Phoebe Cates, foto,.
Phoebe Cates | |
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Phoebe Cates en 2009 |
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Nombre de nacimiento | Phoebe Belle Cates |
Nacimiento | Nueva York, estado de Nueva York, Estados Unidos 16 de julio de 1963 (50 años) |
Nacionalidad | Estadounidense |
Ocupación | Actriz, empresaria |
Años activo/a | 1982-2001 |
Características físicas | |
Estatura | 1,70 m |
Familia | |
Cónyuge | Kevin Kline (1989-presente) |
Hijo/s | Owen Kline (1991) Greta Kline (1994) |
Ficha en IMDb |
Vida personal
Varios de sus familiares son conocidos en el mundo del espectáculo, entre ellos su esposo Kevin Kline, su padre, el productor Joseph Cates y su tío, el director y productor Gilbert Cates.1Prácticamente retirada de la actuación, actualmente su actividad principal se encuentra en el mundo de la moda y posee una boutique llamada Blue Tree, en Madison Avenue, en la ciudad de Nueva York; donde reside con su esposo y sus dos hijos, Owen y Greta.2
Biografía
Nació el 16 de julio de 1963 en Nueva York (USA). Es hija del fallecido director y productor Joseph Cates y su madre es filipina. Tiene dos hermanas llamadas Valerie y Alexandra. Su primer trabajo fue como modelo para la revista "Seventeen". Luego ejerció como cuidadora en una guardería infantil de Nueva York.A fines de 1981 se animó a iniciar una carrera como actriz debutando como la protagonista del film canadiense "Paradise (película) de 1982, junto al actor Willie Aames. En ella interpretaban a David y Sarah, una pareja de jóvenes que iba a parar a un lugar paradisíaco donde ambos descubrían el amor. Este film, con rasgos eróticos y de aventuras, era un intento para explotar el éxito de "El lago azul" (1980), de la que se copiaron hasta escenas concretas. En esta película Phoebe Cates también fue la intérprete del tema central de la banda sonora, llamada también "Paradise".
Su segundo largometraje, también en 1982, fue "Fast Times at Ridgemont High", una comedia estudiantil con elementos dramáticos al lado de futuras estrellas como Sean Penn, Judge Reinhold, Jennifer Jason Leigh, Eric Stoltz, Forest Whitaker y Anthony Edwards entre los más conocidos. Aquí interpretó a la bella estudiante Linda. Por este papel consiguió destacar como un pequeño mito erótico de principios de los 80, gracias a una secuencia en la que aparecía en topless.
Su siguiente trabajo también estuvo relacionado con la comedia juvenil, protagonizando "Private School for girls" en donde era una chica que asistía a un exclusivo colegio unisexual que se relacionaba con un chico de un instituto de varones y que se iba a pasar un fin de semana a lo que sería una salida romántica, pero todo les sale al revés. Phoebe popularizó dos temas de la cinta con Matthew Modine y Sylvia Kristel.
Posteriormente intervino en el telefilm dramático "Lace", del que se realizó una continuación al año siguiente. En 1984 obtuvo el papel femenino en la genial "Gremlins", dirigida por Joe Dante y producida por Steven Spielberg. Aquí, aparte de aniquilar a las criaturas, interpretaba a Kate Berringer, la novia de Billy Peltzer Zach Galligan, el propietario de Gizmo y responsable de la catástrofe. La película fue un gran éxito comercial y se convirtió en objeto de culto, sin embargo las auténticas estrellas del film resultaron ser los Gremlins (estupendos animatronics creados por el equipo de efectos especiales).
Ese mismo año también debutó en los escenarios del off-Broadway con la obra "The Nest of the Wood Grouse". A este trabajo siguieron otros montajes teatrales destacados como "Rich Revelations", "The Sea Gull", "Mucho ruido y pocas nueces" y "Romeo y Julieta". Fue elegida por la revista Harper's Bazaard como una de las 10 mujeres más bellas de 1984.
Sus films posteriores fueron más discretos a nivel comercial, como el drama sobre la drogadicción en ambientes de alto standing "Noches de neón", junto a Michael J. Fox y Kiefer Sutherland; o la comedia dramática generacional "Shag, ritmo en los talones" (1989), donde tuvo como compañeras de reparto a Annabeth Gish y Bridget Fonda.
En 1989 contrajo matrimonio con el actor Kevin Kline, al que había conocido en 1983 cuando ella se presentó a una fallida audición para un papel en la película "Reencuentro (película)" de Lawrence Kasdan. Ambos se establecieron en Manhattan y ella comenzó a dejar su carrera en un segundo plano.
En 1990 volvió a coincidir con Zach Galligan en "Gremlins 2: la nueva generación", secuela menos lograda que también contó con la dirección de Joe Dante.
Luego hizo un cameo en la comedia negra "Te amaré hasta que te mate" de Lawrence Kasdan, protagonizada por Kevin Kline, Tracey Ullman, Joan Plowright, River Phoenix, Keanu Reeves y William Hurt.
Un año más tarde nació Owen, el primer hijo que tuvo con su esposo, motivo por el cual se vio obligada a ser sustituida por Kimberly Williams en la comedia "El padre de la novia" (1991).
En 1993 participó en el drama romántico independiente, "Maldito Nick", con Bridget Fonda, Eric Stolz y Tim Roth completando el reparto. Un año más tarde fue la protagonista de la comedia británica de época "La princesa Caraboo", donde fue secundada por Jim Broadbent, Kevin Kline, John Lithgow y Stephen Rea. Tras esta película decidió retirarse de las pantallas para ejercer como madre de su segunda hija Greta, nacida en 1994, mientras que Kevin Kline prosiguió su carrera cinematográfica casi sin descanso.
No fue hasta 2001 cuando regresó a las pantallas con la comedia independiente "The Annyversary Party", dirigida y protagonizada por su amiga Jennifer Jason Leigh en colaboración con el actor Alan Cumming. Phoebe participó en el film junto a su esposo e hijos y ha significado su último trabajo hasta la fecha.
En la actualidad permanece casada junto a Kevin Kline y esperan un tercer hijo, mientras que sus vástagos Owen y Greta han proseguido su trayectoria como actores con la comedia independiente "The Squid and the Whale" (2005).
Como datos curiosos podemos señalar que el grupo "Fenix TX" le dedicó una canción y que el creador de comics japonés Izumi Matsumoto se inspiró en su imagen para crear el personaje de Ayukawa Madoka (Sabrina), perteneciente a su serie "Kimagure Orange Road" (Johnny y sus amigos).
- -Era una posibilidad que me surgió y me atrajo. ¿Por qué no probar cosas nuevas? Evidentemente no es tan sacrificado como el fútbol.Tras cinco temporadas en el mejor Mérida de la historia y siete años como residente, Manuel Ortega Momparlet (Sevilla, 1966) regresó a su ciudad natal en 2001 para ser director deportivo del Betis. Ahora es topógrafo.-¿Por qué se decidió por la topografía?-Era una posibilidad que me surgió y me atrajo. ¿Por qué no probar cosas nuevas? Evidentemente no es tan sacrificado como el fútbol. Ahora mi vida es mucho más relajada, con menos presión.-¿Significa eso que es más feliz?-No, simplemente que vivo más relajado. Necesitaba un tiempo para desintoxicarme del estrés del fútbol. Han sido diez años con mucha presión y casi sin vacaciones, trabajando todos los fines de semana. Todo lo que sea estar vinculado al mundo del fútbol es precioso, sobre todo ser futbolista, que es lo mejor que le puede pasar a uno como persona. Pero ahora mi trabajo y mi vida son muy distintos.-¿Y lo echa de menos?-Volveré algún día, dentro de muy poco. Como futbolista no, evidentemente (risas), pero como otra cosa. No me puedo olvidar del fútbol, que es mi vida. Llevo tres años alternando trabajo y fútbol, porque esto nunca se deja.-¿Cómo era Mérida la última vez que estuvo?-Había cambiado ya bastante. Mérida tiene encanto, porque a pesar de que no es grande, es cómoda, asequible. Yo me la encontré bonita.-¿Y por qué decide mudarse?-El Mérida C.P. ya había desaparecido y decidí buscar otro camino, porque en Sevilla iba a tener más salidas que en Mérida. Y tuve suerte, porque cuando tomé la decisión me llamó el Betis para formar parte de su dirección deportiva.-¿Cuál es su mejor recuerdo?-Personalmente, el nacimiento de mi hijo. Futbolísticamente, el primer ascenso a Primera. Yo acabo contrato en el Rayo Vallecano y decido no renovar ni aceptar ninguna otra propuesta porque me quiero venir a Mérida. A lo mejor la gente de la ciudad no sabía en aquel momento la repercusión que tenían los jugadores que estaban firmando, pero cuando yo llego ya están Reyes, Leal, Salguero, Mosquera, Luis Sierra, Edu, Loren, Kresic... Yo sabía dónde venía y con qué plantilla me iba a encontrar. Y a lo largo de la temporada se fue demostrando.-¿Se ha olvidado de Eibar?-Nunca, jamás. Aquello fue precioso. Recuerdo que la banda de música que se ponía detrás de una portería acabó tocando el 'campeones' para nosotros. Eso se agradece de por vida, fue muy emotivo.-¿Recuerda mejor el ascenso que los dos años en Primera?-Sí. Las dos temporadas en Primera y el segundo ascenso fueron preciosos, pero como el primero ninguno.-¿Por qué no lograron mantenerse ningún año?-No lo sé, porque plantillas malas no teníamos. La gestión de Pepe Fouto a la hora de traer futbolistas era muy buena. Por aquí pasaron tipos como Leo Franco, Biagini, el Mono Montoya, Sabas, Aldana... Cuando nosotros descendimos con el Betis teníamos una plantilla de Champions. Hay muchos factores internos y externos que influyen. No obstante, Mérida es una ciudad en la que tampoco se puede aspirar a más cosas que no sea una permanencia.-Y su peor recuerdo, en cambio, no fue la lesión de rodilla.-No. Yo estoy contando ahora aquella lesión, pero Óscar Molina, por ejemplo, no puede. Fue lo peor que yo pasé en Mérida, su muerte en accidente de tráfico. Era un encanto de muchacho. Su recuerdo siempre estará ahí.-¿Le sorprende este homenaje?-Sí, porque hace ya muchos año que pasé por allí. Veo ahora tuits que me enseña mi hija de gente de Mérida y me llena de orgullo. Sé que tengo a mucha gente en Mérida que me quiere, pero no me esperaba esta repercusión.-¿Cómo era su vida personal?-Muy familiar, y no sólo me refiero a mi mujer y a mis hijos. Teníamos una piña muy buena con los vecinos. Yo vivía muy cerquita del estadio, en la urbanización Los Capiteles, y de allí me acuerdo de Javier y Loly, Herminia y Luis, Pepe Salguero, Araceli y Luismi, Pepe Ballesteros y María José, el doctor Cortés, Julio Carmona, Tarriño, Manuel Merino (que ya no está), Mané el fotógrafo, Paco González, Juanín y Ana, Andrés Madruga... puedo nombrar un millón de personas. No me va a dar tiempo el domingo a hacer todo lo que me hubiese gustado. Ya me han llamado gente de allí y me han dicho que vuelve a vivirse un ambiente bonito de fútbol, con las familias volviendo a animar a su Mérida. Siempre he dicho que somos pocos, pero muy buenos.
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