sábado, 14 de junio de 2014

EL MUNDIAL, CALLEJEROS, Brasil no perdona a Diego Costa,./ EL MUNDIAL, REVISTA DON BALÓN, Robben se venga en la noche más negra de Casillas,.

TÍTULO: EL MUNDIAL, CALLEJEROS, Brasil no perdona a Diego Costa,.
  1. A Diego Costa, que es y se siente brasileño, en el estadio Arena Fontenova sus compatriotas le llamaban de todo menos brasileño. «¡Traidor!-foto

    Abucheado en cada jugada, provoca un penalti y le pone un tinte macarra a 'La Roja', pero con eso no basta ante Holanda,.

    A Diego Costa, que es y se siente brasileño, en el estadio Arena Fontenova sus compatriotas le llamaban de todo menos brasileño. «¡Traidor!», «¡Viado!» (homosexual)... Le abuchearon incluso antes de verle, al oír su nombre por los altavoces. Y durante el partido le pitaron cada vez que se arrimó al balón. Entre tanto ruido, a veces, se escuchaba a los pocos aficionados españoles animarle: «Costa, Costa, Diego Costa». Y él, el delantero centro ayer de España, jugaba como si fuera sordo, inmune a los insultos. Más que llevar la camiseta de Brasil, de España, del Atlético o del Chelsea, Diego Costa debería ponerse una chaqueta de cuero.
    Es un futbolista macarra, de pelea, hecho en el barrio, su patria original. Cuando en el minuto 25 provocó el penalti que adelantó a España, escupió al suelo y se llevó un dedo a los labios. Mandó callar al público con ese gesto. Brasil no se callará en lo que reste de campeonato mundial. Costa tampoco cambiará. Es de cuero. Impermeable.
    Antes de ganar la Eurocopa del 2008, a España le costaba creérselo. Ahora -tras ser dos veces campeoones continentales y de conquistar el Mundial de Sudáfrica- que se lo creen, lo difícil es mantener el hambre de títulos. A Diego Costa eso le viene de serie. Fue niño en Brasil, adolescente en Portugal y pasa la juventud en España. En casa sitio juega igual. A lo suyo. Aunque Iniesta, Xavi, Alonso, Ramos, Casillas y Busquets ya lo han ganado todo y ya no tienen nada pendiente con el fútbol, Del Bosque pelea por convencerles de que hagan un último servicio. Y les ha colocado al lado a una nueva generación y a un chico de barrio brasileño. Al pitado Costa, al que tras el partido alabó el seleccionador. Holanda, con la defensa adelantada, trataba de reducir el campo. Costa, de lado a lado, siempre jugando sin balón, se encargaba de lo contrario: de ampliar el césped.
    A los 25 segundos, ya le habían hecho una falta. Durante toda la primera mitad, cuando España aún tenía algo de fuelle, Costa se hartó de trazar diagonales, de jugar de espalda, de estresar a los centrales holandeses, De Vrij y Vlaar. Hasta tuvo un par de ocasiones: en una le faltó habilidad y en la otra, puntería. Costa cumplía con lo que le había pedido Del Bosque. Y culminó su misión en el minuto 25. El mejor minuto de España. Los de la generación triunfadora, Iniesta, Silva y Xavi, triangularon a la primera, con velocidad, y le dieron el balón al recién llegado, a Costa. Ahí se puso la 'chupa' de cuero. Recortó a De Vrij y, trilero, dejó una pierna atrás para que el holandés, que venía a ras de suelo y sin freno, le tocara. Costa buscó el penalti, lo provocó y lo consiguió. Mientras caía ya se lo reclamaba al árbitro. La pitada del estadio fue, esta vez, lo de menos. El partido parecía lo que luego no fue. España parecía más que Holanda y qué va.
    «Derrota muy dura»
    El cuero de Costa está curtido a prueba insultos. Pero ahí, con el 0-1, se permitió un gesto de silencio a la grada. Una leve venganza. En el minuto 42 quiso provocar otro penalti. No lo fue y el colegiado no picó. A España ya le quedaba poco para empezar a desmoronarse. La ocasión fallada por Silva que pudo ser el 2-0, el empate holandés al filo del descanso y los errores que, ya en la segunda parte, condenaron a 'La Roja' apartaron los focos de Costa. Eso sí, antes de irse al banquillo en el minuto 9 de la segunda mitad tuvo tiempo para sacar los colmillos. En un forcejeo previo a un saque de esquina marcó con un leve cabezazo la frente de Indy, que se desplomó como si le hubiera golpeado Tyson. El árbitro, justo, abroncó a los dos: al holandés por falso y teatrero, y al hispano-brasileño por ese carácter macarra que le define.
    Cuando fue sustituido, ya con Holanda al mando del marcador, el público brasileño se cebó con él en el pausado paseo hasta la banda. El 'traidor', el 'viado', el 'mercenario'. Costa, como si nada, saludó a los del banquillo, se sentó y se puso una toalla sobre la 'chupa'. El ambiente no le influye. Lo que le dolió fue lo que venía: la goleada de la veloz Holanda y la peor noche de una España descosida por sus propios fallos tras seis maravillosos años luciendo en la cima del fútbol mundial. «Ha sido una derrota muy dura», resumió Costa al salir del vestuario. «La más dura», apostilló Xavi, que presentó el partido ante Chile como «de vida o muerte». Nadie sabe qué pasará. Hay sólo una cosa segura: si juega Costa, le abuchearán.
    1. Arjen Robben ha visto miles de veces aquel uno contra uno en la final de Sudáfrica, el balón estrellándose en la bota derecha de Iker Casillas.

      El hombre que falló aquel uno contra uno en la final de Sudáfrica se redime con un partidazo y atormenta al portero,.-foto

      Arjen Robben ha visto miles de veces aquel uno contra uno en la final de Sudáfrica, el balón estrellándose en la bota derecha de Iker Casillas. Cuatro años dan para mucho y es el tiempo que ha tardado el holandés en asumir su error -reconoce que jamás lo olvidará- y en cobrarse una venganza mayúscula, histórica, que a él le supo a gloria y redención. La selección 'oranje' se disfrazó ayer de 'La Roja' y pasó por encima de una irreconocible España, que nada pudo hacer ante el vendaval de los muchachos de Van Gaal. El más feliz de la tropa era precisamente el jugador del Bayern de Múnich, quien a partir de ahora dormirá un poco mejor y dejará que los fantasmas invadan la cabeza del portero madridista, sobrepasado por los acontecimientos y goleado por el equipo al que vio llorar en el césped del Soccer City de Johannesburgo en el 2010. Robben firmó un partidazo, hizo dos goles y repartió besos ante las cámaras. Vivía un sueño, y Casillas una pesadilla. La vida al revés.
      La película del reencuentro comenzó de cine, pero no tuvo un final feliz. Al contrario, España se derrumbó como un castillo de naipes bajo el peso del fútbol holandés e incluso puede dar las gracias por el 1-5 final, porque los que ayer vestían de azul perdonaron unos cuantos más y tuvieron que darse por satisfechos con la manita. De hecho, es la segunda mayor goleada encajada por 'La Roja' en toda su historia mundialista, después de aquella derrota por 6-1 ante Brasil en 1950. El equipo de Vicente del Bosque penó en la hierba de la Arena Fonte Nova y se descosió en la segunda parte, incapaz de mostrar el juego con el que conquistó el mundo.
      Nada funcionó anoche en Brasil. Ni la portería, ni la defensa, ni el centro del campo, ni el ataque... Era el día de las identidades cambiadas y Holanda quiso portar el fuego, arrebatárselo a la selección que con su propuesta de toque y combinación alumbró el futuro y modificó el ADN y la forma de proceder de combinados tan conservadores como Alemania, Italia y la propia tropa ahora comandada por Van Gaal, quien recibió numerosas críticas en su país por renegar del fino estilo holandés y apostar por un fútbol más contundente. Los 'tulipanes' se rebelaron ante la campeona del mundo y, tras una primera parte más o menos igualada, arrasaron a los que fueron sus verdugos en Sudáfrica y humillaron a la defensora del título.
      A Robben se le vio con ganas desde el pitido inicial, motivado, pero fue Sneijder el que lanzó el primer aviso y puso las orejas tiesas a la selección. Corría el minuto 8 cuando el '11' holandés filtró una magnífico pase a su compañero, que puso en evidencia a los centrales españoles, quien se plantó solo ante Casillas y perdonó. El madridista aguantó de pie y le sacó el disparo con la mano derecha. Parecía que 'el Santo' estaba de nuevo en la tierra, pero ayer los milagros estaban en otra parte, con otros colores. El árbitro sancionó con un penalti un suave contacto de De Vrij sobre Diego Costa y Xabi Alonso no perdonó. El camino hacia la victoria estaba asfaltado y pudo rematarlo Silva en la recta final de la primera parte. La quiso picar, resolver con maestría cerca del área pequeña, y el meta Cillessen rozó la pelota y la desvió a córner. A partir de ahí, comenzó el tormento de España.
      En el siguiente ataque Blink se inventó un maravilloso centro que cabeceó a la red Van Persie. En esta jugada, como en la de ocasión de Sneijder, Piqué y Ramos volvieron a escenificar su mala sincronización. En la reanudación Holanda se hizo con el balón y Robben comenzó a servir su venganza, caliente como su sangre de matador, y lideró los trabajos de demolición. Hizo el segundo tras realizar un gran control en el área y dejar en evidencia a un blando Piqué, y fusiló a Casillas. De Vrij marcó el tercero, precedido de una falta sobre el portero madridista, y Van Persie convirtió el cuarto tras aprovecharse de un grave error del 'Santo', quien le regaló la pelota.
      Pero Robben todavía no había terminado. Era su noche, tiempo de redención, y anotó el quinto después de ganar en una larga carrera a Ramos y 'romper' a Casillas. Sonrió y sacó la lengua. Era un hombre libre.
       

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