Silva, Seu Jorge, Jonathan Haagensen, Matheus Nachtergaele, Jefechander Suplino, Alice Braga, Emerson Gomes, Luis Otávio, Babu Santana, Gero Camilo,.
- Basada en hechos reales, este es relato del incremento del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los años sesenta hasta el comienzo de los ochenta, cuando el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. Todo comienza a finales de los sesenta, cuando Buscapé tiene 11 años y es sólo un niño más en Cidade de Deus. Tímido y delicado, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la policía. Ya sabe lo que quiere ser si consigue sobrevivir: fotógrafo. Dadinho, un niño de su misma edad, se traslada al barrio. Sueña con ser el criminal más peligroso de Río de Janeiro y empieza su aprendizaje haciendo recados para los delincuentes locales. Admira a Cabeleira y su pandilla, que se dedica a atracar los camiones del gas y hacen otros pequeños robos armados. Un día Cabeleira da a Dadinho la oportunidad de cometer su primer asesinato...
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