sábado, 27 de diciembre de 2014

REVISTA MUJERHOY, DE CERCA, PORTADA, 7 DIAS CITAS, ANGELINA JOLIE ACTRIZ,./ SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO, LAS LUCES DE NUESTRA CASA,.

TÍTULO: REVISTA MUJERHOY, DE CERCA, PORTADA, 7 DIAS CITAS, ANGELINA JOLIE ACTRIZ,.
-foto- Angelina Jolie: "No descarto hacer carrera política",.

Angelina Jolie, mujer de cineComprometida, audaz, única. Con su segunda película como directora se ha ganado a la industria. En esta entrevista exclusiva habla como nunca de su vida con Brad Pitt y de su futuro.
Es la estrella más grande del planeta Hollywood. Pero Angelina Jolie es mucho más que eso: actriz, embajadora de ACNUR, flamante esposa de Brad Pitt, madre de seis hijos y, ahora, directora de superproducciones. Hablamos con ella en exclusiva sobre su última película, Invencible, días antes de que interrumpa la promoción por haber contraído una inesperada varicela.
Por debajo de las mangas de su chaqueta asoman los tatuajes que hablan de aquel pasado salvaje que se ha convertido en su leyenda más repetida. Pero, a simple vista, eso es lo poco que queda de aquella Angelina Jolie. Vestida con una chaqueta de lana gris, una falda larga del mismo color, una blusa de seda y unos tacones de aguja, la actriz, que saluda con una sonrisa y es más menuda en persona de lo que dicen las fotos, es pura sobriedad. No es el típico look que escogería una celebrity en plena promoción, sino más bien el uniforme de una embajadora. Incluso de una política. Tampoco es extraño en ella.
Al fin al cabo, Jolie es tan famosa por películas como Inocencia interrumpida, la saga de Lara Croft, El intercambio o Maléfica, como por su labor humanitaria como embajadora de ACNUR. Aunque ahora su ocupación favorita es otra. Después de debutar en la dirección con En tierra de sangre y miel, Jolie lleva a la gran pantalla la vida de Louis Zamperini. Una conmovedora película que narra la historia de este héroe americano, nacido en una humilde familia de inmigrantes italianos, con una adolescencia complicada, que se convirtió en atleta olímpico, combatió en la Segunda Guerra Mundial y fue prisionero del ejército japonés.
Además, acaba de terminar de rodar By the Sea, la cinta que la reunirá de nuevo en la gran pantalla con Brad Pitt, al que conoció cuando protagonizaron Señor y señora Smith. Después de una década juntos, se casaron en agosto pasado en su castillo francés, rodeados por sus seis hijos y un pequeño grupo de íntimos. A ella, al contrario que a otras famosas, no le importa hablar de esa parte de su vida. Su familia está presente en casi todas las respuestas. Tiene de lo que presumir. Y lo hace con naturalidad, sin impostura. Es dulce y amable, y aunque es consciente del impacto que su presencia tiene en el resto de los mortales, no es algo que utilice para intimidar. Al contrario. Se esfuerza por hacer sentir a gusto a todo el mundo. Y lo cierto es que lo consigue.
Mujerhoy. Luchó mucho por dirigir esta cinta. ¿Qué le fascinó tanto de la vida de Louis Zamperini?
Angelina Jolie. Cuando leí el libro que Laura Hillenbrand escribió sobre él, me inspiró profundamente. Louis no era un santo, sino una persona normal que, a través de sus elecciones y de su forma de afrontar los obstáculos, hizo las paces con su propia vida y se convirtió en una buena persona. Él me dijo que quería que esta película le recordara a la gente que hay grandeza en el interior de todos. Estar cerca de él me permitió entender cómo logró ser tan fuerte, tener tanta fe y tanta capacidad para perdonar. Estoy contenta de haber rodado este filme y poder enseñárselo a mis hijos para que les ayude.
MH. Pero es una historia bastante dura… ¿Ya la han visto?
AJ. Sí. Y no, no fue dura. Si te fijas, no se dicen tacos, hay muy poca sangre y la mayoría de las palizas ocurren fuera de cámara…
MH. ¿Cuál es el mensaje que quería que sus hijos entendieran?
AJ. Hay varios. Creo que cuando eres joven tienes mucho fuego en tu interior y te preguntas si eres una buena o una mala persona y de qué serás capaz. Louis, en su adolescencia, bebía, fumaba, robaba y se sentía fatal consigo mismo. Creía que no valía nada. Y cualquiera se puede identifi car con ese sentimiento. El mensaje es que ese fuego interior no es nada malo. Si lo sabes canalizar correctamente, es lo que te acaba haciendo mucho más fuerte.
MH. ¿Alguna moraleja más que le gustaría añadir?
AJ. Sí, luego está la historia de Pete, el hermano de Louis, que es el mejor hermano posible. De hecho, mis hijos están hartos de escucharme decir: “Pete no haría eso”. [Risas].
MH. Llegó a trabar una buena amistad con Zamperini antes de su muerte en julio. ¿Qué es lo que más echa de menos de él?
AJ. [Se emociona]. He perdido a un amigo con el que poder hablar…
MH. He leído que pudo enseñarle la película antes de morir a Louis Zamperini. ¿Cómo fue la experiencia?
AJ. Antes de estar hospitalizado, Louis seguía viviendo solo, a sus 97 años. Nunca tuvo una enfermera y, de hecho, no dejó de hacer skateboard hasta que cumplió 80 años. Llegó a Urgencias con un nivel de independencia envidiable. Cuando me enteré de que había ingresado, cogí mi ordenador y me fui a verle. La película no estaba terminada, pero la vimos juntos… Es difícil explicar con palabras lo que supone estar al lado de alguien que ha tenido una existencia tan extraordinaria y que está contemplando lo que ha sido su vida. Sonreía recordando a sus amigos fallecidos, a su madre… Y yo me daba cuenta de que no lo estaba haciendo porque estuviera viendo una película que le gustaba. En realidad, se estaba preparando para morir mientras recordaba cómo su madre le hacía gnocchis cuando él era pequeño. Fue emocionante. Era un hombre muy valiente.
MH. ¿Hace falta valor para ser estrella de cine?
AJ. ¡No! Es uno de los trabajos más sencillos del mundo. Hay muchos ofi cios complicados, pero este no es uno de ellos. ¿Es importante para usted que sus películas tengan cierto mensaje político? No, necesariamente. La que acabo de rodar con Brad habla sobre el matrimonio. No todo tiene que ser tan intenso, pero tampoco puede ser superfi cial, porque a una película le dedicas dos años de tu vida y no puedes malgastarlos.
MH. Hablando de By the Sea, ¿qué nos puede adelantar de este trabajo?
AJ. Es un guión que escribí hace años. Brad y yo siempre pensamos que hacerlo juntos sería una locura. Es la historia de una pareja que está pasando por un mal momento, no tienen hijos y se reprochan muchas cosas. Nos dio la oportunidad de volver a actuar juntos y fue un reto.
MH. ¿Y cómo fue dirigir a su marido?
AJ. Discutimos mucho en la piel de nuestros personajes, pero nunca fuera de cámara Llevamos 10 años organizando una casa juntos, así que tenemos ese compañerismo en el que yo le ayudo a él y él a mí. Puede parecer una locura pero, en realidad, ¿en quién vas a confi ar más?, ¿quién va a estar más de tu parte que tu pareja?
MH. Se diría que ha encontrado su sitio en en el mundo del cine.
AJ. Sí. Me encanta ser directora. Siempre me ha gustado contar historias y la capacidad que tiene un actor de explorar mundos diferentes, pero nunca me ha gustado estar frente a la cámara. Cuando mi madre murió, me di cuenta de que mi carrera se debía, en cierta forma, a que ella siempre había querido ser actriz. Ella estaba feliz de que yo tuviera esa oportunidad. Pero cuando murió, dejó de producirme satisfacción actuar. Todavía me divierto, pero no es lo que quiero hacer.
MH. Entonces, ¿en algún momento acabará retirándose?
AJ. Antes o después, lo dejaré. Hay algunos papeles más dentro de mí, pero lo que quiero es dirigir, comprometerme con historias que me hagan feliz. También supone mucha más presión, claro. Porque eres responsable de cada decisión. En el resto de películas, puedes echarle la culpa a alguien más. [Risas].
MH. Esta es su primera superproducción. ¿Es difícil que un gran estudio te tome en serio como directora siendo una actriz tan conocida?
AJ. Yo soy consciente de que para el estudio era una elección arriesgada, porque tener a alguien famoso al frente de un proyecto así podía ser contraproducente para ellos. Por otra parte, creo que ser quien soy me ayudó a conseguir una segunda reunión con ellos. Pero no es lo que me dio el trabajo. Tuve que luchar mucho para probar que técnicamente era capaz de hacerlo. Lo cierto es que no esperaba conseguirlo.
MH. Además, las directoras continúan siendo minoría en Hollywood...
AJ. Sí, eso todavía me sorprende, pero creo que va a cambiar. Las mujeres hemos ido conquistando puestos de dirección en el mundo de los negocios y lo mismo ocurrirá en el arte. Las voces femeninas se van a ir escuchando con más fuerza.
MH. ¿Se considera feminista?
AJ. Quiero y apoyo a las mujeres. Yo misma tengo hijas, pero también, hijos, y les quiero y les apoyo igual. Por eso, me resulta extraño que haya que categorizarlo. Aunque, obviamente, me enfada mucho ver mujeres maltratadas y que sean víctimas de abusos. Es de una ignorancia total pensar en nosotras como en ciudadanos de segunda clase.
MH. Se rumorea que está valorando hacer carrera política. ¿Es cierto?
AJ. No tengo planes inmediatos, por el momento. Pero cuanto más mayor te haces y más consciente eres de lo que pasa en el mundo, más te vas involucrando. Y en un momento dado, te preguntas: “¿Qué puedo hacer?, ¿cómo puedo ser más efectiva?”. Nunca me planteé trabajar en una campaña contra la violencia sexual, pero hemos conseguido que 150 países firmen un acuerdo al respecto. Por eso, creo que hay que estar abierta.
MH. ¿Qué ha aprendido de la gente gracias a su trabajo humanitario?
AJ. Antes de rodar Invencible, estaba empezando a perder la esperanza en las personas… En los 10 años que llevo trabajando para Naciones Unidas, los números de refugiados han crecido. Cuando empecé, pensé que estábamos ayudando a resolver conflictos, a crear conciencia, a ayudar a las familias a volver a sus casas… Y ahora hay 51 millones de personas desplazadas, más que después de la II Guerra Mundial. Si piensas en eso, es difícil ser positivo y creer que existe la bondad. Te enfadas y te desesperas. Afortunadamente, la historia de Louis me ayudó a recordar la fuerza del individuo. Las personas que viven en los campos de refugiados no se pueden permitir que perdamos la esperanza. Necesitan que luchemos en su nombre. Lo importante es buscar ejemplos como el de Louis y que su voz se escuche más que la del odio y la rabia.
MH. El número de consultas para detectar la predisposición genética de padecer cáncer de mama se ha duplicado desde que usted anunció que se había sometido a una doble mastectomía. Lo llaman el efecto Angelina. ¿Qué siente al ver el impacto de su confesión?
AJ. Me hace muy feliz. Mi madre fue una de esas mujeres. Conocer nuestras opciones es muy importante. Y con el cáncer de mama, si eres portadora del gen BRCA1, necesitas saber que tienes un riesgo del 86% de padecerlo. Y que hay opciones, aunque sean algo extremas. Para mí son mucho mejores que arriesgarte a tener cáncer y no poder estar con tus hijos.
MH. Es actriz, directora, embajadora de ACNUR y tiene seis hijos. ¿Cómo se las apaña?
AJ. Siempre están con nosotros. Ahora mismo están haciendo los deberes en el piso de arriba. Lo planeo todo meticulosamente. A veces, cuando tenía que documentarme para Invencible, se lo leía a los niños. Como si fuera un cuento para dormir.
MH. ¿Tienen algún plan especial para Navidad?
AJ. Solemos viajar a un país en el que no hayamos estado nunca. Es como un gran regalo, una aventura que nos une mucho. Pero este año estaremos en casa. Brad y yo nos aseguraremos de llenar los calcetines y de envolver los juguetes.
MH. ¿Dónde y haciendo qué es más feliz Angelina Jolie?
AJ. Dónde da igual, mientras esté con mis hijos y con Brad. A veces, al fi nal del día o de la semana, nos metemos todos juntos en la cama. Hablamos, vemos películas… Se trata de estar cerca. Brad y yo siempre decimos: “Nuestros hijos son la gente más divertida que conocemos”. Son nuestros mejores amigos. Por eso, estar en pijama hablando con ellos lo es todo, es lo mejor.
Una mujer llena de sorpresas
A estas alturas ya nadie duda de que es mucho más que una cara bonita. Atrás quedaron sus años de adicciones, sus malas compañías y su etapa más alocada al lado de su primer marido, Billy Bob Thornton. Cual ave fénix, Jolie tuvo la suficiente fuerza para reinventarse y convertirse en una madre de familia numerosa y en una actriz, activista y directora, dispuesta a dar la vuelta al mundo para ayudar a los más necesitados.

 TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO, LAS LUCES DE NUESTRA CASA,.


LAS LUCES DE NUESTRA CASA,.-foto,.


A los que viven en la ciudad y fantasean con la idea de mudarse al campo, siempre les aconsejo que, antes de tomar la decisión, en firme, pasen en el medio rural unos cuantos días de los meses de invierno, en diciembre o enero, cuando las copiosas lluvias acaban transformando todo el paisaje en una sola extensión de fango y hojarasca, y las jornadas se vuelven cortísimas, hasta el punto de que, a eso de las tres y media, se impone otra vez volver a encerrarse en casa, cuando la oscuridad se adueña del horizonte y cualquier rincón rezuma humedad. Se da paso, así, a esas largas horas de silencio y soledad junto a la chimenea, algo que no todo el mundo es capaz de soportar. De hecho, tras un par de días, la mayoría de la gente huye despavorida, anhelando el reencuentro con las distracciones y tentaciones de la urbe.
Sin embargo, por lo que a mí respecta, son precisamente esos los meses que más me gustan, dado que nací en uno de los días con menos luz de todo el año. Cuando declina noviembre, tras la recogida de la aceituna, puedo al fin desentenderme de las fatigosas labores agrícolas y pasar toda la tarde repanchingada en un sillón junto a la estufa, como si fuera un gato viejo.
Es hora entonces de leer, de escribir cartas y correos electrónicos a los amigos que andan lejos o de cocinar algún que otro pastel que llevo tiempo cavilando. Cuando, a veces, ya de noche, vuelvo a casa conduciendo, me encanta fijarme en las ventanas iluminadas de los hogares del pueblo o de esos caseríos aislados, en los que juego a imaginarme cómo serán las vidas de sus habitantes. No puedo negar que siento más estima por unas casas que por otras, y son aquellas en las que, en lugar de la luz fría del televisor, emana de ellas el destello cálido de una lámpara o una chimenea.
Puede que no seamos conscientes del frío polar que ha traído a nuestras casas la televisión permanentemente encendida. Es como si tuviéramos un ojo abierto siempre de par en par a un mundo que de continuo nos devuelve toneladas de basura. Basura, en términos audiovisuales y también éticos. Sin apenas darnos cuenta (y sin haberlo querido), la tele se ha convertido, de la noche a la mañana, en el verdadero corazón de cualquier hogar, arrebatándonos el tiempo moroso que necesitamos para madurar y para relacionarnos constructiva y creativamente con los que nos rodean.
Para aquellos que viven en una ciudad debe de ser difícil hacerse una idea exacta de cuánto han cambiado las luces de nuestras casas por culpa de esa pantalla azulina que nos tiene siempre apresados. Pero no cabe duda de que es así: la erupción de lo digital en los medios de comunicación ha logrado alterar -y casi desmoronar- el carácter íntimo de nuestras relaciones.
Y es verdad que no debemos ir contra el correr de los tiempos, ni tampoco hacer caso omiso de la realidad actual (hoy, la comunicación digital y electrónica ha colonizado cualquier forma de asomarnos al exterior; y esto, en muchos sentidos, es bueno), pero sí que podemos defendernos. De hecho, defendernos es nuestra obligación, sobre todo en lo que respecta a nuestros hijos.
Así pues, queridas amigas, me permito daros un consejo, y es que hagáis como yo... Esconded el televisor dentro de un mueble, como yo misma he hecho, y abridlo solamente, como si de un teatrillo se tratase, para ver las noticias o algún que otro programa verdaderamente interesante. El resto del tiempo, procurad que sea un aparato invisible. Puede parecer una tontería, pero no lo es. Intentad acallar esa voz de grajo tan despótica y veréis que, después de un par de días raros, vuestra vida familiar saldrá ganando con creces.

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